Hace seis meses que llegó al gobierno con la misión de darle forma al nuevo ministro de la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Desde allí quiere cambiar el imaginario país. “Queremos ser relevantes para la ciudadanía y también políticamente”, dice aquí. Con su melena alborotada, peinada de medio lado y un “cableado” claramente distinto en la cabeza, Andrés Couve camina por La Moneda como un habitante más. Su Ministerio de Ciencias está ubicado en el mítico segundo piso del palacio presidencial. Quizá como un guiño para indicar que la innovación, la tecnología y la ciencia deben dejar de ser una cápsula separada del mundo del poder.
Biólogo, especialista en neurociencia, Couve lleva seis meses a la cabeza de esta nueva cartera. Ha tenido que partir desde cero. Es decir, darle estructura a un ministerio que no existía, nombrar equipos, articular una relación con el resto del gabinete y encontrar los hilos para darle gravitación a una repartición pública que debe construir su espacio.
A sus 50 años, Couve cruzó la frontera. No milita en ningún partido, pero dice que siempre le ha gustado la política y que este desafío le inyecta grandes dosis de energía y responsabilidad. Su obsesión es que la ciencia forma parte del imaginario, de la identidad de Chile. Por estos días -y casi como remarcando un sitial especial- parte de gira con el Presidente Piñera en visita oficial a Palestina e Israel, y a la Cumbre de Líderes del G20, en Japón. A su regreso, lo espera una “gran fiesta familiar”, como él denomina al eclipse solar del 2 de julio. En los últimos meses, ha trabajado intensamente en torno a ese evento -de la mano de distintos ministerios- para promover que sea una actividad segura. “Ha despertado un interés gigantesco. A la gente le gusta aprender, asombrarse”, dice. “Y cuando hablamos del eclipse, estamos muy cerca de comenzar a hablar de astronomía, de energía solar, y ahí entra la ciencia como una contribución para transitar hacia ese país que imaginamos”.
“Los científicos estamos mucho tiempo dedicados a resolver un solo problema. En la política, uno tiene que trabajar con muchos problemas simultáneamente”.
¿Cómo se ve el país desde acá? Antes miraba desde otro lugar y sentía frustración, porque la ciencia no era prioridad.
Primero, lo veo con muchísimo entusiasmo y cariño. Yo creo que todos queremos amar el país. Y la oportunidad de estar acá, de ayudar a que el país sea amable, es una oportunidad extraordinaria. Lo segundo es que estamos aquí en La Moneda y esa es una señal de compromiso del Presidente con la investigación científica.
¿Cómo lee ese respaldo?
Es que no estamos en cualquier lugar. Estamos en el corazón mismo del gobierno. Es decir, la ciencia llegó al corazón del gobierno. Esa es una señal política potente.
¿Pero será un apoyo político real? La prioridad del gobierno es la economía, la clase media…
Pero la señal es que el Presidente puso en marcha un ministerio nuevo y nos dio la relevancia política instalándonos aquí. Eso permite tener mucha confianza. Dicho esto, hay que considerar que este es un elemento nuevo en el Estado que tiene otra visión, una visión más complementaria.
¿Y eso cómo cambia las cosas en La Moneda?
Cambia el cómo nos relacionamos. Establece una nueva manera de dialogar. Un solo ejemplo: cuando llegamos al ministerio, recién se había tomado la decisión de que la COP25 se hiciera en Chile. El Presidente llamó a la ministra de Medio Ambiente, al ministro de Relaciones Exteriores y al de Ciencia, y nos dijo: ustedes están a cargo de esta cumbre de cambio climático. Y lo que hemos hecho es incorporar a la comunidad científica a través de comités para participar de las negociaciones y también para ver cómo posicionamos los temas en la ciudadanía. Eso es algo inédito en Chile.
¿Cómo ha sido formar parte de un núcleo político?
Bueno, es un mundo nuevo. Y siendo independiente, he tenido muy buena acogida del resto del gabinete y de los partidos.
¿No ha habido resistencia? Los políticos tienen otra biología.
Son distintos, pero como lo somos todas las personas. En el fondo, es como cuando uno recibe a un nuevo integrante de la familia. Se genera tensión, porque hay que hacer espacio y porque establece una nueva relación entre los que estaban antes. Esa tensión es sumamente positiva, porque abre nuevos diálogos.
¿Y en qué son distintos?
Claramente, los científicos somos muy particulares. Estamos mucho tiempo dedicados a resolver un solo problema. En la política, uno tiene que trabajar con muchos problemas simultáneamente.
Generalmente, el mundo político tiende a resistir a los nuevos actores. ¿Llegó a romper esos muros?
Más que eso, llegué con la claridad de que este Ministerio de Ciencia fue un largo anhelo de la comunidad científica, pero yo soy el ministro de todos los chilenos y chilenas. Por lo tanto, es una misión: ser relevantes para la ciudadanía y también políticamente. Este ministerio tiene que contribuir al bienestar del país.
¿Y qué significa contribuir al bienestar?
Estamos en una transición tecnológica global, compleja, que cambia la forma en que nos relacionamos. Es decir, los cambios tecnológicos son finalmente cambios sociales. En ese escenario dinámico, la economía también está cambiando. Se encamina hacia una economía sostenible. Y cuando uno como país transita hacia una economía sostenible, implica un tránsito de todos los actores involucrados. Eso es desarrollo integral.
El tema es cuánto desarrollo económico y cuánto desarrollo humano se requieren hoy…
Cuando se habla de desarrollo integral, por supuesto que eso incluye el crecimiento, pero también el capital humano, lo social, el medioambiente. Estos cambios tecnológicos necesitan que, como seres humanos, nos adaptemos. No es que tengamos que asumir que va a quedar gente sin empleo, sino que debemos capacitar a las personas para que puedan trabajar en empleos del futuro. El Presidente nos ha dicho que no podemos quedarnos atrás. Estamos en una transición global que requiere generar conocimiento para comprender mejor lo que está ocurriendo.
El presupuesto de inversión para investigación científica desde el Estado es bastante bajo. ¿Cómo se impulsan esos cambios?
Desde el Estado hay un diagnóstico compartido de que la inversión en investigación y desarrollo en Chile es muy baja. Sin embargo, la discusión ha estado centrada en un número, que es el porcentaje del PIB que se debiera invertir. Llevamos décadas en esa discusión y ha sido inconducente, porque no nos ha permitido hacer un cambio.
¿Pero cómo se hace un cambio si no se tienen los recursos?
Lo que pasa es que de una discusión centrada en cuánto debe ser ese porcentaje, tenemos que pasar a una conversación de cómo lo hacemos. Y ese es un trabajo que tiene mucho más densidad, mucho más contenido. Tiene que ver con elaborar programas, con buscar otros caminos para hacer más viables esos cambios.
¿Qué cree que espera la comunidad científica de este ministerio?
Se espera que la ciencia sea parte de lo que hacemos como país, que la comunidad científica crezca, que tengamos más investigadores y que sigamos liderando la investigación en América Latina. Un gran anhelo que tenemos en el ministerio es tener ciencia más conectada. O sea, que muchas personas participen, con su conocimiento, en investigación científica en distintos ámbitos sociales. Esa es una gran tarea que tenemos.
Cuando habla de que la ciencia sea parte del imaginario del país, ¿qué significa?
Que sea parte de nuestras conversaciones y nos sintamos orgullosos del conocimiento que generamos en Chile. Eso tiene que ver con cómo llevamos la ciencia a la ciudadanía. Otro anhelo es desarrollar ciencia vinculada a nuestro territorio. Que usemos las ventajas comparativas de los laboratorios naturales, así como las hemos usado en el norte en astronomía. Tenemos una costa que nos pone frente a un océano que es un laboratorio natural abierto y que nos debería permitir ser líderes en investigación oceánica. Somos la puerta de entrada a la Antártica, y el extremo austral es un lugar privilegiado para hacer monitoreo de cambio climático.
El factor incertidumbre
¿Se ve en política por un tiempo acotado, pensando en volver a su laboratorio, o se abre para usted un nuevo camino?
Por ahora estoy totalmente dedicado a este ministerio. Es una tarea preciosa y muy ambiciosa. Mi dedicación, mi lealtad con el proyecto es total. Queremos que este ministerio se convierta en un motor para el país.
Pero a futuro, ¿dónde se ve?
Mira. Yo soy un científico y no le temo a la incertidumbre.
¿Los científicos no le temen a la incertidumbre?
La ciencia vive de lo desconocido. La ciencia no es lo que ya conocemos, sino cómo descubrimos lo nuevo; cómo nos embarcamos en lo nuevo. En ese sentido, siempre estás frente a lo desconocido. Eso ha permitido, históricamente, hacer grandes cambios en la humanidad.
O sea, ocupar la exploración como llave.
Absolutamente. Mira. Vamos a celebrar los 500 años del descubrimiento y el paso por el Estrecho de Magallanes. Esencialmente, ese fue un viaje de descubrimiento hacia lo desconocido. Un viaje que se inició sin noción de en qué iba a terminar. Y, finalmente, con ese viaje cambiaste el orden mundial, cambiaste la cosmovisión. Cambiaste el cómo habitamos este planeta. ¿Qué te quiero decir con esto? Que ese descubrimiento fue hecho por personas que no sabían hacia dónde iban y, sin embargo, eso se tradujo en un cambio paradigmático de cómo habitamos el planeta. Entonces, yo me pregunto: ¿Cuál es ahora el nuevo viaje a lo desconocido? Bueno, ese es el viaje que me gusta a mí.
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