domingo, 25 de junio de 2017

En su lucha contra el apartheid, Cuba defendió «la causa más bonita de la humanidad»










 
En su lucha contra el apartheid, 
Cuba defendió «la causa más bonita de la humanidad»
23 Dec 2016 Alex Anfruns / Ricardo Vaz   Además

El fallecimiento de Fidel Castro a los 90 años ha sido aprovechado por los adversarios de la revolución para retomar el mantra ideológico en favor de una democracia abstracta, al tiempo que evitaban hablar de sus logros sociales y de desarrollo humano. Sin embargo, la política exterior de Cuba ha sido de una coherencia asombrosa y su impacto ha sido reconocido por numerosas personalidades, incluso entre sus enemigos. ¿Cuáles son los principios revolucionarios que, desde 1959, movieron a Fidel Castro y que siguen siendo objeto de un feroz ensañamiento mediático? Le hemos hecho esta pregunta y muchas otras a Piero Gleijeses (1), un reconocido experto en la política exterior cubana.

Piero Gleijeses, en «The Cuban Drumbeat», usted destaca que la política exterior de Cuba bajo el gobierno de Fidel Castro no tiene parangón. ¿Por qué?
Por su generosidad. Por ejemplo, Cuba y Fidel Castro desempeñaron un papel crucial en el cambio histórico de Sudáfrica, en la lucha contra el apartheid. Salvaron a Angola del ataque de Sudáfrica bajo el régimen del apartheid, apoyaron a las guerrillas namibias, ayudaron a los sudafricanos sin pedir nada a cambio. Y cuando digo nada, quiero decir nada en absoluto. Pero además Cuba pagó un alto precio por su ayuda a los africanos, porque esta intensificó la hostilidad de Estados Unidos. Se habían mantenido negociaciones secretas para normalizar las relaciones entre Cuba y la administración Ford. Evidentemente, el envío de tropas para defender a Angola frente a una agresión sudafricana, que en realidad había sido alentada por Estados Unidos, rompió esas negociaciones. Al su vez, Fidel Castro también desafiaba a la Unión Soviética, ya que el Secretario General Brézhnev se opuso, en 1975, al envío de tropas cubanas a Angola. Estaba obsesionado con la distensión de las relaciones con Estados Unidos, mucho más que la administración Ford, y no quería hacer nada que pudiera perjudicarla. Por otra parte, las relaciones de la URSS con el gobierno MPLA de la República Popular de Angola eran algo tensas. Pasó lo mismo entre 1987y 1988, cuando Fidel Castro envió importantes refuerzos al sur de Angola para expulsar a los sudafricanos de una vez por todas y obligarlos a aceptar la independencia de Namibia. Y quisiera añadir a este respecto que la contribución militar de Cuba fue totalmente decisiva. Pero hay otro factor importante, la asistencia humanitaria, de la que hablaremos más tarde.

Frente a lo que acaba de contarnos, en la prensa occidental se dice que Fidel y Cuba no eran nada más que simples marionetas de los soviéticos. ¿Cómo describiría la relación entre Cuba y la URSS?
En primer lugar, la CIA admitió en 1981 que el envío de 25 000 soldados cubanos a Angola en 1975 había sido una decisión unilateral de Cuba tomada a toda prisa… Hasta la CIA ha reconocido que se trataba de una decisión cubana. Y si leen las memorias de Kissinger que entonces era Secretario de Estado y gritaba a los cuatro vientos que Cuba era un lacayo de la Unión Soviética, en el último tomo Kissinger entona uno de esos raros mea culpa y de hecho reconoce que se equivocó, que fue exactamente al contrario. Fue Cuba quien se enfrentó a la Unión Soviética presentándole un hecho consumado. A continuación se pregunta por qué actuó Fidel de ese modo. Y la respuesta que da Kissinger, y cito, es que «Fidel Castro era sin lugar a dudas el líder revolucionario más auténtico entonces en el poder». De modo que si la CIA dice que fue una decisión cubana que no tuvo nada que ver con la Unión Soviética, si Kissinger dice que fue una decisión que puso a la URSS ante un hecho consumado, está claro que solo los idiotas pueden seguir manteniendo que Cuba actuaba como un lacayo de la Unión Soviética.

Analicemos en detalle esas campañas en África. ¿Cuál era la motivación de Cuba para llevarlas a cabo? ¿Cuál era la visión del mundo de Castro en ese sentido?
Debemos remontarnos al principio, a los años sesenta. En esa época, Cuba apoyaba a las guerrillas en América Latina y había llevado a cabo ya algunas operaciones en África: en Argelia, en el Congo-Brazzaville, en el antiguo Congo Belga, en Guinea Bisáu. Para entender las motivaciones de Cuba, de Fidel Castro, tuve en cuenta los informes y análisis del servicio de información de la CIA y del Departamento de Estado. Hay muchos informes. Ni una sola vez los analistas de la CIA y de la Oficina de Inteligencia e Investigación (INR) del Departamento de Estado dicen que Cuba estuviera a las ordenes de la Unión Soviética. Afirman que había dos motivos esenciales. Uno era la autodefensa, lo que es completamente cierto. Estados Unidos rechazó en 1961, 1963 y 1964 las diversas ofertas de conversaciones para alcanzar un modus vivendi. De modo que los cubanos llegaron a la conclusión de que, si Estados Unidos se negaba a negociar y a buscar un modus vivendi, la mejor defensa sería un ataque —apoyar movimientos revolucionarios en África, en América Latina, hacer amigos para debilitar al imperialismo americano.

Pero hay una segunda cuestión esencial, que se señala claramente en todos los informes de la CIA, que fue la primera en admitirlo. Es lo que denominan el idealismo revolucionario. El hecho de que el dirigente cubano, Fidel Castro, sentía que su deber era ayudar a otros pueblos a liberarse de la opresión que les hacía sufrir. Y estas dos motivaciones, la autodefensa y el idealismo revolucionario, siguieron caminos paralelos, porque Estados Unidos se negaba a negociar con Cuba, por lo que no resultaban contradictorias. Las cosas cambiaron con el despliegue de contingentes cubanos en Angola en 1975.

Era un momento muy importante. ¿Podría explicar el contexto de la época?
Claro. Como telón de fondo tenemos que en 1974 Estados Unidos había entablado conversaciones secretas con Cuba para establecer relaciones diplomáticas y conseguir la completa normalización. Estas conversaciones se mantenían a finales de 1975 y era evidente que si Cuba enviaba tropas a Angola, eso torpedearía las negociaciones. Al mismo tiempo, Fidel Castro envió tropas sabiendo que los soviéticos se oponían a ello, por las razones antes mencionadas. Prueba de ello es que durante dos largos meses atroces, de noviembre de 1975 a mediados de enero de 1976, los soviéticos no proporcionaron ninguna asistencia logística ni de ningún otro tipo a los contingentes cubanos enviados a Angola, lo que supuso una autentica pesadilla logística para los cubanos.

Además, hay que tener en cuenta el hecho de que, por primera vez, los países occidentales europeos estaban dispuestos a mantener relaciones amistosas con Cuba. Cuando el vice primer ministro Carlos Rafael Rodríguez viajó a Europa en 1975, el gobierno francés y el británico le abrieron importantes líneas de crédito y la RFA aprobó conceder un préstamo de 15 millones de dolares para el desarrollo. Así, en términos de beneficios a corto plazo, en términos de realpolitik, el envío de tropas cubanas iba en contra de los intereses cubanos. La razón por la que Fidel Castro decidió enviar las tropas fue realmente el idealismo revolucionario. Sabía que una victoria en Angola del eje del mal Washington-Pretoria habría intensificado la presión del apartheid sobre el pueblo sudafricano. Y la lucha contra el apartheid era realmente importante para Fidel Castro y el pueblo cubano. Fidel Castro llamaba a la lucha contra el apartheid «la causa más bonita de la humanidad». Esa era la principal razón: salvar a Sudáfrica del apartheid. Cuba no sacaba ningún beneficio, pero la victoria cubana tuvo un gran impacto.

Al principio, las tropas cubanas consiguieron rechazar a Sudáfrica y a los movimientos FNLA (Frente Nacional para la Liberación de Angola) y UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola), pero la guerra no se acabó ahí. ¿Qué sucedió?
A partir de 1976, el contingente cubano permaneció en Angola para proteger al gobierno angoleño frente a Sudáfrica que quería derrocar al gobierno del MPLA en Luanda y sustituirlo por la UNITA y Jonás Savimbi, un líder guerrillero que se había aliado con Pretoria. Incluso la CIA reconocía, en un informe secreto, que la presencia de las tropas cubanas era indispensable para proteger la soberanía de Angola. Sin embargo, el ejército del aire cubano en Angola no era tan fuerte como la aviación sudafricana. Los sudafricanos tenían aeropuertos militares modernos en el norte de Namibia, cerca de la frontera, mientras que el aeropuerto angoleño más cercano se encontraba a 300 km al norte de esa frontera. Como los cubanos no disponían de un buen armamento antiaéreo, replegaron sus tropas a una línea defensiva, a unos 250-300 km al norte de la frontera que delimitaba la mitad occidental de Angola, cubriendo esencialmente el acceso al centro del país y la ruta directa hacia Luanda. El este era de más difícil acceso para las tropas sudafricanas.

Entonces, ¿ no se daban las condiciones para hacer una ofensiva? ¿Cuál era el principal motivo?
Si los cubanos permanecieron en esa posición defensiva fue porque la llegada al poder de Reagan les hizo temer un ataque estadounidense. Y de hecho sabemos, gracias a los documentos, que la administración Reagan consideró seriamente los ataques militares contra Cuba entre 1981 y 1982. Por eso los cubanos mantuvieron sus mejores aviones, sistemas antiaéreos, tanques, etc. en La Habana y se mantuvieron en la línea defensiva en Angola. Al sur de esa línea, los sudafricanos campaban a sus anchas y en el este de Angola, en la provincia meridional de Cuando Cubango, Savimbi actuaba bajo la protección de las fuerzas sudafricanas. Esta situación de estancamiento se prolongó hasta los años ochenta.

A principios de 1985, los cubanos empezaron a pedir a los soviéticos que les proporcionaran armas sofisticadas para las tropas de Angola con el fin de relanzar una ofensiva en el sudoeste contra los sudafricanos y echarles de una vez por todas de Angola. Los cubanos estaban muy motivados. En el verano de 1984 se produjo un auge de la lucha revolucionaria en Sudáfrica, con una ola de manifestaciones que impresionaron mucho a los cubanos, al igual que a tantos otros. Así que los cubanos deseaban desesperadamente hacer algo para ayudar al pueblo sudafricano. Cada vez que una delegación de alto nivel de la ANC visitaba Cuba, los cubanos preguntaban qué podían hacer, intensificaban el entrenamiento de la guerrilla, etc. Pero llegaron a la conclusión de que la verdadera ayuda que podían proporcionar al pueblo sudafricano era expulsar a los sudafricanos de Angola. Los cubanos utilizaban a menudo la expresión «cortarles las garras a los sudafricanos en el sur de Angola». Pidieron armas a los soviéticos, y los soviéticos se las denegaron, porque temían que si con esas armas los cubanos expulsaban a los sudafricanos de Angola, no se pararían en la frontera angoleña. Penetrarían en Namibia para liberar a Namibia de Sudáfrica. Y en realidad, es lo que les habría gustado hacer a los cubanos. Pero eso habría interferido en la distensión de la que Gorvachov quería ser el protagonista.

¿Cómo derivó la situación hacia la batalla de Cuito Cuanavale, momento que Nelson Mandela ha calificado como «el vuelco decisivo para la liberación de nuestro continente y de mi pueblo»?
Esto es lo que pasó en 1987 y que produjo una escalada hasta Cuito Cuanavale: presionado por los consejeros soviéticos, el gobierno del MPLA lanzó una ofensiva para alcanzar la frontera con Namibia en el sudeste de Angola, territorio de Savimbi, con su mítica capital, Jamba, y la ciudad más grande que este controlaba, Mavinga. Eso sucedía en la mitad meridional de la provincia de Cuando Cubango. Los cubanos se habían opuesto a ello, sin dejar de repetir que, en caso de éxito, las fuerzas aéreas sudafricanas intervendrían y golpearían duramente al ejército de Angola, pero además la verdadera batalla estaba en el sudoeste, contra los sudafricanos y no contra Savimbi. El problema eran los sudafricanos, Pero el MPLA decidió hacer caso a los soviéticos y, en julio de 1987, se lanzó la ofensiva.

He seguido esta ofensiva en los documentos sudafricanos. Los sudafricanos se quedaron impresionados de la calidad de las tropas del MPLA, que combatían mejor que Savimbi y consiguieron avanzar hasta 20 km al norte de Mavinga. Y entonces pasó exactamente lo que Fidel Castro había predicho: los sudafricanos atacaron. Primero con la aviación, después con las tropas terrestres rechazaron a las fuerzas del MPLA en la provincia de Cuito Cuanavale, la base más meridional del MPLA, en el sudeste de Angola. Los sudafricanos acorralaron a las mejores unidades del ejército angoleño en Cuito Cuanavale a finales de noviembre de 1987 y todo el mundo estaba convencido de que Cuito Cuanavale caería, y más teniendo en cuenta que se encontraba aislada. Los refuerzos aéreos eran imposibles debido a la supremacía de la aviación sudafricana. Los refuerzos por vía terrestre eran difíciles porque la única comunicación era una carretera de 180 km que iba de Cuito Cuanavale a la ciudad de Menongue en el Oeste. El problema era que la aviación sudafricana atacaría los convoyes angoleños con refuerzos y municiones.

Entonces Cuito Cuanavale parecía condenada…
Sí. Y la ciudad habría caído junto con las mejores brigadas del ejército de Angola si Fidel Castro no hubiera decidido intervenir. El 15 de noviembre de 1987, se produjo en La Habana una reunión decisiva entre Fidel, Raúl Castro, varios generales y Jorge Risquet, el representante de Fidel en Angola. La reunión se inició a las 5h25 y finalizó diez horas más tarde. Se tomaron dos decisiones: una no controvertida puesto que era lo que los angoleños y los soviéticos pedían a Cuba que hiciera, es decir, salvar Cuito Cuanavale; y otra realmente controvertida: los cubanos decidieron enviar importantes refuerzos así como su mejor armamento a Angola con el fin de lanzar una ofensiva en el sudoeste para echar a los sudafricanos del país de una vez por todas. Lo que les llevó a tomar esta decisión fue la escalada sudafricana en el sudeste de Angola, en la provincia de Cuito Cuanavale. Esta escalada refleja el deseo de Cuba de ir al sur de la línea defensiva y alcanzar la frontera de Namibia. Pero esta escalada se benefició del escandalo del Irangate que sacudió Estados Unidos a finales de 1986. Reagan salió debilitado y se vio obligado a separarse de los miembros más agresivos de la maquinaria de la seguridad nacional. Los cubanos dedujeron que Reagan estaba acabado y que, por primera vez, desde el principio de la era Reagan, no tenían que temer un ataque americano contra Cuba. Así que vieron que podían permitirse enviar su mejor armamento a Angola. En reunión con sus colaboradores más próximos, Fidel Castro no dejaba de decir (he visto las transcripciones de esas reuniones): «Debemos enviarlo todo, la guerra está allá en Angola, no aquí». Al igual que en 1975, Cuba desafiaba a la Unión Soviética. Como me dijo Jorge Risquet, Gorvachov estaba concentrado en la próxima cumbre con Reagan en Washington, en la que firmarían el Tratado de eliminación de misiles de corto y medio alcance (INF).

Era un paso importante hacia la distensión…
En efecto. Y lo que los cubanos iban a hacer iba contra esa distensión: expulsar definitivamente a los sudafricanos del sur de Angola. Esta es la razón por la que los cubanos informaron a los soviéticos una vez que habían partido las tropas, es decir, unos diez días después de los hechos.  
 
El viceministro de defensa cubano, el general Ulises Rosado del Toro, llegó a Moscú diez días después de que se tomara la decisión, el 25 de noviembre de 1987. Tuvo una reunión con el mariscal Ajroméyev, comandante en jefe de las fuerzas armadas soviéticas y le leyó un largo memorándum en dos partes. La primera parte informaba a los soviéticos de la decisión cubana, cosa que a los soviéticos no les gustó nada. La segunda era una lista de armamento y de material que los cubanos querían para sus tropas en Angola y para reequipar su defensa en Cuba. La respuesta de Ajroméyev fue grosso modo: «Ya les contestaremos, ahora no puedo decirles nada». Y hubo un intercambio de cartas muy duro entre Gorbachov y Fidel. Gorvachov escribió —parafraseo: «No entiendo cómo han podido tomar esa decisión sin consultarnos» y Fidel Castro respondió: «La situación en Angola es dramática, es dramática por culpa de los consejeros militares soviéticos que han empujado a esta ofensiva insensata en el sudeste. Quiero que sepa que haremos todo lo necesario para salvar Angola».  
 
Siguió un silencio soviético que duró 59 días, hasta enero de 1988, cuando los soviéticos decidieron enviar la mayor parte del armamento solicitado. Pero en ese tiempo, Cuba ya había enviado diecisiete mil soldados más, sus mejores aviones, tanques, equipamientos, etc. Cuba dijo claramente a los soviéticos que iba a hacer todo lo necesario. Hay una conversación en La Habana entre Raúl Castro y el general que dirigió la misión soviética en la que Castro le dice: «Vamos a enviar todo a Angola, incluso los calzoncillos, pero expulsaremos a los sudafricanos».

Traducido por Rocio Anguiano Pérez y Julie Quenon

En su lucha contra el apartheid, Cuba defendió 
«la causa más bonita de la humanidad» (II)
Alex Anfruns
 
¿Cómo describiría la estrategia cubana [en Angola] en este contexto?
La estrategia cubana fue muy bien resumida unos meses más tarde por Fidel Castro en una conversación con Joe Slovo, el secretario general del Partido Comunista de Sudáfrica. Fidel le dijo: “Nuestra estrategia ha sido la del boxeador. Con la mano izquierda mantiene a raya a su adversario y con la mano derecha golpea”. La mano izquierda detuvo el golpe en la batalla de Cuito Cuanavale. Antes de todo, Cuba ha enviado sus aviones a Cuito Cuanavale y ha ganado la supremacía aérea. ¿Qué significa eso? Lo que os cuento también se basa en documentos sudafricanos. Esto significa que la carretera de Menongue hacia Cuito Cuanavale se vuelve disponible pues los sudafricanos no pueden atacar más a los convoyes que trayendo refuerzos, ya que los aires están dominados por los cubanos. Esto también significa que antes de la llegada de los cubanos, las fuerzas sudafricanas estaban listas para atacar Cuito Cuanavale y podían ser reabastecidas por vía aérea desde Mavinga. Ahora ya no podían ser suministradas por vía aérea debido a la aviación cubana. Tenían que ser reabastecidas por carretera en un territorio muy difícil.

Esto significa aún otra cosa. Los sudafricanos tenían un mortero especial, el G5, con un alcance mayor que cualquier cosa disponible entre los angoleños y cubanos. Pero he aquí que el G5 ya no podía disparar contra Cuito Cuanavale porque cuando un G5 dispara, los aviones cubanos ven inmediatamente dónde está, y responden. El comandante sudafricano de la fuerza operativa contra Cuito Cuanavale tenía un diario, que yo pude consultar en los archivos militares sudafricanos. Este diario de guerra describe la caída de la moral de las tropas sudafricanas, más y más desalentadas.

En segundo lugar, los angoleños tenían una cabeza de puente en la orilla este del río Cuito. Los cubanos enviaron 1.500 soldados a Cuito Cuanavale, a veces en pequeñas unidades, tanques cubanos, artillería cubana. Otros para fortalecer las brigadas de Angola. En resumen, los sudafricanos lanzaron contra la cabeza de puente tres asaltos importantes , que fracasaron. Cuando el tercer ataque falló, el 23 de marzo de 1988, los miembros americanos del Estado Mayor interarmas, escribieron en un memorándum: “La guerra en Angola ha tomado un giro dramático, y para los sudafricanos, un giro muy peligroso”. Es la batalla de Cuito Cuanavale, ganada por los cubanos. Pero se trata de una batalla defensiva. No se gana la guerra con batallas defensivas. Lo que obligó a los sudafricanos a aceptar las exigencias cubanas fueron las ofensivas en el suroeste.

Es la mano derecha la que golpea…
Exactamente. El 9 de marzo de 1988, cuando los sudafricanos todavía estaban luchando contra Cuito Cuanavale, algunas poderosas columnas cubanas comenzaron a avanzar al sur de la línea hacia la frontera de Namibia – y tenían la superioridad aérea. Mientras tanto, las negociaciones cuatripartitas (África del Sur, Estados Unidos, Cuba y Angola) comenzaron a trabajar en el problema de África del Sudoeste. Una reunión considerada como crucial tuvo lugar en El Cairo, el 24 de junio de 1988.

El plenario estaba previsto para la tarde. Por la mañana, la delegación sudafricana fue a la embajada de Estados Unidos (esto también se incluye en los documentos de Sudáfrica). Era una delegación de muy alto nivel, con el Ministro de Asuntos Exteriores, el Ministro de Defensa, el comandante de las fuerzas armadas sudafricanas, varios generales, etc. Querían saber dos cosas de los americanos, porque los estadounidenses tenían una mejor información, tenían satélites. Ellos querían saber cuál era el poder de estas columnas cubanas, y en segundo lugar, si las columnas cubanas se detendrían en la frontera de Namibia. Y el vicesecretario adjunto de defensa James Wood respondió inmediatamente dando lectura a una lista muy impresionante de armamento en manos de los cubanos. Luego dijo: “No sabemos si van a parar en la frontera o no. Se trata de una campaña que está totalmente dirigida por Fidel Castro, es muy difícil para nosotros saber… Pero puedo decirles una cosa” – y ahora estoy parafraseando: “es que las columnas cubanas son lo suficientemente fuertes para cruzar la frontera de Namibia, para tomar las bases de Sudáfrica en el norte de Namibia y continuar hacia el sur”. Los estadounidenses, el Departamento de Defensa, afirmaba que los cubanos eran lo suficientemente fuertes como para avanzar en Namibia.

Francamente, debemos tener en cuenta el hecho de que el gobierno de Sudáfrica mantenía una guerra en dos frentes. Uno contra los cubanos en el sur de Angola. El otro en la misma Sudáfrica contra su propio pueblo, los levantamientos en los barrios. Por eso, cuando los sudafricanos piensan en la guerra en el sur de Angola, deben considerar que no pueden enviar a todo sus ejército a Angola, tienen que mantener tropas en Sudáfrica para luchar el otro frente. Esto se encuentra en todas las declaraciones de Sudáfrica sobre la situación. Brevemente, he aquí la declaración sudafricana -que cito textualmente de un memorando del general Geldenhyus, comandante en jefe de las fuerzas armadas sudafricanas- al Presidente P.W. Botha, de julio de 1988. Dijo: “Nuestra principal preocupación es evitar una gran confrontación con los cubanos. Si nos vemos obligados a esta confrontación militar importante, deberemos a utilizar nuestra aviación sabiendo que será neutralizada en pocos días”.

Los sudafricanos son conscientes y están convencidos de que la aviación cubana es ahora más fuerte que la suya, y que su fuerza aérea será destruida si se involucra en una guerra a gran escala con los cubanos. Además, los sudafricanos no tienen potentes armas antiaéreas, porque nunca se imaginaron que podrían tener que luchar contra un enemigo que tendría superioridad en el aire. La situación es dramática, agravada por el hecho de que los cubanos están avanzando hacia el Sur con las defensas anti-aéreas muy potentes. Los sudafricanos lo reconocen: “Ya no podemos sobrevolar a las tropas cubanas”. Mientras tanto los MIG-23 cubano despegan en el cielo del norte de Namibia. ¡Los sudafricanos no responden, no se arriesgan a la confrontación, se dice la cosa abiertamente en la prensa sudafricana! Se tiene una declaración del administrador general sudafricano en Namibia, Niekerk, que dice, “Aviones cubanos sobrevuelan el norte de Namibia”. Esto suscita mucha ansiedad. El general Geldenhyus dijo exactamente lo mismo.

Parece que la pregunta que se plantea a los sudafricanos en la época es .”¿Los cubanos pasarán a Namibia o no?”
Precisamente. Los estadounidenses y los sudafricanos no podían adivinar lo que los cubanos iban a hacer. El jefe de la delegación estadounidense en la Conferencia de El Cairo, Chester Crocker, secretario de Estado adjunto para África, trató de sondear a Jorge Risquet, jefe de la delegación cubana, después de las sesiones plenarias. Dijo algo como: “Quiero saber cuáles son sus intenciones. ¿Tienen la intención de pasar a Namibia? Porque sus tropas están cerca de la frontera”. Y Risquet, un hombre muy carismático que era un maestro en el arte del sarcasmo, contestó: “No le puedo dar un calmante. Si dijera que nuestras tropas se detendrán en la frontera, os daría un calmante. Si dijera que van a entrar en Namibia, os amenazaría. No quiero ni amenazados ni tranquilizados. La única cosa que puedo deciros es que vuestro único medio para que no entremos en Namibia, es aceptar nuestras exigencias”.

Y estas exigencias eran: el fin de la ayuda de Sudáfrica a Savimbi, este criminal que apoyaban, y elecciones libres en Namibia bajo supervisión de la ONU. Esto es algo que los sudafricanos no querían para nada, sabiendo que la SWAPO, el movimiento rebelde de Namibia, sería el ganador. Cada informe de sudafricanos y estadounidenses desde mediados de la década de 1970, decía que si la SWAPO ganaba las elecciones, eso sería un golpe terrible para el régimen del apartheid en Sudáfrica, pues eso alentaría los negros y desmoralizaría a los blancos (2). Pero ante la amenaza de la entrada de los cubanos en Namibia y vista la superioridad de la aviación cubana, los sudafricanos han capitulado: en diciembre de 1988 en Nueva York, firmaron un acuerdo en virtud del cual aceptaban elecciones libres Namibia y cesaban toda asistencia a Savimbi. Volviendo a su pregunta, cuando Nelson Mandela habla de Cuito Cuanavale [ver la primera parte de la entrevista] no lo hace, en mi opinión, sólo de la batalla de Cuito Cuanavale, sino del conjunto de la campaña.

Pasemos ahora al otro factor de la política exterior cubana que usted ha mencionado anteriormente: la ayuda humanitaria. ¿Cuáles son los elementos principales de esta política?
Bueno, estos son elementos muy simples, será rápido. El primero se remonta a la Guerra Fría, cuando 30.000 cooperantes cubanos viajaron a África, con todos los gastos pagados por el gobierno cubano (3). Fueron a las zonas de guerra así como a las zonas de paz. Ahí es donde quiero ir: había una guerra en la Guinea Portuguesa entre 1966 y 1974. Más del 90% de los médicos de la guerrilla en Guinea Bissau eran cubanos. No habían otros médicos extranjeros y habían muy pocos médicos guineanos. Amílcar Cabral, el líder de la guerrilla, tenía una política de envío de médicos recién titulados, y que habían estudiado en Europa del Este, por ejemplo, a tomar cursos especializados para prepararse para el futuro. Sin embargo, durante ese tiempo, fueron los médicos cubanos quienes arriesgaron sus vidas para proporcionar atención médica a los guerrilleros. Los portadores de la bandera de la ayuda humanitaria cubana eran los médicos, maestros y trabajadores de la construcción.

Si queremos comparar rápidamente con los Cuerpos de Paz de Estados Unidos, los “Cuerpos de Paz” cubanos eran de un nivel claramente superior, ya que los Cuerpos de Paz de Estados Unidos enviaban aprendices mientras que los cubanos enviaban médicos de primer orden. Para daros un ejemplo de lo que representaba esta ayuda, tomemos Benguela en Angola en los años 1987-1988. Es una gran ciudad, que entonces contaba con unos 300 000 habitantes. Solo tenía dos médicos angoleños. Uno de ellos era el director del hospital que se preocupaba sólo de las tareas administrativas. Había una pequeña misión sanitaria soviética que incluía cuatro médicos, y había una delegación médica cubana de cerca de 25 personas, entre las que había 12 médicos. Así que entienda ahora lo que eso significa.

Cuba también tenía fama por haber recibido estudiantes de África y América Latina para proporcionarles educación y formación …
Déjeme darle otro ejemplo. En mayo de 1978, hubo un ataque aéreo de Sudáfrica contra Cassinga. Cassinga era un campo de refugiados de Namibia en Angola situado a unos 300 km al norte de la frontera con Namibia. Los sudafricanos atacaron y había un pequeño campamento cubano, incluyendo algunas tropas, situado a 20 km al sur de Cassinga. Y los cubanos fueron a ayudar a los refugiados. Steenkamp, ​​un historiador sudafricano especialista del apartheid, escribió en un libro publicado en 1983 que los soldados sudafricanos que estaban en Cassinga siempre se sorprendieron por el heroísmo de los soldados cubanos que avanzaron para Cassinga mientras estaban sin defensa contra los ataques aéreos sudafricanos. Es un historiador del apartheid quien lo dice. Cuando los cubanos llegaron, los sudafricanos han huido y los cubanos han salvado a los refugiados, entre los cuales habían niños. Unas semanas más tarde, 600 niños de Cassinga fueron a Cuba con el fin de crecer y estudiar. Yo estaba en La Habana en 2005 o 2006, cuando las fuerzas armadas y la embajadora de Namibia se explicaron. Ella comenzó su discurso diciendo: “Estoy viva gracias a los soldados cubanos”, dado que había sido herida por los soldados sudafricanos en Cassinga. Y hay muchas más historias como ésta; cuando visité Namibia pude encontrar un superviviente tras otro.

Cuando estaba allí, hablé con una mujer, un general, que era la médico-jefe del ejército de Namibia. Empezamos la entrevista en inglés, y tuve la impresión de que la entrevista iba un poco tambaleante, su inglés parecía un poco vacilante. Y entonces le dije: “Oye, y si hablamos en español? “. Mi español es supuestamente perfecto, ¡pero el suyo era aún mejor, teñido de un ligero acento cubano! Era un superviviente de Cassinga. Ella fue llevada a Cuba, y fue a continuación a las escuelas cubanas, consiguió su bachillerato en el instituto, fue a la universidad para estudiar medicina, se convirtió en médico y, finalmente, regresó a Namibia. Ella se acordaba del ataque y me dijo que cuando ella abrió los ojos y vio a un soldado blanco cerca de ella, se congeló. Porque pensaba que los blancos eran sudafricanos y que los sudafricanos eran malos. Pero era un soldado cubano. Los cubanos habían venido a salvarlos. ¡Esto es lo que han sido los cubanos en África!

Los cubanos enviaron a unos 30.000 africanos a estudiar en Cuba durante la Guerra Fría. Algunos a partir de primaria y continuando hasta la universidad. Este es otro aspecto principal de la ayuda humanitaria cubana. Déjame que te cuente otra historia. Una vez, yo estaba en Conakry con un amigo cubano, Victor Dreke, y él tenía que ir al Ministerio de Agricultura. Fui con él porque no tenía nada más que hacer. ¡Y en el Ministerio de Agricultura muchas personas han hablado con él en español! Le dije: “Víctor, qué está pasando? Ellos hablan francés aquí. “Se rió y me respondió: ” Sí, pero estas son personas graduadas en la Universidad de Agricultura de Cuba! “.

Después del desmantelamiento de la Unión Soviética y del bloque del Este, Cuba ha conocido tiempos difíciles. ¿Qué efecto ha tenido esto en los programas humanitarios?
Pasó lo siguiente. El gobierno cubano tomó una decisión, la de no aceptar estudiantes becarios, pues no podía permitirse el lujo de financiar los estudios de los africanos y latinoamericanos en Cuba. Pero los que ya estaban en Cuba podían terminar sus estudios. Ellos compartirían la misma comida y vivirían exactamente en las mismas condiciones que los estudiantes cubanos porque había compromisos personales con ellos. Y que se quedarían hasta que terminaran sus estudios. Hablé con otra médico en Namibia, que se graduó en 1994. Y ella dijo, sólo personas como los cubanos, sólo una persona como Fidel Castro habría podido hacer esto”. Era una época en que los estudiantes africanos eran expulsados ​​de todos los países de Europa del Este y Rusia. Cuba ha tomado esta noble decisión. Estuve una vez en Cuba en 1995, durante una ceremonia de entregas de diplomas del ICAP (Instituto Cubano para la Amistad entre los Pueblos), creo, por un grupo de estudiantes africanos que acababan de terminar sus estudios y que iban a volver a su país. Hubo discursos y toda la rutina que sigue. Y para la celebración, todo el mundo fue invitado a un vaso de jugo y un pequeño pastel, verdaderamente muy pequeño, ¡pero eso me ha parecido tan noble! Este país, atrapado en una terrible crisis económica, había conservado a esas personas.

¿Y qué ha sido de las misiones en el extranjero?
Después de la caída de la Unión Soviética, todas las misiones cubanas, médicas u otras, han regresado a Cuba. La única excepción fue una misión médica en Guinea Bissau pues una organización holandesa ha financiado la mayor parte de los gastos. Resulta que yo estaba en Guinea Bissau entorno a 1996 y que me encontré con estos médicos. Y fue una situación conmovedora pues no eran bienvenidos. Los médicos locales habían descubierto las alegrías de la medicina privada, la facturación de los cuidados a sus pacientes. Por lo que no amaban a los médicos cubanos. ¡Para ellos era una competencia desleal ya que los médicos cubanos no estaban cobrando nada! Por lo que estos médicos cubanos pobres vivían en un edificio en el medio de la nada, y había un pequeño autobús que venía a recogerlos por la mañana y les llevaba a trabajar. Y por la noche, los llevaba a casa. Pero los fines de semana, o en los días en que no trabajaban, ningún autobús iba a buscarlos. Estaban totalmente abandonados allí. Pero han seguido haciendo su trabajo y creían en lo que hacían. Y eso significaba mucho para la gente que ayudaban.

Pero entonces la situación ha cambiado, por supuesto, y Cuba recomenzó a enviar misiones médicas. Ahora cobran, pero a un precio relativamente bajo. Estuve en Sudáfrica la semana pasada, creo que hay 400 médicos cubanos allí. Al mismo tiempo, en Cuba han creado la Escuela Latinoamericana de Medicina, cerca de La Habana, lo que sigue siendo algo muy generoso. Está pensada principalmente para los estudiantes de América Latina, pero también hay estudiantes procedentes de África y que Cuba financia totalmente. Y numerosos estudiantes que permanecen son de muy humildes orígenes, como por ejemplo los guatemaltecos. La esperanza de Cuba es crear un nuevo tipo de médico como los que han tenido tanto éxito en Cuba. Se trata de alguien que ve el hecho de ser médico como una misión social, y cuyo principal objetivo no es ganar dinero, a diferencia de los médicos de Estados Unidos. ¡Si vas a ver a un médico estadounidense, puedes ver inmediatamente el signo del dólar en sus ojos! En vez de crear médicos que realmente se preocupan por sus pacientes. Esto no va a funcionar para algunos, pero otros lo harán. Y en teoría es el juramento de los estudiantes, ir donde está la gente pobre.

Usted ha hablado de esos cubanos que viven en condiciones muy difíciles, pero las personas que trabajan en estas misiones son voluntarios. ¿Qué hace para que estas personas acepten trabajar en estas condiciones, lejos de sus casas?
Escucha, hay un bonito informe de la CIA en los años 80 que habla de esta ayuda humanitaria, y que decía más o menos lo siguiente: “Es una nueva generación de cubanos, que creció bajo Fidel Castro, y que ven las cosas de manera diferente. Son internacionalistas, están comprometidos, existe ese elemento fuerte”. Déjame darte un ejemplo. Me encontré con una médico cubano en Benguela en 1988 y hemos simpatizado, teníamos una buena relación. En un momento dado, le pregunté si ella tenía un diario o algo por el estilo. Ella se rió y me respondió, “mi diario son las cartas a mi madre”. Ella me prestó el equivalente a alrededor de un año de cartas, yo pude fotocopiarlas, había 227 páginas. Además, ella no era parte del partido comunista, pero se podía ver ese sentido de compromiso, esa voluntad de ayudar. Por supuesto que hay momentos difíciles, momentos de frustración, y seguro que todo el mundo no es un héroe. Algunos son voluntarios porque saben que es bueno, o porque están bajo la presión de su familia o sus vecinos. Pero hay en muchos de ellos un compromiso sincero, que incluso la CIA reconoce: “Es una nueva generación de cubanos, ¡son los cubanos de Fidel Castro! “.

¿Siente lo mismo hoy?
Sí, estoy seguro que las cosas han cambiado significativamente, pues ese período especial y estas pruebas han tenido consecuencias graves. Tengo, por ejemplo, una amiga que es anestesista y que ha vivido en Venezuela durante tres años. Y, obviamente, tuvo en cuenta el aspecto económico, ya que reciben un pequeño pago en dólares que se les da a su llegada, que ella ha utilizado cuando lo necesitaba, y también había un fuerte compromiso. Este elemento está siempre presente. Durante el período de la Guerra Fría, no había más que ese aspecto, el de hacer su deber internacional porque no había un tal beneficio material para hacer esto. ¿Sabe lo que es muy hermoso en eso? Imagine que un cirujano y un carpintero están en Angola. Mientras están allí, el gobierno cubano paga sus salarios en Cuba, sea a las familias o directamente en su cuenta. Digamos que el cirujano recibe 400 pesos y 150 pesos el carpintero. Pero en Angola, comparten exactamente las mismas condiciones. Reciben exactamente la misma retribución, para comprar cualquier cosa, por parte del gobierno, ¡ya que no reciben nada de Angola! Tanto seas un carpintero o un cirujano, eso no supone ninguna diferencia.

Para acabar, volvamos a las relaciones con Estados Unidos. Usted ha calificado la política de Estados Unidos hacia Cuba como un “deseo de venganza”. Y ha habido recientemente las declaraciones del presidente electo Donald Trump tras la muerte de Fidel. ¿Cómo cree que va a evolucionar la relación entre Cuba y los Estados Unidos?
Obviamente, yo creo que no habrá ningún progreso. Y ya sabes, si Hillary hubiera sido elegida, podría haber habido un progreso lento, pero nada extraordinario. No creo que Trump rompa las relaciones con Cuba, a pesar de que ahora tienen esta retórica estúpida según la cual “Obama ha establecido relaciones con Cuba y no ha recibido nada a cambio, ahora queremos algo a cambio, si no… “. Quiero decir que, lo que Obama hizo fue reconocer que la política de Estados Unidos había fracasado completmente y además se trataba de una cuestión moral. Y los cubanos no les debemos nada a cambio, absolutamente nada. Y no creo que los cubanos vayan a conceder nada a Trump tampoco. Me sorprendería si Trump rompe las relaciones con Cuba, ¡pero yo soy alguien que creía que Trump nunca ganaría esta elección! Así que mis pronósticos sobre Donald Trump no valen absolutamente nada. Lo que es importante es que los estadounidenses son tan ignorantes que no se dan cuenta de los crímenes cometidos por los EEUU contra Cuba. ¡Y ellos piensan realmente que los EEUU son víctimas de una agresión cubana!
 
Notas
(1) Piero Gleijeses es politólogo e historiador italiano, profesor de política exterior de los Estados Unidos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS) de la Universidad John Hopkins, EEUU. Es un experto en política exterior de Cuba, y sus publicaciones sobre el tema incluyen:
– Visions of Freedom: Havana, Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa, 1976–1991 (UNC Press, 2013)
– The Cuban Drumbeat: Castro’s Worldview (Seagull Books, 2009)
– Conflicting Missions: Havana, Washington and Africa, 1959–1976 (UNC Press, 2002)
(2) Esta predicción era muy precisa. En 1990, el gobierno sudafricano inicia las negociaciones con el ANC y Nelson Mandela gana las elecciones presidenciales en 1994.
(3) Si incluimos las misiones cubanas en América Latina y Asia, el número es de 70.000 (“The Cuban Drumbeat “).

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