miércoles, 12 de julio de 2017

Aire de primavera baña nuestra patria: cancioneros jotosos a inicios de los años 60 en Chile 1

La producción editorial del comunismo chileno en el siglo XX
Aire de primavera baña nuestra patria: 
cancioneros jotosos a inicios de los años 60
Manuel Loyola T.*

Introducción. En 1986, a instancias de recoger informaciones sobre el movimiento de pobladores de Santiago en los años de creación de muchas de las poblaciones populares de la capital (años 30 al 60), me entrevisté con un antiguo dirigente poblacional comunista, Luis Vega, en su casa de la otrora Comuna de Las Barrancas, hoy Lo Prado. Al preguntarle qué cosa leían los jóvenes comunistas de inicios de los años 30 –Vega, en el momento de mi conversación con él ya contaba con más de 70 años-, me contestó: “nada o muy poco, en verdad compañero, lo que hacíamos era cantar”, y de inmediato entonó partes de la canción que a él más le gustaba: el himno de La Joven Guardia, que, según sus palabras, era el himno de la Juventud. Mientras cantaba, su mirada se quedó fija en un pasado que intentaba refrescar, y agregó: “es que me la aprendí de otros compañeros, ellos la cantaban y yo quería aprendérmela de memoria”. Por mi parte, era la primera vez que sabía de tal canción, y no fue sino hasta varios años después que entendí cómo aquella juventud se educaba y se comprometía con adhesiones y sacrificios a partir de una realidad común de una pobreza que algún día terminaría, según lo prometían aquellos cantos de redención.

En lo que sigue, nos proponemos merodear por la cultura comunista chilena teniendo como objeto el repertorio de cantos que, de manera directa o indirecta, debían acompañar y consolidar la vida militante, especialmente entre los jóvenes del Partido. La caracterización de este cantar revolucionario y formativo, se centrará en particular en la edición del cancionero editado por la Comisión Nacional de Educación de las JJCC en los primeros años de la década de 1960, época de enorme optimismo en las filas comunistas por considerarse que en Chile y el mundo, se estaban abriendo oportunidades únicas para el avance del socialismo. Nuestro tratamiento tendrá un carácter general a la espera que nuevas intervenciones en la materia, especifiquen y amplíen tópicos e informaciones más eruditas e, incluso, especializadas.

* Dr. En estudios Americanos, IDEA/USACH; académico, editor IDEA. Este trabajo forma parte del libro de Rolando Álvarez / Manuel Loyola, Editores, Un trébol de cuatro hojas. Las Juventudes Comunistas de Chile en el siglo XX, América en Movimiento y Ariadna, Santiago de Chile, diciembre 2014.
 
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La modernización en las relaciones sociales de nuestro país durante el siglo XX tuvo, en el canto y baile populares, una dimensión de enorme relevancia. En sus aspectos más generales, últimamente diversas investigaciones y publicaciones han comenzado a dar cuenta de ello, enriqueciendo nuestros actuales enfoques historiográficos en las áreas culturales y sociales1. A este respecto, no estará demás señalar que la indagación por el canto y el baile remiten y son fuentes de apreciación de un sinnúmero de hechos y caracteres que acompañaron y dieron expresión a la cotidianidad de aquel pasado, sea en sus momentos de mayor significación y trascendencia, como en los más habituales y corrientes. De esta suerte, el ritmo, la armonía, los sentimientos, la performance estudiada o desordenada de los movimientos corporales, los lugares de encuentro de las personas, la fraternidad compartida, etc., vinieron a ser la contracara de otros tantos asuntos involucrados en estos despliegues, comúnmente más visitados por estudiosos y especialistas, como son los de la industria discográfica, la radial, de orquestas, letristas y cantantes, la crítica y, aun, los intentos por acallar y censurar, sin dejar de lado la detección de influencias extranjeras –principalmente norteamericanas-, en la modelación de gustos, modas, o consumos. Aludimos, en consecuencia, a un tópico que, por sobre sus redundancias y cacofonías, importó ser un eje notable de nuestra vida social reciente, un campo de interrogantes concéntrico y a partir del cual podemos abarcar panoramas bastantes amplios.

Un área concomitante en este desarrollo, fue el surgimiento del rubro difusional de los cancioneros. Contando con antecedentes en la lírica docta o popular europea (muchas veces de funcionalidad religiosa), su irrupción en América Latina irá a la par con los crecientes procesos de urbanización e industrialización que comenzaron a tener lugar en nuestra región a partir del último cuarto del siglo XIX, tornándose, al igual de numerosos otros productos impresos de consumo de masas (novelas por entrega, folletines, almanaques), en un artículo demandado y de bajo costo. Y si bien su consulta podía verse afectada por el analfabetismo de grupos importantes de la población, este obstáculo se reducía en consideración a dos circunstancias que lo beneficiaban: de una parte, la presencia en ellos de fotos e ilustraciones de cantores y artistas del momento, cuestión los volvía atractivos y atesorables y, de otra, su uso público por parte de quienes sí podían descifrar su contenido, volviéndose una fuente de regocijo para diversos tipos de grupos.

Ciertamente, con el ingreso al siglo XX, y la consolidación de las tendencias urbanizadoras y de diversificación productiva anotadas, el cancionero adquirirá mayor relevancia, potencia que, aunada a las de las empresas de la comunicación y la diversión en auge desde la segunda década del citado siglo: cine, radio, sellos discográficos, espectáculos, hará de este un artefacto plenamente inserto en la cadena del consumo y del sentir de masas. No en vano la industria musical lo tuvo entre sus medios predilectos por lo menos hasta mediados del siglo XX. Así, Odeón, RCA Víctor, Casa Amarilla, etc. confeccionaron sus respectivos cancioneros a fin de promocionar a sus artistas y discos. También la propia industria gráfica y editorial promovió los suyos, a la luz de la apetencia popular. Tampoco pueden omitirse los producidos por diversos almacenes, parroquias, boys scout, boticas, importadoras, laboratorios químicos o cines. De distribución generalmente gratuita, el cancionero (así como los almanaques), si sitúa entre los años 1930-1940, entre las páginas de mayor significación pública, entrando a declinar su gravitación con la aparición de las modernas revistas juveniles, a partir de los años 50. No obstante ello, su estructura comunicacional se mantendrá, siendo parte distintiva y particular al interior de estas nuevas ediciones para la juventud.


1 En lo que toca a nuestro tema, destaca la producción de Juan Pablo González y Claudio Rolle, Historia social de la música popular chilena, 1890-1950, Santiago, Ediciones PUC, 2004, así como diversos textos dedicados a la Nueva Canción Chilena. De lo más reciente: Eileen Karmy y Martín Farías (Comp.), Palimpsestos sonoros. Reflexiones sobre la Nueva Canción Chilena, Santiago, Ceibo, 2014; Horacio Salinas, La canción en el sombrero, Santiago, Catalonia, 2014. No son escasos, a la vez, artículos en revistas académicas, además de la realización de eventos académicos donde de modo central o indirecta, se viene haciendo presente esta temática.
En general, hubo cancioneros para sectores y preferencias muy variadas, siendo los más frecuentes aquellos que contenían las “más hermosas canciones” y “los ritmos de moda”, verdaderos “golpes al corazón”. Dirigidos a un público general, menudeaban en estos la creaciones que, a la vez, se prestaban para el baile y la fiesta, sea de aquellos de cadencia más atildada y romántica (zarzuelas, tangos y boleros), como de otros “alborotadores del ánimo”, como eran el foxtrot, el chimi, o el pasodoble). También hubo ediciones de aquellos que ofrecían la ansiada raigambre vernácula, con tonadas, polkas, cuecas, sirillas o valses; los que recopilaban rondas, cantos y juegos infantiles, o los que apelaban a gestas colectivas habidas o por realizar, por medio de himnos o marchas. Especialmente estos últimos disponían casi siempre, como pórtico, del Himno Nacional, seguidos de saludos y marcialidades propias de otras tantas entidades de adhesión y hasta de un cierto “ser nacional”, como eran los casos de universidades, clubes deportivos, de leones y rotarios, de asociaciones de funcionarios públicos, de compañías de bomberos. No menos recurrentes, fue la aparición de los gaudeamus igitur, infaltables en los repertorios del canto grupal celebratorio, lo mismo que los florilegios católicos.
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Quizás si acicateados por el influjo de ser un medio difusional convocante y económico y, en estrecha relación con ello, por constituir un atractivo dispositivo identitario y propagandístico, las JJCC confeccionó igualmente sus cancioneros militantes. No tuvieron, claro es, la proporción de los cancioneros de tangos, milongas u otras baladas de artistas popularizados por la radio o el cine; sin embargo, sí pretendieron asumir, al menos dentro del pequeño mundo de sus filas, el sentido de servir de contacto e identificación entre iniciados, y entre otros y otras que podrían llegar a simpatizar. A este respecto, el cancionero revolucionario fue un medio primordialmente dirigido a sectores jóvenes o adolescentes, en tanto era en este ámbito donde el cautivo emocional y de construcción de sentido de la existencia particular, contaba con abierta disposición. Si hemos de atender aquí a una frase del escritor Teófilo Cid, tendríamos que repetir con él que “la pobreza los hacía comunistas”.

Conocemos un par de ellos, de los años iniciales del Frente Popular. Nos referimos a
Cancionero Popular (diario Frente Popular, Santiago 1938), y Cancionero de la Unidad.

Cantos de la Vieja Guardia y de la Juventud (Santiago 1939)2. El primero corresponde a los resultados de un concurso llevado a cabo por el citado diario en los meses previos a la elección presidencial del 38, evento que hizo que el contenido de los aportes sólo correspondiera a estrofas y estribillos de pullas y burlas contra la candidatura de derecha (Ross San María), adaptadas a melodías y canciones conocidas, como La Cucaracha, Corazones Partidos, Tambores y Clarines, Jalisco nunca Pierde, Lágrimas Negras, o Los Estudiantes Pasan. Completaba la entrega, la Canción Nacional de Chile y La Internacional.

Por su lado, el segundo impreso recoge lo que seguramente ya era parte del canto militante de los partidos de la izquierda de la época, en especial de su vertiente comunista. Publicado por la imprenta Antares (la misma donde se imprimía Frente Popular, el órgano comunista anterior a El Siglo), en el folleto se dieron cita 24 cantos. Al margen del infaltable himno patrio, todos ellos respondían a lo que podríamos calificar de tradición hímnica proletario- revolucionaria, la misma que se proyectará crecientemente en las décadas siguientes. Brevemente, expongamos que esta tradición cantoral arrancaba con la versión latinoamericana de La Internacional3, enseña que reforzaba el vínculo histórico-universal del rol de las organizaciones obrero-comunistas, para seguir luego con un mayoritario conjunto de cantos ligados a las gestas revolucionarias soviéticas y a las luchas de la República Española. En lo tocante a Chile, el cancionero traía sólo dos registros: el Himno de la CTCh, y Canto a la Pampa, de Francisco Pezoa.

No contamos con noticias sobre cancioneros similares de los años 40 y 50. Si bien la prensa partidaria daba a conocer producciones poéticas y elementos diversos del folklore y la cultura popular, es probable que las urgencias de la lucha política de aquellas décadas (quiebres en la unidad del sector, represión y clandestinidad, etc.) hayan silenciado este tipo de formatos, sin que esto equivalga al olvido o decadencia del cantar militante. Al contrario. En distintas novelas, recuerdos y memorias de adherentes de la izquierda, no faltan alusiones a reuniones de célula o a encuentros sociales donde La Joven Guardia, La Internacional o los romances y coplas de la lucha contra Franco, se entonaban con entusiasmo, como manera de sellar lealtades y compromisos.
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Durante la primera mitad de los años 60, las JJCC dieron a conocer dos ediciones de cantos militantes4. El primero, titulado sencillamente como Cancionero, se editó en 1962, como saludo al aniversario número 30 de la fundación de la Jota5. El otro, apareció en saludo al quinto congreso de la organización, en febrero de19666. Una nota preliminar en este último, indicaba que el mismo no era sino un resumen en 50 páginas (con 39 canciones), de otro en preparación que saldría en meses venideros7.


2 El catálogo de la Biblioteca Nacional menciona el nombre de otro: Canciones de izquierda, editado con motivo del 21 aniversario de la Revolución Rusa y como homenaje al Presidente electo don Pedro Aguirre Cerda (Coquimbo 1938), sin embargo, no está disponible por extravío.
3 La letra de La Internacional venía acompañada de la música para piano, aspecto que releva las características que disponía la cultura musical de las organizaciones de izquierdas hacia mediados del siglo XX
4 Por remitirnos únicamente a las producciones realizadas por las JJCC, no consideramos aquí la labor del poeta obrero Francisco Astroza quien, en 1960, publicara Cancionero de poesía popular (que) encierra los combates y las luchas del pueblo chileno. Junto a cuartetas y glosas de su autoría, Astroza incluye en su obra numerosas canciones del repertorio musical comunista de la época.
5 Ver detalle de títulos de canciones al final de este artículo
El primero de los nombrados, si bien aparecía en homenaje a los 30 años de la Jota, resulta evidente que su puesta en circulación daba cuenta de un “ánimo combativo” que envolvía factores tanto o más boyantes que los propiamente celebratorios. El “aire de primavera” que, según sus editores soplaba sobre Chile, también tenía que ver con la constatación del alza electoral y social que expresaban las fuerzas de izquierdas, y donde los hitos de las importantes votaciones obtenidas desde 1958, auguraba la próxima conquista del gobierno del país. Este logro, además, se tornaba aún más significativo, si se consideraba que hasta apenas unos pocos años antes, el Partido había tenido que transitar por una difícil situación de ilegalidad o clandestinidad, de manera que observar que tal hecho, lejos de mellar sus capacidades en verdad las había potenciado, no podía sino revelar lo justo y acertado de su lucha, tantas veces soportada y cobijada por la poesía y el canto. Pero no sólo esto estaba ahora acrisolando este nuevo aire de primavera para el pueblo chileno: ya no desde la lejanía de Europa, sino en lugares bastante más cercanos, como eran Cuba y otras regiones del Tercer Mundo, la emancipación humana se estaba cumpliendo, reiterándose lo que, entre otras voces, anunciaba el canto revolucionario: la fraternidad de los oprimidos y la marcha única de la humanidad hacia el socialismo8. Finalmente –y esto en una perspectiva que podríamos calificar como “más práctica”- el Cancionero jotoso fue expuesto no sólo como reservorio de las trazas esenciales del sentir organizacional y militante, sino a la vez -en un plano más contingente- como un valioso instrumento en la lucha ideológica por la construcción y reconocimiento de la verdadera cultura popular americana, “hoy ahogada por la pseudocultura mercenaria que imponen los que nos explotan”9.

Ciertamente que esta crítica y rechazo a las tendencias dominantes del mainstream norteamericano en materias musicales y de otras áreas de la industria de la diversión de masas, podían de colocar a nuestros comunistas en una posición minoritaria dentro del gusto popular, además de resultar fácil presa para el chiste y la burla, más cuando no eran pocos los que, entre sus militantes, gustaban de tales bailes y ritmos modernos o de la innovación  interpretativa. ¿Cómo se abordaban estas tensiones o discrepancias por parte de los cuerpos dirigenciales? Tenemos la impresión que en este y otros meandros de la dinámica cultural, tendió a primar el ejercicio tácito de la indiferencia, esto es, permitir y dejar hacer, ofrecer la vista gorda frente a conductas “coléricas”, siempre y cuando ellas no cuestionaran asuntos de fondo, tanto ideológicos como disciplinarios o que no implicaran consecuencias al interior de las filas. Por tanto, la indiferencia concitaba el desarrollo de espacios que, dada la inquietud y deseos de numerosos jóvenes comunistas por estar a la moda, debían desdoblarse o ser duales: el propiamente orgánico, con sus formas y prescripciones, y el informal o personal, donde podía darse rienda suelta a otras prácticas estéticas o de diversión. Ambos espacios podían relacionarse, influirse, pero nunca fusionarse, ya que ello colocaría en peligro la sanidad partidaria10. Con todo, hay un hecho que no podemos obviar respecto de la enfática cultural comunista: su apego a lo que se estimaba “auténtico” y “emancipador”, contribuiría significativamente a dar cuerpo a la renovación musical chilena, ganando en aliento y presencia pública una vasta generación de creadores, recopiladores e intérpretes de todo el país quienes, tomando como referencias diversas formas musicales y tradiciones tanto rurales como urbanas, darían a estas nuevos bríos e hibridaciones. Como sabemos, la calidad, diversidad y arraigo del conjunto de estas nuevas manifestaciones, estaría a la base de lo que más tarde se conocería como nueva canción chilena.

6 Ver detalle de títulos de canciones al final de este artículo
7 Desconocemos si efectivamente el anuncio se cumplió, pues, hasta el momento, no hemos dado con la edición ampliada. No obstante, de haber sido publicada, presumimos que su contenido debió recoger mucho del cancionero de 1962, el cual dispuso de la letra de 143 creaciones en 155 páginas.
8 “Aire de Primavera baña a nuestra Patria y a nuestra América. Desde la Sierra, la luminosa aurora del socialismo viene apuntando. Vivamos plenamente este despertar, contribuyendo a forjarlo con el canto. Que la canción sea nuestra arma de lucha; nuestro instrumento de unidad; nuestro mensaje de solidaridad; nuestra expresión de alegría”. Cancionero, Comisión Nacional de Educación, Juventudes Comunistas de Chile, Horizonte, Santiago, 1962, p.5
9 “Estas canciones están dedicadas a la juventud –señalaba la Presentación del Cancionero- (…) a los jóvenes que militan en una organización popular; a los que buscan una orientación para integrarse a la lucha emancipadora de de nuestro pueblo. Ellas son voz de pueblos que luchan por su liberación y de otros que han terminado para siempre con la explotación del hombre (…) Que las canciones nos ayuden a reencontrar la oculta veta del trabajador innumerable; del pueblo y sus anhelos; de la verdadera tradición de nuestra tierra oprimida; de la auténtica cultura de nuestra América, hoy ahogada por la pseudocultura mercenaria que imponen los que explotan (…) Joven chileno, joven comunista: recibe este cancionero. Tiende tu mano y alza tu voz: te esperan las mil voces y manos generosas del pueblo”. Ibíd.

El cancionero juvenil comunista de 1962 y, en menor medida, el de 1966, arrojan luz sobre este aserto. La mayor parte de las composiciones publicadas en 1962, correspondieron a cantos y tradiciones musicales nacionales (79 de 143). Incluso, en el apartado de los himnos de mayor solemnidad partidaria -donde La Internacional o La Joven Guardia no podían faltar- la raigambre europea de estos se mezcló con otros no sólo de estirpe nacional, sino también de carácter más festivos, como fue en los casos de los himnos de la Universidad de Chile (de la Casa de estudios y del Club deportivo), Los estudiantes pasan e Himno de las muchachas.

Insertas bajo las rúbricas de Canciones folclóricas y populares, Canciones populares, y Canciones revolucionarias chilenas, se advierte que los autores del cancionero hubieron de aplicar una cierta taxonomía a esta producción propia a fin de promover entre los lectores la diferenciación en ella, cuestión que atañó no únicamente a la arista revolucionaria, sino a la vez, a las de anidamiento folclórica y popular. Un claro criterio de antigüedad prevaleció en señalar las canciones folclóricas y populares, y las propiamente populares. Las primeras, correspondían a las tradicionales, a aquellas ya sedimentadas en la memoria y gusto social, mientras que las segundas pertenecían a décadas más recientes o en vías de folclorizarse. Así, mientras en las folclóricas y populares se agregaron varias danzas y cantos de salón

10 En este dejar hacer, además de los resguardos ideológicos, pesó también la preocupación por no hacer de la Jota una estructura cerrada y sectaria. Desde sus primeros años de vida, y por varias décadas, la dirigencia adulta del Partido había llamado la atención sobre la ocurrencia de tales males, instándose a un quehacer social juvenil amplio y diverso, única manera de contar con una Juventud Comunista fuerte y acertada en su política. Obviamente, la conciencia de estos problemas y la necesidad de evitarlos, chocaba con poderosas fuerzas en contrario –fuerzas de control-, gravitantes en el propio partido, de ahí que la instalación de la indiferencia se convirtiera en un cierto modus vivendi. Hacia finales de los años 60, con la irrupción de numerosas personalidades artísticas del PC cuyo derrotero creativo buscó ser reconocido como parte de la estética de izquierda, el modus vivendi dicho tenderá a hacer crisis, contradiciéndose el canon oficial.

decimonónicos, además de tonadas, cuecas, sajurianas, resfalosas, valses y parabienes, rescatadas en su veteranía por distintos/as investigadores/as, las expresamente populares – respetando la métrica y rítmica conocidas- eran de más reciente hechura, destacándose los nombres de Gabriela Pizarro, Héctor Pavez, Violeta Parra, Margot Loyola, Neruda y Bianchi, Osmán Pérez Freire. Unos años después, en el Cancionero de 1966, a este grupo se agregarían los nombres de Hernán Kiko Álvarez, Patricio Manns, Calatambo Albarracín, Rolando Alarcón, y el conjunto Cuncumén.

En tanto, las revolucionarias, eran creaciones que en su mayor parte no excedían la década de vigencia, exceptuándose las poesías musicalizadas del poeta anarquista Francisco Pezoa (Canto a la pampa, El guitarrico libertario, Cuando llegan las noches de invierno), sin duda, una de las fuentes imprescindible para el estudio del moderno canto social y político chileno. Ajustándose a estilos y formas de base folclóricas (cuecas, trastraseras, repiques y tonadas) la novedad entre los autores citados (Richard Rojas, Inés Moreno, Mario Rotta, Mónica Alegría, Violeta Parra, Héctor Pavez) radicaba en su letra y poesía, dedicadas a denunciar la situación de los pobres y a exponer las esperanzas en una patria más justa.

Con un número un poco menor respecto de las canciones revolucionarias chilenas, a las españolas se les siguió asignando una ubicación particular en la colección cantoral que nos ocupa, sancionándose así su perdurabilidad dentro del imaginario musical chileno11. Y ello no es de extrañar, considerando la simpatía y compromiso que la izquierda del país tuvo con la España republicana, primero, en los años de la guerra civil, y luego con la nutrida solidaridad que se tuvo con el bando perdedor. Por lo demás, sin alcanzar el volumen del los arribados a México o Argentina, el exilio antifranquista no dejó de expresar una marcada influencia en nuestro quehacer cultural de los años 40 y 50.

Una característica que facilitó su constante actualidad en las filas comunistas, provino de la elocuencia de sus mensajes y de la sencillez de sus formas musicales: recordemos que varias de ellas12, al componerse en y para un contexto bélico, debieron cumplir la función de dotar de identidad combativa tanto de españoles como de la variedad de los contingentes internacionalistas, persiguiéndose así cierta homogeneidad en el sentir colectivo. Esto redundó en que estos cantares fuesen fácilmente recordados y muy bien dispuestos para la entonación colectiva y hasta eufórica de la militancia y sus cercanos. Otra deriva no menos gravitante para la larga data de las canciones españolas –aspecto que también se relaciona con la simpleza de su estructura melódica y poética- fue que su contenido podía modificarse sobre la marcha, recogiendo y recomponiendo su rima a la luz de nuevos hechos y realidades. En esto, el canto revolucionario peninsular no hacía sino poner en práctica una

11 En 1968, Rolando Alarcón graba varias de estas canciones en una edición que se convirtió en un clásico de de este cantar. Deudoras de las versiones que cinco años antes había grabado el español Sánchez Ferlosio, lo hecho por Alarcón vino a reforzar el apego que hasta hoy existe por estos temas. Un destacado compilador y divulgador de las canciones republicanas hacia finales de la guerra en España, fue el alemán Ernst Busch, quien hizo parte de las filas internacionalistas en el conflicto.
12 Decimos que varias de ellas se hicieron en un contexto de guerra haciendo alusión a los años de la guerra civil como tal (1936-1939); la mayor parte de las versiones que se dieron a conocer a mediados del siglo XX en nuestro país tuvieron mucho más que ver con la lucha guerrillera y de resistencia a la dictadura a Franco, asunto que, si bien puede seguir teniéndose como ambiente armado, ya no respondía al hecho inicial.

modalidad intertextual ejercitada de antiguo por su propia cultura musical. Un sólo dato que grafica lo dicho, se relaciona con la letra de la canción El Tururururú y que el cancionero de la Jota del 62 tituló Ya se fue el verano. Su origen se contempla como coplas campesinas de Salamanca de finales del siglo XIX. Su glosa fue transformada en los años de la guerra civil, aunque lo que se cantó en Chile (y tal vez se siga cantando), corresponde tanto a la versión de Rolando Alarcón, de 1965, y a lo que grabara el grupo Quilapayún, en 1967 y 1968, ambas con cambios en su letra. Actualmente, en España se sigue interpretando con modificaciones en su ritmo e instrumentación, aludiéndose, en su contenido a los problemas sociales que ha ocasionado la crisis de aquél país.

A lo largo del primer lustro de los 60, el canto revolucionario de “otros países”, seguiría una ruta preferentemente latinoamericana. No se dejaron de lado algunas creaciones soviéticas o italianas, como La Caballería del Don, Bandiera Rossa o Bella Ciao –todas de entrañable y extendida memoria entre los integrantes más antiguos del Partido-, sin embargo, su número quedaba ahora muy reducido delante del nuevo y fulgurante canto cubano, representado casi exclusivamente por las guarachas y guajiras de Carlos Puebla, junto con las zambas y milongas de Atahualpa Yupanqui y Daniel Viglietti. Durante la segunda mitad de los años 60, esta línea latinoamericana se profundizará al interior del canto comunista. Nada más recordar sobre ello, que las primeras grabaciones de Víctor Jara y de los nacientes grupos Inti-Illimani y Quilapayún, tuvieron mucho de rescate de las canciones de la Revolución Mexicana, de chacareras y milongas argentinas y uruguayas, del bolero Lamento borincano, de huaynos bolivianos, de joropos venezolanos, o de ritmos del folclore afro-peruano.

Conclusiones
Esquemáticamente e intentando ofrecer un cuadro informativo que considerara puntos relevantes sobre nuestro tema, hemos circulado por algunas de las ediciones cuyo móvil fue reiterar y sumar nuevas composiciones al canto comunista chileno de buena parte del siglo
XX. Orientado en particular a la juventud que se integraba o estaba en vías de incorporarse a las filas del PC, podemos decir que la función principal de estos cancioneros fue la de servir de soporte al aprendizaje y fraternidad militantes y de simpatizantes de izquierda, a partir de elementos que si bien podían (y pueden) resultar repetidos, no por ello –sino al contrario- sirvieron de formación y aliento a los afanes de protagonismo y trascendencia de una porción importante de chilenos. A este respecto, debemos indicar que la poesía y canto militantes siempre han constituido factores decisivos en la construcción y cohesión organizacional, así como a la adhesión a proyectos de cambio social, al punto que su memoria ha seguido palpitando entre quienes lo han experimento aún más allá del término del vínculo regular con alguna organización partidaria.

Toda propuesta comunicacional, empleando el soporte que sea, dispone siempre de una estrategia discursiva, de una forma de decir o colocar en escena, una forma por la que se busca ser captado o percibido. Los cancioneros comunistas revisados no escaparon a ello, dando cuenta de los criterios implícitos o explícitos que aplicaron sus editores –la Comisión Nacional de Educación de la Jota- en cuanto a la selección y omisión de cantos a ser publicados, así como al orden y jerarquización en que debían aparecer, todo ello en vistas a aspectos metodológicos y de inducción sobre lo prioritario o importante que debía ser puesto al uso de la militancia. No es del caso aquí apuntar lo que se evitó siempre mencionar–basta con señalar que en los cantos populares y folclóricos no hubo tangos, mambos, ni rock (escasamente uno que otro bolero), ni menos marchas del ejército chileno o tonadas patronales. Y es que su interés estaba dado por otros propósitos expresamente propios: el cultivo de cierta tradición poético-musical y, por este medio, la apertura a un pasado y a unos actores que por silenciados o denigrados (campesinos, indígenas, obreros, mujeres, niñez) debían ahora ser reconocidos en tanto fuerza motriz de las transformaciones anheladas. La conexión que se debía establecer con luchas y esperanzas similares de otros pueblos, homenajeando y solidarizando con aquellos derrotados, a la vez que enalteciendo a los que habían vencido, conformándose la idea de una historia y destino universal sino únicos, al menos muy similar.

Pero al margen o a la par con la enorme carga teleológica de este canto, su presencia y promoción también hubo de jugar a favor de la variada y poderosa emergencia cultural que Chile experimentó en los años 60 y aún en tiempos posteriores. Es cierto que no sabemos cuánto de estos cantos y cancioneros incidieron en ello; quiénes, efectivamente los emplearon, en qué momentos; cuántos de estos folletos se imprimieron y cómo y dónde se distribuyeron. Tampoco podríamos otorgarles un rol excesivo pues, antes que dispositivos primordiales, su presencia más bien importó un recurso formativo-propagandístico, sin que esto último menoscabe su función. Lo que sí es relevante en ellos -en miras a nuestro conocimiento del pasado cultural militante-, es que en sus páginas se anidan símbolos, imperativos y sentimientos que de algún modo articularon un modo de ser comunista en el siglo XX, con todos sus logros y limitaciones.

Bibliografía
• Astroza; Juan quien, Cancionero de poesía popular (que) encierra los combates y las luchas del pueblo chileno, Santiago, 1960
• González, Juan Pablo – Rolle, Claudio, Historia social de la música popular chilena, Santiago, 2004
• Juventudes Comunistas de Chile Cancionero, Santiago, 1962
• Juventudes Comunistas de Chile Cancionero Juventud Comunista, Santiago, 1966
• Karmy, Eileen – Farías, Martín, Palimpsestos sonoros. Reflexiones sobre la Nueva Canción Chilena, Santiago, 2014
• Salinas, Horacio, la canción en el sombrero, Santiago, 2014

Cancionero Juventud Comunista 1962. Detalle de títulos Himnos: 17
Canción Nacional
La Internacional http://www.youtube.com/watch?v=mZqZ4U7uZk4
La Marsellesa Socialista http://www.youtube.com/watch?v=0gOABg27jak La Joven Guardia http://www.youtube.com/watch?v=9nSObzNOyYI Bandera Roja
Himno de las juventudes del mundo http://www.youtube.com/watch?v=QS9kHTC9I80 Forjad
Himno del Movimiento 26 de Julio http://www.youtube.com/watch?v=BHgWZgUqEKE Himno de las Brigadas Conrado Benítez
Himno de las Milicias Cubanas
Himno de la Universidad de Chile http://www.youtube.com/watch?v=5gsH7RbAumQ Gaudeamus Igitur http://www.youtube.com/watch?v=-5vySaAZXEM
Himno de las muchachas
Himno Club Deportivo de la U de Chile http://www.youtube.com/watch?v=dhmysvZbRbo Los Estudiantes Pasan http://www.youtube.com/watch?v=6TI-VesAq30
Himno de los Estudiantes Americanos
Himno de la Unión Soviética http://www.youtube.com/watch?v=E_VJgPwaGII

Canciones folclóricas y populares chilenas: 38

Ay de mí (tradicional)
El sombrerito (Danza de salón)
Unos ojitos que vide (Laura Zambrano)
El clavel (María Elena Valenzuela) http://www.youtube.com/watch?v=YZ9aaA1T5PM Villancico norteño http://continuum-hypothesis.com/cuncumen.php
A cantar a una niña (mazurca de salón) http://www.youtube.com/watch?v=3myOb6iMUdE Cachimbo (Gabriela Pizarro) https://www.youtube.com/watch?v=qklwtkpTph0
Los hablantes
Juana Rosa (tonada) https://www.youtube.com/watch?v=DtG7rv0EoXU
La palomita (Mario Baeza) http://www.youtube.com/watch?v=-5onPhJbsWg La chercana (tonada, M Elena Valenzuela)
El trote (Calatambo Albarracín)
El negrito (zamacueca, José Zapiola) http://www.soloexitos.es/es/escuchar-mp3/hermanas- loyola-canto-guitarra-negro-querido-zamacueca-zamacueca-de-jose-zapiola-9d9378c
Yo vendo unos ojos negros http://www.soloexitos.es/es/escuchar-mp3/lucho-gatica-yo-vendo- unos-ojos-negros-9e5ab53
Dices que me quieres mucho (tonada en contrapunto Cuncumén) http://continuum- hypothesis.com/cuncumen.php
La rosa y el clavel (cueca, hermanas Lazcano) http://www.soloexitos.es/es/escuchar- mp3/cuecas-clasicas-chilenas-la-rosa-con-el-clavel-6fe44ec
Despedimiento del angelito (canto a lo divino, Cuncumén) http://freemp3abc.com/pl/qIkkjPlIeDs/cuncum%C3%A9n-despedimiento-del-angelito.html Una triste palomita http://www.youtube.com/watch?v=Hz9epeLfzEA
El cuándo (danza colonial Eduardo Poeppig) Décimas al incendio de la Compañía
El aire (María Luisa Sepúlveda) http://www.youtube.com/watch?v=Q-R5lMcXc84 Despierta vidita mía (tonada esquinazo, Héctor Pavez) http://www.youtube.com/watch?v=Lo_AxKEYVQE

Ya se casaron los novios (parabién) http://www.youtube.com/watch?v=EoboIItMQpM Corazones partíos (cueca, Mario Baeza) http://www.youtube.com/watch?v=1YIu-vFjydI Taba la pequena un día http://continuum-hypothesis.com/cuncumen.php
La trastrasera (Gabriela Pizarro) http://freemp3abc.com/pl/ho34cOk1afU/danza-tradicional- de-chilo%C3%A9-trastrasera.html
La casita de madera (vals folclórico) http://taringamp3.com/cuncumen-7-la-casita-de-madera/ 
Cueca a Balmaceda http://freemp3abc.com/pl/9N7Mnnjv-Vg/quilapay%C3%BAn-cueca-de- balmaceda.html
Me voy y te dejo (tonada)
Sau Sau (Felipe Riroroco) http://freemp3abc.com/pl/H1v4Hqfewq8/sau-sau-tamur%C3%A9- bafona-de-chile-isla-de-pascua.html
El pequén (danza de la Patria Nueva, Raquel Barros) http://freemp3abc.com/pl/1SvEgCig0g4/el-pequ%C3%A9n.html
La petaquita (vals, Violeta Parra) http://freemp3abc.com/pl/glmZmA8nKtE/la-petaquita- violeta-parra.html
Bajando de Los Andes (Resfalosa) http://freemp3abc.com/pl/kgZ9Bd4PaWA/bajando-de- los-andes.html
Fuego Fatuo (canción de estrado, Cuncumén)
La pericona (danza, Héctor Pavez) http://freemp3abc.com/pl/V909lXTjGK8/bafona- pericona.html
Ay, Ay, Ay, que me lleva el río (tonada)
El sacristán (polca campesina, V. Parra) http://freemp3abc.com/pl/QC4hFjtYAyE/violeta- parra-el-sacristan.html
Anoche me refalé (resfalosa cueca) http://www.youtube.com/watch?v=8GWgCYsIdFk

Canciones populares chilenas: 15
Tonadas a Manuel Rodríguez (Neruda – Bianchi) http://www.youtube.com/watch?v=5yjmnt9TGaA Buenas noches misiá mariquita (villancico) http://www.youtube.com/watch?v=xqygOEFYoR0 Huincahonal (mapuchina, Octavio Marfán) http://www.youtube.com/watch?v=eUsIqV5FPww La parva de paja (canción, Honorio Concha) http://www.youtube.com/watch?v=4YI5LF04IZo
Casamiento de negros (parabién, V. Parra) http://www.youtube.com/watch?v=suaplfv2e5o Romance de los Carrera (Neruda - Bianchi)
http://www.youtube.com/watch?v=aQ_wA8-VPl0 Porque tengo pena (Diego Barros – Jorge Bernales) http://www.youtube.com/watch?v=QgiqThMUuqk
La tranquera (canción, Antonio Viergol – Osmán Pérez F.) http://www.youtube.com/watch?v=kr-g9cMZrLQ
Canto a Bernardo O’Higgins (Neruda – Bianchi) http://www.youtube.com/watch?v=WUUyLbMa1Ow
Diablito de Talamí (resfalosa, Cristina Miranda – Margot Loyola) http://www.youtube.com/watch?v=7rlZCqa_Aig
Ay agüita de mi tierra (Fernando Donoso – Jorge Bernales) http://www.youtube.com/watch?v=sVg7y4SaN4w
Una pena y un cariño (bolero, María Pascal Lyon – Luy y Meche Pérez Freire) http://www.youtube.com/watch?v=yrOVFy8PSc4
Bajando pa’ Puerto Aysén (Diego Barros – Jorge Bernales) http://www.youtube.com/watch?v=ovaeSXJwKT0
Ramito de Toronjil (tonada, G. Soudy – Donato Román) http://www.youtube.com/watch?v=iH6IFByrLo4
La jardinera (tonada, V. Parra) http://www.youtube.com/watch?v=4mo5SK5nPZs

Canciones revolucionarias chilenas: 22
Canto a la Pampa (Francisco Pezoa) http://www.youtube.com/watch?v=iZz4ZPiLNLA Hijos del pueblo* http://www.youtube.com/watch?v=w_Twgu63nAQ
El guitarrico libertario (Francisco Pezoa)
Cuando llegan las noches de invierno (vals Francisco Pezoa) http://freemp3abc.com/pl/AmBiLree41g/h%C3%A9ctor-pavez-cuando-llegan-las-noches-de- invierno.html
Tengo una pena (Inés Moreno) Cantarito de mi tierra (Inés Moreno) La tonada roja (Maturana y Castillo)
Villancico de protesta (Héctor Pavez) http://www.youtube.com/watch?v=JxRDNSt6gFk Niño proletario (Inés Moreno)
Cuba (tonada Mario Rotta – Mónica Alegría)
El Partido Comunista (tonada Rodrigo Maturana) Los huelguistas (tonada R. Maturana – M. Castillo) La reforma agraria (Inés Moreno)
La plusvalía (tonada R Maturana – M Castillo)
Lección de paz para los niños (Robinson Saavedra – Mónica Alegría) Yo canto la diferencia (canción chicoteada, Violeta Parra) http://www.youtube.com/watch?v=afzP8J3eP6M
La reforma agraria (con música de El Costillar, Luis Tejada O.) Río Mapocho (canción Richard Rojas)
Los mineros (Richard Rojas)
El pan (resfalosa, Richard Rojas) http://www.youtube.com/watch?v=yNY8hXuKUG4 Arriba el puño (cueca, Rodrigo Maturana)
La huelga (tonada, Richard Rojas)

Canciones revolucionarias españolas: 20
La morena http://freemp3abc.com/pl/eUX9GwN5Se4/la-revolucion-de-asturias-dime-donde- vas-morena.html
Los cuatro generales http://www.youtube.com/watch?v=9rFLGYit4ZI Las cigarreras
Al llegar a Barcelona

* Hijos del Pueblo corresponde al Himno de la CNT española, no sabemos si hubo alguna versión chilena

El quinto regimiento  www.youtube.com/watch?v=-fzBdOSDsD4 
El ejército del Ebro  www.youtube.com/watch?v=LwlYz6gGjC4 
Canción de los guerrilleros españoles
Por llanuras y montañas  www.youtube.com/watch?v=6TDi86AnGuA 
La huelga de Barcelona
El caballero cristiano
Que la tortilla de vuelva  www.youtube.com/watch?v=V64At1vx-2I
Ya se fue el verano (El Turururú)  www.youtube.com/watch?v=iFRuV63m3Dw 
Soldados Españoles, salís de vuestra patria (con música de La caballería del Don) 
Las flores de España
Pueblo de España, ponte a cantar 
Y se ve relucir una estrella
Sin pan, sin pan Cant a la bandera Cant a la Senyera

Canciones revolucionarias cubanas: 11
Cuba, que linda es Cuba
Y en eso llegó Fidel (Guaracha, Carlos Puebla) www.youtube.com/watch?v=5woXb- XnSYQ
Yankee, go home (bolero, Carlos Puebla)  www.youtube.com/watch?v=YlARgyjGpJM 
La reforma agraria (guaracha, Carlos Puebla)  www.youtube.com/watch?v=ssC-hbaIyuo Canto a Camilo (guajira, Carlos Puebla)  www.youtube.com/watch?v=wIRZlgGsURg
El credo (guajira, Carlos Puebla)
Ay, cubano (guaracha, Carlos Puebla)
Ya que lo pregunta (guaracha, Carlos Puebla) 
Queremos vivir en Paz (guaracha, Carlos Puebla) 
Ya ganamos la pelea (guaguancó, Carlos Puebla)
Para el que no oye consejos (guaracha, Carlos Puebla)

Canciones revolucionarias de otros pueblos: 8
Bella ciao (partisanos italianos)  www.youtube.com/watch?v=2fKWn401nm8 
Caballería del Don (Ejército Rojo)
Catalina (Ejército Rojo)
En cualquier lugar de la Tierra (pacifista israelita) Canción de la patria socialista (URSS)
En pos de la vida (jóvenes comunistas franceses) La canción del martillo (Paul Robeson)
Bandiera Rossa (PC italiano)  www.youtube.com/watch?v=BAO3-h0qtps

Canciones latinoamericanas: 12
Lamento borincano (canción bolero, Rafael Hernández)  www.youtube.com/watch?v=gOFhOrWDY5o
Adelita (Revolución mexicana)  www.youtube.com/watch?v=EoR1dyGhGt8
Las preguntas (Atahualpa Yupanqui)  www.youtube.com/watch?v=mEZaWXqiSw4 El alazán (Atahualpa Yupanqui)  www.youtube.com/watch?v=KtRYttkAH7A
Zamba del grillo (Atahualpa Yupanqui)   www.youtube.com/watch?v=vVoSnOvv9RA Caminito del indio (Atahualpa Yupanqui)  www.youtube.com/watch?v=AoSjq31K3aM Sodade meu bem sodade (samba lenta, Ze do Norte)
Mulher rendeira (baiao, Molina Montes) Alma llanera (joropo, Pedro E. Gutiérrez) La chullita (pasacalle ecuatoriana) Naranjitay (Huaino boliviano)
Recuerdos de Ipacaraí (canción del Paraguay)

Cancionero Juventud Comunista 1966. Detalle de títulos

Himnos: Canción Nacional, La Internacional, La Joven Guardia, Himno de las Juventudes del mundo, Forjad, Himno del Movimiento 26 de Julio

Canciones folclóricas y populares: A la orilla de un río (cueca Cuncumén), El volantín, cueca, La trastrasera (Gabriela Pizarro), Despierta querida dueña (Cuncumén), Pañuelo blanco (tonada Gabriela Pizarro), Cueca del joven comunista (Richard Rojas), Cueca a Balmaceda, Sau Sau (Margot Loyola), El trote, (Calatambo Albarracín), El sombrerito (M. Loyola), Anoche me refalé (Violeta Parra)

La nueva creación: manos nortinas (Hernán Enrique Álvarez), Hermano devuélvete (Hernán Enrique Álvarez), Arriba en la cordillera (Patricio Manns), Yo defiendo a mi tierra (Rolando Alarcón), Yo crié un palomo (Violeta Parra), ¿A dónde vas soldado? (resfalosa, Rolando Alarcón), El Norte muere de sed (Richard Rojas), Si somos americanos (Rolando Alarcón)

Canciones revolucionarias: Canto a la pampa (Francisco Pezoa), El pan (resfalosa, Richard Rojas), Villancico de protesta (Héctor Pavez). Españolas: Que la tortilla se vuelva, Coplas del triunfo, Canción de los soldados, A La huelga, Los gallos (gallo negro, gallo rojo), La paloma. Cubanas: Cuba, que linda es Cuba, La reforma agraria (guaracha, Carlos Puebla). De otros pueblos: Canto a mi América (Daniel Viglietti), La paloma americana (Daniel Viglietti), Que brille siempre el sol, Nostalgias tucumanas (zamba Atahualpa Yupanqui), Zamba del regreso (Sergio H. Villar), Zamba del grillo (A. Yupanqui), Lamento borincano (canción bolero Rafael Hernández)

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