Francisco Velásquez. Un grupo de arqueólogos liderados por Mauricio Uribe hallaron un centro ritual preincaico llamado Pampa Iluga. En el sitio, se han encontrado vestigios de diferentes civilizaciones que existieron en el lugar hace 3 mil años. El río Tarapacá bajaba con fuerza desde el altiplano para llegar a la Pampa del Tamarugal y regar los fructíferos campos de Pampa Iluga, uno de los centros de cultivo más extensos del norte grande en la época del formativo, hace 3 mil años. El formativo es un nombre que le dan los arqueólogos al período de la prehistoria en que las comunidades cazadoras/recolectoras comenzaban a asentarse y a generar los primeros campos de cultivo.
monolito
Uno de los túmulos de Pampa Iluga, de fondo el cerro Tata Jachura, una de las cumbres de la cordillera de los Andes
Figura cerámica del periodo formativo – las utilizaban para
ofrendar a la naturaleza y pedir fertilidad para los campos
Campos de cultivo – Pampa Iluga
Ceáamica Inca – dibujos de camélidos
Labio de pieza de cerámica del periodo formativo
Mazo de molienda preincaico hallado en los túmulos de Pampa Iluga
En el sector entre Iquique y Tarapacá se dio esta condición de vida y las civilizaciones que existieron en esa época dejaron huellas que hoy podrán ser descifradas, estudiadas y divulgadas por el hallazgo hecho por el arqueólogo Mauricio Uribe y un equipo de investigadores y estudiantes de la Universidad de Chile que han hecho prospecciones, grandes caminatas y terrenos sistemáticamente desde 2003, y que hoy tienen como resultado, el hallazgo de uno de los centros rituales más grandes que se haya conocido en el Norte Grande.
Las 46 hectáreas que tiene este gran centro de cultivo no fueron un lugar de vivienda en la época del formativo, sino que era un centro ritual en el que las comunidades del sector costero, cazadores recolectores, sembraban en la época de verano cuando crecía el río para desarrollar el cultivo de zapallo, algarrobo, maíz, quínoa, entre otros.
Según relata Mauricio Uribe, arqueólogo de 46 años que desde los veinte ha caminado por el desierto, primero con sus profesores en equipos de investigación y luego para dedicar su vida a estudiar las civilizaciones que han existido en el norte grande. “Para estas culturas la naturaleza también es una sociedad, también tiene cultura que es equivalente a la de los humanos, por lo mismo, su trato con su territorio es horizontal, el humano no domina la naturaleza, sino que convive en un diálogo con ella. Por eso ellos se comunican con los cerros, el agua, los animales. Porque se entienden de la misma manera, yo te doy, tu me das y tengo que retribuirte. Eso es parte de la cosmovisión andina, una forma de concebir el mundo”.
En el hoy desértico paisaje de Pampa Iluga se dibujan 80 túmulos de tierra que miden cerca de siete metros los más altos y que en su interior, tal como una bóveda, resguardan las ofrendas, entierros humanos, objetos, restos de alimentos, entre otros rastros de las diferentes culturas que pasaron y utilizaron el territorio en tres mil años.
Desde este centro ritual se ve la cordillera de los Andes que anuncia el altiplano y la cordillera de la costa que separa la pampa de océano. La forma y la posición de los túmulos entonces no es azarosa, sino que está en una diálogo con su entorno. “Una de las hipótesis que tiene la arqueología es que estos cerros artificiales son una réplica de los cerros reales y poderosos del sector, probablemente una vinculación con el entorno a la cual se le hacen ofrendas”, explica el arqueólogo.
Uno de los túmulos de Pampa Iluga, de fondo el cerro Tata Jachura, una de las cumbres de la cordillera de los Andes. El Tata Jachura es una de las montañas más altas y poderosas de la cordillera de los Andes, es un malcu, un cerro sagrado, al cual las culturas le ofrendaban cerámica, animales, cuerpos humanos, entre otros objetos que hoy podrán ser conocidos y estudiados.
Entre las montañas que rodean a Pampa Iluga también está el cerro Unitas, lugar donde desde el cielo se puede observar el geoglifo conocido como el gigante del desierto, otro de los símbolos que hacen de este entorno un sistema de comunicación entre las culturas ancestrales y nuestra civilización.
En este centro ritual y especialmente de cultivo existe una conexión entre la vida y la muerte. Mauricio Uribe, cuenta que dentro de lo que han encontrado hay “varios túmulos que tienen momias más que como cementerio como ofrenda. Esto porque hay una relación entre la muerte, los muertos, la vida, el agua, todos esos elementos están simbólicamente articulados. Por eso los túmulos tienen adentro entierros de algunas personas que están enfardadas envueltas en posición fetal como si estuvieran en el vientre de la madre”.
Estos símbolos responden a la categoría ritual de este territorio, que en el contexto del desierto, es un oasis donde se producía el alimento para todos los asentamientos. Era un contexto comunitario colaborativo durante las primeras épocas del formativo, ya que las culturas posteriores tuvieron, incluso, problemas en la administración de estos campos, los que también generaron desigualdades y complejidades sociales propias de la vida aldeana o sedentaria.
Figura cerámica del periodo formativo – las utilizaban para ofrendar a la naturaleza y pedir fertilidad para los campos Los túmulos son característicos de las culturas del norte grande, pero en este sitio en particular, estos cerros artificiales están unidos por una especie de plaza que daba este carácter comunitario ritual. Otro símbolo característico de Pampa Iluga son las parejas de rocas erguidas, que como monumentos representaban dimensiones duales como la vida y la muerte, el hombre y la mujer. Según dice Mauricio Uribe “no se había visto en otro lugar lo que aquí existe, o por lo menos, con tanta claridad”.
Tardío intermedio: migración de la pampa al altiplano. Por cientos de años la Pampa se fue trasformando en un nuevo lugar para habitar y esto comenzó a dar forma a pequeñas aldeas, asentamientos que desarrollaron la agricultura, siempre en un diálogo con la costa y sus recursos.
Producto de la explotación de los grandes campos de cultivo se generó “toda una complejidad social que está asociada al trabajo agrícola, la vida aldeana y sedentaria, que implicó una serie de cambios organizacionales, las familias tienen que obedecer a un poder superior y algún tipo de jerarquía , lo que generó desigualdades sociales que se fueron incrementando en el tiempo”.
Campos de cultivo – Pampa Iluga. Con esta forma, se da paso al período que los arqueólogos llaman época preincaica – desarrollo regional o intermedio tardío. Tiempo en que las comunidades comienzan a trasladarse más arriba en la cordillera formando nuevos asentamientos en la precordillera.
“Al parecer hay temas climáticos que afectaron la vida en Pampa Iluga y en la del Tamarugal, hubo mayor aridez, menos precipitaciones en el altiplano, lo que implicó que lugares como este fueran afectados. A su vez, como se produjo una concentración tan importante de personas en la pampa, se provocaron problemas sociales con los que el sistema no aguanto más y comenzó la disgregación.
Al desintegrarse, estos sistemas sociales, que vivían en la pampa de forma nuclear y concentrados, se generan nuevos asentamientos, como diásporas a ubicarse en diferentes lugares subiendo por la cordillera con el afán de llegar lo más cerca posible de las fuentes de agua que proporcionaba el altiplano”, explica Mauricio Uribe.
Por toda la precordillera se disgregaron pequeños poblados o pucara, comienzan a desarrollar cultivos en macetas y perfeccionan las técnicas de regadío y canales. Por toda la cuenca del río Tarapacá se puede encontrar hoy cientos de pequeños sitios arqueológicos que hablan de esta disgregación social.
“Los poblados no eran tan denso ni concentrado, pero todos estos pucaras tenían sus sistemas agrícolas, esa misma población es la que de alguna manera va a generar esta otra dinámica en estas aldeas que se vinculan con otras poblaciones, produciéndose una mayor integración con comunidades del altiplano que manejaban la ganadería a gran escala, generándose una mixtura entre estas poblaciones pampinas tarapaqueñas con la altiplánica ganadera.
Esta mezcla luego se va a conocer como el proceso de aymarización de ese territorio. Esto se dio por cerca de 2 mil años hasta que llegaron los incas y como imperio comenzaron a ocupar todo el territorio altiplánico e incluso llegaron a Pampa Iluga, donde permanecieron y generaron sus practicas rituales.
Los incas en Pampa Iluga. “Lo particular con Pampa Iluga es que todo ese proceso lo tenemos documentado completo sin interrupciones, todo ese recorrido de 3 mil años de las poblaciones locales, que permitirá comprender la prehistoria del norte grande y en específico de la pampa del Tamarugal”, explica Mauricio Uribe.
Esto es particular respecto a otros sitios arqueológicos, ya que en Arica o San Pedro, lo que se ha encontrado está fuertemente influenciado por el proceso de Tiahuanaco, una gran civilización – estado proveniente del Titicaca
Ceáamica Inca – dibujos de camélidos
En Pampa Iluga, luego de los procesos del formativo y del periodo intermedio tardío, los incas ocuparon el territorio y este centro ceremonial prehistórico fue también para ellos un símbolo.
“Los incas aquí hicieron muchas intervenciones, porque hay material inca fino, por lo mismo nosotros decimos que aquí hay material imperial, ya que tiene una decoración muy fina, muy elaborada policromática, con figuras de camélidos, ramas que representan el maíz, figuras geométricas que pueden ser los cerros o cruces que puede representar el sol. Además, tienen los colores imperiales, negro, rojo y crema”.
Labio de pieza de cerámica del periodo formativo
“Fue un lugar importante para el estado incaico, ya que también está la relación con el paisaje sagrado donde están los cerros Tata Jachura, Unitas y el Cerro Esmeralda que está hacia la costa donde fueron halladas dos niñas que fueron enterradas con ofrendas incaicas y que hoy están en el museo de Iquique.
Mazo de molienda preincaico hallado en los túmulos de Pampa Iluga
En este sector también se han hallado diferentes artefactos de molienda o posibles armas y un sin fin de cerámica que tiene rasgos del formativo, ya que las decoraciones eran mucho más simples y generalmente geométricas, así como también figuras humanas hechas en arcilla que se asociaban a los rituales que estas culturas hacían pidiendo fertilidad y abundancia a los elementos de la naturaleza.
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Cistas
Entierro animas. En el rectángulo una joven de alrededor de 20 años con aros de oro que dan cuenta de la especialización en el trabajo metalúrgico de esta cultura. A su alrededor un camelido que acompaña su cuerpo.
Cuerpo que se asocia al consumo de alucinógenos y a los chamanes. En el círculo rojo una concha de ostión que funcionaba como recipiente y las espátulas preparadas para el consumo de sustancias.
Entierro animas. En el rectángulo una joven de alrededor de 20 años con aros de oro que dan cuenta de la especialización en el trabajo metalúrgico de esta cultura. A su alrededor un camelido que acompaña su cuerpo.
Cuerpo que se asocia al consumo de alucinógenos y a los chamanes. En el círculo rojo una concha de ostión que funcionaba como recipiente y las espátulas preparadas para el consumo de sustancias.
Kero doble ( recipiente que usaban los incas para sellar la relación con
los jefes locales). El kero doble es una innovación diaguita.
La ampliación de la doble vía de la carretera 5 norte dejó al descubierto uno de los sitios arqueológicos más importantes de Chile. El Olivar, ubicado a cuatro kilómetros al norte de La Serena, albergó a la cultura diaguita, animas e inca. La empresa Sacyr que se adjudicó la construcción de la calzada no quiere continuar con la exploración arqueológica y se encuentra en pugna con el MOP por cómo se resolverá la protección de este patrimonio.
El Ministerio de Obras Públicas en 2013 licitó la construcción de la doble vía entre las ciudades de La Serena y Vallenar en la Ruta 5 norte, proyecto adjudicado por la empresa española Sacyr. Al comenzar los trabajos de remoción de tierra, solo a cuatro kilómetros al norte de La Serena, los trabajadores se encontraron con una serie de esqueletos, los que tras someterse a algunas pruebas, se comprobó que eran vestigios arqueológicos de larga data.
El Consejo de Monumentos Nacionales ordenó a la empresa hacer una caracterización arqueológica mediante pozos de sondeo y, posteriormente, realizar el rescate arqueológico de este sitio para luego continuar la construcción de la doble calzada. En este contexto, el privado contrató a mediados de 2015 a un equipo de arqueólogos liderados por Paola González y Gabriel Cantarutti, quienes primero realizaron la caracterización arqueológica del sitio mediante la excavación de 452 pozos de sondeo de 1 m x 50 cm, dentro de un polígono de 380 metros de largo por 50 metros de ancho. Una superficie menor, considerando el amplio de El Olivar, que se estima en al menos 35 hectáreas.
De ese encargo ha pasado un año y medio y este hallazgo se ha trasformado en el más importante en nuestro país, puesto que reorienta la comprensión de la forma de vida de la cultura animas y su influencia en la cultura diaguita en sus tres fases. Asimismo, los más de 214 cuerpos humanos y 50 camélidos articulados que se han hallado, hablan de la calidad de vida, prácticas económicas, ritos funerarios y su relación con el arte, entre otros importantes aspectos. Es así como también estos restos materiales evidencian una relación estrecha entre los diaguitas y el imperio inca.
Frente a este escenario, donde se descubrió que existían cerca de cuatro necrópolis, vestigios de viviendas de las diferentes culturas ancestrales que habitaron la región de Coquimbo, cerámicas, herramientas, cuerpos humanos y de camélidos, el rescate arqueológico se hacía imposible. Razón por la cual, la arqueóloga responsable, Paola González, solicitó que se conservara el sitio para continuar indagando, ya que este descubrimiento cambia la prehistoria de la región.
Quién se responsabiliza por el patrimonio. El Ministerio de Obras Públicas declinó seguir avanzando con la construcción de la doble vía y tomaron la decisión de construir un viaducto que pasará por sobre este sitio. Se trata de un importante hito en la protección del patrimonio arqueológico nacional, donde una gran obra de infraestructura vial se detiene por respeto al patrimonio cultural chileno.
No obstante, existen fuertes tensiones entre la empresa constructora y el MOP, dado que hasta la fecha, el financiamiento de las actividades de rescate ha sido asumida exclusivamente por la empresa española SACYR, y el esfuerzo económico ha sido considerable. En efecto, hasta ahora se han financiado 13 campañas de excavación con la participación de 70 profesionales en cada una de ellas. En el mes de septiembre de 2015, ante la falta de claridad acerca del destino final de esta área, Sacyr suspendió las excavaciones de rescate, quedando en ese entonces una cincuentena de cuerpos por recobrar.
Recién en enero de 2017 se retomaron las excavaciones, no obstante, debido a la gran densidad de cuerpos humanos y animales existente en las áreas intervenidas, no se logró en una sola campaña agotar estas áreas funerarias. En la actualidad existe aún una treintena de cuerpos in situ que deben ser prontamente rescatados si no se quiere dañarlos gravemente por la acción de agentes externos. Sin embargo, hasta la fecha no existe ninguna certeza acerca de si Sacyr financiará o no nuevas campañas. El problema es que la constructora española detuvo los trabajos arqueológicos, ya que alega que en la licitación no se estipuló que existían áreas de interés arqueológico, a pesar de existir un estudio de impacto ambiental anterior a la presentación de bases para el concurso.
El Consejo de Monumentos Nacionales dice que este sitio es conocido desde 1939 con estudios que evidencian su existencia. En el estudio de impacto ambiental realizado por el MOP se excluyó este sector y se inició la evaluación 10 kilómetros al norte de La Serena, saltándose este monumental vestigio que se encuentra solo a cuatro. Esto determinó que en este sector no se realizara una línea de base arqueológica que permitiera prever la situación que se generó después. El escenario que rodea el rescate y puesta en valor de este importante sitio arqueológico es complejo, ya que el patrimonio que se ha descubierto, tanto el que se encuentra aún in situ, como el que ha permanecido por meses almacenado en containers peligra por la falta de apoyo privado y también estatal.
“No nos parece lógico que el destino de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de nuestro país tenga que depender de decisiones de entes privados extranjeros poco interesados en la puesta en valor del patrimonio arqueológico nacional. En este difícil contexto resulta urgente la intervención del Estado en la salvaguarda de estos sobresalientes hallazgos arqueológicos”, recalcó la arqueóloga. En la actualidad, existe también incertidumbre acerca de si Sacyr dará cumplimiento al Plan de Rescate según el cual se concedió el permiso de excavación y que considera la realización de numerosos análisis científicos a los monumentos arqueológicos recobrados.
En este escenario, el patrimonio arqueológico que se ha descubierto y excavado es el que peligra, ya que según dice Paola González puede que se reduzcan los presupuestos para la realización de análisis planteados al inicio del proyecto presentado por la arqueóloga, así como también la exploración de este gran hallazgo que podría develar la forma de habitar de asentamientos sociales que perduraron por más de mil años. Ana Paz Cárdenas, secretaria técnica del Consejo de Monumentos Nacionales, asegura que las conversaciones que ha tenido con el MOP, indican que ellos están viendo la solución.
“Ellos paralizaron la ejecución de las obras, porque están evaluando la alternativa de este viaducto. A nosotros nos complica mucho que se saquen todos los cuerpos y que pase la carretera por ahí, por lo tanto, la evaluación de un puente nos parece que es la mejor alternativa que el MOP podría evaluar para evitar seguir excavando el sitio que tiene un porcentaje muy bajo de exploración a la fecha y en la cual han salido más de 190 cuerpos. Nos parece que hay que evaluar otra alternativa y es por esto que se detienen los trabajos de construcción de la carretera”.
Paola González señala que, hasta el momento, es un gran logro la decisión del MOP de preservar este espacio, no obstante, se debe resguardar en forma urgente los monumentos arqueológicos ya intervenidos, finalizar el rescate de los cuerpos que aún están in situ y realizar el traslado de los materiales arqueológicos a Santiago para comenzar con los análisis científicos. El Estado debe asumir un rol más activo en la defensa de nuestro patrimonio cultural, éste no puede quedar expuesto al errado arbitrio de empresas privadas extranjeras, cuyo foco de interés no son los monumentos nacionales de nuestro país. Hasta el cierre de esta edición, el MOP no respondió a nuestra entrevista, por lo que su postura aún queda en incertidumbre.
Una nueva prehistoria. Las nuevas excavaciones realizadas en el sitio El Olivar han abierto las puertas de la historia, ya que la cultura diaguita y animas, hasta nuestros días, contaban con escasa información proveniente básicamente de vasijas aisladas, gracias a los antecedentes recobrados en este rescate, hoy se cuenta con abundante información contextual que nos informa sobre la vida y sociedad de estas comunidades.
El rescate de las áreas funerarias FUN 6 y FUN 8 ha revelado la existencia de centenares de cuerpos articulados de la cultura Ánimas y Diaguita, hasta el período de contacto con los Incas. Se han registrado abundantes ofrendas cerámicas, y también artefactos asociados probablemente a la actividad desarrollada en vida por estas personas, pudiendo distinguirse individuos en asociación a implementos para la producción textil (torteras, vichuñas), pesca (anzuelos y remo), producción cerámica (pulidores y bloques de colorante), consumo de alucinógenos (espátulas y conchas de ostión), entre otros.
También artefactos de oro que dan luces sobre la complejidad de la sociedad ánimas. Entre las ofrendas, destacan los camélidos que acompañan a los individuos en signo de protección. Todo esto amplía la percepción que se tenía de estas culturas, que vivieron desde la cordillera al mar y desarrollaron una sociedad en base a oficios que dan cuenta de una organización social compleja. La arqueóloga Paola González dice que en este sitio hay “grandes concentraciones habitacionales, en las que encontramos pisos de fogón y pisos de habitación emplantillado. El equipo ha estado trabajando en once indicios de tumba, pero no han llegado a explorar las áreas funerarias ni las áreas habitacionales.
“Esto es como un enorme asentamiento humano que duró por lo menos 700 a 800 años donde tienes todas las fases de las cultura animas y toda la secuencia cultural de los diaguitas hasta la llegada del inca, además de algunos conchales más efímeros de la cultura molle, que son las primera cultura agroalfarera de la región”. En las diferentes campañas de excavación y rescate se han encontrado 214 individuos articulados y alrededor de 50 entierros secundarios ( que son una especie de reducción), más de 60 camélidos que dan cuenta de los ritos funerarios anima.
“Hemos descubierto que la sociedad de los animas es altamente compleja, mucho más de lo que se había pensado, ya que encontramos individuos con artefactos de oro de alta tecnología, por ejemplo, una cinta hecha con el metal precioso que mide unos 60 centímetros y tres centímetros de ancho”. Otro hallazgo sorprendente fue el cuerpo de una niña que tiene tres aros de oro, pertenece a la cultura anima, debe ser de unos 20 años, su esmalte dental es perfecto y las inserciones musculares en sus huesos son suaves, a diferencia de los otros individuos de esta cultura que tiene las huellas del trabajo con inserciones musculares profundas.
Con estos antecedentes se pueden desprender abundantes conjeturas respecto a la estructura social, el perfeccionamiento en la metalurgia y las redes de interacción a larga distancia. También el abundante registro de alfarería decorada abre la posibilidad de acceder a la dimensión simbólica de estas comunidades, esta vez asociadas a un asentamiento único de largos siglos de duración.
Entierro animas. En el rectángulo una joven de alrededor de 20 años con aros de oro que dan cuenta de la especialización en el trabajo metalúrgico de esta cultura. A su alrededor un camelido que acompaña su cuerpo. Los individuos sepultados en las diferentes culturas que vivieron en estos 800 años en el territotorio que se está explorando tenían diversos oficios que fueron evidenciados en las sepultaciones, ya que cada cadáver fue acompañado minuciosamente de las herramientas que utilizó en su vida.
“Entre los análisis contemplados están fechados radiocarbónicos, de isótopos estables y de ADN. Además del estudio de cada una de las materialidades recobradas (cerámica, restos bioantropológicos, arqueofaunísticos, lítico, metal, etc.). También se está analizando el interior de las vasijas para determinar antecedentes sobre la dieta de estas poblaciones. Se contempla también realizar análisis químicos de espátulas y contenedores de alucinógenos que aporten información acerca de las sustancias consumidas, que les permitían adentrarse en otros estados de conciencia.”.
Cuerpo que se asocia al consumo de alucinógenos y a los chamanes. En el círculo rojo una concha de ostión que funcionaba como recipiente y las espátulas preparadas para el consumo de sustancias. Paola González, la arqueóloga a cargo de este proyecto de rescate explica que “con estos hallazgos se ha descubierto una diversidad que teníamos totalmente perdida en la comprensión de esa prehistoria, porque esa prehistoria se contruyó sobre la base de piezas cerámicas aisladas”.
Además, destaca que “hay muy pocas excavaciones arqueológicas de estas características que desarrollan una metodología rigurosa y minuciosa. Por lo general, en años anteriores se perdía mucha información por falta de prolijidad”. Al ver las fotos de los cuerpos acompañados por camelidos en posición fetal abrazando al difunto, Paola emocionada expresa que “cuando uno descubre este tipo de hallazgos queda sobrecogido con la parte humana, la afectividad, preocupación y detalle con que se hacia cada sepultación en estas culturas. No hay ningún cuerpo enterrado al azar hay una preocupación especial por los niños y siempre el arte está mediando entre la vida y la muerte”.
El encuentro de las culturas. El Olivar se ha trasformado en uno de los sitios arquelógicos más importantes del país, dado que se han encontrado piezas de arte, viviendas y sepulturas, lo que habla de una sociedad que se desarrolló bajo ese contexto. La transición cultural también fue evidenciada por estos pueblos, ya que dentro de los artículos de arcilla que se han encontrado en las excavaciones apareció un kero doble, vaso que utilizaban los jefes incas para brindar con los jefes de otras tribus. En el caso del Olivar, se encontró uno de estos artefactos, aunque en este caso era doble, unidos por un mango de felino.
La vasija doble tiene uno de los recipientes pintados con diseños diaguitas hechos en ondas y el otro está diseñado con patrones incaicos, mientras que el lomo del felino esculpido como mango está pintado con un diseño ajedrezado, también usado en las ropas usadas por los capitanes incas.
Kero doble ( recipiente que usaban los incas para sellar la relación con los jefes locales). El kero doble es una innovación diaguita. “El brindis con kero es un rito muy importante. Se realizaba entre el representante del Inca y el jefe local, cada uno portaba su vaso y con ellos se brindaba. De este modo se sella la alianza. Estos vasos aún se utilizan ceremonialmente en comunidades andinas. El Kero doble descubierto en El Olivar, es una innovación de los diaguitas hecho en cerámica, lo hicieron doble, con diseños cuzqueños y locales. Además está unidos por un felino. Esta vasija es una metáfora del encuentro entre Incas y Diaguitas. Hay solo dos piezas de este tipo en la alfarería Diaguita y una de ellas apareció en el Olivar “, cuenta la especialista.
Este símbolo informa sobre un encuentro cultural en el que dos pueblos convivieron de forma amistosa dentro del mismo territorio con un traspaso de técnicas de todo tipo. Este encuentro cultural se dio entre los incas y los diaguitas en el último periodo, así como se dio el encuentro entre la cultura animas y diaguitas. Pero en este último caso, el grado de amalgamiento entre la cultura ánimas y diaguita es tan grande que es posible plantear que los ánimas son ancestros de los diaguita.
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