27 abril 2020 . A Tony Martínez
UN HECHO SOCIAL TOTAL: Todo está yendo muy rápido. Ninguna pandemia fue nunca tan
fulminante y de tal magnitud. Surgido hace apenas cien días en una lejana
ciudad desconocida, un virus ha recorrido ya todo el planeta y ha obligado a
encerrarse en sus hogares a miles de millones de personas. Algo sólo imaginable
en las ficciones post-apocalípticas…
A estas alturas, ya nadie ignora que la pandemia no es sólo
una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de « hecho
social total », en el sentido de que convulsa el conjunto de las relaciones
sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de
los valores.
La humanidad está viviendo -con miedo, sufrimiento y
perplejidad- una experiencia inaugural. Verificando concretamente que aquella
teoría del « fin de la historia » es una falacia… Descubriendo que la historia
es, en realidad, impredecible. Nos hallamos ante una situación enigmática. Sin
precedentes1. Nadie sabe interpretar y clarificar este extraño momento de tanta
opacidad, cuando nuestras sociedades siguen temblando sobre sus bases como
frente a un cataclismo cósmico. Y no existen señales que nos ayuden a
orientarnos… Un mundo se derrumba. Cuando todo termine la vida ya no será
igual.
Hace apenas unas semanas, decenas de protestas populares se
habían generalizado a escala planetaria, de Hong Kong a Santiago de Chile,
pasando por Teherán, Bagdad, Beirut, Argel, París, Barcelona y Bogotá. El nuevo
coronavirus las ha ido apagando una a una a medida que se extendía por el
mundo… A las escenas de masas festivas ocupando calles y plazas, suceden las
insólitas imágenes de avenidas vacías, mudas, espectrales. Emblemas silenciosos
que marcarán para siempre el recuerdo de este extraño momento.
Estamos padeciendo en nuestra propia existencia el famoso
‘efecto mariposa’ : alguien, al otro lado del mundo, se come un extraño animal
y tres meses después, media humanidad se encuentra en cuarentena… Prueba de que
el mundo es un sistema en el que todo elemento que lo compone, por
insignificante que parezca, interactúa con otros y puede influenciar el
conjunto.
Angustiados, los ciudadanos vuelven sus ojos hacia la
ciencia y los científicos -como antaño hacia la religión- implorando el
descubrimiento de una vacuna salvadora cuyo proceso requerirá largos meses.
Porque el sistema inmunitario humano necesita tiempo para producir anticuerpos,
y algunos efectos secundarios peligrosos pueden tardar en manifestarse…
La gente busca también refugio y protección en el Estado
que, tras la pandemia, podría regresar con fuerza en detrimento del Mercado. En
general, el miedo colectivo cuanto más traumático más aviva el deseo de Estado,
de Autoridad, de Orientación. En cambio, las organizaciones internacionales y
multilaterales de todo tipo (ONU, Cruz Roja Internacional, G7, G20, FMI, OTAN,
Banco Mundial, OMC, etc.) no han estado a la altura de la tragedia, por su
silencio o por su incongruencia. El planeta descubre, estupefacto, que no hay
comandante a bordo… Desacreditada por su complicidad estructural con las
multinacionales farmacéuticas2, la propia Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha carecido de suficiente autoridad para asumir, como le correspondía, la
conducción de la lucha global contra la nueva plaga.
Mientras tanto, los Gobiernos asisten impotentes a la irrefrenable
diseminación por todos los continentes3 de esta peste nueva. Contra la cual no
hay ni vacuna, ni medicamento, ni cura, ni tratamiento que elimine el virus del
organismo4… Y eso va a durar5… Mientras el germen siga presente en algún país,
las re-infecciones serán inevitables y cíclicas. Lo más probable es que esta
epidemia no logre pararse antes de que el virus haya contagiado en torno al 60%
de la humanidad.
Lo que parecía distópico y propio de dictaduras de ciencia
ficción se ha vuelto ‘normal’. Se multa a la gente por salir de su casa a
estirar las piernas, o por pasear su perro. Aceptamos que nuestro móvil nos
vigile y nos denuncie a las autoridades. Y se está proponiendo que quien salga
a la calle sin su teléfono sea sancionado y castigado con prisión.
El largo autismo neoliberal es ampliamente criticado, en
particular a causa de sus políticas devastadoras de privatización a ultranza de
los sistemas públicos de salud que han resultado criminales, y se revelan
absurdas. Como ha dicho Yuval Noah Harari : « Los Gobiernos que ahorraron
gastos en los últimos años recortando los servicios de salud, ahora gastarán
mucho más a causa de la epidemia6. » Los gritos de agonía de los miles de
enfermos muertos por no disponer de camas en las Unidades de Cuidados
Intensivos (UCI) condenan para largo tiempo a los fanáticos de las
privatizaciones, de los recortes y de las políticas austeritarias.
Se habla ahora abiertamente de nacionalizar, de relocalizar,
de reindustrializar, de soberanía farmacéutica y sanitaria. La economía mundial
se encuentra paralizada por la primera cuarentena global de la historia. En el
mundo entero hay crisis, a la vez, de la demanda y de la oferta. Unos ciento
setenta países (de los ciento noventa y cinco que existen) tendrán un crecimiento
negativo en 2020. O sea, una peor tragedia económica que la Gran Recesión de
1929. Millones de empresarios y de trabajadores se preguntan si morirán del
virus o de la quiebra y del paro. Nadie sabe quién se ocupará del campo, si se
perderán las cosechas, si faltarán los alimentos, si regresaremos al
racionamiento… El apocalipsis está golpeando a nuestra puerta.
La única lucecita de esperanza es que, con el planeta en
modo pausa, el medio ambiente ha tenido un respiro. El aire es más
transparente, la vegetación más expansiva, la vida animal más libre. Ha
retrocedido la contaminación atmosférica que cada año mata a millones de
personas. De pronto, la naturaleza ha vuelto a lucir tan hermosa… Como si el
ultimatum a la Tierra que nos lanza el coronavirus fuese también una
desesperada alerta final en nuestra ruta suicidaria hacia el cambio climático:
«¡Ojo ! Próxima parada : colapso.»
En la escena geopolítica, la espectacular irrupción de un
actor desconocido -el nuevo coronavirus- ha desbaratado por completo el tablero
de ajedrez del sistema-mundo. En todos los frentes de guerra -Libia, Siria,
Yemen, Afganistán, Sahel, Gaza, etc.-, los combates se han suspendido… La peste
ha impuesto de facto, con más autoridad que el propio Consejo de Seguridad, una
efectiva Pax Coronavírica…
En política internacional, la pavorosa gestión de esta
crisis por el presidente Donald Trump asesta un golpe muy duro al liderazgo
mundial de los Estados Unidos que no han sabido ayudarse ellos ni ayudar a
nadie. China en cambio, después de un comienzo errático en el combate contra la
nueva plaga, ha conseguido recobrarse, enviar ayuda a una centenar de países, y
parece sobreponerse al mayor trauma sufrido por la humanidad desde hace siglos.
El devenir del nuevo orden mundial podría estar jugándose en estos momentos…
De todos modos, la impactante realidad es que las potencias
más poderosas y las tecnologías más sofisticadas han resultado incapaces de
frenar la expansión mundial de la covid-197, enfermedad causada por el
coronavirus SARS-CoV-28, el nuevo gran asesino planetario.
EL CORONAVIRUS: La cifra de víctimas no cesa de crecer… A la hora en que
redactamos estas líneas, el número de fallecidos supera los ciento cincuenta
mil… El de los contaminados sobrepasa los dos millones y medio… Y los
confinados en sus viviendas son más de cuatro mil millones… Esto último tampoco
había ocurrido jamás… Las palabras ‘confinamiento’ y ‘cuarentena’ que parecían
pertenecer a tiempos olvidados y al léxico medieval se han convertido en
vocablos usuales. Los que mejor ilustran finalmente nuestra actual anormal
normalidad.
Hay controversia, al más alto nivel9, sobre el origen de
este virus aparecido en Wuhan (Hubei, China). Como no se ha identificado
todavía al paciente cero (10), o sea el primer contagio de animal a humano,
varias especulaciones circulan. Por una parte, autoridades de Pekín acusaron al
ejército estadounidense de haber fabricado el germen en un laboratorio militar
de Fort Detrick (Frederick, Maryland) como arma bacteriológica para frenar el
ascenso chino en el mundo, y de haberlo dispersado en China con ocasión de los
Juegos Militares Mundiales, una competición disputada en octubre de 2019
precisamente… en Wuhan(11). Por otra parte, en Estados Unidos, el propio
presidente Trump incriminó repetidas veces a Pekín12, después de que el
influyente senador republicano de Arkansas, Tom Cotton, presentado a veces como
el próximo director de la Central Intelligence Agency (CIA), culpara a
científicos militares chinos(13) de haber producido el nuevo germen en un
laboratorio «de virología y bioseguridad» localizado también… en Wuhan(14).
Ampliamente difundidas por los adeptos conspiracionistas de
las ‘teorías del complot’ de ambos bandos, estas versiones contradictorias (hay
otras15) han circulado mucho por las redes sociales16. Tienen escaso
fundamento. Estudios científicos solventes descartan que el nuevo coronavirus
sea un arma biológica de diseño liberada intencionadamente o por accidente17 :
«Nuestros análisis demuestran claramente que el SARS-CoV-2 no es una
construcción de laboratorio ni un virus deliberadamente manipulado18.» afirmó
tajantemente el profesor de la Universidad de Sydney (Australia) Edward C.
Holmes, el mejor experto mundial del nuevo patógeno.
Ignoramos aún muchas cosas de este agente infeccioso : no
sabemos, por ejemplo, si ya ha mutado o si va a mutar… Ni por qué infecta más a
los hombres que a las mujeres. Ni cuáles son los determinantes que hacen que
dos personas de características semejantes -jóvenes, sanas, sin patologías
asociadas- desarrollan formas opuestas de la enfermedad, leve una, grave o
mortal la otra. Ni por qué los niños casi nunca tiene formas graves de la
infección. Ni si los enfermos curados siguen transmitiendo la plaga, ni si
quedan realmente inmunizados…
Pero existe un amplio acuerdo entre los investigadores
internacionales19 para reconocer que este nuevo germen ha surgido del mismo
modo que otros anteriormente: saltando de un animal a los seres humanos…
Murciélagos, pájaros y varios mamíferos (en particular los cerdos) albergan
naturalmente múltiples coronavirus. En los humanos, hay siete tipos de
coronavirus conocidos que pueden infectarnos. Cuatro de ellos causan diversas
variedades del resfriado común. Y otros tres, de aparición reciente, producen
trastornos mucho más letales como el síndrome respiratorio agudo y grave
(SARS), emergido en 2002 ; el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS),
surgido en 2012 ; y por último esta nueva enfermedad, la covid-19, causada por
el SARS-CoV-2, cuyo primer brote se detectó, como ya dijimos, en el mercado de
mariscos de Wuhan en diciembre de 2019. Este nuevo germen tendría al murciélago
como ‘huesped original’ y a otro animal aún no identificado -¿el pangolín20 ?-,
como ‘huésped intermedio’ desde el cual, después de volverse particularmente
peligroso, habría saltado a los humanos.
Lo que no se acaba de entender es ¿por qué, si ya convivimos
con otros seis coronavirus y los tenemos globalmente controlados, este nuevo
patógeno ha provocado tal colosal pandemia ?¿Qué tiene de particular este
germen? ¿Por qué su rapidez de infectación ha desbordado las previsiones de las
mejores autoridades sanitarias del mundo?
Sin duda, como se ha repetido mucho, condiciones ajenas al
virus como la velocidad actual de las comunicaciones, la hipermovilidad y la
intensidad de los intercambios en la era de la globalización han favorecido su
propagación. Obvio. Pero entonces ¿ por qué el SARS en 2002 o el MERS en 2012,
también causados por nuevos coronavirus, no se ‘globalizaron’ de igual manera
en todo el planeta?
Para responder a estas preguntas, lo primero que hay que
recordar es que «los virus son inquietantes porque no están vivos ni muertos.
No están vivos porque no pueden reproducirse por sí mismos. No están muertos
porque pueden entrar en nuestras células, secuestrar su maquinaria y
replicarse. Y en eso son eficaces y sofisticados porque llevan millones de años
desarrollando nuevas maneras de burlar nuestro sistema inmune21.» Pero lo que
distingue específicamente al SARS-CoV-2 de otros virus asesinos es precisamente
su estrategia de irradiación silenciosa. O sea, su capacidad de propagarse sin levantar
sospechas, ni siquiera en su propia víctima. Por lo menos durante los primeros
días del contagio en los que la persona infectada no presenta ningún síntoma de
la enfermedad.
Ignoramos con certeza por qué el virus viaja tan
rápidamente, pero lo que sabemos es que, desde el momento en que penetra -por
los ojos, la nariz o la boca- en el cuerpo de su víctima ya comienza a
replicarse de modo exponencial… Según la investigadora Isabel Sola, del Centro
Nacional de Biotecnología de España : «Una vez dentro de la primera célula
humana, cada coronavirus genera hasta 100.000 copias de sí mismo en menos de 24
horas…22» Pero además, otro rasgo singular y astuto de este patógeno es que
concentra su primer ataque, cuando aún es indetectable, en el tracto respiratorio
superior de la persona infectada, desde la nariz a la garganta, donde se
replica con frenética intensidad. Desde ese momento, ya esa persona -que no
siente nada- se convierte en una potente bomba bacteriológica y empieza a
diseminar masivamente en su entorno -simplemente al hablar o al respirar- el
virus letal…
Esta es la característica principal, la fatal singularidad
de este nuevo coronavirus. En China, hasta el 86% de los contagios se debieron
a personas asintomáticas, sin signos detectables de la infección. En la
Universidad de Oxford, un grupo de investigadores demostró que hasta la mitad
de los contagios por el SARS-CoV-2 se debe a individuos no diagnosticados y sin
síntomas aparentes.
Sólo una minoría de contagiados padece el segundo ataque del
germen, concentrado esta vez en los pulmones, de manera similar al SARS de 2002
(aunque la carga viral del nuevo coronavirus es mil veces superior a la del
SARS), provocando neumonías que pueden llegar a ser letales, sobre todo en
personas mayores de 65 años con enfermedades crónicas.
Como el número de contagiados es masivo y simultáneo, esta
minoría -que representa un 15% de todos los infectados -y que es la que acudirá
a los hospitales-, puede alcanzar con celeridad cifras muy elevadas según el
volumen de población… Como lo hemos visto en China, Irán, Italia, España,
Francia, Reino Unido o Estados Unidos, basta con que varios miles de personas
acudan al mismo tiempo a las urgencias de los hospitales para colapsar todo el
sistema sanitario de cualquier país por muy desarrollado que sea23…
En Wuhan, Teherán, Milán, Madrid, París, Londres o Nueva
York, médicos y enfermeros se vieron pronto totalmente sobrepasados. Faltaron
mascarillas, gel desinfectante, material de protección para el personal
sanitario, camas en las UCI, respiradores, etc. En varias ciudades (Wuhan,
Madrid, Nueva York), las autoridades, desbordadas, tuvieron que echar mano de
las fuerzas armadas o de voluntarios civiles para construir a toda velocidad
hospitales improvisados de miles de camas. En casi todas partes, las
autoridades confesaron que no habían previsto semejante avalancha de enfermos,
« un continuo tsunami de pacientes en estado grave…24 »
UNA PANDEMIA MUY ANUNCIADA
Ante el alud de críticas por lo que la opinión pública
percibió como una ‘mala gestión’ de la pandemia, algunos gobernantes
argumentaron también que la celeridad del ataque pandémico les había pillado
por sorpresa… Donald Trump, por ejemplo, no dudó en afirmar repetidas veces
-cuando se produjeron en su país las primeras muertes por coronavirus, meses
después de China o de Europa-, que «nadie sabía que habría una pandemia o una
epidemia de esta proporción», y que se trataba de un «problema imprevisible»,
«algo que nadie esperaba», «surgido de ninguna parte»…25
Se pueden decir muchas cosas para explicar la escasa
preparación de las autoridades ante este brutal azote, pero el argumento de la
sorpresa no es de recibo. Primero, porque hay un proverbio famoso en salud
pública: «Los brotes son inevitables, las epidemias no.» Segundo, porque
decenas de autores de ficción y de ciencia ficción -desde James Graham Ballard
a Stephen King pasando por Cormac McCarthy o el cineasta Steven Soderbergh en
su película Contagio (2011)- describieron en detalle la pesadilla sanitaria
apocalíptica que amenazaba al mundo. Tercero, porque personalidades visionarias
- Rosa Luxemburgo, Gandhi, Fidel Castro, Hans Jonas, Ivan Illich, Jürgen
Habermas- avisaron, desde hace tiempo, que el saqueo y el pillaje del medio
ambiente podrían tener consecuencias sanitarias nefastas. Cuarto, porque
epidemias recientes como el SARS de 2002, la gripe aviar de 200526, la gripe
porcina de 200927 y el MERS de 2012 ya habían alcanzado niveles de pandemia incontenible
en algunos casos y habían causado miles de muertos en todo el planeta. Quinto,
porque cuando se produjo la primera muerte por el nuevo coronavirus en Estados
Unidos, el 10 de marzo de 2020 en Nueva Jersey -como ya hemos dicho-, hacía
casi tres meses que la epidemia había estallado en Wuhan y había desbordado
rápidamente todo el sistema sanitario tanto en China como en varias naciones
europeas ; o sea, hubo tiempo para prepararse. Y sexto, porque decenas de
prospectivistas y varios informes recientes habían lanzado advertencias muy
serias sobre la inminencia del surgimiento de algún tipo de nuevo virus que
podría causar algo así como la madre de todas las epidemias.
El más importante quizás de estos análisis fue presentado,
en noviembre de 2008, por el National Intelligence Council (NIC), la oficina de
anticipación geopolítica de la CIA, que publicó para la Casa Blanca un informe
titulado «Global Trends 2025: A Transformed World» 28 . Este documento
resultaba de la puesta en común -revisada por las agencias de inteligencia de
Estados Unidos- de estudios elaborados por unos dos mil quinientos expertos
independientes de universidades de unos treinta y cinco países de Europa,
China, India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán, etc.
Con insólito sentido de anticipación, el documento
confidencial anunciaba, para antes de 2025, "la aparición de una
enfermedad respiratoria humana nueva, altamente transmisible y virulenta para
la cual no existen contramedidas adecuadas, y que se podría convertir en una
pandemia global." El informe avisaba que "la aparición de una
enfermedad pandémica depende de la mutación o del reordenamiento genético de
cepas de enfermedades que circulan actualmente, o de la aparición de un nuevo
patógeno en el ser humano que podría ser una cepa de influenza aviar altamente
patógena como el H5N1, u otros patógenos, como el SARS coronavirus, que también
tienen este potencial."
El texto advertía con impresionante antelación que «si
surgiera una enfermedad pandémica, probablemente ocurriría en un área marcada
por una alta densidad de población y una estrecha asociación entre humanos y
animales, como muchas áreas del sur de China y del sudeste de Asia, donde no
están reguladas las prácticas de cría de animales silvestres lo cual podría permitir
que un virus mute y provoque una enfermedad zoonótica potencialmente
pandémica…»
Los autores también preveían el riesgo de una respuesta
demasiado lenta de las autoridades : "Podrían pasar semanas antes de
obtener resultados de laboratorio definitivos que confirmen la existencia de
una enfermedad nueva con potencial pandémico. Mientras tanto, los enfermos
empezarían a aparecer en las ciudades del sureste asiático. A pesar de los
límites impuestos a los viajes internacionales, los viajeros con leves síntomas
o personas asintomáticas podrían transmitir la enfermedad a otros
continentes." De tal modo que "olas de nuevos casos ocurrirían en
pocos meses. La ausencia de una vacuna efectiva y la falta universal de
inmunidad convertiría a las poblaciones en vulnerables a la infección. En el
peor de los casos, de decenas a cientos de miles de estadounidenses dentro de
los Estados Unidos enfermarían, y las muertes, a escala mundial, se calcularían
en millones ».
Como si ese documento no fuera suficiente, otro informe más
reciente, de enero de 2017, elaborado esta vez por el Pentágono y también
destinado al presidente de Estados Unidos (que ya era Donald Trump), alertó de
nuevo claramente que "la amenaza más probable y significativa para los
ciudadanos estadounidenses es una nueva enfermedad respiratoria" y que, en
ese escenario, «todos los países industrializados, incluido Estados Unidos,
carecerían de respiradores, medicamentos, camas hospitalarias, equipos de
protección y mascarillas para afrontar una posible pandemia 29».
A pesar tan explícitas y repetidas advertencias, Donald
Trump no dudó en deshacerse, un año después de este último informe (!), del
comité encargado -en el seno del Consejo de Seguridad Nacional- de la
Protección de la Salud Global y la Biodefensa, presidido por el almirante
Timothy Ziemer, un reconocido experto en epidemiología30. Ese comité de
técnicos era precisamente el que debía liderar la toma de decisiones en caso de
una nueva pandemia… "Pero –explica el periodista Lawrence Wright, que
entrevistó a Ziemer y a todos los miembros de ese Comité- Trump eliminó a
quienes más sabían sobre este asunto… Uno de tantos errores colosales del
presidente de Estados Unidos. Los anales mostrarán que ha sido responsable de
uno de los fallos de salud pública más catastróficos de la historia de este
país. Si hubiera escuchado, hace meses, las advertencias de los servicios de
inteligencia y de los expertos en salud pública sobre la grave amenaza que
suponía el brote de coronavirus en China, la actual explosión de casos de
covid-19 podía haberse evitado.31"
Hubiese bastado también que Trump y otros dirigentes
mundiales escucharan los repetidos avisos de alerta difundidos por la propia
OMS. En particular el grito de alarma que esta organización lanzó en septiembre
de 2019, o sea la víspera del primer ataque del nuevo coronavirus en Wuhan. La
OMS no dudaba en prevenir que la próxima plaga podía ser apocalíptica : «Nos
enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente
mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80
millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia
mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad
e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado. 32»
Con mayor precisión aún si cabe, otro informe anterior ya
había avisado sobre el peligro específico de los nuevos coronavirus: "La
presencia de un gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en los
murciélagos de herradura, junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en
el sur de China, es una bomba de relojería… La posibilidad del surgimiento de
otro SARS causado por nuevos coronavirus de animales, no debe ser descartada.
Por lo tanto, es una necesidad estar preparados.33"
Entre 2011 y 2019, numerosos científicos no cesaron de hacer
sonar la alarma a propósito de varios brotes infecciosos que, según ellos,
anunciaban una mayor frecuencia de aparición de plagas de propagación
potencialmente rápida, cada vez más difíciles de atajar…34 El propio
ex-presidente Barack Obama, en diciembre de 2014, señaló que se debía invertir
en infraestructuras sanitarias para poder enfrentar la posible llegada de una
epidemia de nuevo tipo. Incluso recordó que siempre se puede presentar un azote
similar a la « gripe de Kansas » (mal llamada « española ») de 1918 :
«Probablemente puede que llegue un momento en el que tengamos que enfrentar una
enfermedad mortal, y para poder lidiar con ella, necesitamos infraestructuras,
no sólo aquí en Estados Unidos sino también en todo el mundo para conseguir
detectarla y aislarla rápidamente.35»
Es bien conocido también que, en 2015, Bill Gates, fundador
de Microsoft, avisó que se estaban reunidas todas las condiciones para la
aparición de un nuevo azote infeccioso fácilmente desperdigado por el mundo por
los enfermos asintomáticos: « Puede que surja un virus -explicó- con el que las
personas se sientan lo suficientemente bien, mientras estén infectadas, para
subirse a un avión o ir al supermercado… Y eso haría que el virus pudiera
extenderse por todo el mundo de manera muy rápida… El Banco Mundial calcula que
una epidemia planetaria de ese tipo costaría no menos de tres billones de
dólares, con millones y millones de muertes…36 »
O sea, mal que le pese a Donald Trump y a aquellos
dirigentes que hablaron de «sorpresa» o de «estupor», la realidad es que se
conocía, desde hacía años, el peligro inminente de la irrupción de un nuevo
coronavirus que podía saltar de animales a humanos, y provocar una terrorífica
pandemia… «La ciencia sabía que iba a ocurrir. Los Gobiernos sabían que podía
ocurrir, pero no se molestaron en prepararse. – explica el veterano reportero y
divulgador científico David Quammen quien, para escribir su libro Contagio37
(Spillover. Animal infections and the next human pandemic), recorrió los cuatro
rincones del planeta persiguiendo a los virus zoonóticos, es decir los que
saltan de los animales a los humanos – Los avisos decían: podría ocurrir el año
próximo, en tres años, o en ocho. Los políticos se decían: no gastaré el dinero
por algo que quizá no ocurra bajo mi mandato. Este es el motivo por el que no
se gastó dinero en más camas de hospital, en unidades de cuidados intensivos,
en respiradores, en máscaras, en guantes... La ciencia y la tecnología adecuada
para afrontar el virus existen. Pero no había voluntad política. Tampoco hay
voluntad para combatir el cambio climático. La diferencia entre esto y el
cambio climático es que esto está matando más rápido.38»
En otras palabras, esta pandemia es la catástrofe más
previsible en la historia de Estados Unidos. Obviamente mucho más que Pearl
Harbor, el asesinato de Kennedy o el 11 de septiembre. Las advertencias sobre
el ataque inminente de un nuevo coronavirus eran sobradas y notorias. No se
necesitaban investigaciones de ningún servicio ultrasecreto de inteligencia
para saber lo que se avecinaba. El desastre pudo ser evitado…
CAMBIO CLIMÁTICO
Aunque el origen de todo, como dice David Quammen, reside en
los comportamientos ecodepredadores que nos condenan, si no lo impedimos, a la
fatalidad del cambio climático. Lo que está realmente en causa es el modelo de
producción que lleva decenios saqueando la naturaleza y modificando el clima.
Desde hace lustros, los militantes ecologistas vienen advirtiendo que la
destrucción humana de la biodiversidad está creando las condiciones objetivas
para que nuevos virus y nuevas enfermedades aparezcan: «La deforestación, la
apertura de nuevas carreteras, la minería y la caza son actividades implicadas
en el desencadenamiento de diferentes epidemias -explica, por ejemplo, Alex
Richter-Boix, doctor en biología y especialista en cambio climático- Diversos
virus y otros patógenos se encuentran en los animales salvajes. Cuando las
actividades humanas entran en contacto con la fauna salvaje, un patógeno puede
saltar e infectar animales domésticos y de ahí saltar de nuevo a los humanos ;
o directamente de un animal salvaje a los humanos… Murciélagos, primates e
incluso caracoles pueden tener enfermedades que, en un momento dado, cuando
alteramos sus hábitats naturales, pueden saltar a los humanos. 39»
Desde hace millones de años, los animales poseen en su
organismo una gran diversidad de virus contra los cuales, durante esa larga
convivencia, han sabido desarrollar inmunidad. Pero cuando se retira de su
entorno natural a un animal, ese equilibrio se rompe, y un virus puede entonces
transmitirse a otra especie con la que el animal no convivió nunca… La
destrucción de los hábitats de las especies salvajes y la invasión de esos
ecosistemas silvestres por proyectos urbanos crean situaciones propias para la
mutación acelerada de los virus… Es probablemente lo que ocurrió en Wuhan.
Desde hace años, muchas organizaciones animalistas chinas reclamaban la
prohibición permanente del comercio y consumo de animales salvajes con el fin
de conservar las especies y, sobre todo, evitar previsibles epidemias40.
Europa y Estados Unidos ignoraron todas estas advertencias.
Y cuando llegó ‘la pandemia de las pandemias’, sus Gobiernos no habían tomado
ninguna precaución, no tenían preparada ninguna estrategia a seguir, ni medidas
de actuación a corto, medio y largo plazo… En cambio, en Asia del Este, los
modelos de gestión de la epidemia fueron más exitosos. Sobre todo en Corea del
Sur. En uno de los artículos más comentados sobre esta crisis41, el intelectual
surcoreano residente en Berlín Byung-Chul Han, adepto del dataísmo, elogió la
«biopolítica digital » implementada por el Gobierno surcoreano y afirmó que los
países asiáticos estaban enfrentando esta pandemia mejor que Occidente porque
se apoyaban en las nuevas tecnologías, el big data y los algoritmos.
Minimizando el riesgo de intrusión en la privacidad : « La conciencia crítica
ante la vigilancia digital –admitió Byung-Chul Han- es, en Asia, prácticamente
inexistente.42»
CIBERVIGILANCIA SANITARIA
El nuevo coronavirus se extiende tan rápido y hay tantas
personas asintomáticas que resulta, en efecto, imposible trazar su expansión a
mano. La mejor manera de perseguir a un microorganismo tan indetectable es
usando un sistema computarizado, gracias a los dispositivos de los teléfonos
móviles, que calcule cuánta gente estuvo cerca del infectado43. Corea del Sur,
Singapur y China citados a menudo como naciones que han tenido éxito frente al
coronavirus, han aplicado en particular estrategias de macrodatos y vigilancia
digital para mantener las cifras de infección bajo control. Este « solucionismo
tecnológico44 », supone obviamente el sacrificio de una parte de la privacidad
individual. Y eso obviamente plantea problemas.
En Corea del Sur, las autoridades crearon una aplicación
para smartphones pensada para tener un mayor control sobre la expansión del
coronavirus mediante el seguimiento digital de los ciudadanos presentes en
zonas de contagio o que padecen la enfermedad… Esa app se llama
"Self-Quarantine Safety Protection", y ha sido desarrollada por el
Ministerio del Interior y Seguridad. La app descubre si un ciudadano ha estado
en zonas de riesgo. Sabe si su test es o no positivo. Si es positivo le ordena
confinarse en cuarentena. También rastrea los movimientos de todos los
infectados y localiza los contactos de cada uno de ellos. Los lugares por los
que anduvieron los contagiados se dan a conocer a los teléfonos móviles de
aquellas personas que se encontraban cerca. Y todas ellas son enviadas en
cuarentena. Cuando los ciudadanos reciben la orden de confinamiento de su
centro médico local, se les prohíbe legalmente abandonar su zona de cuarentena
-generalmente sus hogares- y se les obliga a mantener una separación estricta
de las demás personas, familiares incluidos.
La app también permite realizar un seguimiento por
dispositivo vía satélite GPS (Global Positioning System) de cada persona
sospechosa. Si ésta sale de su área de confinamiento asignada, la app lo sabe
inmediatamente y envía una alerta tanto al sospechoso como al oficial que
controla su zona. La multa por desobediencia puede alcanzar hasta 8 000
dólares. La app también envía avisos de nuevos casos de coronavirus al
vecindario o a zonas cercanas. El objetivo es garantizar un mayor control del
virus al saber dónde se encuentran, en todo momento, tanto los ciudadanos
infectados como los que se hallan en cuarentena45.
En Singapur, una nación altamente vigilada, la Agencia
Tecnológica estatal y el Ministerio de Salud lanzaron en marzo pasado una app
muy parecida : TraceTogether, para teléfono móvil que, retrospectivamente,
puede identificar a todos los contactos cercanos de cada persona y avisarles si
un familiar, un amigo o conocido contrajo el virus. Los ciudadanos pueden ser
rastreados mediante una combinación sofisticada de imágenes de cámaras de
seguridad, geolocalización telefónica e investigación policial realizada por
auténticos «detectives de enfermedades» con la asistencia eventual del
departamento de investigación criminal, la oficina antinarcóticos y los
servicios de inteligencia de la policía … El ‘Acta de Enfermedades Infecciosas
de Singapur’ hace obligatoria, por ley, la cooperación de los ciudadanos con la
policía. Un caso único en el mundo. El castigo por indisciplina puede ser una
multa de hasta 7 000 dólares, o cárcel por seis meses, o ambas.
También China a puesto a punto una aplicación parecida,
HealthCheck, que se instala en los móviles a través de sistemas de mensajería
como WeChat o Alipay, y genera un « código de salud » graduado en verde,
naranja o rojo, según la libertad de movimiento permitida a cada ciudadano
(desplazamiento libre, cuarentena de una semana, o de catorce días). En unas
doscientas ciudades, la gente está usando HealthCheck para poder moverse con
mayor libertad, a cambio de entregar información sobre su vida privada. Esta
app se ha mostrado tan eficaz que la propia OMS está inspirándose en ella afin
de desarrollar una semejante llamada MyHealth.
Este «modelo surcoreano», adoptado por estos países y
también por Hong Kong y Taiwán, está basado en el uso masivo de datos y
asociado a diversos sistemas de «videoprotección». Hasta hace poco nos hubiera
parecido distópico y futurista, pero ya está siendo imitado igualmente en
Alemania, Reino Unido, Francia, España y otras democracias occidentales. Hay
que decir que, desde hace unos años, algunos Estados y los grandes operadores
privados de telefonía móvil han atesorado billones de datos y saben exactamente
donde se encuentra cada uno de sus numerosos usuarios. Google y Facebook
también han conservado montañas de datos que podrían ser utilizados, con el
pretexto de la pandemia, para una vigilancia intrusiva masiva. Y además,
aplicaciones de citas con coordenadas urbanas, como Happn o Tinder, podrían
servir ahora a detectar infectados… Sin olvidar que Google maps, Uber, Cabify o
Waze también conocen las rutas y el historial de sus millones de clientes…
En todas partes, el control digital se ha acelerado. En
España, por ejemplo, la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia
Artificial puso en marcha, el pasado 1 de abril, un programa ’Datacovid’ para
rastrear 40 millones de móviles y controlar los contagios. Por su parte, la
empresa ferroviaria RENFE obligará a los pasajeros a dar su nombre y su número
de móvil para comprar un billete de transporte.
En Italia, los principales proveedores de telefonía móvil y
de Internet han decidido compartir los datos sensibles, pero anónimos, de sus
clientes con el Grupo de trabajo para la prevención de la epidemia formado en
el Ministerio de Ciencia e Innovación. En la región de Lombardía se usa la
geolocalización por GPS en cooperación también con los teleoperadores de
telefonía móvil. Se rastrea de forma anónima los movimientos de las personas.
Así se pudo constatar que, a pesar de las medidas de confinamiento, los
desplazamientos sólo se habían reducido en un 60%... Mucho menos de lo
esperado.
En Israel, el Gobierno decidió igualmente hacer uso de las
‘tecnologías antiterroristas de vigilancia digital’ para rastrear a los
pacientes diagnosticados con el coronavirus. El Ministerio de Justicia dio luz
verde para usar ‘herramientas de rastreo de inteligencia’ y monitorear
digitalmente a los pacientes infectados, mediante su uso de Internet y de la
telefonía móvil, sin la autorización de los usuarios. Aunque admitieron «cierta
invasión de la privacidad», las autoridades explicaron que el objetivo es
«aislar el coronavirus y no a todo el país» verificando con quién entraron en
contacto los infectados, qué sucedió antes y qué pasó después… 46
En esa misma perspectiva, a escala global, los dos gigantes
digitales planetarios Google y Apple decidieron asociarse para rastrear los
contactos de los afectados por la pandemia. Recientemente, anunciaron que
trabajarán juntos en el desarrollo de una tecnología que permitirá a los
dispositivos móviles intercambiar información a través de conexiones Bluetooth
para alertar a las personas cuando hayan estado cerca de alguien que dio
positivo por el nuevo coronavirus47.
La covid-19 se ha convertido, de ese modo, en la primera
enfermedad global contra la que se lucha digitalmente. Y claro, eso da lugar a
un debate, como decíamos, sobre los riesgos para la privacidad individual. « El
hecho de que la app geolocalice a la persona y que, según determinados datos,
establezca una especie de semáforo que sirva como certificado para salir a la
calle puede chocar con la privacidad. 48» Reconocen hasta algunos defensores
del sistema de cibervigilancia.
No cabe duda de que el rastreo de los teléfonos móviles,
aunque sea para una buena causa, abre la puerta a la posibilidad de una
vigilancia masiva digital. Tanto más cuanto que las aplicaciones que
identifican a cada instante dónde estás pueden contárselo todo al Estado. Y
eso, cuando pase la pandemia, podría generalizarse y convertirse en la nueva
normalidad… El Estado va a querer acceder también a los expedientes médicos de
los ciudadanos y a otras informaciones hasta ahora protegidas por la
privacidad. Y cuando se haya acabado con este azote, las autoridades, en el
mundo entero, podrían desear utilizar la vigilancia para sencillamente mejor
controlar la sociedad. Como ocurrió con las legislaciones antiterroristas
después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Paraísos de la cibervigilancia, Corea del Sur, Singapur,
Taiwán y China podrían erigirse en los modelos del porvenir. Sociedades en las
que impera una suerte de coronóptikon49, en donde la intrusión en la vida
privada y la hipervigilancia tecnológica se convierten en algo habitual. De
hecho, una reciente encuesta de opinión sobre la aceptación o no de una
aplicación en nuestro teléfono móvil que permita rastrear a los infectados por
el coronavirus mostró que el 75% de los encuestados estaría de acuerdo50. De
ese modo, los Gobiernos -incluso los más democráticos -, podrían erigirse en
los Big Brother de hoy, no dudando en transgredir sus propias leyes para
vigilar mejor a los ciudadanos51. Las medidas ‘excepcionales’ que están
adoptando los poderes públicos ante la alarma pandémica, podrían permanecer en
el futuro, sobre todo las relativas a la cibervigilancia y el biocontrol. Tanto
los Gobiernos, como Google, Facebook o Apple podrían aprovechar nuestra actual
angustia para hacernos renunciar a una parte importante de nuestros secretos
íntimos. Después de todo, pueden decirnos, durante la pandemia, para salvar
vidas, habéis aceptado sin protestar que otras libertades hayan sido absolutamente
restringidas…
EL JABÓN Y LA MÁQUINA DE COSER
No cabe duda de que la geolocalización y el rastreo de la
telefonía móvil sumados al uso de los algoritmos de predicción, las
aplicaciones digitales sofisticadas y el estudio computarizado de modelos estadísticos
muy fiables han ayudado a cierto control de los contagios. Pero también es
cierto que, no obstante lo que afirma Byung-Chul Han, este derroche de
tecnologías futuristas no ha resultado suficiente y definitivo para combatir la
expansión de la covid-19. Ni siquiera en Corea del Sur, China, Taiwán, Hong
Kong, Vietnam o Singapur...
El relativo éxito de estos países contra la covid-19 se
explica sobre todo por la experiencia adquirida en su larga lucha, entre 2003 y
2018, contra el SARS y el MERS, las dos epidemias precedentes causadas también
por coronavirus… El SARS -que fue el primer virus letal impulsado por la
hiperglobalización- saltó a los humanos desde las civetas, otro mamífero
vendido en mercados de China. Transportado por los vuelos comerciales
globalizados, ese microorganismo se expandió por el mundo llegando a una
treintena de países. Durante el tiempo que duró la epidemia -contra la cual
tampoco había vacuna ni tratamiento terapéutico- se confirmaron cerca de 10 000
infectados y casi 800 muertes52… En 2012, cuando apenas esas naciones
terminaban de controlar la epidemia de SARS, surgió el MERS, causado por otro
coronavirus que saltó esta vez de camellos a humanos en Oriente Medio.
Ninguna de estas dos plagas llegó a Europa ni a Estados Unidos.
Lo cual explica también, en parte, por qué los Gobiernos europeos y
estadounidense reaccionaron tarde y mal ante la pandemia. Carecían de
experiencia… Mientras que China, Taiwán, Hong Kong, Singapur y Vietnam
padecieron el cruel embate del SARS… Y Corea del Sur tuvo que enfrentar además,
en 2015, un brote particularmente dañino de la epidemia del MERS53…
Contra esos dos nuevos coronavirus, en situación de urgencia
absoluta, y sin que ninguna potencia occidental acudiese en su ayuda, todas
estas naciones asiáticas no perdieron tiempo experimentando tecnologías
digitales para frenar los contagios. Echaron mano de disposiciones de salud
pública del pasado que los epidemiólogos conocían bien porque, frente a
numerosas epidemias, como ya lo dijimos, desde la Edad Media, se habían
empleado con eficacia… Perfeccionadas y afinadas desde el siglo XIV, medidas
como la cuarentena, el aislamiento social, las zonas restringidas, el cierre de
fronteras, el corte de carreteras, la distancia de seguridad y el seguimiento
de los contactos de cada infectado, se aplicaron de inmediato… Sin recurrir a
tecnologías digitales, las autoridades se basaron en una convicción bien
sencilla: si por arte de magia todos los habitantes permaneciesen inmóviles en
donde están durante catorce días, a metro y medio de distancia entre sí, toda
la pandemia se detendría al instante.
A partir de entonces, el uso de mascarillas se generalizó en
toda Asia. Y se crearon decenas de fábricas especializadas en la producción
masiva de tapabocas de protección… Las revisiones de fiebre con termómetros
infrarrojos digitales en forma de pistola se volvieron rutinarias. En las
ciudades de los países asiáticos afectados, se hizo habitual, desde 2003, la
toma de la temperatura de la gente antes de entrar a un autobús, un tren, una
estación del metro, un edificio de oficinas, una fábrica, una discoteca, un
teatro, un cine o incluso un restaurante… También se hizo obligatorio lavarse
las manos con agua clorada54 o jabón. En los hospitales -como se hacía en el
siglo XIX- las áreas se dividieron en zonas “limpias” y “sucias”, y los equipos
médicos no cruzaban de una a otra. Se construyeron tabiques para separar alas
completas ; el personal sanitario entraba por un extremo de la sala enfundado
en escafandras protectoras y salía por el extremo opuesto desinfectado bajo la
inspección de enfermeros...
Toda esa zona de Asia del Este vivió entonces, por vez
primera, lo que estamos viviendo nosotros a escala planetaria. Ahí, en Corea
del Sur particularmente, se realizaron entonces algunas de las mejores
películas post-apocalípitcas sobre el tema del contagio fulminante : Virus
(2013), de Kim Sung-soo y Tren a Busán (2016), de Yeon Sang-ho.
Con el SARS y el MERS, los Gobiernos de estos países
aprendieron a almacenar, por precaución, ingentes cantidades de equipos de
protección (mascarillas, escudos faciales, guantes, escafandras, gel
desinfectante, batas, etc.). Sabían que, en caso de nuevo brote epidémico,
había que actuar de prisa y agresivamente55. Es lo que hicieron en enero
pasado, cuando empezó a extenderse la covid-19. China no tardó en imponer la
cuarentena estricta. Aisló en zonas herméticas a los infectados y también a sus
contactos. No lo hicieron Corea del Sur, ni Japón, pero todos exigieron la
distancia de seguridad y llevar mascarillas higiénicas. Y multiplicaron
masivamente los tests de despistaje.
El caso más paradigmático, en el sureste asiático, es el de
Vietnam. Había sido uno de los países que más velozmente y más decididamente
actuó contra el SARS en 2003. Y aprendió la lección. Cuando el nuevo
coronavirus SARS-CoV-2 empezó a extenderse por la zona, las autoridades de
Hanoi aplicaron inmediatamente -con sólo seis personas contagiadas- las medidas
más estrictas de confinamiento y aislamiento. Y en febrero de 2020 anunciaron
haber contenido la pandemia56. Fue el primer país del mundo en vencer al nuevo
coronavirus57. Todos los infectados se curaron. No murió ni un solo paciente.
Todo esto demuestra que, a pesar de su importancia, las
tecnologías digitales de localización e identificación no son suficientes para
contener al coronavirus. Además, el empleo generalizado de mascarillas
higiénicas impide una utilización eficaz de los sistemas biométricos de
reconocimiento facial. Desde las primeras semanas, China, Corea del Sur, Hong
Kong, Taiwán y Singapur comprobaron que, a causa del uso masivo de mascarillas
y de protectores oculares, su sistema de biocontrol mediante cámaras de videoprotección
no era efectivo.
O sea, que la espectacular supremacía tecnológica de la que
tanto nos ufanábamos, con nuestros teléfonos inteligentes de última generación,
los drones futuristas, los robots de ciencia ficción y las biotecnologías
innovadoras han servido de poco, como ya lo hemos dicho, a la hora de contener
el primer impacto de la marea pandémica. Para tres objetivos urgentísimos
-desinfectarnos las manos, confeccionar mascarillas y frenar el avance del
virus-, la humanidad ha tenido que recurrir a productos y a técnicas viejos de
varios siglos atrás. Respectivamente: el jabón, descubierto por los romanos
antes de nuestra era ; la máquina de coser, inventada por Thomas Saint en
Londres hacia 1790 ; y, sobre todo, la ciencia del confinamiento y del
aislamiento social, afinada en Europa contra decenas de oleadas de pestes
sucesivas desde el siglo V…58 Qué lección de humildad !
SACRIFICANDO A LOS ABUELOS
Son tiempos también de insolidaridad. Los egoísmos
nacionales se han manifestado con sorprendente y brutal rapidez. Estados
vecinos y amigos no han dudado en lanzarse a una « guerra de las mascarillas
59» o en apoderarse, cual piratas, de material sanitario destinado a sus
socios. Hemos visto a Gobiernos pagar el doble o el triple del precio de
material sanitario para conseguir los productos e impedir que sean vendidos a
otras naciones. Los medios han mostrado como, en las pistas de los aeropuertos,
contenedores de tapabocas eran arrancados a aviones de carga para desviarlos
hacia otras destinaciones. Italia acusó a la República checa de robarle los
lotes de mascarillas comprados en China y que hacían escala en Praga. Francia
denunció a Estados Unidos por lo mismo. España culpó a Francia… Fabricantes
asiáticos informaron a Gobiernos africanos y latinoamericanos que no podían
venderles por el momento material sanitario porque Estados Unidos y la Unión
Europea pagaban precios superiores60.
En la vida cotidiana, la suspición y la desconfianza han
crecido. Muchos extranjeros o forasteros, o simplemente ancianos enfermos61,
sospechosos de introducir el virus, han sido discriminados, perseguidos,
apedreados62, expulsados… Es cierto que las personas mayores constituyen el
grupo con mayor índice de mortalidad63. Ignoramos por qué. Algunos fanáticos
ultraliberales no han tardado en reclamar sin tapujos la eliminación maltusiana
de los más débiles. Un vice-gobernador, en Estados Unidos, declaró: « Los
abuelos deberían sacrificarse y dejarse morir para salvar la economía.64 » En
esa misma vena aniquiladora, el analista neoliberal del canal estadounidense
CNBC, Rick Santelli reclamó un ‘darwinismo sanitario’ y pidió « inocular el
virus a toda la población. Eso sólo aceleraría el curso inevitable… Pero los
mercados se estabilizarían65 ». En Holanda, donde el primer ministro
ultraliberal Mark Rutte apuesta también por la “inmunidad de rebaño”66, el jefe
de epidemiología del Centro Médico de la Universidad de Leiden, Frits
Rosendaal, declaró que « no se deben admitir en las UCI a personas demasiado
viejas o demasiado débiles67 ». Amenazas dignas de demonios exterminadores de
novelas gráficas… Y además absurdas porque, como explica una enfermera : « La
covid-19 es mortal. Y puedo decir que no distingue límite de edad. Ni color. Ni
talla. Ni origen. Ni clase social. Ni nada. Atacará a cualquiera. 68»
La covid-19 no distingue, es cierto, pero las sociedades
desigualitarias sí. Porque, cuando la salud es una mercancia, los grupos
sociales pobres, discriminados, marginalizados, explotados quedan mucho más
expuestos a la infección. Es el caso, por ejemplo, en Singapur donde -como
vimos- las autoridades consiguieron en un primer tiempo controlar la epidemia.
Sin embargo, en esa opulenta ciudad-Estado existe una minoría de cientos de
miles de migrantes venidos de países pobres, empleados en la construcción, el
transporte, la domesticidad y los servicios. El país depende de esos
trabajadores para el funcionamiento de su economía. Pero el aislamiento físico
es casi imposible en esos empleos. Por su condición social, muchos de esos
inmigrantes tuvieron que continuar en sus tareas a pesar del peligro de
infectarse… Por otra parte, una ley exige que los trabajadores extranjeros
residan en ‘dormitorios’, unas habitaciones que albergan hasta una docena de
hombres, con baño, cocina y ducha colectivos. Inevitablemente esos locales se
convirtieron en focos de infección…
A partir de esos núcleos, el virus se volvió a dispersar...
Está documentado que cerca de 500 nuevos contagios surgieron de ahí. Un sólo
‘dormitorio’ causó el 15% de todos los nuevos casos del país69. Hasta tal punto
que Singapur, "ejemplo" de país vencedor de la pandemia, enfrenta
ahora un peligroso repunte de la covid-19. El coronavirus reveló las
desigualdades ocultas de la sociedad…
Lo que ocurrió en esos ‘dormitorios’ de Singapur da una idea
de lo que podría suceder en el sureste de Asia, en la India, en África, en
América Latina, y en naciones de escasos recursos, con sistemas sanitarios
embrionarios. Si en Estados ricos –Italia, Francia, España-, el virus ha hecho los
terribles estragos que conocemos, ¿qué ocurrirá en algunas zonas depauperadas
de África ? ¿Cómo hablar de ‘confinamiento’, o de ‘aíslamiento’, o de ‘gel
desinfectante’, o de ‘distancia de protección’, o hasta de ‘lavarse las manos’
a millones de personas que viven, sin agua corriente, hacinadas en favelas,
chabolas o barrios de latas, o duermen en las calles, o viven en campamentos
improvisados de refugiados, o en las ruinas de edificios destruidos por las
guerras ? Sólo en América Latina, el 56% de los activos viven en la economía
informal…
Por su parte, la principal superpotencia del planeta,
Estados Unidos, ha renunciado, por primera vez en su historia, a encabezar la
lucha sanitaria y a ayudar a los enfermos del mundo. En una nación de semejante
riqueza, el virus ha venido a desvelar las excesivas desigualdades en materia
sanitaria. Los habitantes descubren una falta de insumos básicos así como las
deficiencias de su sistema de salud pública. Hace tiempo que el senador Bernie
Sanders viene reclamando que se considere « el sistema de salud como un derecho
fundamental del ser humano ». Y muchas otras personalidades reclaman ese cambio
: « Necesitamos una nueva economía de los cuidados – expresó, por ejemplo,
Robert J. Shiller, premio Nobel de Economía- que integre los sistemas
nacionales de salud públicos y privados. 70».
Entre tanto, la covid-19 está causando, en ese país, decenas
de miles de muertos. Y la situación se puede agravar porque unos veintisiete
millones de personas (8,5% de la población) no poseen seguro médico y otros
once millones son trabajadores ilegales, sin documentos, que no se atreven a
acudir a los hospitales…
En lo que es hoy el epicentro mundial de la pandemia, los
analistas observan una "exacerbación de la disparidad de salud". Algunas
minorías étnicas -afroestadounidenses, hispanos- están teniendo, en efecto, un
indice de letalidad frente al coronavirus muy superior a su representatividad
social. En Nueva York, por ejemplo, afroamericanos y latinos suman el 51% de la
población, pero acumulan un 62% de los fallecimientos por covid-19. En el
estado de Michigan, los afroestadounidenses constituyen el 14% de la población,
pero concentran el 33% de los infectados y el 41% de las muertes. En Chicago,
los afrodescendientes son el 30% de la población, pero representan el 72% de
los fallecimientos… « Unas cifras que dejan sin aliento… » dijo Lori Lightfoot,
la alcaldesa de Chicago71.
En un país donde el test para saber si alguien es positivo
al nuevo coronavirus cuesta 35 000 dólares72, la salud es a menudo un reflejo
de la inequidad social. Al capitalismo salvaje le tiene sin cuidado el dolor de
los pobres. Si latinos y afroamericanos son, en Estados Unidos, más vulnerables
frente el coronavirus, es porque son víctimas de una serie de desventajas
sociales. También son las minorías que, por haber tenido, históricamente, menos
acceso a los servicios de salud, padecen con frecuencia una serie de patologías
graves : « Siempre hemos sabido –explica el Dr Anthony Fauci, director del
Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos-
que enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y el asma
afectan, de manera desproporcionada, a las poblaciones minoritarias,
particularmente a los afroamericanos.73 »
A pesar del azote de la covid-19, algunos empresarios han
seguido exigiendo que los trabajadores regresen a sus puestos para salvar la
economía. Latinos y afroamericanos tienen pues que seguir trabajando en las
calles, realizando algunos de los trabajos más duros, limpiando edificios,
conduciendo autobuses, desinfectando hospitales, atendiendo supermercados,
manejando taxis, repartiendo paquetes, etc. Al riesgo de infección que
enfrentan en sus barrios marginados, se suman los peligros que encaran en los
transportes públicos y en sus empleos… En cuanto a los inmigrantes ilegales e
indocumentados, acosados por las autoridades, no van a los servicios de salud,
como ya dijimos, por miedo a que los detengan…
Cada día de esta plaga, la gente se convence más que es el
Estado, y no el mercado, el que salva. «Esta crisis –explica Noam Chomsky- es
el enésimo ejemplo del fracaso del mercado. Y un ejemplo también de la realidad
de la amenaza de una catástrofe medioambiental. El asalto neoliberal ha dejado
a los hospitales desprovistos de recursos. Las camas de los hospitales fueron
suprimidas en nombre de la ‘eficiencia económica’… El Gobierno estadounidense y
las multinacionales farmacéuticas sabían, desde hace años, que existía una gran
probabilidad de que se produjese una pandemia. Pero, como prepararse para ello
no era bueno para los negocios, no se hizo nada.74» Por su parte, el filósofo
francés Edgar Morin constata: « Al fin y al cabo, el sacrificio de los más frágiles
–ancianos, enfermos- es funcional a una lógica de la selección natural. Como
ocurre en el mundo del mercado, el que no aguanta la competencia es destinado a
perecer. Crear una sociedad auténticamente humana significa oponerse a toda
costa a ese darwinismo social. »
HÉROES DE NUESTRO TIEMPO
La pandemia también tiene sus héroes y sus mártires. Y en
esta pelea, los guerreros que han subido a primera línea, a los puestos de
avanzada a afrontar el letal SARS-CoV-2 han sido los médicos, las enfermeras, el
personal auxiliar y otros trabajadores de la salud convertidos en protagonistas
involuntarios, conquistando elogios y aplausos desde los balcones, las plazas y
las calles de ciudades de todo el mundo. Casi todos ellos funcionarios
públicos, para quienes la salud de la población no es una mercancía sino una
necesidad básica, un derecho humano.
Pasarán a la historia, extenuados, agotados, por su
dedicación en la labor diaria de combatir la infección y salvar vidas. A
menudo, han enfrentado al contagioso virus sin mascarillas, ni batas, ni
equipos de protección… « ¡Marchamos a la guerra sin armas! » denunció una
veterana enfermera de Guayaquil, en Ecuador, furiosa por el contagio de ochenta
colegas y la muerte de otros cinco…75
El personal sanitario está arriesgando, en efecto, su propia
vida. Según el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos, entre
el 10% y el 20% de todos los infectados con coronavirus son trabajadores de la
salud. Muchos están muriendo. Algún día, cuando esta pesadilla se desvanezca,
tendremos que erigir monumentos en honor de esos mártires con bata blanca. Para
recordar por siempre su coraje, su abnegación, su humanidad. Seguramente cuando
Albert Camus decía que « la peste nos enseña que hay en los hombres más cosas
dignas de admiración que de desprecio76», pensaba en ellos.
Al respecto, un pequeño país, también digno de admiración,
se ha distinguido por su altruismo y generosidad. Se trata de Cuba. Sitiada y
bloqueada desde hace sesenta años por Estados Unidos y sometida además por
Washington a brutales medidas coercitivas unilaterales, la isla fue la primera
en acudir en ayuda de China cuando estalló esta pandemia. Desde entonces las
autoridades cubanas no han cesado de enviar brigadas de médicos y personal
sanitario a combatir la covid-19 a una veintena de países77, respondiendo a las
solicitaciones angustiadas de sus Gobiernos. Entre ellos tres de la rica
Europa: Italia, Francia y Andorra78. Estas Brigadas Internacionales de Médicos
Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias existen desde los
años 1960. En 2005, tomaron el nombre de “Henry Reeve” -un brigadier
estadounidense que luchó y murió por la independencia cubana-, con ocasión del
paso del Huracán Katrina por el sur de Estados Unidos79.
El mundo está descubriendo lo que los principales medios
dominantes internacionales han tratado de ocultar hasta ahora, que Cuba es una
superpotencia médica80 con más de 30 000 médicos y enfermeros desplegados en 66
naciones81. Todo ello obedeciendo a una consigna humanista y visionaria de
Fidel Castro formulada con estas palabras : « Un día dije que nosotros no
podíamos ni realizaríamos nunca ataques preventivos y sorpresivos contra ningún
oscuro rincón del mundo; pero que, en cambio, nuestro país era capaz de enviar
los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo. Médicos y no
bombas, médicos y no armas inteligentes. 82» La Habana también está
proporcionando su medicamento antiviral Interferón Alfa-2B Recombinante puesto
a punto por sus científicos en sus laboratorios de biotecnología, y cuyo uso
prevendría el agravamiento y las complicaciones en pacientes infectados por el
nuevo coronavirus.
APOTEOSIS DE LA DESINFORMACIÓN
Los grandes medios silencian la solidaridad médica de Cuba
mientras realizan una cobertura universal y permanente de la pandemia como
nunca se había visto. Durante meses, sin respiro, los principales medios de
todo el planeta nos han hablado de un único tema : el coronavirus. Un fenómeno
coral, hipermediático83, de semejante envergadura global no había ocurrido
jamás. Ni cuando cayó el Muro de Berlín, ni con los atentados de las torres
gemelas de Nueva York…
Al mismo tiempo estamos asistiendo a una guerra feroz entre
diversas facciones para imponer un relato dominante sobre esta crisis84. Lo que
provoca una auténtica epidemia de fake news y de posverdades. La OMS ha
definido este fenómeno como infodemia, pandemia de info-falsedades. El miedo a
la covid-19 así como el deseo de sobreinformarse y el ansia de entender todo lo
relacionado con la plaga han creado las condiciones para una tormenta perfecta
de noticias tóxicas. Éstas se han propagado con igual o mayor velocidad que el
nuevo virus. Montañas de embustes han circulado por las redes sociales. Los
sistemas de mensajería móvil se han convertido en verdaderas fábricas continuas
de infundios, bulos y engaños. En algunos países, se calcula que el 88% de las
personas que acudieron a las redes sociales para informarse sobre el SARS-CoV-2
fueron infectadas por fake news85.
Es conocido que las noticias falsas se difunden diez veces
más rápido que las verdaderas ; y que, incluso desmentidas, sobreviven en las
redes porque se siguen compartiendo sin ningún control. Muchas de ellas están
elaboradas con impresionante profesionalismo : textos impecables, redacción
perfecta inspirada en los medios de referencia más respetados, imágenes muy
cuidadas, sonido de alta calidad, voz grave y moderada del comentario en off,
montaje y edición nerviosos y adictivos, música subyugante… Todo debe dar una
impresión de seriedad, de respetabilidad, de solvencia… Es la garantía de
credibilidad, indispensable para apuntalar el engaño. Y para que los usuarios
lo viralicen…
Tampoco hay que olvidar que, durante esta interminable
cuarentena, en un contexto de incertidumbre y emoción, y ante la necesidad real
de todos por comprender la plaga y entenderla con argumentos, dos ingredientes
combinados entre sí han favorecido la poderosa irradiación de las mentiras. Por
una parte, la familiaridad, la confianza entre personas que comparten
información en una misma red. Por otra parte, la repetición, la reiteración de
mensajes de idéntica matriz. Si alguien que conozco me envía una información y
si, por diversas otras vías, recibo esa misma información o versiones muy cercanas
de esa información, pensaré que tiene credibilidad y que es cierta. Porque me
fío de la fuente, y porque otras fuentes coinciden y la confirman.
Instintivamente hasta deduciré que, mediante esos dos mecanismos (cercanía y
repetición), la autenticidad de la información está verificada. Sin embargo
puede ser falsa. En otras palabras, toda fake news tratará de respetar ambos
requisitos para mejor ocultar o disimular su falsedad. Es una ley de la
intoxicación mediática : toda manipulación de la opinión pública mediante
falsas noticias debe obedecer a esos protocolos.
No es posible hacer una lista exhaustiva de las fake news
que inundan nuestras redes desde que inició el azote, pero recordemos que casi
inmediatamente empezaron a proliferar diversas teorías conspirativas. Las más
diseminadas afirmaban, como ya lo hemos dicho, que el nuevo coronavirus se
elaboró en un biolaboratorio secreto de China (o de Estados Unidos), y que es
un arma bacteriológica para la guerra entre ambas superpotencias… Otras falsas noticias
igual de disparatadas certificaban que el SARS-CoV-2 fue creado por Bill Gates…
O que fue fabricado por China para exterminar a sus minorías étnicas… O que la
epidemia se propagó tan rápidamente porque el virus viajaba en las mercancías
exportadas por China… O que la covid-19 es una enfermedad difundida por los
grandes laboratorios farmacéuticos para vender vacunas… O que las antenas de
telefonía 5G amplifican y vuelven más letal al coronavirus86… O que la plaga
estaba destinada a arruinar la economía exportadora, rival de China, del norte
de Italia… O que ya existe una vacuna… O que el virus ya mutó87…
Muchas de estas noticias falsas aún siguen circulando,
replicadas al infinito por granjas de bots, perfiles de miles de cuentas
monitorizadas por un sólo usuario. El objetivo es mostrar un « gran volumen »
de mensajes, aparentando que mucha gente está compartiendo o comentando un
tema, para manipular la percepción que se tiene de ese tema. Algunas fake news
parecen inofensivas, pero otras -en particular, cuando propagan la existencia
de un tratamiento milagroso o de una medicación mágica contra el virus88-
pueden tener letales consecuencias. En Irán, por ejemplo, las redes difundieron
una fake según la cual el metanol prevenía y curaba la covid-19. Desenlace: 44
personas fallecieron y cientos de víctimas fueron hospitalizadas por ingerir
ese alcohol metílico 89…
Con el pánico general creado por la pandemia y millones de
personas buscando desesperadamente en sus pantallas datos sobre el desconocido
coronavirus, las “burbujas de desinformación” encontraron un ecosistema
perfecto para multiplicarse al infinito. Todo fue facilitado también cuando -en
2016- las principales empresas de redes sociales modificaron los algoritmos de
jerarquización de los mensajes. Desde entonces anteponen las comunicaciones
procedentes de amigos y conocidos en detrimento de los mensajes emitidos por
organizaciones o medios de comunicación.
En todo caso, ya no podemos ser ingenuos. Y creer
inocentemente todo cuanto llega a nuestras pantallas vía las redes sociales. En
relación con esto, el momentum coronavirus constituye también un parteaguas. A
partir de ahora, ante la abrumadora cantidad de noticias falsas, cada ciudadano
debe conocer las diversas plataformas de verificación que están a nuestra
disposición gratuitamente: por ejemplo : Maldita.es y Newtral.es, en España ;
FactCheck.org, NewsGuard y PolitiFact.com, en Estados Unidos ; o la alianza
#CoronavirusFacts, impulsada por International Fact-Checking Network (IFCN) del
Poynter Institute90, que reúne a más de cien plataformas de verificación en
setenta países y en cuarenta idiomas91 ; o ; LatamChequea que reúne a una
veintena de medios de comunicación de quince países de América Latina
Además, existen múltiples herramientas gratuitas en Internet
para verificar la veracidad de cualquier fotografía difundida por las redes
sociales : por ejemplo, TinEye, Google Reverse Image Search, FotoForensics que
permiten importantes verificaciones como saber cuál es la fuente original de la
imagen, si ya se publicó anteriormente, qué otros medios ya la difundieron, si
se manipuló y si se retocó el original.
Para detectar los falsos vídeos que tanto abundan
igualmente, podemos recurrir a InVid, disponible para los navegadores Google
Chrome y Mozilla Firefox, que permite descifrar vídeos manipulados92. También
en el sitio Reverso -un proyecto colaborativo en el que participan Chequeado93,
AFP Factual94, First Draft95 y Pop-Up Newsroom96 – podemos detectar los falsos
vídeos virales de la web97. Ya no hay excusa para dejarse engañar. Al menos
esta pandemia nos habrá servido para eso.
¿HACIA UN CAPITALISMO DIGITAL?
Otra consecuencia comunicacional: con más de la mitad de la
humanidad encerrada durante semanas en sus casas, la apoteosis digital ha
alcanzado su insuperable cenit… Jamás la galaxia Internet y sus múltiples
ofertas en pantalla (comunicativas, distractivas, comerciales) resultaron más
oportunas y más invasivas. En este contexto, las redes sociales, la mensajería
móvil y los servicios de microblogueo -Twitter, Mastodon98, Facebook, WhatsApp,
Messenger, Instagram99, Youtube, LinkedIn, Reddit, Snapchat, Amino, Signal,
Telegram, Wechat, WT:Social100, etc.- se han impuesto definitivamente como el
medio de información (y de desinformación) dominante. También se han convertido
en fuentes virales de distracción pues, a pesar del horror de la crisis sanitaria,
el humor y la risa, como a menudo ocurre en estos casos, han sido protagonistas
absolutos en las redes sociales, nexo privilegiado con el mundo exterior y con
familiares y amigos.
Estamos pasando más horas que nunca frente a las pantallas
de nuestros dispositivos digitales : teléfonos móviles, ordenadores, tablets o
televisores inteligentes…101 Consumiendo de todo : informaciones, series,
películas, memes, canciones, fotos, teletrabajo, consultas y trámites
administrativos, clases online, videollamadas, videoconferencias, chateo,
juegos de consola, mensajes… El tiempo diario dedicado a Internet se ha
disparado102. En España, por ejemplo, desde el pasado 14 de marzo cuando se
declaró el estado de alarma y el aislamiento social, el tráfico en Internet creció
un 80%103. Tan fuerte aumento obedece en particular al excepcional consumo de
streaming de vídeo, no sólo de servicios de vídeo bajo demanda, sino sobre todo
al fenómeno comunicacional más característico de este tiempo : las
videollamadas via Skype, WhatsApp, Webex, Houseparty104 y Zoom.
Poco conocida hasta ahora, la aplicación de videollamadas
Zoom ha experimentado, en los últimos dos meses, un crecimiento jamás conocido
en la historia de Internet… Desde que empezó la pandemia, es la app más
descargada para iPhone. En marzo pasado, su aumento de tráfico diario fue del
535%... La han adoptado los líderes mundiales para sus videoconferencias; las
empresas para organizar el teletrabajo; las universidades para ofrecer cursos
online; los músicos y cantantes para crear, en grupo, sus coronaclips ; los
amigos y las familias para seguir virtualmente reunidos durante el
confinamiento…
Las cifras son abrumadoras. Zoom ha pasado de tener -a
finales de 2019- 10 millones de usuarios activos a superar los 200 millones a
finales de marzo… Para hacerse una idea de lo que ello significa recordemos que
Instagram tardó más de tres años en conseguir ese número de seguidores. Antes
de la expansión del coronavirus, las acciones de Zoom costaban 70 dólares. El
pasado 23 de marzo valían 160 dólares, o sea una capitalización total superior
a los 44 mil millones de dólares. El virus es global pero sus efectos no son
exactamente iguales para todo el mundo… En particular para el principal
accionista de Zoom, Eric Yuan, que figura ahora en la lista de las « personas
más ricas del mundo » con una fortuna estimada en 5 500 millones de dólares…105
Otro « ganador » de esta crisis es la aplicación muy popular
entre los adolescentes TikTok que registra también un incremento fenomenal de
usuarios. Creada por la firma china de tecnología ByteDance, TikTok es una app
de social media parecida a Likee o MadLipz, que permite grabar, editar y
compartir videos cortos -de 15 a 60 segundos- en loop (o sea repetidos en bucle
como los GIF106) con la posibilidad de añadir fondos musicales, efectos de
sonido y filtros o efectos visuales.
La cuarentena global está amenazando, a lo largo y ancho del
planeta, la supervivencia económica de innumerables empresas de
entretenimiento, cultura y ocio (teatros, museos, librerías, cines, estadios,
salas de conciertos, etc.). En cambio, mastodontes digitales como Google,
Amazon, Facebook o Netflix, que ya dominaban el mercado, están viviendo un
grandioso momento de triunfo comercial107. La descomunal inyección de dinero y
sobre todo de macrodatos que están recibiendo les van a permitir desarrollar de
modo exponencial su control de la inteligencia algorítmica108. Para dominar
todavía más, a escala mundial, la esfera comunicacional digital. Estas
gigantescas plataformas tecnológicas son las triunfadoras absolutas, en
términos económicos, de este momento trágico de la historia. Esto confirma que,
en el capitalismo, después de la era del carbón y del acero, la del ferrocarril
y la electricidad, y la del petróleo, llega la hora de los datos, la nueva
materia prima dominante en la era postpandémica. Bienvenidos al capitalismo
digital…
ECONOMÍA : UN BAÑO DE SANGRE
Por lo demás, el capitalismo va mal… Porque se cierne la
perspectiva de un desastre económico sin parangón109. Nunca se había visto la
economía de todo el planeta frenar en seco. Los territorios más afectados -por
ahora- por la covid-19 son China y Asia del este, Europa y Estados Unidos, o
sea el triángulo central del desarrollo mundial. Millones de empresas, grandes
y pequeñas, se hallan en crisis, cerradas, al borde de la quiebra110. Varios
centenares de millones de trabajadores han perdido su empleo, total o
parcialmente111… Como en tantas ocasiones anteriores, los asalariados peor
remunerados y las pequeñas empresas pagarán el precio más alto. Quinientos
millones de personas podrían ser arrastradas de nuevo a la pobreza112. Esta
crisis económica, de alcance planetario, no tiene precedentes y superará en
profundidad y duración a la de 1929. También excede en gravedad a la crisis
financiera de 2008. La pandemia produce un rechazo general del hipercapitalismo
anárquico, el que ha permitido obscenas desigualdades como que el 1% de los
ricos del mundo posean más que el 99% restante113. También se cuestionan los
excesos de la globalización económica.
Las Bolsas, con altibajos, se han hundido114 : « ¡Es un
auténtico baño de sangre ! », gritó el broker de una empresa de gestión de
patrimonio115 ante las pérdidas históricas de sus inversores. Los precios del
petróleo han caído a abismos desconocidos116. El 20 de abril pasado, en el
mercado de materias primas de Chicago, el barril de referencia, West Texas
Intermediate (WTI), llegó a costar -37 dólares117… Sí, menos 37 dólares, o sea,
que el vendedor le pagaba al comprador 37 dólares para que éste se llevara un
barril de petroleo… Un hundimiento jamás visto en la historia… Lo cual es
excelente para los países importadores : China, Japón, Alemania, Francia, Corea
del Sur… Pero nefasto para los Estados exportadores muy poblados : Rusia,
Nigeria, México, Venezuela… Otra consecuencia negativa : un petróleo tan barato
puede retrasar la necesaria transición ecológica pues ello encarece
automáticamente el precio de las energías alternativas (solar, eólico, biomasa,
etc.)… La economía mundial se adentra en territorio ignoto118. Nadie tiene una
idea precisa de las dimensiones del cataclismo. Como ha dicho Kissinger : « La
actual crisis económica es de una complejidad inédita. La contracción desatada
por el coronavirus, por su alta velocidad y su amplitud global, es diferente a
todo lo que hemos conocido en la historia.119 »
La Unión Europea (UE), por ejemplo, propuso, en un primer
momento, un plan de 25 mil millones de euros para ayudar a los países miembros.
Luego, el Banco Central Europeo habló de 750 mil millones… ! Tan gigantesca
amplitud da una idea de la dimensión del desconcierto… Se estima que el PIB de
los países desarrollados podría derrumbarse en un 10%... Mucho más que en la
crisis del 29… Un choque brutal. Febriles, presas de pánico, los Gobiernos
practican una suerte de “keynesianismo de guerra”. Deben ayudar a los
asalariados, a los campesinos, a las familias, a las empresas. Y desbloquean
urgentemente sumas astronómicas para inyectarlas en los circuitos financieros
con el fin de evitar la implosión del sistema económico120. Para impedir
también, en la medida de lo posible, que el coronavirus cause finalmente más
pobres que muertos…
Pero el coste será inimaginable. Con la agravante para el
Estado de que se reducirán drásticamente sus ingresos fiscales. El deficit será
galáctico. A escala de la zona euro, por ejemplo, según el economista francés
Jacques Sapir, el deficit alcanzará, a final de este año, un billón y medio de
euros (o sea, 1 500 mil millones)121. Lo nunca visto. En el caso del Reino
Unido -que ya no está en la UE, ni en la zona euro- el Banco de Inglaterra
resolverá el problema sencillamente fabricando moneda… Lo que no pueden hacer
ni Italia, ni España, ni Francia que son los Estados que mayor liquidez van a
necesitar. Y que se encuentran ya super-endeudados… En estas tres naciones, la
salida de la Unión o de la zona euro se va a plantear con fuerza. Porque
Alemania, Austria, Finlandia y Países Bajos se negaron, durante semanas, a
permitirles obtener créditos sin ninguna condición (los célebres « coronabonos
»)… Cuando, en parte, los problemas de los sistemas de salud de Italia, España
y Francia son la consecuencia directa de las políticas de austeridad y de los
recortes en los presupuestos de los servicios públicos exigidos por esos
cuatros socios « austericidas » del norte. Recuérdese que el sur de Europa,
antes de ser el epicentro de la actual pandemia, fue el epicentro de las
políticas más sádicas122 de austeridad después de la crisis financiera de 2008.
Lo uno llevó a lo otro.
Europa, como unión protectora, ha fallado. El club
comunitario ha sido incapaz de responder de manera conjunta y multilateral al
drama humano y social que se abate sobre el Viejo Continente. La gente -en
particular los familiares y amigos de los miles y miles de fallecidos- no lo va
a olvidar. « Es un modelo económico empapado en sangre -denuncia Naomi Klein-.
Y ahora la gente empieza a darse cuenta. Porque encienden la televisión y ven a
los comentaristas y políticos diciéndoles que tal vez deberían sacrificar a sus
abuelos para que los precios de las acciones puedan subir… Y la gente se
pregunta : ¿qué tipo de sistema es este? 123»
En un momento tan trágico y delicado -con la primera
secesión de la Unión Europea (el Brexit del Reino Unido) recién estrenada el
pasado 31 de enero- y ante un desafío sanitario tan crucial, el sueño europeo
no ha funcionado. Y era probablemente la última oportunidad… ¿Qué destino le
espera, después de la pandemia, a esa Unión Europea insolidaria con sus socio
más frágiles, y carcomida por dentro por los populistas y extremistas de
derecha ?
El comercio internacional se ha reducido a su nivel de hace
un siglo124. Los precios de las materias primas se han desfondado. No sólo los
del petróleo, también el cobre, el níquel, el algodón, el cacao, el aceite de
palma, etc. Para las economías de los países exportadores del Sur -donde viven
los dos tercios de los habitantes del planeta- es una coyuntura devastadora.
Porque, al derrumbe de las exportaciones, hay que añadir además : el cese de
los aportes del turismo, y la drástica disminución de las remesas de los
emigrantes afectados por la pérdida generalizada de empleo en los países ricos
paralizados por la plaga. O sea, los tres principales recursos de los países
del Sur se desploman… Millones de personas que, en los últimos decenios, habían
conseguido integrar una incipiente ‘clase media’ planetaria corren ahora el
peligro de recaer en la pobreza…
Pero además, en este contexto tan poco alentador, los
capitales también han empezado a desertar en masa los países en desarrollo. Se
estima que desde el 21 de febrero de 2020, fecha de la primera muerte en Italia
por la covid-19, hasta finales de marzo, unos 59 mil millones de dólares
huyeron de esas naciones125. Resultado, muchas monedas se han hundido : el peso
mexicano perdió 25% de su valor frente al dólar ; el real brasileño y el rand
sudaficano 20%. Y todas las importaciones, en esos países, valdrán ahora más
caro…
En tan tenebroso contexto, lo más previsible es que, cuando
pase la pandemia, varios de estos Estados, fragilizados, arruinados,
endeudados, conozcan fuertes sacudidas sociales… Ahí también podría haber baños
de sangre… También es probable que asistamos, en ciertas regiones, a una
desesperada estampida de emigración salvaje hacia el Norte… Cuyos países
estarán, en ese preciso momento, lidiando ellos mismos con las dolorosas
consecuencias de la peor crisis de su historia. Inutil decir que los nuevos
emigrantes, convertidos en chivos expiatorios, no serán bien recibidos…
Alimentarán la xenofobia y los odios de los grupos de extrema derecha en
ascenso tanto en Europa como en Estados Unidos… La historia advierte que los desastres
incentivan los chauvinismos y los racismos…
Para evitar semejantes escenarios de pesadilla, se están
alzando muchas voces que reclaman la adopción de varias disposiciones urgentes.
Entre ellas, la condonación de la deuda de los países en desarrollo que, antes
de la crisis, ya tenían una deuda externa altísima. Y debían pagar, de aquí a
final de 2021, según la ONU, unos 2,7 mil millones de dólares de intereses de
su deuda126… Muchas personalidades e instituciones están exigiendo una
moratoria del pago de la deuda en favor de las naciones más afectadas. El
propio Papa Francisco ha reclamado que, « considerando las circunstancias, se
afronten, por parte de todos los países, las grandes necesidades del momento,
reduciendo o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de
aquellos más pobres »127. También, en este contexto crítico, se está reclamando
el levantamiento, por parte de Estados Unidos, de las injustas ‘medidas
unilaterales coercitivas’ contra Cuba, Venezuela, Irán, Nicaragua, Siria, etc.
¿DESGLOBALIZAR?
La pandemia nos obliga también a interrogarnos sobre el
modelo económico-comercial dominante. Desde hace cuarenta años, la
globalización neoliberal ha espoleado los intercambios, y desarrollado cadenas
de suministro transnacionales. La crisis sanitaria ha demostrado que las líneas
logísticas de aprovisionamiento son demasiado largas y frágiles. Y que, en caso
de emergencia como ahora, los proveedores remotos son incapaces de responder a
la urgencia. Todo ello ha demostrado que, en muchos casos, la soberanía de los
Estados es muy relativa.
Por extremismo ideológico neoliberal, el mundo ha ido sin
duda demasiado lejos en la deslocalización de la producción, en la
desindustrialización y en la doctrina del « cero stock ». Ahora, en una situación
de vida o muerte, muchas sociedades han descubierto, atónitas, que para algunos
suministros indispensables -antibióticos, tests, mascarillas, guantes,
respiradores, etc.- dependemos de fabricantes localizados en las antipodas… Que
en nuestros propios países se fabrica muy poco… La « guerra de las mascarillas
» ha dejado una muy penosa impresión de impotencia.
Desde la crisis financiera de 2008, grupos nacionalistas y
populistas de derecha -a los que pertenecen, por ejemplo, los electores de
Donald Trump, Boris Johnson, Viktor Orbán y Jair Bolsonaro- ya venían
manifestando su rechazo de la mundialización económica. Por otra parte, desde
finales de los años 1990, los militantes altermundistas, desde puntos de vista
de izquierda y humanistas, también venían criticando con fuerza la
ecodepredadora globalización financiera, y reclamando ‘otro mundo posible’.
A estas dos fuerzas, ya considerables, se van a unir ahora,
las masas de personas descontentas por la dependencia de sus países a la hora
de enfrentar el cataclismo de la covid-19. Hay como el sentimiento de que, con
la mundialización, muchos Gobiernos renunciaron a dimensiones fundamentales de
su soberanía, de su independencia y de su seguridad.
Las presiones antiglobalizadoras van a ser muy fuertes
después de la pandemia. En muchas capitales se cuestiona el principio de una
economía basada en las importaciones. Diversos sectores industriales serán sin
duda repatriados, relocalizados. Regresa también la idea de planificar. Ya no
escandaliza el recurso a cierta dosis de proteccionismo. El presidente de
Francia, Emmanuel Macron, un ex-banquero, ha acabado por admitir que « nuestro
mundo sin duda se fragmentará », pero que es indispensable « reconstruir una
independencia agrícola, sanitaria, industrial y tecnológica francesa. Tendremos
que elaborar una estrategia sobre la base del tiempo largo y la posibilidad de
planificar. 128»
En lugar de unificar a los pueblos y alentar su
entendimiento mutuo, la globalización ha favorecido los egoísmos, las fracturas
y el ultranacionalismo. El cierre generalizado de fronteras y el repliegue
nacional, en nombre de la protección contra la covid-19, están reforzando las
tendencias unilaterales y nacionalistas alimentadas desde la Casa Blanca por
Donald Trump y secundadas, por diferentes motivos, desde otras capitales como
Londres, Budapest, Brasilia, Manila, etc.
Desde las reformas impulsadas por Deng-Tsiao Ping en 1979,
la potencia que más se ha beneficiado de la globalización económica es sin duda
China. Convertida en la « fábrica del mundo », este país es hoy la única
superpotencia capaz de hacer contrapeso, en el tablero mundial, a Estados
Unidos. Junto con la Unión Europea, Japón y Corea del Sur, Pekín sigue siendo
uno de los mayores defensores de la globalización. Sobre todo desde su
adhesión, en 2001, a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Las autoridades
chinas estiman que la antimundialización no resolverá nada y que el
proteccionismo es un callejón sin salida porque, en definitiva, nadie puede
exportar y todos quedan bloqueados. Lo que el presidente Xi-Jin Ping ha
expresado con las siguientes palabras: « Querer repartir el oceano de la
economía mundial en una serie de pequeños lagos bien separados unos de otros,
no sólo es imposible sino que, además, va a contracorriente de la historia.
129»
En todo caso la hiperglobalización neoliberal parece herida de
gravedad y no es descabellado vaticinar su debilitamiento130. Incluso se
cuestiona la continuidad, bajo su forma ultraliberal, del propio
capitalismo131… También se evoca la necesidad de una suerte de colosal Plan
Marshall mundial… En todo caso, esta tragedia de la covid-19 empujará sin duda
las naciones hacia un nuevo orden económico mundial.
LIDERAZGOS
La mayoría de los Gobiernos han defraudado. Zarandeados como
nunca en tiempos de paz no han sabido estar a la altura del descomunal desafío.
Ni asumir una de sus principales competencias constitucionales : la
responsabilidad de proteger a su población. Abundan los ejemplos de dirigentes
como Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, que, en un primer tiempo,
antes de infectarse y ser hospitalizado en una UCI, minimizaron la amenaza…
Johnson apostó al principio por la teoría de la « inmunidad de rebaño »,
dejando que la población británica se infectase… Partiendo de la idea que, si
el 60% o el 70% de la población se contagia, eso funcionaría como cortafuegos y
detendría la expansión del virus. Hasta que comprendió que si ‘sólo’ falleciera
el 3% de la población significaría, para el Reino Unido, unos dos millones de
muertos… Otros dirigentes, como Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, siguen
exhibiendo una actitud negacionista y califican con risitas la pandemia asesina
de « gripecita sin importancia »… Quizás, cuando se derrote al coronavirus,
algunos responsables tendrán que rendir cuentas ante una justicia semejante al
Tribunal de Nuremberg…
Muchos líderes se han centrado en dar respuestas locales,
nacionales, gestionando la pandemia de manera independiente, sin verdadera
coordinación internacional. Cuando es obvio que ningún país, por poderoso que
sea, puede vencer la pandemia en un empeño exclusivamente local. Las grandes
potencias se han mostrado incapaces de coordinarse a nivel global (¡qué
desastre el Consejo de Seguridad de la ONU !) para constituir un frente común
planetario y colaborar en la búsqueda de soluciones y salidas colectivas a la crisis.
Ninguna voz –ni siquiera la del Secretario General de Naciones Unidas, el Dalai
Lama, los Premios Nobel o el propio Papa- ha conseguido hacerse audible por
encima del estruendo general del miedo y del furor de este inaudito sacudón.
Si es cierto que en los malos tiempos es cuando surgen los
grandes líderes históricos, este momento pandémico de estrés, confusión y
descontrol se ha caracterizado, al contrario, por la ausencia de grandes
liderazgos a la cabeza de la principales potencias occidentales. El zafarrancho
ha puesto particularmente a prueba el temple de algunos de ellos132 . En
particular, ya lo hemos subrayado, Donald Trump que se ha ganado, por su pésima
gestión, la distinción de « peor presidente estadounidense de todos los tiempos
133». Para él y para unos cuantos más, el nuevo coronavirus ha actuado como una
suerte de Principio de Peter, despojándolos de sus máscaras, dejando al desnudo
su impostura134 y su estrepitoso nivel de incompetencia…
En este escenario volátil, otros líderes en cambio han
mostrado visión a largo plazo, anticipación a los hechos y decisión para actúar
rápido. Dos son mujeres, y ambas progresistas : la primera ministra de
Islandia, Katrin Jakobsdottir, feminista y ambientalista del Partido Verde ; y
la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, líder del Partido
Laborista.
Islandia ha seguido una estrategia única en el mundo
ofreciendo tests de covid-19 masivos y gratuitos a toda la población. Cuando se
detectó el primer caso de coronavirus en febrero pasado, ya el país llevaba
semanas haciendo pruebas para detectar el germen en turistas o viajeros que
regresaban a su hogar. Katrin Jakobsdottir y su Gobierno pidieron a los que
entraban a Islandia que se presentaran en los centros de salud a hacerse test
aunque no tuvieran síntomas. Ese método proactivo de intentar identificar el
SARS-CoV-2, incluso antes de que apareciera, fue determinante135.
En Nueva Zelanda, Jacinta Ardern también tomó muy pronto
decisiones más agresivas que en otros países desarrollados, como el
confinamiento para toda su población durante un mes, y el cierre total de las
fronteras del archipiélago. Su objetivo fue buscar la "eliminación"
de la enfermedad, en lugar de la "mitigación" que se aplicó en muchas
otros países. La idea era destruir la curva, no sólo aplanarla136.
Muchos expertos consideran que Islandia y Nueva Zelanda,
junto con Corea del Sur, son las naciones que mejor han enfrentado la pandemia.
Pero hay que añadir el caso de Venezuela. Aunque los medios dominantes
internacionales se nieguen a admitirlo, el presidente Nicolás Maduro ha sido,
en Suramérica, el líder que más pronto entendió cómo actuar drásticamente
frente al patógeno137. Gracias a la batería de medidas (confinamiento, cierre
de fronteras, pesquisaje voluntarista casa por casa, hospitalización de todos
los positivos) decididas por su Gobierno -y a pesar del ilegal bloqueo
económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos, y de las
amenazas militares138-, Venezuela ha podido evitar los errores cometidos en
Italia, en España o en Estados Unidos y salvar cientos de vidas139. La OMS
reconoció que la cifra de infectados en Venezuela es inferior, en América
Latina, a la de Brasil, Chile, Ecuador, Perú, México, Panamá, República
Dominicana, Colombia, Argentina, Costa Rica, Uruguay, Honduras y Bolivia.
A propósito de liderazgos, ha surgido una controversia sobre
qué tipo de dirigencia ha enfrentado mejor la pandemia, si los gobiernos
democráticos o los gobiernos ‘autoritarios’140. Es un falso debate. En plena
contienda contra el virus, con masas de enfermos asaltando los hospitales, y
los sistemas funerarios colapsados por el exceso de muertes, todos los
gobernantes, por torpes que hayan sido, han estado a diario en las pantallas de
los medios dirigiendo la ofensiva contra el letal enemigo. Como un general de
estado mayor capitaneando la batalla final. No ha sido un ‘momento
democrático’. Sino la hora de la firmeza y de la determinación. Y eso ha
gustado a las opiniones públicas. ¿Se puede deducir de ello que la era
postpandémica verá necesariamente el triunfo de autoritarismo en el mundo ? No
es seguro. Muchos líderes autoritarios han sido lentos y torpes frente al
coronavirus, decepcionaron, disimularon informaciones o mintieron : por
ejemplo, Donald Trump en Estados Unidos, Viktor Orbán en Hungría, Jair
Bolsonaro en Brésil, Rodrigo Duterte en Filipinas, Narendra Modi en la India,
Jeanine Áñez en Bolivia, etc.
En todo caso, a escala planetaria, el nuevo patógeno no pudo
ser inmediatamente contenido y enclaustrado en la zona donde apareció. Y esos
primeros días de indecisión y desconcierto resultaron decisivos. El germen pudo
así escapar de su zona de nacimiento y, con insólita celeridad, conquistar el
mundo. Ni siquiera los adeptos más convencidos de las teorías de la
colapsología imaginaban que toda la humanidad sería golpeada con semejante
contundencia en tan breve tiempo. Apenas han pasado cuatro meses desde el
instante (diciembre de 2019) en que los primeros casos de esta nueva neumonía
infecciosa fueron identificados en Wuhan. Y en tan corto intervalo, la plaga ha
provocado una auténtica crisis sistémica y una interrogación sobre el sentido
mismo de la civilización humana.
La pesadilla que estamos viviendo ya ha cambiado nuestras
sociedades. Perturbaciones de todo tipo -inconcebibles hace sólo unas semanas-
se están produciendo en múltiples aspectos de la vida social, en las relaciones
inter-personales, en la política, la economía, los sistemas de salud, el rol
del Estado, las tecnologías, las comunicaciones, las relaciones
internacionales… Decenas de Estados -incluso en el seno de la Unión Europea-
han cerrado sine die sus fronteras o las han militarizado. Muchos países y
centenares de ciudades han instaurado el toque de queda por vez primera en
tiempos de paz. Millones de personas han renunciado a la libertad de
movimientos. La vida democrática se ha visto completamente perturbada. Decenas
de procesos electorales han sido pospuestos o suspendidos. Las Fuerzas Armadas
más poderosas no escapan al contagio. Están replegando combatientes141,
retirando navíos y confesándose inoperantes en esta extraña guerra contra un
enemigo invisible142. Las principales líneas aéreas han cerrado sus vuelos,
dejando varados en las cuatro esquinas del planeta a centenares de miles de viajeros143.
Las competiciones deportivas más importantes – incluidos los Juegos Olimpicos,
la Liga UEFA de campeones, el Tour de Francia- han sido suspendidas y
aplazadas. Media humanidad anda ahora con mascarilla de protección mientras que
la otra mitad desea también ponérsela… pero no las encuentra.
¿Cómo será el planeta cuando termine la pandemia? El mundo
va a necesitar voces autorizadas, con carisma y fuerza simbólica, que muestren
el buen camino colectivo para iniciar una etapa nueva, como se hizo después de
la Segunda Guerra mundial. La ONU deberá reformarse y dar entrada, como
miembros permanentes del Consejo de Seguridad, a nuevas naciones como India,
Nigeria, Egipto, Brasil y México, más representativas de la realidad del mundo
contemporáneo.
Con el fracaso del liderazgo de Estados Unidos se abre un
peligroso vacío de potencia. El juego de tronos se relanza peligrosamente. La
Unión Europea, como hemos visto, también ha salido mal parada por su
decepcionante falta de cohesión durante la pandemia. China y Rusia en cambio
han consolidado su rol internacional prestando asistencia a muchos países
desbordados por el colapso de su sistema sanitario. ¡Han ayudado incluso a
Estados Unidos ! Hemos visto imágenes insólitas : aviones militares rusos
aterrizando en Italia, ofreciendo médicos y distribuyendo material de salud.
China ha donado a un centenar de países millones de kits de detección,
mascarillas, ventiladores pulmonares, escafandras protectoras y toda clase de
logística sanitaria. «Somos olas de un mismo mar, hojas de un mismo árbol,
flores de un mismo jardín.» decían hermosamente los contenedores que China ha
ofrecido a buena parte del mundo. La influencia internacional de Pekín ha
crecido.
FUTUROS
Todos los países del planeta siguen enfrentando -al mismo
tiempo y por primera vez- la embestida de una suerte de alienígena… La pandemia
va para largo. Y es posible que el virus, después de mutar, regrese. Tal vez el
próximo invierno… Dada la enormidad de lo que está ocurriendo, se avecinan
cambios. Aunque nadie sabe cuáles serán los posibles escenarios que se
impondrán. Las incertidumbres son numerosas. Pero está claro que puede ser un
momento de rotunda transformación.
Las cosas no podrán continuar como estaban. Un gran parte de
la humanidad no puede seguir viviendo en un mundo tan injusto, tan desigual y
tan ecocida. Como dice uno de los memes que más han circulado durante la
cuarentena : « No queremos volver a la normalidad, porque la normalidad es el problema.
» La ‘normalidad’ nos trajo la pandemia…
Esta traumática experiencia debe ser utilizada para
reformular el contrato social y avanzar hacia más altos niveles de solidaridad
comunitaria y mayor integración social. En todo el planeta, muchas voces reclaman
ahora unas instituciones económicas y políticas más redistributivas, más
feministas y una mayor preocupación por los marginados sociales, las minorías
discriminadas, los pobres y los ancianos. Cualquier respuesta post-pandémica
debería apoyarse, como sugiere Edgar Morin, en « los principios de una economía
verdaderamente regenerativa, basada en el cuidado y la reparación ».
El concepto de ‘seguridad nacional’ debería incluir, a
partir de ahora, la redistribución de la riqueza, una fiscalidad más justa para
disminuir las obscenas desigualdades, y la consolidación del Estado de
bienestar. Se desea avanzar hacia alguna forma de socialismo. Es urgente, a
nivel global, la creación de una renta básica que ofrezca protección a todos
los ciudadanos en tiempos de crisis… y en tiempos ordinarios.
Los sistemas de salud deberán ser públicos y universales.
Haber gestionado los hospitales como empresas ha conducido a tratar a los
pacientes como mercancía. Resultado : un desastre tanto humano como sanitario.
En todo caso, hay unanimidad para pedir que la vacuna contra la covid-19,
cuando se descubra, sea considerada un ‘bien público mundial’, y sea gratuita y
accesible para toda la humanidad. El nuevo coronavirus nos ha demostrado que, a
la hora de la verdad, médicos, enfermeras y personal sanitario son
infinitamente más valiosos que los brokers o los especuladores financieros.
Sería inteligente anticipar también la próxima crisis
climática, que podría sorprendernos pronto igual que lo hizo el SARS-CoV-2…
Detener el consumismo furioso y acabar con la idea del crecimiento infinito.
Nuestro planeta no puede más. Agoniza. Se nos está muriendo en los brazos… Es
imperativo acelerar la transición energética no contaminante y apresurarse en
implementar lo que los ecologistas reclaman desde hace tiempo, un « Green New
Deal », un ambicioso Acuerdo Verde que constituya la nueva alternativa
económica mundial al capitalismo depredador.
Pero de inmediato hay que evitar, como previene Naomi Klein,
que bajo los efectos del ‘capitalismo del shock’, los defensores del sistema
-Gobiernos ultraliberales, fondos especulativos, empresas transnacionales,
mastodontes digitales- consoliden su dominación y manipulen la crisis para
crear más desigualdades, mayor explotación y más injusticias… Es preciso
impedir que la pandemia sea utilizada para instaurar una Gran Regresión Mundial
que reduzca los espacios de la democracia, destroce aún más nuestro ecosistema,
disminuya los derechos humanos, neocolonice el Sur, banalice el racismo,
expulse a los migrantes y normalice la cibervigilancia de masas.
Por el momento, sociedades enteras siguen confinadas en sus
viviendas. Dóciles, asustadas, controladas, silenciosas. ¿Qué ocurrirá cuando
se levanten los confinamientos ? ¿Qué habrán estado ruminando los pueblos
durante su inédito ‘aislamiento social’ ?¿Cuántos reproches han estado
acumulando contra algunos gobernantes ? No es improbable que asistamos, aquí o
allá, a una suerte de estampida revoltosa de ciudadanos indignados -muy
indignados- contra diversos centros de poder acusados de mala gestión de la
pandemia…
Algunos dirigentes ya sienten subir la furia popular… Y
después de haber adoptado y defendido durante muchos años el modelo neoliberal,
están tomando conciencia de los errores garrafales del neoliberalismo144, tanto
políticos y sociales como económicos, científicos, administrativos… Ahora esos
políticos están prometiendo a sus ciudadanos que, una vez vencida la pandemia,
todo se va a enmendar para construir una suerte de ‘sociedad justa’. Proponen
un nuevo modelo definitivamente más justo, más ecológico, más feminista, más
democrático, más social, menos desigual… Seguramente, acuciados por la
situación, lo piensan sinceramente.
Es muy poco probable que, una vez vencido el azote,
mantengan semejantes propósitos. Sería una auténtica revolución… Y un virus,
por perturbador que sea, no sustituye a una revolución… No podemos pecar de
inocentes. Las luchas sociales seguirán siendo indispensables. Pasado el susto,
los poderes dominantes, por mucho que se hayan tambaleado, se esforzarán por
retomar el control145. Con mayor violencia, si cabe. Tratarán de hacernos
regresar a la vieja ‘normalidad’. O sea al Estado de las desigualdades
permanentes. Pensemos en lo que ocurrió con la pandemia de la « gripe de Kansas
» (mal llamada « española) que se extendió a todo el planeta entre enero de
1918 y diciembre de 1920. ¿Quién la recordaba antes de la plaga actual, aparte
algunos historiadores ? Todos la habíamos olvidado… A pesar de que infectó a
unos quinientos millones de personas -la tercera parte de la humanidad de la
época- y mató a más de cincuenta millones de enfermos…
¿Y qué pasó después ? ¿Europa y Estados Unidos construyeron
acaso la ‘sociedad justa’?... La respuesta es : no. Las promesas se desvanecieron.
La mayoría de los supervivientes de la mortal gripe se apresuraron en olvidar.
Un manto de amnesia recubrió el recuerdo. La gente prefirió lanzarse a vivir la
vida con un apetito desenfrenado en lo que se llamó los « felices años veinte »
(the roaring twenties). Fue la época del jazz, del tango, del charlestón, del
triunfo de Hollywood y de la cultura de masas. Una euforia artificial y
alienante que acabaría estrellándose, diez años después, contra el crack
bursátil de 1929 y la Gran Depresión…
En aquel mismo momento, en Italia, una doctrina nueva
llegaba al poder. Estaba destinada a tener mucho éxito. Su nombre : el
fascismo… ¿Se repetirá la historia ?
IGNACIO RAMONET
(La Habana, Cuba, 22 de abril de 2020.)
Siete publicaciones han decidido asociarse en esta ocasión
especial para publicar colectiva y simultáneamente este texto de Ignacio
Ramonet. Estos medios son : Le Monde diplomatique en español (España), Le Monde
diplomatique Edición Cono Sur El Diplo (Buenos Aires), Le Monde diplomatique
Edición Chilena (Santiago de Chile), NODAL, La Jornada (México), Cubadebate
(Cuba) y Mémoire des luttes (Francia).
AGRADECIMIENTOS.
Mi reconocimiento más efusivo a las amigas y amigos –Lydia
Castro, Camilo Pérez Casal, Miguel Mejía, Ferràn Montesa, Marisa Ros y Sandra
Sarmiento- que tuvieron la enorme gentileza de releer mi texto -en tan poco
tiempo y en medio de las turbulencias de esta cuarentena global-, de
corregirlo, enmendarlo y de hacerme toda una serie de originales sugerencias
que me permitieron enriquecer el manuscrito y, en mi opinión, mejorarlo
considerablemente. Gracias.
1 José Natanson, « Lo imposible », Le Monde diplomatique
Edición Cono Sur, Buenos Aires, abril 2020.
2 Entrevista a Germán Velásquez : « Han privatizado la OMS,
la financiación privada condiciona sus decisiones », Cadena SER, Madrid, 25
agosto 2016.
https://cadenaser.com/ser/2016/06/16/sociedad/1466079742_072124.html
3 A principios de abril de 2020, únicamente 9 países (en su
mayoría archipiélagos) no tenían casos de covid-19 según las autoridades
locales. El País, Madrid, 8 de abril 2020.
4 No existe (el 22 de abril de 2020) una terapia específica
que ‘mate’ al virus o que lo vuelva inofensivo como lo consigue la triterapia
contra el retrovirus VIH del Sida. Los tratamientos actuales contra el nuevo
coronavirus buscan esencialmente a reforzar el sistema inmune del paciente para
ayudarlo a reducir al patógeno.
5 Hugo Sigman, « La vacuna contra el coronavirus puede
demorar de 6 meses a una año y medio », Perfil, Buenos Aires, 26 marzo 2020.
https://www.perfil.com/noticias/salud/coronavirus-hugo-sihman-vacuna-puede-demorar-6-meses-1-ano.phtml
6 Yuval Noah Harari, « La mejor defensa contra los patógenos
es la información », El País, Madrid, 22 marzo 2020.
7 Nombre oficial de la enfermedad, atribuido el 11 de
febrero de 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que significa :
coronavirus disease 2019 (‘enfermedad por coronavirus 2019’, en español).
8 Significa : Coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo
grave (SARS-CoV-2).
9 Manuel Ansede, « ¿Salió el coronavirus de un laboratorio ?
», El País, Madrid, 17 abril 2020.
10 Se ha identificado en cambio al paciente 1 en China : un
hombre de 55 años residente en la provincia de Hubei fue el primer caso
confirmado de covid-19 y se remonta al 17 de noviembre de 2019, semanas antes
de que China alertase oficialmente al mundo.
11 « China acusa al ejército de EE.UU. de instalar el
coronavirus », El País, Madrid, 14 marzo 2020.
12 Clarín, Buenos Aires, 18 abril 2020.
13 Las redes sociales en Estados Unidos han tratado de
acreditar también la tesis (falsa) de que el científico estadounidense Charles
Lieber -un genio de las nanotecnologías, profesor en la Universidad de
Harvard-, fabricó y vendió a las autoridades chinas el nuevo coronavirus. La
detención del profesor Lieber por orden del fiscal general del gobierno de
Estados Unidos para el Tribunal de Distrito en Massachusetts, Andrew Lelling,
el 28 de enero de 2020, acusado de haber recibido fondos de la Universidad de
Tecnología de Wuhan (WUT) por su pretendida participación en el “Plan Mil
Talentos” creado por China para reclutar científicos expatriados y extranjeros
para sus universidades (lo cual obviamente no tiene nada que ver con el
coronavirus) sirvió de pretexto a la fake news que ha circulado mucho…
https://observers.france24.com/fr/20200403-non-scientifique-americain-charles-lieber-covid-19-chine-etats-unis
14 « Republican senator: It’s time to hold China
’accountable’ for the coronavirus », Business Insider, 12 marzo 2020.
15 « Un periodista de la TV argentina acusa a los judíos de
crear el Coronavirus », Aurora, Israel, 3 abril 2020 ; y « Coronavirus : fuerte
reacción ante la teoría conspirativa que difundió C5N », La Nación, Buenos
Aires, 2 abril 2020.
16 Consúltese: « El coronavirus y sus bulos: 378 mentiras,
alertas falsas y desinformaciones sobre COVID-19 », Maldita.es, 7 abril 2020.
https://maldita.es/malditobulo/2020/04/07/coronavirus-bulos-pandemia-prevenir-virus/
17 Amparo Tolosa, « Acotando el origen del coronavirus
SARS-CoV-2 », Genética Médica News, Valencia (España), 1 abril 2020.
18 Kristian G. Andersen, Andrew Rambaut, W. Ian Lipkin,
Edward C. Holmes, «The proximal origin of SARS-CoV-2 », Nature Medicine, 17
marzo 2020.
19 Roujian Lu, Xiang Zhao, Juan Li, Peihua Niu, Bo Yang,
Honglong Wu et al., « Genomic characterisation and epidemiology of 2019 novel
coronavirus: implications for virus origins and receptor binding », The Lancet,
Londres, 30 enero 2020.
20 Helen Briggs, « Coronavirus: cómo se estrecha el cerco
sobre el pangolín como probable transmisor del patógeno que causa el covid-19
», BBC News, 27 marzo 2020.
21 Léase el excelente estudio de Artur Galocha y Nuño
Domínguez, « Así infecta el coronavirus », El País, Madrid, 11 marzo 2020.
22 El País, Madrid, 14 marzo 2020.
23 Léase los dos artículos fundamentales de Tomás Pueyo, «
Coronavirus : Por qué tenemos que actuar ahora » y « Coronavirus : el martillo
y el baile », Página 12, Buenos Aires, respectivamente 16 y 21 marzo 2020.
24 El Periódico, Barcelona, 26 marzo 2020.
25 CNN en español, Atlanta, 3 abril 2020.
https://cnnespanol.cnn.com/2020/04/03/altos-funcionarios-del-gobierno-trump-dijeron-el-ano-pasado-que-la-amenaza-de-una-pandemia-los-preocupaba/
26 Causada por el virus H5N1 que también causó la gripe de
Hong Kong de 1997 y la gripe de Kansas o « española » de 1918 y sus 50 o 100
millones de muertos.
27 Léase Ignacio Ramonet, « Los culpables de la gripe
porcina », Le Monde diplomatique en español, Valencia (España), julio 2009.
28 Léase el texto completo del informe (en inglés) :
https://www.files.ethz.ch/isn/94769/2008_11_Global_Trends_2025.pdf
29 Ken Klippenstein, « Military Knew Years Ago That a
Coronavirus Was Coming », The Nation, New York, 1 abril 2020.
30 The Washington Post, Washington, 10 mai 2018.
31 El País, Madrid, 31 marzo 2020.
32 En el prólogo del documento titulado « Un Mundo en
peligro : informe anual sobre la preparación mundial para las emergencias
sanitarias», elaborado por epidemiólogos y científicos de máximo nivel de todo
el mundo, y firmado por Gro Harlem-Brundtland, exdirectora general de la OMS, y
Elhadj As Sy, Secretario general de la Cruz Roja Internacional.
https://apps.who.int/gpmb/assets/annual_report/GPMB_Annual_Report_Spanish.pdf
33 Vincent C. C. Cheng, Susanna K. P. Lau, Patrick C. Y. Woo
y Kwok Yung Yuen, de la Universidad de Hong Kong, « Severe Acute Respiratory
Syndrome Coronavirus as an Agent of Emerging and Reemerging Infection »,
Clinical Microbiology Reviews, Washington, octubre 2007.
34https://www.investigacionyciencia.es/blogs/medicina-y-biologia/27/posts/en-2007-la-ciencia-predijo-esta-pandemia-nadie-hizo-caso-18485
35 Declaración del 2 de diciembre de 2014, durante su visita
al National Institute of Health (NIH) en Bethesda, Maryland.
https://www.youtube.com/watch?v=GFQTYlRTJlE
36 BBC News Mundo, Londres, 23 marzo 2020.
37 Debate, Barcelona, 2020.
38 El País, Madrid, 20 abril 2020.
39 Darío Aranda, « La dimensión ecológica de las pandemias
», Página 12, Buenos Aires, 30 marzo 2020.
40 El Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional
(APN), el máximo órgano legislativo de China, tomó el 24 de febrero pasado la
decisión de prohibir totalmente el comercio ilegal y el consumo de animales
salvajes, como medida para proteger la vida y la salud de la población. Cable
de la agencia Xinhua, Pekín, 24 febrero 2020.
41 Byung-Chul Han, « La emergencia viral y el mundo de
mañana », El País, Madrid, 22 marzo 2020.
42 Ibidem.
43 Science Magazine, 22 marzo 2020.
https://www.sciencemag.org/news/2020/03/cellphone-tracking-could-help-stem-spread-coronavirus-privacy-price
44 Evgeny Morozov, La locura del solucionismo tecnológico,
Clave intelectual, Madrid, 2014.
45 Max S. Kim, « La app que vigila a las personas en
cuarentena por coronavirus », MIT Technology Review, 11 marzo 2020.
46 Russia Today, Moscú, 15 marzo 2020.
47 La Nación, Buenos Aires, 10 abril 2020.
48 La Vanguardia, Barcelona, 2 abril 2020
49 The Economist, Londres, 26 marzo 2020.
50 https://www.lemonde.fr/pixels/article/2020/04/01/coronavirus-les-francais-favorables-a-une-application-mobile-pour-combattre-la-pandemie-selon-un-sondage_6035233_4408996.html
51 Léase Ignacio Ramonet, El Imperio de la Vigilancia, Clave
intelectual, Madrid, 2016.
52 La Vanguardia, Barcelona, 11 febrero 2020.
53 El País, Madrid, 4 junio 2015.
54 Una medida de higiene propuesta por primera vez en 1847
por el médico húngaro Ignacio Semmelweis.
55 South China Morning Post, Hong Kong, 22 marzo 2020.
56 Pero esa victoria presagia lo que les puede pasar a otros
países a partir de ahora. Porque, el 13 de abril 2020, las autoridades
anunciaron la existencia de 265 nuevos casos importados por avión…
57
https://chaohanoi.com/2020/03/04/why-vietnam-has-been-the-number-one-country-in-the-world-on-coronavirus/
58 Vicente G. Olaya, « Escenas de una pandemia de hace 1 500
años que se repiten hoy », El País, Madrid, 11 abril 2020.
59 El País, Madrid, 2 abril 2020.
60 Clarín, Buenos Aires, 10 abril 2020.
61 Léase, « Unos 50 vecinos de La Línea de la Concepción
apedrean un convoy de ancianos enfermos por coronavirus », La Vanguardia,
Barcelona, 25 marzo 2020.
62 Léase, por ejemplo, La Vanguardia, Barcelona, 19 marzo
2020 ; cable Europapress, 19 marzo 2020 ; y El País, Madrid, 30 marzo 2020.
63 En España, el 86% de los fallecidos tiene más de 70 años
de edad. RTVE, Madrid, 14 abril 2020.
64 Dan Patrick, vicegobernador de Texas. El Mundo, Madrid,
24 marzo 2020.
65 Maurizio Lazzarato, « ¡Es el capitalismo, estúpido ! »,
El Salto, Madrid, 11 abril 2020.
66
https://www.clarin.com/mundo/coronavirus-holanda-ancianos-debiles-hospitalizados_0_BV-kOz__z.html
67
https://okdiario.com/salud/coronavirus-holanda-no-hospitaliza-ancianos-ni-debiles-5372513
68 CNN en español, Atlanta, 3 abril, 2020.
https://cnnespanol.cnn.com/2020/04/03/opinion-los-verdaderos-heroes-en-la-lucha-contra-el-coronavirus/
69 BBC News Mundo, Londres, 11 abril 2020.
70 El País, Madrid, 12 abril 2020.
71 The New York Times, 6 abril 2020.
72 La Vanguardia, Barcelona, 26 marzo 2020.
73 Cubadebate, La Habana, 8 abril 2020.
74 Il Manifesto, Roma, 18 marzo 2020.
75 France 24, Paris, 15 abril 2020.
https://www.france24.com/es/20200415-el-personal-sanitario-encarna-el-hero%C3%ADsmo-contra-el-coronavirus
76 Albert Camus, La Peste (1947), traducción al castellano
de Rosa Chacel, prólogo de José Manuel Caballero Bonald, Unidad Editorial,
Madrid, 1999.
77 Entre los cuales : Andorra, Italia (dos brigadas, en
Lombardía y Piemonte), Francia (en Guadeloupe, Martinica y Guyane), Catar,
Angola, Togo, Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana,
Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, Santa
Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela,
78 Tom O’Connor, « Cuba Uses ’Wonder Drug’ to Fight
Coronavirus Around World Despite U.S. Sanctions », Newsweek, 24 marzo 2020. 79
Hernando Calvo Ospina, « Une Internationale… de la santé », Le Monde
diplomatique, Paris, août 2006.
80 Cuba cuenta con unos cien mil médicos activos, lo que
representa 9 médicos por cada mil habitantes, la cifra más alta del mundo (por
ejemplo Alemania, España y Suiza tienen 4/1000 ; Estados Unidos, Israel y
Francia 3/1000).
81 El País, Madrid, 22 marzo 2020.
82 « Fragmentos del discurso pronunciado por Fidel Castro,
en Buenos Aires, en mayo de 2003. », Granma, La Habana, 17 abril 2020.
83 José Natanson, « Coronavirus e hipertelevisión », Página
12, Buenos Aires, 28 marzo 2020.
84 Fernando Buen Abad, « Semiótica de la pandemia », Granma,
La Habana, 26 marzo 2020.
85 https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2020_318.html
86
https://www.elmundo.es/tecnologia/2020/04/06/5e8b67bafc6c83372d8b4649.html
87 El virus no está mutando: la Organización Mundial de la Salud
asegura que el virus mantiene una estructura estable. Las variaciones en los
síntomas entre personas afectadas están asociadas a patologías previas y la
interacción del coronavirus con éstas. Léase Juventud Rebelde, La Habana, 18
marzo 2020.
88 « Bulos y falsos remedios para ‘prevenir y curar’ el
coronavirus », El Periódico, Barcelona, 17 marzo 2020.
89 Existe un riesgo de muerte entre las 12-36 horas después
de la ingestión de metanol.
90 https://es.qwe.wiki/wiki/Poynter_Institute
91 https://semanariouniversidad.com/pais/infodemia-la-pandemia-de-noticias-falsas-sobre-covid-19-tambien-cobra-vidas/
92
https://compromiso.atresmedia.com/levanta-la-cabeza/buenas-practicas/herramientas-detectar-fake-news_202001245e2a8b020cf20ef4411cffec.html
93 https://chequeado.com/tag/falso-en-las-redes/
94 https://factual.afp.com/
95 https://firstdraftnews.org/
96 https://popup.news/
97
https://www.infobae.com/politica/2019/07/13/fake-news-como-saber-si-una-noticia-es-verdadera-o-falsa/
98 Rubén Velasco, « ¿Cansado de Twitter ? Prueba estas redes
sociales alternativas », Redes Zone, 7 enero 2018.
https://www.redeszone.net/2018/01/07/alternativas-twitter/
99 Facebook, Messenger, Whatsapp e Instagram, « las cuatro
applicaciones más descargadas en el mundo en los últimos diez años »,
pertenecen al grupo Facebook de Mark Zuckerberg, según « App Annie ».
https://www.xatakamovil.com/aplicaciones/facebook-dueno-cuatro-apps-moviles-descargadas-decada-app-annie
100 « Así es WT:Social, la red social ‘antiFacebook ‘ sin
anuncios ni fake news creada por el fundador de Wikipedia », BBC News Mundo,
Londres, 20 noviembre 2019.
101 La Vanguardia, Barcelona, 6 abril 2020.
102 El Periódico, Barcelona, 19 marzo 2020.
103 Cable Europapress, Madrid, 21 marzo 2020.
104 Las descargas de Houseparty crecieron 735 veces durante
la última semana de marzo 2020.
105 La Vanguardia, Barcelona, 11 abril 2020.
106 Graphics Interchange Format (GIF).
107 Durante la pandemia, Netflix sumó casi 16 millones de
nuevos usuarios. Ahora tiene un total de 183 millones. El País, Madrid, 21
abril 2020. 108 Dominique Strauss-Kahn, « L’être, l’avoir et le pouvoir dans la
crise », Politique internationale, Paris, 5 abril 2020.
109 El País, Madrid, 12 abril 2020.
110 « Coronavirus: "Estamos frente a una crisis
generalizada del capitalismo democrático mundial y del no democrático, como el
de China" », BBC News Mundo, Londres, 30 marzo 2020. 111 Según la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) 2,4 mil millones de trabajadores se
han visto afectados por el cese de actividad de sus centros de trabajo y unos
195 millones han perdido su empleo, Le Figaro, París, 7 abril 2020.
112 Léase « Oxfam: el Covid-19 podría llevar a 500 millones
de personas a la pobreza », France 24, París, 9 abril 2020.
113 La Vanguardia, Barcelona, 20 enero 2020.
114 L’Express, París, 16 mars 2020.
115 The Wall Street Journal, Nueva York, 27 febrero 2020.
116 Les Echos, París, 6 abril 2020.
117El País, Madrid, 21 abril 2020.
118 El País, Madrid, 15 marzo 2020.
119 Henry A. Kissinger : « The Coronavirus Pandemic Will
Forever Alter the World Order », The Wall Street Journal, Nueva York, 3 de
abril 120 « EE UU y Europa movilizan 6 billones de euros para combatir el
impacto económico del virus », Cinco Días, Madrid, 26 marzo 2020.
121
https://www.causeur.fr/jacques-sapir-coronavirus-crise-economique-euro-175682
122 Ignacio Ramonet, « Sadismo económico », Le Monde
diplomatique en español, Valencia (España), julio 2012.
123 https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/entrevista-naomi-klein-gente-habla-volver-normalidad-crisis-doctrina-shock
124 Le Monde, París, 8 abril 2020.
125
https://www.lopinion.fr/edition/international/coronavirus-monnaies-matieres-premieres-pays-en-developpement-pris-215333
126 El País, Madrid, 11 abril 2020.
127
https://www.farodiroma.it/francisco-que-el-senor-permita-alcanzar-soluciones-practicas-e-inmediatas-en-venezuela-orientadas-a-facilitar-la-ayuda-internacional-a-la-poblacion-que-sufre-a-causa-de-la-grave-coyuntura-politica/
128 Le Monde, Paris, 13 abril 2020.
129 http://www.amb-chine.fr/fra/zfzj/t1693080.htm
130 Léase Marcelo Colussi, « Coronavirus, ¿fin de la
globalización neoliberal ? », Rebelión, Madrid, 8 febrero 2020 ; y John Gray, «
Adios globalización, empieza un mundo nuevo. O por qué esta crisis es un punto
de inflexión en la historia », El País, Madrid, 12 abril 2020.
131 Léase Slavoj Zizek, « El coronavirus es un golpe a lo
Kill Bill al sistema capitalista », [esferapública], 18 marzo 2020.
http://esferapublica.org/nfblog/slavoj-zizek-el-coronavirus-es-un-golpe-a-lo-kill-bill-al-sistema-capitalista/
132 En América Latina, podríamos citar, entre otros, a Jair
Bolsonaro (Brasil), Lenín Moreno (Ecuador), Iván Duque (Colombia), Sebastián
Piñera (Chile)…
133 Max Boot, « The worst President. Ever», The Washington
Post, 9 abril 2020.
134 Abel Prieto, El rey desnudo, Granma, La Habana, 10 de
abril 2020.
135 BBC News Mundo, Londres, 10 abril 2020.
136 BBC News Mundo, Londres, 9 abril 2020.
137
https://www.telesurtv.net/news/venezuela-coronavirus-balance-segundo-dia-cuarentena-20200317-0026.html
138 Léase « Estados Unidos despliega buques frente a
Venezuela », Deutsche Welle, Berlín, 2 abril 2020.
139 Léase « Venezuela pionera en combatir el coronavirus en
Suramérica », TeleSur, Caracas, 22 de marzo 2020.
140 BBC News Mundo, Londres, 9 abril 2020.
141 « Francia retira a sus soldados de Irak por el
coronavirus », cable EFE, 26 marzo 2020
142 William Serafino, « Coronavirus y tormenta política en
el Pentágono: Las claves de una crisis inédita », Cubadebate, La Habana, 14
abril 2020. 143 BBC News Mundo, Londres, 6 marzo 2020.
144 Atilio Borón, « La pandemia y el fin de la era
neoliberal », CLACSO, 3 abril 2020.
https://www.clacso.org/la-pandemia-y-el-fin-de-la-era-neoliberal/
145 Serge Halimi, "¡Ahora mismo!", Le Monde
diplomatique edición chilena abril 2020.
https://www.lemondediplomatique.cl/2020/04/ya-mismo.html
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