viernes, 12 de agosto de 2016

Cirujano que operó y salvó a Carmen G. Quintana cuenta detalle inédito: dos jóvenes donaron toda la piel de sus muslos para injertarlos en joven quemada

10/08/2015 |  Por Nicolás Borcoski

De un día para otro la agenda del doctor Jorge Villegas se copó. Su teléfono no deja de sonar. Es el cirujano que le salvó la vida a Carmen Gloria Quintana, víctima del Caso Quemados. Militante del Mapu, fue uno de sus fundadores y parte de una red que logró llevar a cientos de perseguidos políticos a Argentina. Vive en su departamento en Providencia, el mismo que alberga los recuerdos y la gratitud de sus pacientes, sobre todo de la mujer de 18 años que sobrevivió pese a tener el 62% de su cuerpo quemado. En exclusiva conversó con Cambio21 sobre esta grave situación ocurrida hace 29 años Su teléfono no deja de sonar. "Tuvieron 29 años para llamar y lo hacen todos ahora", se queja el doctor Jorge Villegas, a la vez que la lluvia comienza a golpear la ventana de su departamento del séptimo piso en un señorial edificio de la comuna de Providencia.

"Es la segunda que comienza a caer este invierno en Santiago. Cae con viento, no es frecuente. Es poco normal en Santiago. Está pasando algo raro", advierte el propietario del inmueble que habita desde hace 15 años. Ya pocas cosas son normales en Chile. En los últimos meses varias cambiaron para siempre. Sobre todo en temas de Derechos Humanos. Fernando Guzmán, el exconscripto que rompió el "pacto" de silencio" sobre el Caso Quemados comenzó todo. A Villegas no le gusta la idea de "pacto de silencio", como si hubiera algo voluntario en ello. Hace hincapié en que los conscriptos fueron obligados al mutismo.

El tema es sensible para él. Es el cirujano que le salvó la vida a Carmen Gloria Quintana víctima del atentado de tres patrullas militares durante una protesta en 1986. La pregunta que se hace es cómo llegó ahí. El hombre nacido en Puerto Montt, hoy de 68 años, hijo del farero en la isla Guafo (al sur de la isla de Chiloé) donde aprendió a caminar, dice que fue una decisión la que lo llevó convertirse en un referente en cirugía de quemados: levantar la mano en una asamblea de alumnos de la Universidad Católica. Se convirtió en el nexo entre el movimiento estudiantil de los 60 y las tomas de terrenos, donde era encargado de las condiciones sanitarias, como estudiante de medicina.

La cubierta perfecta

Fue dirigente del MAPU, dejó Chile meses después del golpe. Se radicó en Buenos Aires y llegó a convertirse en especialista en tratamientos y cirugías plástica en quemados. Como militante fue pieza clave para el rescate de perseguidos políticos.

Volvió a Chile a inicios de los 80 y se encontró con un país en crisis. La dictadura inició su despliegue más violento contra las protestas. Se convirtió en consejero del Colegio Médico y formó una red de protección a los contrarios al régimen. Una historia larga. Todos factores determinantes para que una mañana de julio fuera contactado. Dos personas fueron quemadas vivas y arrojadas en Quilicura. Nadie más podría salvarlos.

Decenas de personas llegaron hasta la Posta Central para donar sangre y salvarlos. Dos personas hicieron un sacrificio mayor y entregaron toda la piel de su muslo superior. Este fue el punto cúlmine que terminó por salvar a Quintana de una muerte segura.

"Rodrigo salvó a Carmen"
Hay que aclarar algo. Según el indicador chileno, las quemaduras que presentaban Rodrigo Rojas de Negri y Carmen Gloria Quintana, ambos sobre el 65% de sus cuerpos, significaban mortalidad en el 99% de los casos. Villegas fue a la Posta Central. Los dos jóvenes, de 18 y 19 años, no recibían tratamientos ni cuidados hasta que él intervino.

"Mi gente de la Posta dice que les pagan poco. A ellos les digo que tienen una particularidad: hacen algo que les permite caminar por la calle y los abracen y les digan "me salvaron la vida". Eso es lo que hacemos, a eso nos dedicamos y esa retribución no tiene precio. Claro, a Carmen le salvamos la vida, pero eso es lo que teníamos a hacer", reflexiona el médico.

Claro, era su pega, pero ese particular nos trae a la situación actual, que se acabe el pacto de silencio. ¿Le toma el paso a lo que hizo?
"Obvio. Cuando pasa lo de la Carmen, a esas alturas soy la persona más experta en el tratamiento, conocido en el mundo académico. En la mañana de ese día voy al Colegio Médico a ver a mi equipo y hacer el monitoreo del paro. En medio, me dicen que hay dos quemados. Me imaginé que eran los mismos quemados de siempre, de los que apagan las barricadas con los pies. Me dicen que no es igual: que se les cae la piel a pedazos. Nosotros dijimos que en las protestas no iban a haber víctimas y ellos eran nuestra responsabilidad política y médica. No había nadie más que los sacara adelante".

¿Ahí tomó la decisión de partir a la Posta?
"Ahí voy para allá pero primero llamé al jefe de servicio de la Posta, Mario Garcés. Era muy de derecha, pero teníamos un respeto profesional. Él me dice "están muertos, son más del 60%".(...) eran un caso letal..."

¿Discutieron todo eso por teléfono?
No hubo pelea. Lo que hizo fue decirme "están perdidos". Él insinúa que para sacar adelante a mis pacientes hacía locuras. Lo que decido es que de alguna manera nos haríamos cargo de esos pacientes. Pero, ese es mi mundo. Siempre digo, no importa un mal plan, hagámoslo y después lo corregimos".

Carmen Gloria Quintana sobrevivió al ataque sufrido a mano de tres patrullas militares. Le rociaron bencina y prendieron fuego

Cuando toma la decisión de ir, tenía esposa e hijos, ¿pensó en ellos, tuvo miedo?
"Obviamente. Pero el miedo es un acompañante. Viajamos con la muerte en la mochila".

Pero no solo su muerte, la de sus hijos, la de su mujer... pudieron ser víctimas de atentados...
"La de todos. Por eso (los atentados) es lo que estaban haciendo".

¿Cuántos años tenían sus hijos?
"Ocho y diez años. Sabiendo lo que podía ocurrir y habían pasado cosas dramáticas. Después de salvar a Carmen, me echaron del Hospital del Trabajador. No lo hicieron al tiro, porque sería muy obvio. Cuando lo hacen, la madre de mis hijos se asusta mucho, y les dice que hemos quedado sin recursos, es cierto, me pagaban muy bien, y que por tanto iban a tener que cambiarse de colegio, les pinta un panorama negro.

"Era mi segunda experiencia matrimonial y fue mala porque se terminó. A mi esposa de esa época, lo que le debo es que tomó a mis dos hijos y les dijo: su padre ha salido de muchas, también lo hará de esta, así que no se preocupen, a ustedes nada les va a cambiar. Y así fue.

"Me echaron de ese hospital y me quedé sin un peso, pero sí tengo una herramienta que es impagable: soy experto en lo que sé hacer. Había un director de un hospital de región, muy reaccionario, un jefe de cirugía y muchas veces me habia pedido que le operara pacientes criticos, pero no lo hacía porque no tenía tiempo para moverme. Me llamó inmediatamente y me dijo "ahora tiene tiempo" y le digo que muchos amigos me dieron la espalda, cuando me echaron me convertí en una mala palabra, era un riesgo.

Al respecto me respondió, "Jorge no me ofenda, soy momio, tiene razón, pero no huevón. Si hay un cirujano experto disponible, sería un pelotudo si no lo aprovecho".

Sin Bachelet en la Posta Central

Salvó a Carmen Gloria, pero Rodrigo Rojas falleció al cuarto día. ¿Lo tomó como una derrota?
"Es una gran frustración. Cuando llegue a la posta era un desastre. No me dejaban entrar, asi que cuando llegó solo tengo la información de don Mario".

¿Qué escenario encontró?
"No había nada. Eran dos pacientes que se iban a morir, asi que nadie hacia nada. Si ves dos muertos, nadie trata de matarlos".

Carmen Gloria dijo que había una Bachelet y que impidió que la sacaran de ahí...
"Anoche hablamos con Carmen de eso... es puro cuento. Es un mito. Eso no fue así"

Pero había una Bachelet, ¿no era la prima de la Presidenta?
"No había nadie. Lo cierto es que lo único que pasa es que Carmen alcanza a dar su teléfono a alguien que la recibe en la posta de Quilicura. En la central ya nadie conversa con ellos".

¿Diría entonces que se usó políticamente la confusión? Carmen Gloria agradeció que Michelle Bachelet la salvó
"Tratamos de saber de dónde salió. Ella le agradeció, es verdad, pero porque Verónica de Negri le dijo que eso había pasado. Tienes que pensar que Carmen no conocía a Verónica. Tampoco estaba en estado de consciencia. Y esto se lo contó hace poco. Lo que me sorprendió fue que la presidenta no saliera al tiro a decir que no era ella. Fue raro, se demoró. Conozco a la Michelle muy de cerca, desde la escuela y me sorprende su latencia para responder, cosa que hay que pensar. Pero acá no había nada que pensar".

¿Le critica el mutismo a Bachelet?
"Obviamente. Las cosas tienen una oportunidad. Pasaron casi cinco días. Cuando me preguntaron... me dio pena, pero tuve que decir que le preguntaran a la Presidenta. Tuve que decir que quizá era la Vivianne (Bachelet, también médico y prima de la mandataria)".

¿A ella la conoció en la escuela de medicina?
"Sí, ella estaba en primer año, cuando yo estaba en quinto. Después nosotros éramos la autoridad del movimiento estudiantil...no estoy seguro, pero mi gran amigo, Ennio Vivaldi (actual rector de la Universidad de Chile), mi competidor en reclutamiento (político), él reclutó a todos los que pudo en el Partido Socialista, y entre ellos a la Michelle".

Pacto de silencio. Se acaba el pacto de silencio, se desmorona... ¿se siente parte de este martillo que derribó el muro?

"Cuando conozco a la Carmen lo primero que quiero es sacar a esos dos muchachos y salvarles la vida. Cuando lo haces permites que alguien siga su camino. No somos responsables del camino, pero al menos que lo sigan. Mi primera intención cuando hacemos esto es salvarles la vida. Nosotros lo metimos en este lío. Nosotros convocamos este paro y tenemos los denarios necesarios para intentarlo.

"En un principio la embajada de Estados Unidos me permite ayudar a Rodrigo, pero yo les digo que los dos o ninguno. Pero se muere. Eso es lo que le agrega a Carmen otro significado. Si se muere, ya no tiene que ver solo con su vida, tiene que ver también con la de Rodrigo. Es más, siempre digo que Rodrigo salvó a Carmen, porque ninguna embajada norteamericana iba a pedir que salvaran a la Carmen, solo que tratara a Rodrigo.

"Cuando la tratamos, lentamente voy conociéndola, me cuenta quien es, que venía de la población Los Nogales. Veo que solo tiene 18 años, que a esa edad, la vida entera está por delante y puedes ser cualquier cosa. En algún minuto me toca contarle que quien estaba con ella murió. También decirle que la va a acompañar toda la vida, porque el impacto de estar quemado junto a otro, que ese otro murió es inseparable de tu biografía"

Pero no me responde la pregunta...

"Claro que me siento parte, porque hago una apuesta. Insisto, dejamos que el resto siga su vida. Más de alguna vez me dijeron que le dijera tal o cual cosa a Carmen. Por eso tengo tanta satisfacción de ella. Ella es un tanque. Hoy tienes una mujer... que me da un orgullo que me dan todos mis pacientes, todos son tanques. No te puede pasar nada peor que quemarte. Nadie te puede amenazar con algo peor que eso. Ya no queda miedo, no hay nada peor". "Siempre digo que Rodrigo salvó a Carmen, porque ninguna embajada norteamericana iba a pedir que salvaran a la Carmen" Mucha gente se conmovió y se comprometió a ayudar a Carmen y también hubo dos personas que donaron piel para salvarla "Fue difícil. Pero de eso hay que preguntárselo a la Ana (Quintana, hermana de Carmen Gloria), fue ella quien se consiguió a los donantes".

¿Cómo fue el donante? "Fueron del muslo completo (se corta la piel completa dejando solo una franja en la parte trasera de la pierna). Los donantes, uno era el estoico, le preguntábamos "te duele", y él decía "no, a la Carmen le duele más, no se preocupe". Y el otro, "el alaraco" decía "doctor! chu#$%&re, dijiste que no iba a doler!"

"Después estaba escondido en una esquina. Me dijo "le quería pedir disculpas, me dijeron que le dije muchos garabatos", claro que los dijiste, pero te encuentro toda la razón", le dije. Era gente de la población Los Nogales, amigos de la familia, del barrio. La Ana fue la que hizo todo el vínculo para encontrar a la gente"

Es la hora de hablar. El doctor Villegas mira por la ventana. La lluvia se convierte en realidad y el viento sopla con fuerza. Su teléfono vuelve a sonar. Lo contesta, responde, cuelga y vuelve a mirar. Ahora todos preguntan al mismo tiempo, es verdad. Pero tiene que reconocerlo, no está obligado a responderles a todos. Le pregunto por qué. Tiene una razón simple: "Pasamos mucho tiempo sin hablar sobre lo que pasó. Quizá por pudor, pero lo que está pasando ahora es nuestra responsabilidad".

Le pregunto de qué responsabilidad habla. La respuesta es que para él, si hoy las nuevas generaciones desconocen las atrocidades de la dictadura, es porque no las vivieron y nadie les habló de ellas. "Si tenemos gente que le fue a pedir plata a Soquimich, es que en algún momento perdimos el camino. Lo he dicho: muchas veces perdemos el camino, pero vengo de un mundo en el cual de eso se trata, te puedes equivocar, el punto es que seas capaz de reencontrarlo. Lo que podemos hacer los viejos, es ayudarles a ver mejor la historia, a saber cuáles fueron los hechos a mostrar trayectorias".

"Es el momento de hablar", concluye como reflexión final. La tormenta de invierno está desatada. Atardece y llueve sobre Santiago.

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