lunes, 29 de agosto de 2016

Horacio Croxatto, el Premio Nacional de Ciencias que la PUC expulsó por defender el derecho a la anticoncepción

29.08.2016
Horacio Croxatto, el Premio Nacional de Ciencias que la PUC 
expulsó por defender el derecho a la anticoncepción

Médico cirujano, biólogo, fisiólogo e investigador especialista en reproducción humana y métodos anticonceptivos, Croxatto es el más reciente galardonado con el Premio Nacional en su disciplina Este es el perfil de un académico que el año 2006 fue expulsado de la Universidad Católica por defender el uso de la píldora del día después y que hoy es reconocido por sus pares. Una de las mayores autoridades en anticoncepción de emergencia se quedó con el recientemente entregado Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2016. Se trata del doctor Horacio Croxatto, médico cirujano, biólogo, fisiólogo e investigador especialista en reproducción humana y métodos anticonceptivos.

El jurado que dirimió el galardón fue encabezado por la ministra de Educación, Adriana Delpiano, y estuvo integrado además por Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile; Darcy Fuenzalida, rector Universidad Técnica Federico Santa María, en representación del Consejo de Rectores (CRUCH); Mario Hamuy, presidente de CONICYT y Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015; y José Ramón Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2014.

Tras recibir el premio, Croxatto se declaró orgulloso y sorprendido, afirmando que “hay tantos chilenos que profesan las ciencias y que son merecedores de este premio, así que me siento muy orgulloso de haber sido elegido este año”, según consignó La Tercera.

En El Desconcierto quisimos mostrar algunas pinceladas de la carrera del galardonado doctor, que tras formarse en la Pontificia Universidad Católica llegó a ser tanto una eminencia en su especialidad como una oveja descarriada de la institución.
Irritando a El Vaticano y a la Pontificia

En la familia de Croxatto no se hablaba de sexo. El hijo de Hector Croxatto -también ganador del Premio Nacional de Ciencias- contó a Revista Paula, en un perfil realizado el 2008, que cuando se acercó a hablar con él para resolver sus dudas frente al tema, este solo le dio unas pastillas para inhibir el deseo:“Me educaron en los Padres Franceses y me enseñaron que el sexo era feo, sucio y malo. Indeseable”, afirmó en ese medio.

Ya en sus años de estudiante Croxatto sintió interés por la endocrinología. Buscando entender la forma en que el cerebro controlaba a los ovarios, postuló y obtuvo una beca para estudiar en Estados Unidos, en donde trabajó con renombrados científicos y empezó a trazar las primeras líneas de lo que sería el foco de su carrera: La anticoncepción. El mismo hombre que creyó hasta los 15 años que el deseo y la libido eran patrimonio exclusivo del los varones, comenzaba a principios de los años sesenta a adentrarse en un campo que revolucionaba la forma en que las mujeres se enfrentaban a su sexualidad.

Además de pasar horas horas estudiando las hormonas femeninas, el médico también tenía un ojo atento para lo que veía todos los días. Así fue como tras observar a su esposa tomar a diario la píldora anticonceptiva comenzó a idear un nuevo método, cuya efectividad entre otras cosas no se viera mermada por posibles olvidos. En ese trance creó, junto a Sheldon Segal, el implante subcutáneao, que se inserta debajo de la piel y desde ahí secreta hormonas, transformándose en uno de los anticonceptivos más usados hoy en día.

Al volver a Chile, Croxatto se incorporó como académico a la Pontificia Universidad Católica. Sin embargo el camino en su alma máter no estuvo exento de baches, pues como el mismo afirmó uno de los objetivos de su labor científica es cambiar la idea de que la mujer debe tener “todos los hijos que Dios quiera darles, por todos los hijos que responsablemente quiera y pueda tener”, algo que no fue recibido con buenos ojos en la institución.

Apenas ingresó, se inició un prontuario de encontrones con la casa de estudios: Uno de los más fuertes ocurrió el año 1973, cuando prohibieron expresamente las investigaciones en torno a su área. Luego, en 1998, Croxatto decidió intervenir en un debate púbico. Se estaba planteando endurecer las penas que recaían sobre las mujeres descubiertas abortando y el académico manifestó su oposición a la medida mediante una carta. El vaticano puso el grupo en el cielo, instando a la PUC a sancionarlo, siendo excluido definitivamente de las aulas. Hasta el 2006 se mantuvo aislado en el laboratorio de la universidad, realizando investigaciones que ya tenía financiadas. En ese momento la distribución de la píldora del día después se encontraba en el ojo del huracán y el doctor volvió a pronunciarse públicamente, esta vez defendiendo con vehemencia la entrega del anticonceptivo de emergencia, afirmando – con muchos años de estudio en el cuerpo- que esta no era de ninguna forma abortiva. Después de eso, lo expulsaron de la Universidad Católica.

Paralelo a sus roces con la universidad vinculada a El Vaticano, y aun en tiempos de dictaduram Croxatto daba otra batalla: quería que se le diera personalidad jurídica al Instituto Nacional de Medicina Reproductiva (ICMER), fundación de beneficencia sin fines de lucro dedicada a la atención de pacientes y el estudio de la reproducción y anticoncepción. Luego de que Mónica Madariaga les negara el permiso, el galardonado con la distinción nacional logró junto a otros médicos el año 1985, que el ICMER fuera reconocido, pasando a ser el principal centro dedicado al estudio de esos temas en el país.

El Premio Nacional no es su primera distinción. En 1999 el Gobierno chileno le entregó la Cátedra Presidencial en Ciencias, por su productividad científica, lo que se suma a otras 22 distinciones nacionales e internacionales. Actualmente, Croxatto se encuentra investigando junto a un grupo de científicos del ICMER el Meloxicam, un medicamento usado como antiinflamatorio. Según los avances de los investigadores, utilizado en dosis específicas y por varios días, podría funcionar como anticonceptivo de emergencia, sin causar los desórdenes en el ciclo hormonal que provocan los métodos actuales.

Luego de su expulsión de la Católica sus labores vinculadas a la academia no se detuvieron. Hoy Croxatto es profesor honorario de la Universidad de Chile y de la Universidad de Valparaíso. También se desempeña como académico de la Universidad Nacional Andrés Bello. -------------------------------------


Horacio Croxatto gana el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas

Es uno de los mayores expertos en el mundo en reproducción humana y anticoncepción. Fue el primero en diseñar y probar clínicamente un anticonceptivo subdérmico. El doctor Horacio Croxatto (80) se tituló como tal en 1961 y partió a EE.UU. a especializarse en neuroendocrinología -estudiando las relaciones entre el sistema nervioso y las glándulas endocrinas (productoras de hormonas)-, y luego en endocrinología reproductiva. Eran tiempos en que la píldora anticonceptiva recién se expandía en el mundo.

“La anticoncepción adquirió mucha importancia en la época en que comencé a hacer investigación y me atrajo, no sé por qué me atrajo”, dice ahora, poco después de ser distinguido con el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2016, por su contribución al “desarrollo de importantes métodos anticonceptivos que han revolucionado el campo de la reproducción humana y han beneficiado a millones de personas”, como señaló la ministra de Educación, Adriana Delpiano.

El doctor Croxatto es un reconocido experto a nivel mundial en reproducción humana y anticoncepción. Entre 1966 y 1967 trabajó con el doctor Sheldon J. Segal en el Population Council de la U. Rockefeller, de Nueva York, y juntos crearon el anticonceptivo subdérmico o implante subcutáneo. Fue el primero en el mundo en diseñar, fabricar y probar clínicamente un implante femenino y concibió la idea de usar una hormona natural como anticonceptivo durante la lactancia.

Sus primeros trabajos ayudaron a entender el mecanismo de la concepción en los humanos, clave tanto para la anticoncepción como para los tratamientos de fertilidad.

“Hizo unos aportes increíbles sobre cómo era la fecundación, implantación, transporte de óvulos, espermios y embriones. Sobre cómo el embrión está cinco días y llega al útero, con qué tamaño. Al saber cómo pasa en una mujer normal, pudo saber cómo hacer que no funcione, en forma transitoria y reversible, y que no tuviese un daño en la salud, y cómo hacer que sí funcione en la gente en que no funciona. Ese es un aporte gigante”, señala Ricardo Pommer, ginecólogo y jefe de la Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Monteblanco.

Luis Velásquez, director del Centro para la Medicina Integrativa y la Ciencia Innovativa (Cimis) de la U. Andrés Bello, quien lideró la postulación de Croxatto al premio, destaca la importancia de su aporte tanto por el número de publicaciones como por su impacto en la salud reproductiva de las mujeres. “Es uno de los padres de la medicina reproductiva en Latinoamérica. Ha formado una escuela no sólo en Chile, a nivel de Sudamérica y es uno de los pocos chilenos reconocidos con un proyecto de la Fundación Bill & Melinda Gates”, sostiene.

“Se hace justicia”, añade. Es uno de los científicos más citados del país, con más de 270 publicaciones y 122 patentes, de las cuales 17 son de exclusividad. “Otra cosa es su calidad humana. Las patentes comerciales que tiene las donó todas al mundo, nunca tuvo beneficios económicos por sus inventos. Eso habla de su calidad de científico. Es una persona increíble”, dice Velásquez.

Lo mismo destaca Ricardo Pommer: “Es la persona más inteligente que he conocido en la vida, que es lo menos egoísta con su conocimiento, humilde de verdad, dadivoso, que formó montones de generaciones de médicos clínicos, científicos, biólogos. Un visionario que estaba muchos años más adelante en el conocimiento y la ciencia”, dice.

Esta era la quinta vez en ser postulado al premio y, para apoyarla, una serie de sociedades médicas y profesionales lo recomendaron desde Chile y el extranjero.

Su presente. “Me ha tomado por sorpresa este nombramiento y ciertamente lo acepto con mucho gusto. Hay tantos chilenos que profesan en ciencias que son merecedores de este premio, así que me siento tremendamente orgulloso de haber sido elegido este año”, dijo Croxatto tras la distinción.

Es el segundo de su familia en recibir el Premio Nacional de Ciencias, pues su padre - Héctor, fallecido en 2010- fue galardonado en 1979 por sus aportes en la investigación de la hipertensión arterial, el sistema endocrino y el riñón.

Fuente obligada para hablar de anticoncepción, Horacio Croxatto fue profesor de la U. Católica hasta 1999, cuando desde el Vaticano pidieron su renuncia por enviar una carta para rechazar un proyecto de ley que aumentaba la penalización por el aborto. Luego, siguió como investigador asociado de esa universidad hasta 2006, cuando partió a la U. de Santiago y desde 2012 está en la U. Andrés Bello.

Hoy habla poco, el año pasado sufrió un accidente vascular, pero sigue trabajando en su laboratorio. “Estoy casi dejando de hacer investigación, porque ya estoy viejito, ya he hecho harto de eso”, dice. “Todavía hago un poco. Hago clases y he estado investigando un sistema de anticoncepción que es relativamente nuevo. Usa las hormonas sí, siempre las vamos a usar, pero la forma de administración es un poco diferente”, cuenta. --------------


Croxatto es médico cirujano, biólogo, fisiólogo e investigador especialista en reproducción humana y métodos anticonceptivos, y es considerado uno de los principales expertos mundiales en anticoncepción de emergencia. El científico Horacio Croxatto Avoni fue el ganador de la versión 2016 del Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas.

Croxatto es médico cirujano, biólogo, fisiólogo e investigador especialista en reproducción humana y métodos anticonceptivos, y es considerado uno de los principales expertos mundiales en anticoncepción de emergencia. Horacio Croxatto aseguró que el nombramiento lo tomó por sorpresa "y ciertamente lo acepto con mucho gusto”. El investigador añadió que “hay tantos chilenos que profesan en ciencias y que son merecedores de este premio, así que me siento muy orgulloso de haber sido elegido este año”.

El jurado que dirimió el galardó fue encabezado por la ministra de Educación, Adriana Delpiano, y estuvo integrado además por Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile; Darcy Fuenzalida, rector Universidad Técnica Federico Santa María, en representación del Consejo de Rectores (CRUCH); Mario Hamuy, presidente de CONICYT y Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015; y José Ramón Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2014.

Los jueces justificaron su decisión argumentando que el científico ha contribuido al “desarrollo de importantes métodos anticonceptivos que han revolucionado el campo de la reproducción humana y han beneficiado a millones de personas”.

El jurado además destacó que “tuvo el empuje y la claridad para llevar sus hallazgos científicos rápidamente a aplicaciones clínicas” y “su contribución a la formación de profesionales e investigadores destacados”.

TRAYECTORIA. El galardonado, es profesor honorario de la Universidad de Chile y de la Universidad de Valparaíso, académico de la Universidad Nacional Andrés Bello y cofundador del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER).

En 1961 obtuvo el título de doctor en medicina en la Universidad Católica de Chile y realizó estudios posdoctorales en neuroendocrinología con el profesor Charles H. Sawyer, en el National Institute of Health de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), durante los años 1964 a 1966.

Entre 1966 y 1967 trabajó con el doctor Sheldon J. Segal, investigando en endocrinología reproductiva en el Population Council de la Universidad Rockefeller, de Nueva York. Ambos son considerados los creadores del anticonceptivo subdérmico o implante subcutáneo, método anticonceptivo del que puede considerarse el mayor especialista del mundo. Croxatto fue el primero en el mundo en diseñar, fabricar y probar clínicamente un implante femenino y concibió la idea de usar una hormona natural como anticonceptivo durante la lactancia. Desde 1973 es miembro del Comité Internacional para la Investigación en Anticoncepción del Population Council (Nueva York) y participó en el Grupo de Trabajo sobre métodos de control de la fertilidad de la Organización Mundial de la Salud durante el período 1985-1991.

Desde 1985 hasta 2008 fue presidente del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER), fundación benéfica sin fines de lucro. Sus investigaciones antes y durante la existencia ICMER han estado subvencionadas por el Population Council de Nueva York, IDRC de Canadá, HRP-WHO (Programas de Salud de la Organización Mundial de la Salud), la Fundación Rockefeller, CONRAD, FHI, CONICYT, Ernst Schering Research Foundation (ERSF), Fundación Bill & Melinda Gates y William & Flora Hewlett Foundation.

Su obra ha beneficiado a millones de mujeres, hombres y su entorno, tanto en Chile como a nivel internacional. Desarrolló importantes métodos anticonceptivos que han revolucionado el campo de la reproducción humana y sus productos son utilizados en gran parte del mundo. Dos de estos forman parte del arsenal de métodos anticonceptivos que ofrece el Ministerio de Salud a la población femenina de nuestro país.

En 1999, el Gobierno le otorgó la Cátedra Presidencial en Ciencias, por su productividad científica. Ha recibido 22 distinciones en Chile y el mundo, siendo la más reciente la otorgada en 2014 por la Society of Family Planning (SFPP) de los Estados Unidos, que lleva el nombre “Premio a los Logros de una Vida”.

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