"La juventud chilena está enferma” Psiquiatra chileno Otto Dorr sostiene que los jóvenes hoy forman parte de una sociedad sin límites, donde lo entretenido y lo que produce placer es bueno, y lo que no, es malo o no interesa. 21 de julio de 2011. Como preocupantemente “negativo” es el diagnóstico que el reconocido psiquiatra Otto Dörr hace sobre la juventud chilena y su futuro próximo.
¿La razón? Una sociedad sin límites, marcada por una concepción hedonista de la vida, donde lo entretenido y lo que produce placer es bueno, y lo que no, es malo o no interesa. “Estamos en una sociedad que carece de normas y eso es muy grave. Y en el futuro podríamos estar todavía peor, porque somos uno de los mayores consumidores de marihuana en el mundo y los niveles de consumo de alcohol en la juventud alcanzan cifras inverosímiles, muy superiores a EE.UU., España, Francia, etc. Esto es particularmente grave en las mujeres jóvenes, porque su fisiología es distinta a la del hombre y una serie de factores que sería muy largo detallar aquí hacen que, frente a la misma cantidad de alcohol, el efecto sobre ellas sea mucho peor que en los varones.
Atrofia del lenguaje. Además habría que agregar que la precariedad del lenguaje hablado por los jóvenes representa un peligro aún mayor, porque perder la palabra es lo mismo que perder el espíritu”, precisa. A juicio del miembro de la Academia Chilena de Medicina, en la actualidad, con suerte el chileno medio utiliza 400 palabras y la juventud, menos aún. “Lo que está a años luz de una persona culta alemana que maneja aproximadamente 16.000 palabras y más aún del gran poeta, dramaturgo y científico, Johann Wolfgang von Goethe, que utilizaba 80.000”, comenta.
El facultativo agrega que la falta de lectura, el mal uso de Internet y la pésima calidad de los programas que se transmiten por televisión han, sin duda, ayudado a producir esta suerte de atrofia del lenguaje que se observa en Chile. “En el caso de la mayoría de los hombres el problema es aún más grave, puesto que su lenguaje está plagado de groserías y además pronuncian muy mal y no se les entiende nada. Desgraciadamente las mujeres también se están contaminando con esta forma de hablar, pero todavía hay un grupo que se salva. Además, por una misteriosa razón, ellas pronuncian mejor y no farfullean, como los varones“, expresa. Siguiendo la misma línea, Dörr enfatiza que a nivel de las autoridades no se ha hecho nada por salvar el lenguaje de los chilenos. “Hay que empezar en los colegios a enseñarles a hablar y a leer a los niños, a que aprendan a querer su idioma, como ocurre en Francia, Inglaterra o Alemania, donde la gente tácitamente compite por quién se expresa mejor”, asevera.
Escasez de referentes. “Otro problema que observo es la falta de referentes en nuestra sociedad, a diferencia de lo que ocurre en Europa. Aquí no hay propiamente una elite digna de servir de modelo, tanto en el modo de hablar como de conducirse. Tampoco se enseña en los colegios a admirar a nuestros héroes, a nuestros grandes políticos, a nuestros literatos, artistas o científicos, personajes que sí serían dignos de imitar”, enfatiza.
El especialista compara esto con lo que ocurre en Alemania, por ejemplo, donde el gran Goethe tiene una presencia permanente en la sociedad: “No es sólo que cada ciudad que se precie tenga una estatua suya, sino que en todas partes (colegios, universidades, sobremesas) se repiten sus poesías, que tienen gran belleza y profundidad, y se discuten sus ideas filosóficas, científicas y políticas. En sus observaciones y teorías científicas se anticipó a muchas de las perspectivas que caracterizan el llamado ‘nuevo paradigma de las ciencias’, que empezara a desarrollarse a partir de la Primera Guerra Mundial”.
Señales positivas. Finalmente, el profesional reconoce también algunos signos esperanzadores: “Lo mejor que ha pasado en Chile en los últimos años es el fenómeno de las orquestas juveniles. Estas fueron fundadas bajo el gobierno del Presidente Lagos y la tutela de la Sra. Luisa Durán. En los 15 años transcurridos se han formado ya 300 orquestas, que han transformado no sólo la vida de estos niños y jóvenes músicos, sino también la de sus familias. Porque la música, dada su perfección intrínseca, ayuda a moldear y elevar el espíritu. En la Grecia clásica se pensaba que la música era perfecta, porque reproducía la armonía del movimiento de las estrellas y esa armonía la trasladaba la música al alma tanto del ejecutante como del auditor.”
“El exceso de dinero, por sí mismo, trae más problemas que soluciones”. Dörr termina afirmando que “sin desarrollo cultural y espiritual no hay un desarrollo económico verdadero, porque el exceso de dinero, por sí mismo, trae más problemas que soluciones. “Esto trae, por ejemplo, problemas como el hedonismo, del que hablábamos al principio, la mala distribución de los ingresos, los abusos de los más poderosos (pensemos en lo que hacen las grandes cadenas de supermercados con sus proveedores), el imperio del mercado en la creación de cultura (pensemos en nuestra menesterosa televisión) y, paradójicamente, la falta de desarrollo científico-tecnológico. Y sin éste, no tenemos ninguna posibilidad de llegar a ser un país verdaderamente civilizado.”
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