Aylwin Allende
domingo, 31 de julio de 2016
El juicio de Víctor Jara puertas adentro
Un tribunal federal de Orlando registró cada una de las nueve audiencias del litigio civil entre la familia Jara y el ex teniente del Ejército Pedro Barrientos en transcripciones que alcanzan las 1.209 páginas. En estos documentos se revelan situaciones inéditas del proceso, que terminó con un fallo a favor de la viuda e hijas del artista, con compensaciones de US$ 28 millones. Esta es la cronología que llevó a un veredicto histórico. Francisco Siredey E. 31 de julio del 2016
Lunes 13 de junio, 9.20 horas
La atmósfera en los tribunales del Middle District de Orlando se siente espesa. No sólo por el calor, que llegará a los 36 grados, sino también por la matanza que dos días antes ha golpeado a la comunidad. “Es como el gorila dentro de la sala”, dice el honorable Roy Dalton (64) a los intervinientes acerca de lo ocurrido en la discoteca Pulse. Su primera tarea consiste en escoger al jurado, para que el juicio por la demanda de Joan Jara y sus hijas contra el ex teniente Pedro Barrientos, por la detención, tortura, asesinato y conspiración para matar a Víctor Jara, pueda comenzar. Tanto los abogados de ambas partes como el juez saben que el atentado del sábado será un tema. “No estoy muy interesada en estar aquí hoy día”, revela Deborah Creamer, candidata al jurado.
El juez Dalton explica que para cumplir esta labor hay que seguir el procedimiento como si se tratara de un partido de béisbol: sin dormirse hasta la última entrada. También se debe tener una postura imparcial. Varios eventuales jurados tienen conflictos con alguno de estos puntos. Brad Sundberg organiza seminarios sobre Michael Jackson en Los Angeles y no dispone de muchos días; Mohammed Rahal sirvió en el Ejército de EE.UU. durante los 90 y cree firmemente que quien sigue órdenes no debe hacerse responsable ante la ley; Shelsy Sandoval tuvo un abuelo chileno que fue francotirador en la Armada durante el Gobierno Militar. “Era pro Pinochet, es todo lo que sé”, cuenta la mujer, que al ver al acusado, Pedro Barrientos, agrega que este se parece mucho a su padre. A pesar de estos antecedentes, asegura que no tendrá ningún sesgo a la hora de ponderar la evidencia. Los tres quedan descartados y los ocho integrantes finales son advertidos de no comentar el caso ni revisar los medios.
Dalton también les informa que el valor de la prueba en un caso civil, como este, no es el mismo de un caso criminal, en el que se debe probar culpabilidad más allá de toda duda razonable. Aquí basta la simple preponderancia de la evidencia para hacer responsable al acusado.
Pasadas las 14 horas, tras el receso para almorzar, uno de los abogados de la familia Jara, Mark Beckett, realiza su declaración de apertura. En instancias procesales previas le ha explicado al juez Dalton que Víctor Jara, el principal exponente de la Nueva Canción Chilena, el artista y activista político que fue asesinado en el Estadio Chile el 15 de septiembre de 1973, “era como Bob Dylan, aunque esta analogía puede ser insuficiente”. Ahora, Beckett dice que la evidencia demostrará que Barrientos estuvo en el Estadio Chile como el oficial de rango más alto de la Segunda Compañía del Batallón de Bronce de Tejas Verdes, y que el mismo acusado ha señalado que mató a Víctor Jara de dos disparos en la cabeza. “Ser comunista en Chile no era como en Rusia o Cuba. Víctor estaba comprometido con la democracia. Su única arma era la guitarra”, explica.
La respuesta de Luis Calderón, defensor de Barrientos, es simple: su cliente nunca estuvo ahí, sino en otras labores. Después de ser dado de baja del Ejército en 1984 y terminar dos matrimonios, el acusado llegó a Estados Unidos “persiguiendo el sueño americano”, donde ha logrado llevar una vida “sencilla”, como cocinero en un restorán.
“Este era un tiempo de caos. Era un tiempo de locura. El señor Barrientos seguía órdenes, pero ninguna tuvo que ver con el Estadio Chile”, afirma.
La primera testigo de los demandantes es una de ellas, Joan Jara (89), la bailarina de origen inglés que fue pareja del artista desde 1960 hasta el día de su muerte. Por sus problemas de visión, se le acerca el podio a la mesa de los abogados. Entonces relata los hechos del 11 de septiembre de 1973, la partida de Víctor Jara a la Universidad Técnica del Estado (UTE, actual Usach), pese al golpe en curso; sus dos llamadas telefónicas de esa tarde y la desesperación de no saber nada hasta que el 18 de septiembre, Héctor Herrera, del Registro Civil, la visitó para contarle la verdad. “Fue el final de mi primera vida. Así me siento. Porque perdí demasiado en esa fecha”, sentencia Jara.
Se levanta la sesión a las 16.55 horas.
Martes 14 de junio, 8.58 horas
“Quiero expresar mis condolencias a todas las familias de la gente que murió”, comienza diciendo Manuela Bunster (56), la hija mayor de Joan Jara sobre lo sucedido en Pulse. El defensor Calderón exclama “objeción” y el juez Dalton desaloja la sala. Piensa que su frase ha sido inapropiada y puede predisponer al jurado positivamente a su demanda. Ella ofrece disculpas. “Todos en esta sala empatizamos con las víctimas de la tragedia, pero esto no tiene nada que ver con los temas que ustedes decidirán en el caso”, le dice el juez al jurado. Bunster lee extractos de Un canto truncado, el libro de su madre, y pide escuchar Cuando voy al trabajo. “Sus canciones me ayudaron a sobrellevar la pena de la pérdida”, comenta Bunster, que también recuerda la jornada del 11 de septiembre, su huida a Londres y su regreso a Chile en 1981.
A la hora de contraexaminar, el defensor Calderón pregunta si Bunster conocía el nombre de Barrientos antes de la exhumación del cuerpo de Jara en 2009. Ella responde que lo había visto en el expediente, pero que entendía que el jefe del Estadio Chile era Mario Manríquez. La periodista Mónica González es la siguiente en ser llamada al estrado como experta. Los abogados no se ponen de acuerdo de si puede hablar sólo de la Nueva Canción Chilena o del contexto que llevó al Golpe de Estado y, por ende, a la muerte de Jara. “Estoy segura de que con su muerte, aunque es horrible que lo diga, Víctor Jara se transformó en un instrumento imparable”, asevera.
Se suceden las objeciones y la discusión entre los abogados se alarga hasta después del almuerzo. El jurado manifiesta su molestia con tanta interrupción. González habla del Estadio Chile como un “campo de concentración” y los defensores se indignan. “Ese lenguaje es perjudicial. Evoca emociones como de la Alemania nazi. Es peligroso, porque no es de lo que aquí estamos hablando”, argumenta Calderón, mientras los demandantes responden que es un término neutro. Dalton le pide evitar “comentarios editoriales”.
-Víctor Jara es el último eslabón de una larga cadena de impunidad y hay un deseo de que esa impunidad sea revertida. El se lo merece, Chile lo merece -dice la periodista.
-Pero este no es el lugar para promover causas. Este es un lugar para contestar preguntas -afirma Dalton.
Hacia el final del día se proyecta la declaración videograbada de dos testigos. Primero, el conscripto José Santiago Navarrete, quien afirma haber visto a Barrientos jactarse del asesinato de Víctor Jara en un casino de oficiales en Arica. “Barrientos siempre comentaba que él había matado a Víctor Jara pegándole dos balazos en la cabeza”, declara. Luego, el oficial Nelson Barraza, de la Segunda Compañía, quien asegura que “Barrientos organizaba la guardia en el Estadio Chile”. Se levanta sesión a las 17.07.
Miércoles 15 de junio, 9.21 horas
Dalton pide disculpas por su atraso, pero tenía que dictar una sentencia en otro caso. Se dispone una pantalla gigante para proyectar los videos, ya que se le hace difícil al jurado verlos en sus monitores. Erica Osorio, estudiante de Construcción Civil de la UTE en 1973, sale al estrado como testigo de los demandantes. Cuenta que vio cómo golpeaban a Víctor Jara en una cancha de básquetbol en el Estadio Chile. “Cuando llegamos, el estadio estaba lleno de gente. El oficial a cargo nos llamaba ‘atención, cloaca marxista; atención, escoria humana, son prisioneros de guerra y puede que mueran aquí’. Nos dijeron que no nos moviéramos sin ser acompañados por un soldado o nos dispararían”, testificó Osorio. Vio a un hombre subirse al techo y gritar ‘viva Chile’ antes de lanzarse al vacío. También identifica a Barrientos como uno de los oficiales del recinto. Otros tres conscriptos (Manuel Chaura, Mario González y Carlos Rivero) también lo ubican allí.
-¿Es posible que lo haya confundido con otro oficial?- pregunta el abogado defensor Jan Kubicz en el video.
-Objeción -irrumpe la demandante, Christina Hioureas.
-No, porque es de piel oscura -contesta igualmente Chaura.
La jornada termina a las 17.02.
Jueves 16 de junio, 11.01 horas
Los compromisos del magistrado Dalton impiden avanzar con las pruebas de los demandantes durante la mañana. A las 12.10 tiene comprometido un almuerzo con futuros abogados de Florida. Se alcanza a mostrar el testimonio de Rubén Vargas, otro conscripto que vio al teniente Barrientos en el Estadio Chile.
Termina el receso. Los demandantes presentan el último poema de Víctor Jara, conocido como Somos 5.000. Este fue rescatado por Boris Navia (74), que era el jefe de personal de la UTE para el 11 de septiembre de 1973. Se sube al estrado y cuenta que Jara cantó la madrugada del 12 en la Escuela de Arte, antes de ser trasladados al estadio en micros. Navia se lleva ambas manos a la cabeza para mostrar cómo entraron al centro de detención. Mientras describe las golpizas que Jara recibe en el recinto, el abogado Calderón le dice al juez que los demandantes deben controlar sus emociones. Joan Jara está llorando, lo que atrae miradas del jurado. “Le niego que haya existido algún tipo de histrionismo o drama. Están respondiendo a lo que están oyendo”, indica Beckett. Después de un breve receso, el juez Dalton le aclara la situación a la viuda: “Le aseguro que no hemos sugerido que usted haya hecho algo inapropiado. Sé que son cosas difíciles de escuchar”.
Navia relata que Jara era como un trofeo para los oficiales, quienes tomaban turnos para golpearlo y humillarlo. Uno le lanzó un cigarro al suelo y cuando éste estaba por recogerlo, le pisó la mano. “A ver si tocas tu guitarra ahora”, le habría gritado. Junto a otros prisioneros trataron de protegerlo por algunas horas, luego de un descuido de los guardias. Entonces le pidió papel y lápiz para escribir su últimos versos.
¡Canto que mal me sales
Cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
Viernes 17 de junio, 8.34 horas
El testimonio del conscripto Gustavo Báez es el más controversial de todo el juicio. En una primera declaración firmada ante notario en junio de 2015 y entregada a la primera esposa de Barrientos, María Teresa Castro, dijo que el ex teniente nunca estuvo en el Estadio Chile; sin embargo, en la entrevista oral grabada para el juicio, confesó que es analfabeto y que el contenido de este documento no era fiel a sus palabras. La defensa apunta a la falta de credibilidad del testigo, que ya en 2009 había dado un testimonio judicial sin involucrar a Barrientos.
-¿Es verdad que Pedro Barrientos nunca estuvo en el Estadio Chile?
-No, eso es mentira, porque estaba ahí.
-¿Y esa es la respuesta que le dio a la señora Castro Barrientos el día que esa declaración fue redactada?
-La respuesta que le di fue que Barrientos estuvo en el Estadio Chile el 12 de septiembre. Que yo lo había visto ese día.
El siguiente relato es el del propio acusado, Pedro Barrientos, grabado entre el 9 y 10 de noviembre de 2015. Hay varios problemas técnicos con el video, pero alcanzan a terminarlo antes de las 16 horas. Barrientos niega todas las acusaciones. Reconoce que fue visitado por el agente del FBI Patrick Walter en 2012, cuando se inició la investigación en su contra en Chile, tras la acusación del conscripto José Paredes, pero asegura que nunca estuvo en el Estadio Chile, sino entre Padre Hurtado, Arsenales de Guerra y el Ministerio de Defensa.
“Ni siquiera lo conozco (a Jara). No soy muy amante de la música, así que cuando esto apareció, empecé a preguntar quién era Víctor Jara”, sentencia en el video.
Lunes 20 de junio, 9.04 horas
-Para quienes no saben, ¿qué es la Academia Americana de Artes y Ciencias?
-Bueno, yo lo describo como un salón de la fama del que nadie ha oído nada -bromea el testigo Steve Stern, profesor de la Universidad de Wisconsin de historia latinoamericana, especializado en el Chile contemporáneo. Stern da su impresión sobre las tensiones políticas de la época y de la represión posterior. Comenta que el Estadio Chile fue uno de los 1.100 centros de detención y tortura del régimen.
Lo reemplaza en el estrado Héctor Herrera, el funcionario del Registro Civil que avisó a la familia Jara de la muerte del cantautor. Descubrió el cuerpo lleno de tierra en el Servicio Médico Legal el 15 de septiembre. “Tenía el pelo pegado a la cara por la sangre. Sus mejillas estaban hinchadas (...). Tenía heridas grandes en el dorso de sus manos”, narra. Tres días después, el 18 de septiembre, fue a la casa de Joan Jara.
Al llegar, una de las niñas le mostró una foto de Jara y le preguntó: “¿Has visto a mi papá?”. Herrera acompañó a la familia hasta el Cementerio General para enterrar al artista. “Fue el único momento en que me quebré”, recuerda.
La última testigo de los demandantes fue Amanda, su hija menor y su única hija biológica. Habla de haber evitado las canciones de su padre hasta los 16 años para no echarlo de menos y de la suerte de cierre que les dio haberlo podido exhumar y volver a sepultar con funerales masivos. Dice que lo reconoció apenas abrieron el ataúd, con sólo mirar sus dientes. “Tenía una sonrisa amplia”, cuenta, antes de confidenciar que lo perdona por haber ido a la UTE esa mañana. “Ahora entiendo que fue porque era fiel a sus convicciones, que no se trataba de él, sino de algo más grande”, añade.
Los abogados de la familia Jara terminan así con sus pruebas. Le corresponde el turno a la defensa, que llama a María Teresa Castro, ex esposa de Barrientos, quien afirma no haber escuchado de Víctor Jara, pese a escuchar folklore, y tampoco conocer el Estadio Chile. Ambos vivían en Tejas Verdes cuando se inició el Golpe. Ella recuerda que no vio mucho a su marido durante los días posteriores y que sólo se enteró de violaciones a los derechos humanos con el libro Los Zarpazos del Puma, de Patricia Verdugo, publicado en 1987. Después de leerlo, llamó a Barrientos, padre de sus tres hijos, que por entonces ya era su ex marido.
“Me dijo que sus manos estaban limpias, porque se había quedado en el regimiento con otros soldados”, declara Castro. Las objeciones se suceden respecto de la obtención de la declaración del conscripto Báez, que Castro alega no haber alterado. La contraexaminación de los demandantes es dura. Le logran sonsacar a Castro que en algún momento se definió como “abogada” de su ex esposa en conversaciones informales y que es parte interesada por querer resguardar la honra de sus hijos.
-¿Haría usted lo que fuera para prevenir que sus hijos y nietos sean conocidos como descendientes del hombre que mató a Víctor Jara?
-Eso no va a pasar, porque no es verdad.
Martes 21 de junio, 9.02 horas
El interrogatorio de los abogados de la familia Jara a Castro continúa. Le preguntan si sabía que bajo el casino de Tejas Verdes operaba un centro de detención y también por el capitán Carlos Enriotti, un conocido de la pareja que salió mencionada en Los Zarpazos del Puma. Aunque asegura que verlo mencionado en el libro le generó gran impacto, no recuerda los cargos que se le imputaban ni que estuviera en Tejas Verdes.
-¿Le sorprendería saber que su esposo, en una declaración jurada, dijo que le reportaba al capitán Enriotti en Tejas Verdes? -pregunta Beckett.
-Voy a objetar basado en testimonio de oídas -exclama Calderón.
-Objeción denegada -decide Dalton.
-Me sorprendería, porque no estaba ahí.
La defensa llama a dos conscriptos que apoyan la versión de Barrientos, Francisco Quiroz, el hombre que convenció a Gustavo Báez de dar su primera versión, y Héctor Hinojosa, ambos ex guardaespaldas del imputado. Las permanentes objeciones de un lado y otro alargan el testimonio hasta que Dalton se molesta. “Están forzando mi paciencia. No importa lo que pase, yo no estaré aquí el jueves”, amenaza el magistrado.
Finalmente, es el turno del acusado de instalarse en el podio.
Miércoles 22 de junio, 8.05 horas.
Después de la declaración grabada, el testimonio presencial de Barrientos se enfoca en explicar por qué traspasó su casa a una sociedad familiar cuando se enteró de que estaba siendo investigado. El ex teniente dice que lo hizo motivado por un mal consejo de una persona llamada Eladio Armesto, que se habría hecho pasar por abogado. “Estos esfuerzos por evadir la notificación o transferir bienes puede ser una admisión de responsabilidad, por eso queremos explicar al jurado que esta acción fue tomada bajo el consejo de esta persona que no es abogado”, argumenta Calderón al juez, quien no le permite entrar en detalles sobre el tema.
Ambas partes debaten la fecha del documento de traspaso, que corresponde al 25 de abril de 2012, un día después de ser visitado por el FBI por la investigación en Chile. Barrientos garantiza que el documento fue firmado realmente en septiembre de 2013, cuando le fue interpuesta la demanda de la familia Jara.
Poco antes del receso para almorzar, los abogados entregan sus argumentos de clausura al jurado. “Siendo conservadores (a Barrientos) se le vio unas 20 veces en cuatro días dentro del Estadio Chile. El les dice que nunca escuchó del lugar. ¿Por qué alguien diría eso?”, señala Beckett.
“Cualquier chiflado o loco que haya sido miembro de los militares en algún momento podría llegar con un registro detallado de información implicando al señor Barrientos (...). ¿Es razonable creer que le dejarían a alguien de su estatura (de Jara) en manos de un teniente cuando hay mil en Santiago. No, esa es una decisión tomada mucho más arriba de su salario”, argumenta Calderón.
Estratégicamente, Beckett ha dejado 10 minutos de su tiempo para poder volver a hablar y quedarse con la última palabra: “Respecto de los daños punibles, de los cuales ustedes ya tienen instrucciones, envíen un mensaje de que esto no puede volver a suceder, que este tipo de comportamiento no será tolerado”. Al día siguiente, a las 15.07, y después de almorzar pizza, el jurado le entrega su respuesta con cuatro cifras que suman US$ 28 millones en compensaciones. La batalla continuará ahora en la Corte de Apelaciones del 11° Circuito, que agrupa Florida, Georgia y Alabama. Luego podría volver a Chile si el ministro Miguel Vásquez reabre el proceso contra Barrientos y solicita su extradición, en una causa que tiene otros siete procesados, a 43 años de la muerte de Jara.
Guillermo Teillier: "Lagos está creando una realidad ficticia para afirmar su candidatura presidencial"
El líder del Partido Comunista sale a cuestionar -por primera vez directamente- la eventual opción a La Moneda del ex mandatario. Guillermo Teillier cree que el ex presidente se equivocó con su tesis respecto de que Chile vive la peor crisis institucional de la historia, ironiza con el perfil que, a su juicio, pretende erigirlo como un "salvador" en medio de la tormenta y critica su falta de compromiso con las reformas que ha impulsado el gobierno. "Si él pone tan en duda lo que se está haciendo, qué razón tendríamos nosotros para apoyarlo", explica el diputado por San Miguel.
Hernán López. 31 de julio del 2016
A Guillermo Teillier no le gustó nada la entrevista que Ricardo Lagos dio el jueves a La Tercera. El ex presidente declaró que vivimos actualmente “en la peor crisis institucional que ha tenido Chile”, y que no tiene certeza “si el país aguanta un año y medio” con el actual estado de las cosas. Cada vez que recuerda la entrevista, al timonel del Partido Comunista le cambia el semblante. El diputado por San Miguel sintió que Lagos había retrocedido todo el terreno que había ganado en los últimos meses con los acercamientos a su flanco más débil, la izquierda, e incluso sintió que el ex mandatario estaba decretando, a un año y medio del fin de la administración Bachelet, el fracaso del gobierno y, también, de la coalición. Se puso más fuera que dentro de la Nueva Mayoría. Para Teillier, las palabras de Lagos, más que un disparo que proviene de fuego amigo, se convirtieron en un cañonazo muy difícil de digerir.
¿Usted cree, como el ex Presidente Ricardo Lagos, que esta es una de las peores crisis política e institucional que ha tenido Chile?
Yo creo que está equivocado. La peor crisis fue en los años 70, creo que en esa crisis está la base de toda la situación de lo que vivimos hoy día. Porque allí se sacó al Estado, se sacó a las organizaciones sociales, se cerró el Parlamento, se abusó del apoliticismo o de denostar a los políticos. Claro, después vino la Concertación, que no logró remontar esa crisis, desde luego avanzó, pero no logró solucionarlo, y es esa crisis la que está pendiente de solución. Lo que está fracasando es el sistema que se instaló después de la salida de la dictadura, porque hoy hay una confrontación que es político-social, pero es una confrontación entre aquellos que quieren mantener lo que quedó después de la dictadura, y otros que lo quieren cambiar, lo que provoca las tensiones es eso. Ahora, yo no creo que hoy exista una crisis institucional como dice Ricardo Lagos, me parece que las palabras de él tienen un sentido electoralista. El dice “miren, aquí está todo el peligro, yo soy el salvador, vengan a mí”. No puede ser, y les hace un flaco a favor a los que quieren ser candidatos de la Nueva Mayoría, incluido a él mismo, porque si él está diciendo que hemos fracasado en este empeño de llevar adelante reformas -yo no creo que hayamos fracasado-, creo que está equivocado. Y si él no es capaz de hacer mención al proceso que estamos viviendo, incluso, no es capaz de hablar ni siquiera del proceso constituyente, entonces creo que se pone fuera de la realidad. Lagos está creando una realidad ficticia para afirmar su candidatura presidencial.
Claramente, entonces, no es de los que creen que lo que aquí se requiere es un liderazgo como el de Lagos...
No, no creo en eso. En las próximas presidenciales se van a definir con primarias, de lado a lado, pueden surgir terceras fuerzas, pero finalmente habrá candidaturas y programas, y va a continuar esta especie de confrontación por un tiempo. Aquí todo lo que está cuestionado tiene que tener salida. Aquí se han destapado varias cosas, y ocurrió en este gobierno, porque este gobierno creó expectativas de que iba a cambiar cosas y están empezando a cambiar cosas, y yo espero que todo este destape de promiscuidad política, empresarial, que afecta a muchos, no a todos, porque hay algunos que dicen “oye si todos estamos en eso”, y no pues, son los que son no más, los que están metidos, y la gran mayoría del pueblo chileno no está en eso. Todas esas cosas tienen que solucionarse para ver un camino de salida.
¿Pero cuánto se le puede atribuir, para bien o para mal, al proceso de reformas? Porque no son pocos los que les atribuyen un rol a las reformas de Bachelet.
Pero es que todavía no ha terminado el proceso. Imagínese usted que hicimos la reforma tributaria y ya está cumpliendo su cometido, ha empezado a financiar la educación pública, empezó a financiar una parte de la gratuidad en la educación superior, el no pago del copago, y va a entrar en régimen recién en 2018, no le pidamos que cumpla antes del plazo para que entre el régimen. En la reforma educacional nos faltan dos patas de la reforma, que son las más pesadas, las más importantes que discutir. Yo le digo: es un hecho de que cuando se esté despidiendo la Presidenta Bachelet va a haber 400 mil o 500 mil jóvenes estudiando gratuitamente. Eso crea una tendencia, si alguien viene a decir que eso es una reforma de poca monta está absolutamente equivocado. Hay discusión sobre otras cosas, sobre cómo seguimos con el resto de la gratuidad, o cómo se pagan las universidades del Estado, o las privadas, pero de que es un avance, es un avance. Mire la reforma laboral, con la apelación de la derecha en el TC, ha rechazado la promulgación, entonces todavía no podemos decir que esté cumpliendo su tarea. Es muy temprano para empezar a evaluar, pero de todas maneras las reformas no están mal en las encuestas, los incumbentes las aprecian bastante, en mi distrito lo veo.
Y si todo está tan bien, ¿por qué tanto fuego amigo? Porque eso de que las reformas están mal hechas es una frase que ha sido repetida bastantes veces por dirigentes de la Nueva Mayoría.
Es que usted ve que en todos lados hay fuego amigo, parece que es una deformación de los chilenos (ríe), porque nos disparamos de todos lados. El fuego amigo no hace tanto daño siempre que sea de discusiones, porque si discutimos lo terminamos resolviendo. Que se diga ahora que estaban mal hechos los cálculos para el financiamiento de la educación pública, me parece casi una incongruencia, todo eso se dice porque hay un debilitamiento de la economía, no se pensaba que sería una crisis tan larga y que nos iba a afectar de esa manera.
Hasta hace unas semanas, eran los dirigentes comunistas más jóvenes, como Camila Vallejo o Karol Cariola, quienes cuestionaban una eventual candidatura presidencial de Ricardo Lagos. Pero ahora, con lo que usted está diciendo, se ve más como una postura de partido. ¿Es la notificación de que el PC entero rechaza la candidatura de Lagos?
Si Lagos viniera a comprometerse con lo mismo que hizo, de ninguna manera lo apoyaríamos. Lagos está ninguneando al gobierno, eso es lo que está haciendo, él dice que es de la Nueva Mayoría, pero con lo que dijo, más que fuego amigo es un cañonazo a la coalición. Venir a decir que este gobierno no dura el año y medio que le resta, cuando queda un año y medio de muchas realizaciones, es un gobierno que no se ha detenido a aprobar leyes y no se va a detener, y eso es notoriamente distinto a otro gobierno. Si él pone tan en duda lo que se está haciendo, qué razón tendríamos nosotros para apoyarlo, cómo le podría dar continuidad a este proceso si en ningún momento habla de este proceso, al decir que aquí hay una crisis institucional y que el gobierno no dura el año y medio que le queda, entonces está apuntando que aquí hay un fracaso total, no cree en esto. Entonces, qué propone él, ¿una regresión? ¿Volver a lo que fue la Concertación? Yo creo que ni los concertacionistas están de acuerdo con eso. Algunos supongo que sí, pero la mayoría no está en eso. Todavía queda mucho para empezar la carrera presidencial, algunos ya la empezaron, como Lagos, Piñera, pero nosotros la vamos a empezar después de la elección municipal.
¿Es un error empezar tan temprano con la carrera por La Moneda?
Yo creo que no es un error que se empiecen a perfilar, pero hacerlo de la manera como lo hizo Ricardo Lagos…, porque está bien que Piñera diga estas cosas, no le queda otra cosa que decir, pero que lo diga Ricardo Lagos me parece muy feo.
Andrés Velasco hacía la diferencia hace unos días entre Ricardo Lagos y la Nueva Mayoría. El cree que las dos partes, en un mismo proyecto, son incompatibles. Suena un poco a la molestia que los comunistas tienen con él.
Eso habría que preguntárselo a Ricardo Lagos, y por eso tengo la duda de por qué él menosprecia tanto lo que ha hecho la Nueva Mayoría, lo que ha hecho la Presidenta Bachelet. Habría que preguntarle a él si es que se ve fuera de este proyecto, en otro proyecto, es la duda que me queda, no lo puedo asegurar, pero sí hay que tomar en cuenta que la Nueva Mayoría es diversa, aquí estamos desde los democratacristianos a los comunistas, y yo creo que incluso pudiera crecer, no está clavada la rueda en ese sentido, se necesitan fuerzas para seguir adelante con este proceso democratizador, de justicia social, de mayor igualdad, no creo que hay que tener problema en ensanchar la alianza.
¿Usted cree que Lagos debería apurar un poco su definición de si es candidato o no es candidato? Algunos le dicen que marzo es muy tarde. ¿Usted le pediría una definición?
No. Yo a Lagos no le pediría nada. Yo creo que ya él es candidato. Con todo lo que está diciendo, él está preparando la cancha para su candidatura. Ahora, que vaya a llegar a serlo, no lo sé. A lo mejor se arrepiente a última hora, puede ser, pero va a estar estudiando la situación como todos los otros candidatos.
Más allá de la defensa que hoy usted hace del proyecto de la Nueva Mayoría, en los últimos meses se ha evidenciado cierta distancia entre el PC y el gobierno. Se vio en el salario mínimo, se vio con la indicación de financiamiento a la nueva educación pública, se ve hoy con la carta en la declaración respecto de la rectora Pey. ¿Son hechos aislados? ¿Hay cierta molestia con La Moneda por cómo se ha actuado en los últimos meses?
No. Creo que son hechos puntuales que son importantes, pero que son para marcar el perfil de cada partido, porque no somos los únicos que votamos distinto en el Parlamento. En salario mínimo fueron bastante más que nosotros. En los temas de educación fueron seis votos contra cien, o sea, nosotros estábamos dentro de los cien, pero sólo nos miraron a nosotros. Claro, nosotros somos los que más alegamos a veces. Y yo continúo diciendo que en el tema de financiamiento a la educación pública tenemos razón, hay que dar una discusión, hay que cambiar la forma. No se está pidiendo menos plata. Bueno, en esto de la rectora de la universidad de Aysén a mí me pareció un poco insólita esa petición de renuncia. Ahora, si los académicos y los estudiantes del PC han sacado una declaración, algo debe haber. Yo creo que tenemos buena relación con el gobierno. Nosotros mantenemos nuestra lealtad, la mantendremos hasta el final, y vamos a pelear por las reformas. Tuvimos una conversación con la Presidenta el otro día y se lo hemos dicho. A mí me parece que hay bastante sintonía en relación a lo que hay, a lo que viene. Nosotros, por ejemplo, tenemos una preocupación en cómo se configura el Presupuesto para el próximo año. La Presidenta ha dicho que vamos a echar mano de todo lo necesario para evitar la desocupación, que esto golpee los programas sociales.
Al ministro Valdés no le cayó muy en gracia la indicación sobre el financiamiento en la educación pública. Usted replicó diciendo que el ministro tenía que desdramatizar sus reacciones. Entiendo que eso tampoco cayó muy bien en Hacienda. ¿Cómo quedaron las relaciones entre el PC y Valdés?
Son cosas que se dicen en el momento, pero yo no tengo mala relación con el ministro Valdés y me sigo relacionando con él. No tengo mala relación con él, no quisiera estar en sus zapatos con esta situación económica. De que tenemos diferencias es evidente que tenemos diferencias, pero yo no lo tomo a lo personal.
¿Cómo evalúa a Javiera Blanco en medio de la crisis en Justicia? ¿Es de los que piensan que llegó el momento de hacer una renovación del gabinete?
Eso lo sabe la Presidenta, pero da la impresión de que hay vientos de cambio. Me da la impresión a mí que tal vez sería bueno. Ahora, yo no lo relaciono tanto con la ministra Blanco, porque ella tiene acusaciones muy graves que aclarar y creo que, además, en una interpelación en la Cámara tiene que aclarar su situación, si es que ella tiene responsabilidad o no.
Emilio Lledó: La verdadera crisis es la de la inteligencia
Emilio Lledó: “La verdadera crisis es la de la inteligencia”
noviembre 22, 2013 Acaba de cumplir 86 años, pero irradia felicidad y esperanza. Emilio Lledó (Sevilla, 1927 ) ha impartido su vocación en universidades extranjeras y españolas, entre ellas la de La Laguna. Esta semana asistió como invitado de honor a una nueva edición de El mundo que queremos, de la Fundación CajaCanarias.
-¿La crisis ha reducido nuestra capacidad de pensar, de replantearnos las cosas?
“Creo que no estamos tanto ante una crisis económica, sino en una crisis de la mente, de nuestra forma de entender el mundo. La crisis más real -con independencia de los problemas económicos, que son muy reales- es la crisis de la inteligencia. No estamos solo ante una corrupción de las cosas, sino ante una corrupción de la mente. A mí me llama la atención que siempre se habla, y con razón, de libertad de expresión. Es obvio que hay que tener eso, pero lo que hay que tener, principal y primariamente, es libertad de pensamiento. ¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente? También ocurre que uno intenta pensar y escribe cuatro especulaciones y no puede hacer nada. Piensas pero no tienes poder. De ahí el poder de la política”.
-¿Cómo consigue no caer en el pesimismo después de decir eso?
“No soy nada pesimista. Solo soy pesimista, en cierto sentido, porque ya soy mayor y me queda poco tiempo, o menos tiempo, pero a mí me parece que la vida es algo muy hermoso y muy estimulante. Tenemos que darnos cuenta y no podemos olvidarnos de la posibilidad que tenemos de mirar. Los filósofos griegos me enseñaron que la palabra ‘idea’, que nos remite al idealismo, significa mirar. Mirar con los ojos, no con la mente. Y después de eso viene la educación…”.
-Hablando de educación, la nueva reforma educativa elimina la obligatoriedad de dos de las tres asignaturas de Filosofía en Secundaria y Bachillerato. ¿Qué consecuencias tendrá en el futuro?
“Me parece un disparate, una cosa inconcebible, cuando hoy precisamente en el mundo tecnológico es tan importante la reflexión sobre los sentimientos, sobre las acciones, y a eso ayuda la filosofía”.
-Dice que le preocupa más la corrupción de la mente que la corrupción tradicional. ¿Quién está corrompiendo nuestras mentes?
“Una política de la mentira y una educación que no se ha tomado en serio. La educación es la esencia de partida social y si eso falta la sociedad de va a pique. Filosofía significaba apego a entender. Preocupación por saber qué mundo es el tuyo, qué sociedad es la tuya y cómo compartir la vida con otros. Por eso es tan importante la política, aunque hoy se hable de la destrucción de la política”.
-Lo que quizás ha conseguido la situación actual es que la gente tenga más apego por saber, más necesidad de filosofía…
“Sí. Quizá la crisis nos ha dejado al aire, al descubierto, y eso nos estimula, por eso es tan importante que los jóvenes se formen, y que tengan acceso a una educación de calidad. Yo he vivido mucho tiempo fuera de España en grandes países tecnológicos, y en un país como Alemania nunca apostarían por una universidad privada”.
-A nosotros nos han obligado a pensarlo todo en términos de rentabilidad económica..
“Exacto. La economía es importante, pero es solo una parte. Hay que dejar que los muchachos, los cinco o seis años que están en la universidad, se entusiasmen con algo, que no se obsesionen con cómo ganarse la vida, ya se la ganarán o la lucharán. La obsesión por ganarse la vida es la forma más radical de perderla”.
-Después de ser un niño de la Guerra Civil en España y de vivir en Berlín la caída del muro, ¿cómo ve la situación actual en cuanto a libertades y derechos?
“Como niño de la Guerra Civil sé lo que es el hambre, pero no el hambre como metáfora. El hambre, hambre, hambre de Madrid de los años 40. No tener qué comer durante años. Era una situación patológica, había acabado una guerra, y había unos vencedores y unos vencidos. Eso hoy no existe, hoy se nos ofrecen un montón de cosas. Estamos en la sociedad del consumo, en una sociedad que acaba consumiendo al consumidor. Pero es consumo vacío, consumo consumiente, que te consume, que te deteriora”.
-Eso lleva a otra pregunta: ¿Cómo nos está deteriorando el uso perverso del lenguaje?
“De una manera increíble. Una forma de deteriorar la mente es deteriorar el lenguaje. Utilizamos palabras sin pensarlas. Por ejemplo, ahora hay que ponerlo todo en valor. Sin embargo, no sabemos qué es el valor porque no sabemos lo que son los valores. La universidad tiene que fomentar un debate sobre los ideales. Los creadores de riqueza son necesarios, pero unos pasos más adelante hay que crear algo que rompa la pura pragmacia. O la practiconería, que es una palabra que seguro que la Real Academia no aceptaría, pero que me parece muy expresiva”.
-¿Confía en que en el futuro seremos menos pragmáticos?
“Yo creo que sí. Si no sería la muerte. Tenemos que dejar esa herencia de idealismo”.
sábado, 30 de julio de 2016
Comisión Valech: secreto aberrante
Para comprender a cabalidad la labor y resultados de la Comisión de Prisión Política y Tortura (“Comisión Valech”) es preciso primero tener claro su origen. En este sentido, hubo numerosas organizaciones de derechos humanos que durante años instaron a los gobiernos de Frei Ruiz-Tagle y Lagos a abordar este trascendente y doloroso tema –que había sido dejado a un lado por la Comisión Rettig– en la perspectiva de lograr verdad, justicia y reparación para tantos de nuestros compatriotas.
Desgraciadamente dichos esfuerzos fueron infructuosos durante años. Particularmente, la experiencia de la Comisión Ética contra la Tortura (CECT) fue de recibir varias respuestas negativas a esta demanda de parte del presidente Ricardo Lagos, en audiencias que nos concedió para tal efecto. No obstante, la creciente presión de la gran cantidad de víctimas del PS y PPD y, sobre todo, las demandas públicas que surgieron, incluso de algunos parlamentarios de la UDI (a los que acudieron desesperadamente algunas víctimas), hicieron políticamente imposible, a fines de 2003, seguir negándose a tan justa demanda.
Esta dificilísima génesis permite comprender el por qué de la desprolijidad, las serias limitaciones autoimpuestas y la evidente falta de entusiasmo del Gobierno al encarar la creación y desarrollo de la Comisión Valech. Así, la promoción pública de su labor –algo fundamental para que las decenas de miles de víctimas se enteraran de ella y se animaran a inscribirse– fue paupérrima. De este modo, ¡hubo solo una publicación informativa oficial en un diario de circulación nacional, efectuada en La Tercera del domingo 23 de noviembre de 2003, en un formato reducido de una página interior! Y en televisión hubo todavía algo más grotesco: cerca del plazo fatal para inscribirse, apareció en TVN –con posterioridad al noticiario central– una pequeña notificación escrita al pie de la imagen ¡y sin audio!, que era prácticamente inentendible para cualquier persona no avisada en el tema.
Por otro lado, las diversas convocatorias gubernamentales fueron dejando sin su derecho a inscribirse y optar a una reparación a cada vez más víctimas. De partida, el Decreto Supremo N° 1.040 del Ministerio del Interior que creó la Comisión excluyó a las miles de personas privadas de libertad en manifestaciones públicas que fueron puestas a disposición de los tribunales de policía local. Luego en la convocatoria mencionada, publicada por La Tercera, no se incluyó a las personas que hubiesen sufrido vejaciones fuera de los recintos de detención (que pueden estimarse en decenas de miles de personas, si tenemos en cuenta aquellas mantenidas a la intemperie en la noche con ocasión de los allanamientos masivos de poblaciones durante las jornadas de protesta de los 80); a las personas que entretanto hubiesen fallecido (que dado el tiempo transcurrido, con toda probabilidad serían otros miles de personas); a los niños y niñas que hubiesen sido detenidas con sus padres o hubieren nacido en cautiverio; a las personas extranjeras; ni a los ciudadanos y ciudadanas chilenos que hubiesen sufrido torturas en el exterior en el marco de la Operación Cóndor.
Pero sin duda que lo más grave de la Ley de Reparaciones de 2004 fue haber establecido el secreto por 50 años de los contenidos de las denuncias recibidas por la Comisión y ¡la prohibición de acceso a dichos datos al Poder Judicial!
A todo lo anterior hay que sumar el bajo estímulo para inscribirse dado por el Gobierno, al anunciar que las personas que lo hicieran recibirían reparaciones “austeras y simbólicas” (¡y vaya que lo fueron!). Es sabido que el relato de un hecho muy traumático tiene un altísimo costo emocional. Por lo que para muchas personas una reparación de esas características pudo no haber sido estimada digna del reavivamiento del horror.
Y, peor aún, el Gobierno de Lagos se opuso inflexiblemente a ampliar el corto espacio de inscripción de seis meses, demanda que públicamente le hicieron numerosos parlamentarios, personalidades de todo el mundo, organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos y el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas. Solo con la Ley N° 20.405 que creó el Instituto Nacional de Derechos Humanos, se abrió un segundo período de inscripción también acotado a seis meses. Sin embargo, en contradicción con el carácter de crimen de lesa humanidad que tuvo la tortura sistemática bajo la dictadura, el Estado chileno no les permite a sus víctimas la permanente posibilidad de acceder a una reparación.
Para mal de males, la Ley de Reparaciones subsiguiente (N° 19.992 de diciembre de 2004) adoleció de graves falencias en cuanto a sus objetivos reparatorios. Primero, lo escuálido de su monto (menos del equivalente a 200 dólares mensuales) estuvo muy lejos de compensar el daño físico y sicológico inferido, más aun cuando la mayoría de las víctimas sufrieron adicionalmente exilios internos o externos, depresiones, cesantías prolongadas o imposibilidad de culminar estudios superiores, con lo cual vieron tronchados sus proyectos de vida.
A lo anterior hay que agregar que dichas pensiones tampoco tuvieron efecto retroactivo, con lo cual las décadas de mora del Estado no fueron compensadas en absoluto. Además, se restringió de manera completamente injusta –y flagrantemente contradictoria con las tesis del Informe Valech que destacaron el hecho de que el daño de la tortura se extiende particularmente a los familiares directos de los afectados– la pensión a la víctima directa, impidiéndose que cuando esta falleciere se transfiriera la pensión a su cónyuge. Esto fue finalmente enmendado por la Ley N° 20.405 de diciembre de 2009.
Por otro lado, se hizo incompatible la concesión de dicha pensión con otras que hubiesen recibido por otras graves violaciones de derechos humanos, como las de exonerados por razones políticas o las de familiares de detenidos desaparecidos o ejecutados políticos. Debido a esto, 7.538 personas de las 27.274 calificadas inicialmente (¡el 27,64%!) habrían tenido que optar (a cambio de un bono único de $3.000.000 pagadero a tres años) a renunciar a la pensión por tortura.
Respecto de beneficios educacionales, solo se le entregaron a la víctima directa recursos para poder culminar sus estudios suspendidos debido a la represión. Con la Ley 20.405 se hizo también extensivo dicho beneficio a un descendiente directo. En cuanto a la salud, se ratificó simplemente el beneficio que tenía el conjunto de las víctimas de la represión de la dictadura de tener acceso a su atención vía PRAIS (Programa de Reparación en Atención Integral en Salud y Derechos Humanos). Y en cuanto a vivienda, solo se aprobó el otorgamiento de un sistema preferencial en la postulación a una vivienda social, sin implicar ello ningún subsidio o bonificación especial.
En el caso de las reparaciones morales las deficiencias de la Ley de Reparaciones fueron todavía mayores, puesto que la generalidad de las recomendaciones propuestas por la propia Comisión Valech no fueron acogidas por el Gobierno ni el Congreso. Esto es, la declaración de los centros de torturas como monumentos nacionales y la creación de memoriales y sitios recordatorios de las víctimas de violaciones de derechos humanos, evaluando en conjunto con las víctimas aquellos ubicados en diversas regiones; la erección de un monumento recordatorio en un lugar céntrico de Santiago (lo que ciertamente no es sustituido por el valioso Museo de la Memoria); la creación de un fondo concursable permanente para proyectos de investigación sobre derechos humanos; la creación de un fondo editorial para publicación de testimonios y obras literarias sobre el tema, y de otro fondo para obras de arte; y la difusión del Informe Valech, incluyendo su distribución y la de su síntesis a escuelas, universidades, bibliotecas públicas, consulados en el exterior y otras entidades relevantes.
Pero sin duda que lo más grave de la Ley de Reparaciones de 2004 fue haber establecido el secreto por 50 años de los contenidos de las denuncias recibidas por la Comisión y ¡la prohibición de acceso a dichos datos al Poder Judicial! En este sentido, la Ley de Reparaciones infringió en la forma y en el fondo la propia Constitución. En la forma, porque no se sometió en su fase de proyecto a la consulta debida a la Corte Suprema, en la medida que contenía disposiciones que afectaban al Poder Judicial. Y en el fondo, porque obstruyó –y sigue obstruyendo– la labor judicial al impedirle poder corroborar, con los datos obtenidos por la Comisión Valech, informaciones claves en casos de querellas por torturas relativas a ese período.
Además, se ha incurrido en falsedades por parte de diversos personeros concertacionistas, al señalarse que dicho secreto fue solicitado por la generalidad de los inscritos.
De partida, en ninguna de las convocatorias oficiales se señaló que las denuncias eran o podían ser confidenciales.
Segundo, en el formulario tipo para presentación de los casos, tampoco en parte alguna se registró que las denuncias eran o podían ser confidenciales.
Tercero, consta por parte de muchos de los inscritos que no recibieron preguntas sobre el particular y que, en todo caso –porque la memoria es frágil–, nunca manifestaron deseos de confidencialidad.
Cuarto, todo indica que aquellos que pidieron confidencialidad lo hicieron verbalmente, porque hasta la fecha nadie ha indicado que quedó constancia escrita de ello, de manera tal que fuese fácil determinar quiénes lo pidieron y quiénes no. En todo caso, además de lo burdo de tal procedimiento de la Comisión, sería manifiestamente injusto que a quienes no lo solicitaron y no lo querían, se les hubiese “impuesto” el secreto.
Quinto, es completamente improbable que quienes hubiesen pedido la confidencialidad estuviesen pensando en que ello implicaba –además de que “su” denuncia no pudiese ser conocida públicamente– también su voluntad de impedirle al Poder Judicial que pudiese acceder innominadamente al contenido de sus denuncias, para que eventualmente sirviesen de elementos corroborantes en querellas presentadas por otras personas. Y ciertamente, en el muy improbable caso de que alguien lo hubiese demandado, es claro que habría sido una petición inaceptable, porque habría significado una obstrucción a la justicia.
Pero lo que desnuda absolutamente la falsía de todo el predicamento es argüir que los que pidieron la confidencialidad ¡la hacían extensiva a la identidad de los torturadores! Sostener lo anterior constituye un nuevo escarnio a las víctimas y un total menosprecio a la inteligencia de los chilenos.
Todo esto constituye hasta la fecha –como lo manifestaron en su momento varios ministros de Corte y el conjunto de las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos– un grave atentado a la autonomía y a las potestades del Poder Judicial, que viola gravemente la Constitución y la ley; los tratados internacionales de que Chile es Estado Parte; y los principios más elementales del derecho y la justicia. Un secreto aberrante.
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