domingo, 11 de septiembre de 2016

Campamento Nueva la Habana 3.

“En ningún caso solicitaremos auxilio a la Fuerza Publica. Estas son personas modestas que no tienen donde vivir y hemos comprobado allí graves problemas sociales. (Respecto a los sitios) no se han producido daños. Después de una apresurada reunión del Consejo de la Facultad, hemos resuelto prestarle ayuda a esta gente y notificar al Ministro de la Vivienda para que tome, cuanto antes, medidas. Por nuestra parte, hemos habilitado una sala del casino para que duerman los niños.”127

Las cosas fueron facilitadas en este nuevo campamento, al igual que en la toma La Unión, por las autoridades de dicha Universidad, sobre todo en los primeros momentos, en donde la situación de los pobladores fue bastante positiva, así “según… cuenta un miliciano que” tuvo “a (su) cargo la disciplina del campamento, no se” habían producido “problemas de ningún tipo”, aún más estudiantes y profesores de la Universidad ayudaron a los pobladores en sus tareas de ocupación e instalación. De esta forma “por la Avda. Rigoberto Zamora… la primera calle de la población” se pudo “ver a docentes, estudiantes y pobladores, con palas, picotas y chuzos en mano, trabajando en la construcción de las viviendas”, todos hacían algo, “las mujeres se” encargaron “de la olla común y del cuidado de los niños. Cuatro médicos y varios estudiantes de medicina, se hicieron cargo de la policlínica”. Si bien no existieron casos extremos de enfermedades, la “desnutrición” de los niños debió ser atendida. Un miliciano del campamento explicó la relación con los académicos y universitarios, afirmando que: “están aquí porque ellos han comprendido que esta lucha por un sitio donde vivir es de todos. Tanto el obrero como el estudiante es parte del sistema injusto en que vivimos. (Además, concluyó que) los estudiantes se han convertido en una de las fuerzas más combativas de nuestro país”.128


127 Clarín, 28 de julio de 1970, p. 22
128 Clarín, 28 de julio de 1970, p. 9
Esta alianza entre docentes, estudiantes y pobladores fue muy importante en el proceso de formación y consolidación de dichas experiencias. Estas tomas, pareciera, más que generar problemas a sus involucrados, abrieron oportunidades para el desarrollo de nuevas prácticas profesionales y modos de vida comunitarios.

Campamento Elmo Catalán: “A fines de Julio, conmemorando la revolución cubana,”129 en el sector de “Quilin otro grupo de (al menos 362) familias sin casa hizo ocupación de los terrenos pertenecientes a la Universidad Católica. En dicho lugar formaron el „Campamento Elmo Catalán‟ en recuerdo al periodista chileno caído en la guerrilla de Bolivia,”130 los dirigentes de la JPR que dirigieron, en aquel momento dicha toma, explicaron que:

“es una forma de presionar ante las autoridades para que se ocupen de una vez por todas del problema que los afecta. También manifestaron que no eran sus intenciones las de quedarse para siempre en los terrenos de las Universidades, sino que permanecerían temporalmente allí hasta que las autoridades les señalaran un lugar definitivo donde instalarse”.131

En el relato de un ex dirigente del campamento Elmo Catalán, se puede constatar la existencia de relaciones de solidaridad entre los pobladores, de milicias populares y de su vinculación con la JPR.132

129 Mensaje, Nº 193, octubre de 1970, p. 486.
130 Clarín, 27 de julio de 1970, p. 7.
131 Clarín, 27 de julio de 1970, p. 7.
132 Franck Gaudichaud, Poder Popular y Condones Industriales, (Ediciones LOM, 2004), pp. 272 y 273.

Toma de terre nosdiri gida por la JPR. Santiago., 1970

En otra de estas tomas de terrenos, se dio el casos de que el “comité de sin casa” ya existía, y en donde los militantes del MIR “llegaron a acuerdo” con los dirigentes de base de los pobladores. Este acuerdo fue facilitado por la coincidencia en los métodos de lucha que tuvieron los dirigente del Comité y los del MIR, ambos buscaron trascender la demanda por la vivienda y con ellos proyectar la organización más allá de la toma de sitios, es decir generar un nuevo tipo de lucha y organización. De esta forma recuerda una de las dirigentes de base de dicho comité, que:

“… en el caso nuestro, que era el Magaly Honorato, la verdad es que nosotros ya teníamos organizado el comité, pero ellos fueron a hablar con nosotros para hacer un trabajo en conjunto, y llegamos a acuerdo porque sentíamos que el método era distinto, ya no era solo pensar en la toma de terrenos, también (se buscó) que a través de organizar a los pobladores, (estos) exigieran sus
derechos, a solucionar problemas de salud, de educación… veíamos que había una política distinta a las otras tomas de terrenos donde había participación del PC, MAPU, PS, incluso la DC, nos daban las garantías de que la gente aprendiera a que tenia derecho a solucionar otras cosas más, no solamente la toma de terrenos, también daban como garantía, de que (se definiera) como objetivo principal que la gente se movilizará. Y (además) ellos siempre nos estaban poniendo gente, apoyando con estudiantes, y (pobladores) de otros sectores que nos apoyaban, cuando teníamos que hacer las movilizaciones.”133

Campamento Magaly Honorato: Establecido el acuerdo entre dirigentes sociales y políticos, “en la madrugada del domingo” (23 de agosto de 1970) “150 familias ocuparon terrenos ubicados entre los paraderos 12 y 14 de la Gran Avenida”, este numeró de familias ocupantes creció hasta alcanzar, al menos, el de 325. Los predios tomados” pertenecían “a una extensa parcela de la zona. El nuevo campamento recibió el nombre de Magaly Honorato, en memoria a la profesora que se suicido después de haber sufrido (un terrible interrogatorio) de la policía política.”134
Estos mismos dirigentes, a fines de 1970, enfrentados a la situación política nacional, marcada por el triunfo electoral de la Unidad Popular, declararon que:

“1.- Como pobladores y obreros, reafirmamos nuestro decidido apoyo a Salvador Allende G. como presidente de Chile, el cual ha sido elegido por una firme voluntad popular.
2.- Conociendo la decisión del Congreso Pleno, el día 24 de octubre, sabemos que ahora es mucho más importante y urgente organizarnos y prepararnos para un real gobierno popular de obreros y campesinos, para conquistar en definitiva el PODER para los trabajadores de Chile.

133 Entrevista a Silvia Leiva, 26 de octubre de 2005.
134 Clarín, 25 de agosto de 1970, p. 25.
3.- Llamamos a todos los obreros, pobladores y campesinos, para hacer realidad el programa del gobierno del pueblo y a mantenernos unidos y alertas para detener en cualquier momento los intentos sediciosos, gorilescos y golpistas de los momios dirigidos y pagados por la CIA.
4.- Como chilenos lamentamos los tristes hechos políticos que enlutan al país con la muerte del General Dn. René Schneider Ch., causada por la derecha traidora y asesina de nuestro país, que no se detendrá ante nada con tal de mantener sus intereses y privilegios.
5.- Son los hechos como el señalado en el punto 4, los que deben prepararnos para una real defensa del triunfo, organizarnos y mantenernos unidos a través de los Comités de Defensa del Triunfo, para dar la pelea por la construcción de un CHILE LIBRE Y SOCIALISTA. POR LA DEFENSA DEL TRIUNFO Y EL GOBIERNO DEL PUEBLO ¡¡¡OBREROS AL PODER!!! VICTORIA O MUERTE
¡¡¡VENCEREMOS!!! CAMPAMENTO MAGALY HONORATO
Santiago.”135

Ciertamente esta declaración no expresa el nivel de conciencia política de todos los pobladores del campamento Magaly Honorato pero muestra la orientación de sus dirigentes y el discurso que acompañó las nuevas practicas que los sin casa comenzaron a desarrollar. Por otra parte una cuestión que fue central es el hecho de que los pobladores bajo la conducción del MIR también adhirieran al gobierno de la UP. En definitiva estos pobladores apoyaron en términos generales a la triunfante izquierda chilena de la época más allá de sus distintos partidos.

Campamento Rigoberto Zamora: La primera semana de agosto de 1970, 340 familias se tomaron los terrenos de la Escuela de Veterinaria de la Universidad

135 Punto Final, Nº 117, 10 de noviembre de 1970, p. 2.
de Chile, estos pobladores participaron de la experiencia de organización, politización y movilización que la JPR condujo. Esta toma de terrenos, se unió posteriormente con otra de las que dirigió el MIR, formando un nuevo campamento en la comuna de San Bernardo. Esta toma se llamó Rigoberto Zamora.136

En tres de estas tomas-campamentos se comenzó a formar la experiencia de organización y politización revolucionaria de los pobladores del campamento Nueva La Habana, éstas tres tomas de sitios, como aquí se ha establecido, fueron: Ranquil, Elmo Catalán y Magaly Honorato, en ellas, estos pobladores, en su mayoría, vivieron su primera experiencia de politización revolucionaria la que posteriormente consolidarían de forma problemática en el Campamento Nueva La Habana.
Para observar, con mayor precisión, este proceso de formación, se verá con más detalle la experiencia de los pobladores del campamento Ranquil, el más grande de los tres que posteriormente conformaron el Nueva La Habana.

Campamento Ranquil
Entrada del campamento Ranquil, Santiago, 1970.

El campamento Ranquil surgió de una toma en terrenos de la iglesia, el día 7 de julio de 1970:

“Ese día, los sacerdotes que viven en la Escuela Iglesia, se despertaron sobresaltados. Unos fuertes golpes anunciaban la presencia de alguien en la puerta. El cura párroco, Juan Delgado Ramos, se levantó a averiguar qué pasaba. Cuenta que creyó que se trataba de un enfermo. Sin embargo se encontró con un grupo de hombres y mujeres.”137
Eran pobladores sin casa que se habían tomado parte de los terrenos del Convento La Inmaculada Concepción, ubicado en el paradero 25 de Santa Rosa. Unas 1.200 familias, alrededor de 6.000 pobladores, que en su mayoría eran jóvenes y niños, entre los cuales habían “cesantes, lavanderas, viudas, madres solteras y obreros. El lazo común (entre ellos fue) la pobreza y la falta de un techo”. Allí levantaron sus precarias viviendas, “rucas con techumbre de polietileno, de menos de un metro de altura, algunas piezas de madera… y montones de fonolitas y tablas, en las que se (guarecieron) familias completas”, la situación de este campamento fue especialmente difícil. Aún más cuando un temporal de lluvia azotó Santiago, muchos de estos pobladores “despertaron a media noche con sus escasos enseres flotando sobre el agua,” por cierto “las neumonías hicieron presa fácil de los niños desnutridos” del campamento. Las madres solteras “recibieron un trato preferencial, pero no por eso (dejaron) de tener problemas”, así por ejemplo, existieron casos como el de la pobladora:

“Olga Merino, (quien) llegó hasta el campamento impulsada por la pobreza. Tiene 8 hijos. Trabaja como lavandera. Antes vivía en una pieza… (Donde) le cobraban 50 escudos mensures. Hace poco debió elegir entre pagar el alquiler y darles alimento a sus hijos. Indudablemente optó por lo último y partió a engrosar el superpoblado Ranquil.”138

Sin embargo la situación de las mujeres casadas o acompañadas no siempre fue más fácil, por ejemplo, una de ellas, en momentos de la ocupación, “tenía una guagua de 4 meses, que no tenía con quien dejarla y (su) marido no quería irse a la toma”, a pesar de aquello, ella decidió que igual se iría, “claro que cuando él no estuviera en casa” pues así “después, (inevitablemente) él tendría que aceptar”. De esta forma, esta pobladora se fue sola “con unos palos y unas fonolitas” a la toma, ella recuerda que “tenía mucho miedo y (que) estaba sola” pero que, en ese momento, pensó que “era la oportunidad que tenía”, así
continuó con decisión. Sin embargo, para llegar hasta la toma debía cruzar “un canal de regadío” que estaba seco. Así recordó que:

“para cruzar este canal tenía que bajar las fonolas, los palos, la ropa al canal. Me bajaba y yo recibía al Joaquín que tenía 2 años y 8 meses. Lo subía al otro lado y él me recibía todas estas cosas y después le pasaba la guagua para que la arrastrara porque él no se la podía. Yo la empujaba con un palo, porque costaba mucho subir. Tenía como dos metros de altura. Era muy difícil subir, pero para ahorrar camino tenía que cruzar por ahí.”139

Frente a estas duras condiciones los pobladores solicitaron ayuda a quien pudiera dárselas140 y se unieron, organizaron y lucharon. Fue así que comenzando una nueva experiencia en sus vidas. Los primeros en ayudarlos fueron “los sacerdotes (que en medio del temporal) les facilitaron una sala de 3 metros por 10, en la que se hacinaron 80 personas, entre niños y adultos”, la ayuda también llegó desde “el Centro de Estudiantes de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile (que) donó 500 escudos en medicina. Igual cosa hizo una organización de vanguardia”, además “el Sindicato de Trabajadores del diario “Clarín” donó E° 1.500 (escudos) en madera. Algunas radios (también enviaron) medicamentos y ropa”141. Pero no todo fue ayuda externa. Las primeras organizaciones fueron un “policlínico, un centro cultural y una olla común” además “la vigilancia del campamento” estuvo “a cargo de
„milicias populares‟, ellas son las que (controlaban) la entrada y salida de todos los que se encuentran en el lugar, también se (preocupaban) de labores de limpieza y de evitar la presencia de elementos indeseados,”142 “todos debían participar para formar (dichas) milicias” que como se ha mostrado aquí “se

139 Taller Acción Cultural, La organización fue como nacer de nuevo, (Edición TAC, 1986), pp. 49 y 50.
140 Pobladores del campamento Ranquil fueron hasta el diario Clarín para contar su experiencia y solicitar ayuda, la cual se materializó en dinero y una pequeño articulo, titulado: “desesperado S.O.S. del campamento Ranquil”, publicado el 16 de julio de 1970, p. 7.
141 Las Noticias de Ultima Hora, 19 de Julio de 1970, p. 2.
dedicaban a las guardias, la salud, revisión de las carpas… y para ver el aseo. Había una directiva general del campamento que se llamaba “JEFATURA” y ellos eran los que organizaban todo y ordenaban a las milicias” y la vida dentro de la toma, pues incluso “había horario para acostarse”.143
Entre los dirigentes del campamento se encontraba “Pelusa” una mujer que “organizaba a los pobladores que no tenían casa… andaba por todas partes donde habían pobladores, golpeando puertas para conocer problemas”. Una pobladora la recuerda como “una mujer activa y motivadora”, que:

“siempre nos decía una palabra que tenía pegada: „Combativo‟. Ustedes tienen que ser combativos, ustedes tienen el problema y nadie va a pelear por ustedes para buscarles solución. Son ustedes los que tienen que combatir por sus problemas y reclamar sus derechos. Entonces con lo que ella decía, uno se sentía motivada a tener ese derecho a luchar por sus derechos.”144

Esta motivación, las duras condiciones de pobreza y la propia decisión de los sin casa hicieron que los pobladores iniciaran una dura experiencia de organización comunitaria. Como recordó una pobladora: “se llamaba a asamblea general y ahí” los dirigentes daban “cuenta de las gestiones realizadas en el día. Esa asamblea se hacía todas las tardes. Se avisaba de la movilización para el día siguiente: donde tenían que ir todos. Las mamás que tenían guaguas, las dejaban con las milicianas que estaban destinadas a cuidar niños chicos” así los pobladores salían “temprano del campamento y en el centro” se juntaban “con otros campamentos” y luego cuando llegaban todos marchaban “casi siempre al Ministerio de la Vivienda.”145 En una oportunidad, mujeres del campamento Ranquil juntas a pobladoras de los campamentos “26 de julio”, “La Unión”, “Elmo Catalán” y “Rigoberto Zamora”, realizaron una “huelga de

143 Taller Acción Cultural, Op. Cit., p. 50.
144 Ibidem., p. 49.
145 Taller Acción Cultural. Op. Cit., p. 50 y 52.
hambre en los jardines del Congreso Nacional.” Las 38 mujeres, en total, exigieron soluciones a los problemas habitacionales de los campamentos agrupados en la Jefatura Provincial Revolucionaria de los Sin Casa146. En esta experiencia, de organización interna y movilización para presionar al Estado, la conciencia y vida de los pobladores se fue transformando.
Como explicó uno de los dirigentes del Ranquil: de no tener “donde dormir”, de que “a ratos” les llovía torrencialmente y no tenían “como parar eso”, de ese “ambiente que se sentía dentro del campamento en los primeros días, en las primeras noches”, ese que “era un ambiente de angustia” en el que la gente “vivía preocupada de que a cualquier hora podía haber un desalojo, a cualquier hora podía llegar la policía”… de que tuvieron que “hacer mucho”; organizarse, acostumbrarse “a pelear”; con “las autoridades, con la policía, con medio mundo”… de no tener otra opción, pues fue “la única forma de sobrevivir” fue “una razón necesaria”, fue “una cuestión de vida o muerte”. “De eso, poco a poco, fue haciéndose conciencia, poco a poco,” se hizo conciencia política y se comenzaron a alterar las formas de vida de los pobladores.147
Así, por ejemplo, una pobladora recordó que:


“En esa época salí más que nada porque tenía una necesidad. No entendía mucho, sólo cuando explicaban los dirigentes entendía algo. Como no entendía mucho, no me daba por dirigir… pero, sentía como un deber, tener que estar ahí, porque no tenia donde vivir. Entonces lo tomé como un compromiso y pienso que muchos lo tomaron así. Pero a pesar de que entendía el por qué estaba ahí, no comprendía otras cosas, por ejemplo: qué es lo que era la burguesía, qué eran los momios, que significaba paredón, qué era conciencia y tantas otras cosas que se decían en las charlas… a veces quería preguntar pero me iba a demorar más en llegar a mi carpa.”


146 Las Noticias de Ultima Hora, 18 de agosto de 1970, p. 7.
147 Película “Campamento”, Maryknoll, 1971. La entrevista corresponde al poblador “Aníbal”.
Las formas de vida de estos pobladores había comenzado a cambiar, a través de las tomas de terrenos, marchas y tomas de locales, es decir de la presión al Estado, y de las charlas, asambleas y reuniones, o sea de la organización interna del campamento, se estaba haciendo más organizada y política. Así lo que antes era el problema individual de cada uno empezaba ahora a transformarse en un problema colectivo y político.
Estas movilizaciones para presionar al Estado y la organización de la vida interna del campamento fueron acompañadas de una lenta y cotidiana labor de educación política que los dirigentes realizaron. Por ejemplo, la misma pobladora relató que:

“después me hice amiga de un joven que se llamaba Juan. Le dije a Joaquín que él era voluntario y que le podíamos convidar comida. El compañero Juan llegaba, conversaba, y así fuimos entendiendo más y porque nosotros teníamos que participar. El Joaquín se inscribió en los trabajos voluntarios… (de los que) volvía como a las 10 de la noche, yo estaba contenta, por fin estaríamos juntos en la búsqueda de algo.”148

Los dirigentes del campamento Ranquil, bajo la conducción del MIR, quisieron “mostrar a los (pobladores sin casa) de forma muy primitiva lo que (era) una sociedad socialista”, para aquello implementaron, junto a estos, “estatutos de disciplina” que no permitían, por ejemplo, “que un compañero” golpeara “a su compañera, ni (que se produjera) el robo entre trabajadores. Tampoco” se permitió que existieran personas “sin hacer nada todo día” dentro del campamento, además, se organizaron “brigadas sanitarias, milicias populares y brigadas de trabajadores voluntarios”, con dicho objetivo.
Respecto de la experiencia de organización y politización entre los pobladores, los dirigentes reconocieron que “la formación organizativa” llegaba “más rápido a los obreros de industria (que al resto, y que) más lentos en ser

148 Taller Acción Cultural, Op. Cit., p. 53.
concientizados” fueron “los comerciantes y feriantes”, sin embargo, establecieron que, “entre el 20 y el 30%” de los pobladores se integró “totalmente a las labores de la comunidad”.
Fue así que las pobladoras de la “olla común, se (encargaban) de conseguir los alimentos, en el Mercado Central, en la Vega, en el Matadero” y de “la preparación de la comida”. Las “milicianas sanitarias” velaban “por la salud de los pobladores” junto a médicos, que iban día por medio al “policlínico” del campamento, evitando de esta forma que las enfermedades, como el sarampión, se expandieran entre los sin casa. Estas medidas fueron bien recibidas por las personas “porque se” sintieron “valoradas y protegidas. Por ejemplo, las compañeras que ya no” fueron “golpeadas por sus maridos, se” sintieron “más tranquilas”. Por otra parte se prohibió el alcohol dentro del campamento y “a los matrimonios” se les planteó que “los problemas se” debían “solucionar conversando y no a golpes” y que esas “tensiones que se (producían) en una familia (eran) producto de la sociedad” ya que en esta “hay bajos sueldos, mala comida y pocas camas para dormir”. Así los problemas cotidianos, que antes pudieron ser considerados normales e individuales, se fueron politizando y resolviendo de forma comunitaria.
Esta experiencia tuvo, desde este momento inicial de formación, la voluntad de proyectarse sobre el resto de la sociedad, así los dirigentes del campamento Ranquil, a fines de 1970, pensaban que “el trabajo futuro de los pobladores” sería “intenso” y que “en las nuevas poblaciones que se” formarían “al ser erradicados… todo (sería construido) mediante el propio esfuerzo: desde la escuela y el policlínico, hasta las casas y los parques”.
Este imaginario, surgido al calor de la experiencia concreta y alimentada por las concepciones revolucionarias del MIR, pensó también en crear poblaciones modelo, “con centros para las organizaciones y, mercados cooperativos, cuyas ganancias” fueran “en beneficio de la comunidad”149, es decir nuevas poblaciones en donde el sentido de solidaridad y comunidad imperaran entre
los pobladores. Fue aquí entonces donde se comenzó a formar lo que posteriormente sería la vida en el campamento Nueva La Habana.

Por otra parte, como ya se ha establecido, la politización de los pobladores se expresó tanto en la nueva vida dentro de los campamentos como en las movilizaciones que realizaron para presionar al Estado, con el objetivo de solucionar sus problemas habitacionales.

Las movilizaciones de la JPR: Presionar al Estado, otra forma de politización.

Como se ha mostrado, las tomas de sitios de julio y agosto de 1970 fueron acompañadas con una serie de movilizaciones que buscaron presionar al Estado para solucionar los problemas habitacionales de los pobladores sin casa.
Fue así que el 7 de agosto de 1970, a través de un comunicado la Jefatura Provincial Revolucionaria de los sin casa (JPR) se declaró en “estado de alerta y movilización permanente” y afirmó su intención de continuar con las tomas de terrenos “con el objetivo de lograr presionar a las insensibles autoridades”.150 Sin embargo, la estimulación a dicha movilización popular, que desarrolló el MIR, no sólo tuvo como objetivo el resolver los problemas concretos de los sin casa sino que también buscó generar mejores condiciones políticas para la izquierda en caso de que el triunfo electoral de Allende desatará un golpe de Estado.
Así lo que “políticamente” se vivió como la preparación social para la resistencia violenta ante un golpe de Estado, “socialmente” se experimentó como un
proceso de demandas ante las autoridades, con el objetivo de alcanzar reivindicaciones especificas, como fueron los sitios y las viviendas, que organizó y politizó a sus protagonistas.
Volviendo a los hechos, ese mismo día 7 de agosto “cerca de setecientos pobladores de los seis campamentos” agrupados en la JPR “llegaron hasta la Escuela de Leyes” de la Universidad de Chile, en el lugar se escucharon los discursos de Víctor Toro y Clotario Blest, “luego de terminado el acto en la escuela universitaria, los pobladores se dirigieron hasta el Ministerio de la Vivienda con el objeto de entrevistarse” con la autoridad. Así, “al grito de „casa o muerte‟ los pobladores de los seis campamentos… llegaron a las puertas del Ministerio” y “una vez instalados en la calle, frente al Ministerio, los dirigentes… subieron hasta las oficinas” del ministro, pero éste no los recibió y su secretario “les dijo que volvieran” el próximo “lunes a las 9 de la mañana”, por lo cual los dirigentes se retiraron. “Alberto, un joven poblador, fue el encargado de dar a conocer los resultados” de la malograda entrevista con la autoridad, así éste informó a los pobladores, los que respondieron con “pifias y garabatos al lote contra el ministro”151. De esta forma se había iniciado el proceso de movilización permanente de los pobladores, en el cual también fueron educándose políticamente.
En este tipo de movilizaciones muchos pobladores fueron aprendiendo que sus problemas eran sociales y que a las autoridades políticas les correspondían una parte de las soluciones. La acción colectiva de presionar al gobierno, bajo las consignas revolucionarias y el despliegue en la calle con “laques, palos y un cuantuay” dio un signo especial a dichas movilizaciones las que favorecieron los cambios en los modos de vida de los pobladores. Una de las movilizaciones emblemáticas fue la toma de las Torres de Remodelación San Borja.
La “remodelación San Borja, cuya primera etapa,” contempló “la edificación de doce Edificios Torres”, que se encontraban “en estado de terminaciones”152 a fines de julio de 1970, cuyos departamentos tuvieron un alto valor económico

151 El Clarín, 8 de agosto de 1970. p. 7.
152 ARNAD, CORVI, Antecedentes de Acuerdos, octubre de 1970. ver el Oficio Nº 2399, 29 de julio de 1970.
que bordeó los 140 y 160 mil escudos153 y cuya venta tuvo una gran demanda154, fue tomada el 17 de agosto por pobladores de la JPR y estudiantes universitarios asociados al MIR, con el objetivo de continuar en su proceso de presión a las autoridades, de esta manera, la prensa informó que:

“Cientos de pobladores sin casa, en conjunto con estudiantes de la Universidad Católica y de Chile, se tomaron… una de la torres en construcción de la llamada Metrópoli San Borja… la toma se realizó a las tres de la tarde, después de una masiva asamblea efectuada en el salón de honor de la universidad Católica. Al llegar a las torres los pobladores procedieron a llenar de banderas chilenas el edificio…”155

…algunas pancartas del MIR y a desplegar un gran lienzo que decía: “toma de denuncia por 24 horas, Obrero aquí esta tu plata, Jefatura Provincial Revolucionaria de los Sin Casa.” Esta toma que se realizó en la torre que se encontraba en “la Alameda esquina de Pedregal” terminó, posteriormente, cuando “las autoridades de gobierno” entregaron a los pobladores “una promesa concreta de solución”156. La que posteriormente se materializaría en un fructífero proceso de negociaciones y acuerdos.

153 Ibidem., ver el Oficio Nº 2680, 26 de agosto de 1970.
154 Ibidem., Contiene el Oficio Nº 381, 28 de septiembre de 1970.
155 El Clarín, 18 de agosto de 1970, p. 9.
156 Las Noticias de Ultima Hora, 18 de agosto de 1970, p. 7

Toma de las Torres de Remodelación San Borja. Santiago, 17 de agosto de 1970

Estas torres simbolizaban el exitoso desarrollo de la “ciudad propia” por lo que tomárselas implicaba instalar el elemento clasista en la lucha por la vivienda que desarrollaban los habitantes de la “ciudad bárbara”157. Asimismo los dirigentes enfatizaron en esto al plantear que “el llamado Plan Habitacional sólo” favorecía “a los ricos y (postergaba) a los sin casa” y al preguntarse: “¿Cuántos miles y miles de viviendas para los sin casa se podrían haber construido con los fondos que la CORMU destinó a la Remodelación San Borja?” Para finalmente concluir que esto era “pura discriminación social”. Así


157 Benjamín Vicuña Mackenna, Transformación de Santiago, (edición El Mercurio, 1872), pp. 24 y 25. Vicuña Mackenna desarrolló la idea de “ciudad propia” y “ciudad bárbara” haciendo referencia al lugar donde habitaba la elite y el pueblo, respectivamente, en la ciudad de Santiago.
cada movilización fue acompañada de un discurso revolucionario que favoreció la politización de los pobladores.
Paralela a esta movilización, de corte clasista, la JPR dirigió sus demandas a los parlamentarios del país, a través de una huelga de hambre en los jardines del Congreso Nacional. En los hechos participaron “38 mujeres de los campamentos Ranquil, 26 de Julio, La Unión, Elmo Catalán y Rigoberto Zamora”, las que estuvieron por, al menos, cuatro días en dicha movilización que buscó demandar directamente al poder legislativo. Aprovechando la presencia de “numerosos periodistas extranjeros, que (estaban) en Chile, para cubrir las informaciones relacionadas con las elecciones” presidenciales y del momento político que vivía el país, los dirigentes de la JPR lograron presionar al gobierno e instalar sus reivindicaciones en la agenda política. En esta acción, las “más de 3 mil familias agrupadas en la Jefatura Provincial Revolucionaria de los Sin Casa”, a través, de sus representantes declararon, aprovechando la tribuna, que habían “iniciado una campaña de movilización y denuncia para informar a la opinión publica sobre la discriminación social que” el “Plan Habitacional del Gobierno” había “establecido” en su contra.158 Fue así, entonces, que estos pobladores, siendo un pequeño grupo en relación a las otras organizaciones de sin casa como las que dirigió el PC, lograba instalar sus problemáticas en la agenda pública del país, transformando con ello el carácter de sus necesidades, de individuales a políticas.
Mientras la huelga de hambre en los jardines del Congreso Nacional cumplía su cuarto día, el 21 de agosto, “alrededor del medio día se inició en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile una concentración de los pobladores sin casa de Santiago” agrupados en la JPR, “para aguardar la respuesta que prometió… el gobierno respecto de sitios definitivos”159. Según la prensa estos “dos mil pobladores… luego de escuchar a sus dirigentes, decidieron iniciar una huelga de hambre masiva” en dicho lugar, con el objetivo de mantener la presión sobre el gobierno, esta “determinación se tomó luego que las

158 Las Noticias de Ultima Hora, 18 de agosto de 1970, p. 7
159 Las Noticias de Ultima Hora, 21 de agosto de 1970, p. 16
autoridades del Ministerio de la Vivienda y la Corhabit no cumplieron… el compromiso suscrito el día que los sin casa se tomaron una de las torres de la Remodelación San Borja”, puesto que “ese día se les prometió darles a conocer los sitios para su ubicación definitiva”160, así continuaron las movilizaciones de los pobladores a sólo días de las elecciones presidenciales, buscando intensificar la presión sobre el gobierno, el que en medio de la coyuntura electoral tuvo que ceder.
En resumen, durante el mes de agosto, la JPR desarrolló una campaña de movilización y presión sobre el Estado, en dicho proceso los pobladores de las tomas de terrenos, antes mencionadas, iniciaron una experiencia de politización vía presión al Estado, en tanto entendieron que sus necesidades habitaciones eran parte de las problemáticas públicas del país, por lo que las autoridades debían atenderlas. Además en dicha experiencia fueron desarrollando una conciencia de clase popular contraria a las clases propietarias y una identidad colectiva, puesto que las autoridades los reconocieron como grupo legítimo con el cual negociar y alcanzar acuerdos. La lucha por la casa propia comenzaba a cambiar las formas de vida de estos pobladores.

Las negociaciones y acuerdos de agosto de 1970

Luego de las tomas de terrenos y las movilizaciones en la coyuntura electoral, los pobladores consiguieron que el gobierno negociara con sus dirigentes y las autoridades académicas161, de estas negociaciones surgió una solución al

160 El Clarín, 22 de agosto de 1970, p. 8
161 En el articulo “Ivuplan y la comunidad, Otra situación de hecho: Las tomas de terrenos”, publicado en el número 7 de la revista “Planificación” de dicho Instituto de la Universidad de Chile se explicó que “las circunstancias de que terrenos universitarios hubieran sido invadidos, determinó una activa participación de autoridades de la Universidad
de Chile en la búsqueda de soluciones al conflicto. Es así como el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo… ha dejado en manos de la Universidad… la solución técnica del problema de los campamentos 26 de Julio, Ranquil, Elmo Catalán y Magaly Honorato… IVUPLAN ha tomado una responsabilidad que, sin serle institucionalmente
problema habitacional de los sin casa agrupados en la JPR, así los dirigentes del MIR reafirmaron su legitimidad y los pobladores confirmaron sus nuevas formas de enfrentar sus antiguos problemas.

Negociación tripartita, acuerdos y soluciones: reafirmación de la experiencia

“Después de algunas reuniones entre altas autoridades del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo y de las Universidades (Católica y de Chile) y dirigentes de los campamentos… se llegó, el 21 de agosto, a un acuerdo tripartito que consistió básicamente en:

a) Las respectivas Universidades afectadas se encargarían de dar solución técnica al problema,
b) El Ministerio materializaría las proposiciones técnicas que reciban de las Universidades,
c) Los pobladores aceptarían ser encuestados por las Universidades y se abstendrían de acciones violentas mientras comprobaran que el problema avanzaba hacia una solución concreta. Al mismo tiempo, cooperarían en todo lo posible y necesario a la materialización de los proyectos aprobado.”162

Dicho acuerdo fue ratificado en una segunda reunión, el 28 de agosto de 1970, en la que participaron, entre otros, los señores Ángel Hernández, vicepresidente ejecutivo de la CORVI, Eduardo San Martín, vicepresidente ejecutivo de la Corporación de Servicios Habitacionales, Jaime Silva, vicepresidente ejecutivo de la CORMU, Antonio Labadía, director general de

obligatoria, la siente suya moralmente, no sólo respecto al bienestar de los pobladores de los campamentos, sino muy especialmente con respecto a la formación cívica y profesional de los estudiantes de la Facultad dentro de un verdadero compromiso social”. En: las paginas 3 y 4 de la revista recién citada.
162 René Urbina, “Proposiciones de acuerdo de colaboración entre la Corporación de la Vivienda y el Instituto de Vivienda, Urbanismo y Planeación de la Universidad de Chile”, (IVUPLAN de la Universidad Chile, 1970).
Planificación y Presupuestos163, Cesar Díaz, Sub secretario de Vivienda y Urbanismo, Fernando Kusnetzoff, Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile y los representante de la Universidad Católica y de la JPR. En ésta se avanzó en elegir y “decidir terrenos” para los traslados y en “asignar responsabilidades” a la Universidades.
Así la U. de Chile, a través del Instituto de Vivienda, Urbanismo y Planeación (IVUPLAN), que estuvo bajo la dirección del Profesor René Urbina, quedó a cargo de la solución técnica de los campamentos 26 de Julio, Ranquil, Magaly Honorato y Elmo Catalán. De esta forma, entre el 28 de agosto y el 28 de octubre, el equipo de IVUPLAN, que estuvo integrado por dicho profesor, “Hans Fox, M. Isabel Gherardelli, E. Israel, V. Plubins y Hugo Saa, realizó una serie de reuniones,164 entre las que destacaron, la efectuada “con el ingeniero Víctor Bogado, a cargo del proyecto de urbanización de la población “Nueva Habana”, y con los pobladores de los distintos campamentos, esta ultima con el objetivo de “discutir y definir prioridades y soluciones respecto a la totalidad del problema,” que los aquejaba.
Además, dicho instituto realizó un estudio a los pobladores de los campamentos 26 de Julio, (en donde “se encuestaron 924 familias, el día 20 de agosto”, en dicha tarea participó “personal del IVUPLAN, pobladores y alumnos de la Escuela de Arquitectura”), y al campamento Magaly Honorato, (donde “se encuestaron 325 familias el día 15 de septiembre”, esta fue “dirigida por IVUPLAN y realizada por los propios pobladores”).
También se realizaron “reuniones de los terrenos” entre el equipo del instituto y los pobladores, los días 10 y 30 de agosto, “tendientes a definir preferencias respecto a zonas de posible ubicación de los terrenos definitivos” se discutió



163 ARNAD, CORVI, Volumen 535, Oficio 6046, 26 de agosto de 1970.
164 Con los arquitectos Hernán Rivera y Luís del Pozo, pertenecientes al Sub-Departamento Áreas Sur de la CORVI; con el Ingeniero Ricardo Torres del Ministerio de Obras Públicas, a cargo de la realización de la Av. de Circunvalación Américo Vespucio; con el Departamento de Obras Sanitarias de la Escuela de Ingeniería de la
Universidad de Chile; con el ingeniero Claudio Friedman, a cargo del proyecto de urbanización de la población “26 de Julio”… con el ingeniero Sergio Goquerelle del Sub-Departamento Área Norte de la CORVI.
“teniendo en cuenta la relación vivienda-trabajo-infraestructura existente” las siguientes propuestas:

“1. Terreno en la Comuna de Maipú ubicado al poniente de la calle Errazuriz”. El cual fue rechazado porque estaba dentro del “Parque Municipal”, según el Plano Regulador.

“2. Terreno ubicado adyacente a la población San José de Chuchunco en la comuna de Maipú”. Que también fue desechado por pertenecer al “área de reserva de la CORVI y estar rodeado de canales.

3. Terreno ubicado al oriente de la Av. José Pedro Alessandri (ex Macul) entre las calles Departamental y Walker Martínez (terreno Chacon Zamora)”. El que fue rápidamente descartado porque en él se ubicaría el campamento Unidad Popular.

“4. Terreno ubicado al sur de la población José Maria Caro (Fundo Lo Sierra) en la comuna de la Cisterna”. Este fue aceptado por los pobladores del 26 de Julio, el MINVU e IVUPLAN, igual situación ocurrió con la última propuesta:

“5. Terreno ubicado al sur de Av. Departamental y al Poniente de Av. Tobalaba (Fundo Los Castaños)”. En el cual se decidió instalar al futuro Campamento Nueva La Habana, que estaría compuesto por los restantes campamentos, es decir, Magaly Honorato, Elmo Catalán y Ranquil.

La ubicación especifica de los terrenos del Fundo Los Castaños, correspondiente al campamento Nueva La Habana, es la siguiente: “al norte colina con Av. Departamental, al sur con la calle Quebrada de Macul (actualmente, calle volcán Osorno, que va paralela al Zanjón de La Aguada), al oriente con Av. Tobalaba y al Poniente con la población “Los Castaños”.
La superficie total del Fundo era de 86 hectáreas, de las cuales se ocuparían 56 hectáreas para la población Nueva Habana” en este sector se construirían casas para 1.700 familias.


Fundo Los Castaños, comuna de La Florida, Santiago, 1970.


Posteriormente, entre el 10 y el 30 de septiembre, se realizaron estudios a los terrenos aceptados, los que incluyeron visitas a terreno y topografía, el “levantamiento topográfico del fundo Los Castaños fue encargado al topógrafo Ricardo Santander por IVUPLAN” el que fue “entregado el 18 de octubre de 1970”.
Paralelamente se elaboraron los “ante proyectos” de las poblaciones 26 de Julio y Nueva La Habana, cuyos principios básicos fueron tratar “de ser una respuesta física (al) proceso de participación del poblador y su incorporación social, técnica y económica al desarrollo urbano”, éstos fueron “considerados y
aprobados” por la Junta Directiva de CORVI en la sesión del “28 de octubre de 1970”.
“Por carta ingresada” al “sub-Departamento de terrenos… de la CORVI, con fecha 2 de octubre de 1970, los propietarios” del fundo Los Castaños “ofrecieron estos terrenos a un precio de E° (escudos) 7,50 el m2., pagaderos al contado e hicieron presente además, que existían casas patronales, de inquilinos y otras mejoras, cuyo valor deberían agregarse al terreno. Verbalmente y con posterioridad… pidieron indemnización por una siembra de (trigo) que” cubría “parte del terreno. Inicialmente la petición de los oferentes fue considerada alta por” dicho “Sub-departamento, y se nombró una Comisión Tasadora formada por los Sres. José Torres, René Parker y Jorge Navarro, quienes tasaron el predio en E° 3.906.550165, incluida las mejoras. (Finalmente) por carta de fecha 29 de octubre de 1970, los representantes de la Comunidad Domínguez y otros166, dueños del Fundo Los Castaños aceptaron este valor,”167 y vendieron al Estado dicha propiedad.
Desde la perspectiva de los pobladores, este acuerdo condujo a la solución habitacional de 6 campamentos, sin embargo, los pobladores de todos éstos “se pusieron de acuerdo con la JPR para no moverse de sus respectivos sitios hasta que no estuvieran resueltos los problemas de todos”. Así sólo cuando dicha situación se resolvió, los pobladores de los campamentos “Rigoberto Zamora” y “La Unión”, fueron trasladados a “un terreno que estaba en Gran Avenida al llegar a San Bernardo” específicamente en la “chacra Santa Marta”, allí se unieron y pasaron a llamarse campamento “Fidel Castro”. El tercer campamento, “26 de Julio”168 fue trasladado a sus terrenos definitivos en “Lo Sierra”, comuna de Cerrillos y los Campamentos “Ranquil”, “Magaly Honorato” y “Elmo Catalán” se fueron, con la ayuda de IVUPLAN, el 1 de noviembre de
165 834.700 m2 de terreno a E° 4, 50, o sea, la suma de E° 3.756.150 (E° 3,0 menos del solicitado) a los que se agregó el valor de las construcciones estimadas en la suma de E° 150.400.
166 Enrique Echeverria Heitman y su mujer doña Carmen Domínguez Errazuriz, Andrés Domínguez Errazuriz, Guillermo Domínguez Errazuriz, José Patricio Domínguez Errazuriz, Raúl Rencoret De La Fuente y su mujer doña Magdalena Domínguez Errazuriz, Gustavo, Miguel y Matías Domínguez Errazuriz y la comunidad religiosa de Carmelitas Descalzas de Cristo Rey y Maria Mediadora.
167 ARNAD, CORVI, Antecedente de acuerdo 6795, 2 de noviembre de 1970.
168 ARNAD, CORVI, Antecedente de acuerdo 7310, 24 de febrero de 1970.
1970, a los terrenos del Fundo Los Castaños, en la comuna de La Florida, donde adquirieron el nombre de Nueva La Habana.”169


De izquierda a derecha: Dos estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, Waldo Leiva, dirigentes del campamento Nueva La Habana y René Urbina, director de IVUPLAN. Ex Fundo Los Castaños, Santiago, 1970.

Los aportes técnicos y el apoyo “político” del IVUPLAN de la Universidad de Chile fueron muy importantes en el proceso de formación, y posteriormente de consolidación, de la experiencia de los pobladores. Este instituto valoró el trabajo realizado junto a los pobladores y el Estado, afirmando que “ésta importante experiencia… ofrece perspectivas de imprevisibles alcances” puesto que “se (estaba) produciendo en esta experiencia, una búsqueda de nuevos caminos para la instalación de grandes conjuntos humanos, cuya exploración ha de merecer seguramente, el mayor interés de parte de CORVI”, debido a que
169 Departamento de Estudios y Planificación Urbano Regional (DEPUR), Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. Organización y lucha poblacional en el proceso de cambios, la experiencia del campamento “Nueva Habana. Mimeo, Santiago, Agosto de 1972, pp. 50 y 51.
“no se trata aquí de una nueva búsqueda de trazados o de formas espaciales, sino de todo un proceso de gestación de la localización habitacional” aún más si se considera que, a pesar de que “se han hecho declaraciones sobre el rol decisivo que los pobladores deben desempeñar en la política y en la acción habitacional”, es ésta una experiencia inédita y puede servir de modelo a nivel nacional.170

Así luego del proceso de negociaciones, acuerdos e implementaciones la experiencia de estos pobladores tomó definitivamente forma en un nuevo campamento llamado Nueva La Habana.

Del triunfo electoral al ascenso de Allende

Mientras tanto a nivel nacional el escenario político cambiaba de forma importante para las experiencias de politización popular. En términos concretos los resultados de las elecciones presidenciales, del 4 de septiembre de 1970, fueron los siguientes: Allende candidato de la Unidad Popular obtuvo 1.075.616 votos, que son igual al 36,3%, Alessandri abanderado de la Derecha consiguió
1.036.278 votos que equivalen al 34,9% y Tomic representante de la DC alcanzó 824.849 que son idénticos al 27,8% del total de los votos validamente emitidos.171 Las abstenciones alcanzaron el 16,5%.
Así se confirmó el modelo de tres tercios que imperaba en el sistema político chileno, con la novedad de que el candidato de la izquierda, cuyo programa incluía profundas transformaciones a la sociedad, se impuso, por un leve margen al centro y la derecha. Por primera vez en la historia, la izquierda marxista alcanzaba el gobierno a través de elecciones democráticas. Sin embargo, debía ser ratificado por el Congreso pleno, así que, desde las elecciones del 4 de septiembre hasta el ascenso al gobierno de Salvador Allende, el 4 de noviembre, el país, vivió una situación política especial.

170 René Urbina, Op. Cit.
171 El Mercurio, 5 de septiembre de 1970, p. 1
Desde una visión general de las luchas político-partidistas, dicha coyuntura política, estuvo marcada por sólo “una problemática, la elección (de Allende) por el Congreso Pleno. Esta (marcó) los temas, los estilos y métodos de la acción política”, como bien lo ha establecido Tomás Moulian. 172
La derecha buscó impedir el ascenso de la izquierda al poder ejecutivo, para ello ofreció una alianza táctica a la DC, pero esta prefirió aceptar los resultados electorales y negociar con la Unidad Popular, acuerdo que se materializó, entre otras cosas, con el conocido compromiso de garantías constitucionales, que tuvo que firmar Allende. Por su parte la Unidad Popular desarrolló una táctica de movilización de masas para defender su triunfo electoral.
La táctica derechista fracasó y los acuerdos sobre las garantías constitucionales avanzaron entre el centro y la izquierda política, institucionalizándose, de esta forma, dichos acuerdos.
No obstante aquello, un último intento por frenar dicho proceso democrático, se perpetró sólo dos días antes de que se reuniera el Congreso pleno a debatir dicha materia; un grupo de extrema derecha asesinó el general René Schneider, jefe del ejército de Chile. Sin embargo, dicho intento por quebrar la democracia, no prosperó, básicamente, porque fue más fuerte la legitimidad que habían adquirido, tanto, la “democracia” como la idea de que “la sociedad chilena requería cambios profundos”. De esta manera, se impuso el supuesto de que “la democracia permitía el cambo social, al mismo tiempo que éste reforzaba a la democracia” en el país.
Si bien la Unidad Popular, en ciertos sentidos, puede ser considerada continuadora y profundizadora de las reformas que había iniciado el gobierno DC, el triunfo electoral y asunción al gobierno, abrió una nueva situación política en el país, la revolución institucional comenzó a implementarse, desde noviembre de 1970, de tal forma que los procesos de organización y politización popular que se venían desarrollando en la base social se pudieron consolidaron

172 Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulian, La Unidad Popular y el conflicto político en Chile, (Ediciones ChileAmérica CESOC y LOM, julio de 1993), pp. 45 a 55.
con el apoyo del nuevo gobierno. Este fue el caso de la experiencia del Nueva La Habana.

Elecciones y pobladores: de la presión a la adhesión

Según un estudio sociológico “pareciera que las bases sociales (del triunfo electoral en 1970) de Salvador Allende” fueron los “sectores populares ortodoxos”, es decir aquellos organizados en torno a las centrales sindicales y “nucleados en los partidos marxistas” tradicionales, principalmente el PC y el PS. “Pero las cosas perecen cambiar” con la UP en el gobierno, puesto que “en la primera elección que se hace después de la victoria de Allende”, en 1971, su base de sustento electoral aumentó al “recoger un apoyo (coyuntural) de sectores (populares) heterodoxos”, entre los cuales se encontrarían los pobladores sin casa, promovido por “una serie de medidas inmediatas de beneficio popular directo que incrementaron los beneficios de las políticas publicas y que” promovieron, tanto, “una fuerte redistribución del ingreso y el aumento de oportunidades laborales”, como, un fuerte aumento en la construcción de viviendas destinadas a los pobladores sin casa, que alcanzó cifras históricas. Dicho directamente “el sector popular heterodoxo se (volcó) al apoyo de la UP atraídos por su política populista y (privilegió)” al Partidos Socialista, puesto que éste “se (mostró) más partidario de intensificar la movilización social y profundizar esa política aún contra la opinión de los sectores ortodoxos identificados con el Partido Comunista”.173 Es decir la Unidad Popular ganó las elecciones de 1970 con el apoyo de los trabajadores organizados en torno a la izquierda institucional, pero luego amplió su base de apoyo hacia el conjunto de los sectores populares aumentando su votación e integrando, a través de medidas inmediatas, entre otros, a los pobladores sin

173 Rodrigo Baño (editor), La Unidad Popular treinta años después, (Ediciones Universidad de Chile, 2003), pp. 306 a 312. Las páginas del articulo completo son 291 a 318,
casa a la vía chilena al socialismo. Esta idea es confirmada por un estudio del CIDU sobre los pobladores del Nueva La Habana que concluyó que la primera etapa de dicha experiencia fue de “oposición o lucha” ante el Estado, en momentos en que el poder ejecutivo estuvo controlado por la DC y que en cambio, una vez que la Unidad Popular se instaló en el gobierno dicha experiencia tendió a complementarse con el ejecutivo sin abandonar su importante capacidad de presión sobre éste.174
De este planteamiento reconocemos dos cuestiones centrales, primero la existencia de una base de apoyo diversa al gobierno de la Unidad Popular, en donde los intereses y las políticas que habrían sostenido, pudieron no coincidir siempre, o sea, el pueblo que sostuvo al gobierno de Salvador Allende pudo entrar en contradicciones, ya que los sectores llamados heterodoxos o excluidos, como los sin casa o los sin tierra, pudieron haber tendido a presionar por profundizar las reformas en curso, a diferencia de los ortodoxos o incluidos, como los trabajadores sindicalizados de la gran minería, quienes habrían favorecido la consolidación del proceso antes que su radicalización. Lo que permitiría comprender mejor la imposibilidad que tuvo el gobierno de avanzar políticamente en uno u otro sentido.
En segundo lugar, el hecho de que los pobladores sin casa, quienes habrían adherido a todos los sectores políticos antes del triunfo electoral de la UP en 1970, cambiaran su actitud política, de presión al Estado y acción directa en busca de sus reivindicaciones por adhesión política al nuevo gobierno. El que, más allá de los distintos tipos de organización y politización experimentados por los pobladores, habría canalizado electoralmente a un importante sector de pobladores durante esta coyuntura política.
De este modo, si bien pudo existir una diferencia entre los tipos de politización y organización popular que desarrollaron el MIR y el PC, por ejemplo, toda esta base social organizada por la izquierda adhirió electoral y socialmente al

174 Luís Alvarado, Rosemond Cheetham, y Gastón Rojas, “Movilización social entrono al problema de la vivienda”,
EURE, (abril de 1973, CIDU), Volumen III, Nº 7, pp. 37-70
gobierno de la UP. Así las experiencias sociales dirigidas por el MIR lograron proyectarse también gracias al triunfo electoral de la izquierda institucional.
Así los mal llamados “marginales” habrían cambiado su actitud socio-política frente al Estado en tanto observaron que la izquierda en el poder ejecutivo les abría una oportunidad real para alcanzar sus reivindicaciones históricas.

Congreso Nacional de Pobladores: la experiencia busca ser nacional

En este nuevo escenario político el MIR quiso acelerar el proceso de transformaciones estructurales que estaba viviendo el país, para ello buscó potenciar y expandir a nivel nacional las experiencias acumuladas durante 1970, así a través de la JPR organizó el Congreso Nacional de Pobladores, en donde los sin casa y sus dirigentes pudieron “estudiar detenidamente las tareas que los trabajadores revolucionarios” debían “cumplir” en dicho importante momento histórico.
Buscando dar mayor importancia al evento y confirmando su apoyo al electo gobierno de la Unidad Popular, los dirigentes de la JPR invitaron a la actividad a Salvador Allende, a través de una carta que entre otras cuestiones decía:

“Compañero Presidente Electo… la JPR ha organizado para los días 10,
11 y 12 de octubre su Primer Congreso Nacional de los Sin Casa. Convencidos de que la toma del poder por los trabajadores se logrará sólo a través de la organización y movilización de las masas… invitamos a Ud., en calidad de Presidente Electo, a participar de la sesión inaugural de este importante evento… en la iglesia de los Padres Franciscanos (paradero 25 de Santa Rosa), donde se llevará a efecto el Congreso”.175

175 El Clarín, 7 de octubre de 1970, p. 10
Sin embrago, el electo presidente de la republica Salvador Allende no habría asistido a “la sesión inaugural, desarrollada… (desde) las 11 horas”. Los que si asistieron fueron algunos de los representantes de los campamentos de Santiago, “delegaciones de diversas ciudades del país, las Federaciones de Estudiantes, de Concepción, Temuco, Valdivia, la Federación de Estudiantes Secundarios de Concepción… y una delegación de mapuches de Cautín”176, en total unos “seiscientos delegados”, que dieron vida a los debates y deliberaciones.
Dichos asistentes “se repartieron en tres comisiones. La primera… analizó “la crisis del sistema habitacional”… la segunda comisión se encargó de estudiar “la implicancia que tiene la economía chilena en los problemas de la clase trabajadora”… la tercera comisión, (que) fue la que despertó mayor interés… trató “la política a seguir en el Gobierno de la Unidad Popular”. En donde se planteó fortalecer los comités de la UP, sobre la base de la integración de todas las organizaciones obreras, para darle poder efectivo. También se analizó la importancia del programa del futuro gobierno”.177
El Congreso “finalizó con la elección de la directiva nacional de los pobladores pertenecientes a la Jefatura Provincial Revolucionaria de los sin casa,” la cual “quedó integrada por Víctor Toro, presidente; Clotario Blest, vicepresidente; junto a Joaquín Farias y Ernesto Garrido, éste ultimo del campamento Ranquil, la Vicepresidencia quedó compuesta, además, por Luís Peña, de la Central Única de Trabajadores de Molina; Luís Concha, de San Rafael; Ramón Salvo, del Movimiento iglesia Joven; Ignacio Llanculef, por el Movimiento Campesino de Cautín, y Humberto Bravo, por la Jefatura Provincial de Santiago”.
Llama la atención que casi el 50% de los dirigentes no fueron del sector poblacional, sin embargo, producto de las formas de lucha política de la época no debe extrañar esta composición, puesto que los movimientos sociales en aquellos años fueron frentes intermedios entre los partidos y las masas, correas de transmisión de las políticas elaboradas por los partidos hacia las bases

176 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 9
177 El Clarín, 12 de octubre de 1970, p. 8
sociales. Esta situación no restó legitimidad a la JPR puesto que, prácticamente, todos los movimientos populares fueron construidos bajo esta lógica y dichas legitimidades dependían más bien de la cantidad de base social que los sostenía.
Por esto es oportuno recordar a los participantes de dicho Congreso, entre estos se encontraron las Juntas de Vecinos de las poblaciones “San Gregorio” y “Villa Paraguay”, representantes de la población “La Faena”, de “Comités de los sin casa de Ñuñoa”, también asistieron pobladores de “Santa Elena, San Ramón, El Esfuerzo, José Maria Caro”, de los campamentos “Ranquil, 26 de Julio, 26 de Enero, Magaly Honorato, Elmo Catalán, Rigoberto Zamora y La Unión”, todos de Santiago, “de Chillan concurrieron delegaciones de los campamentos Che Guevara e Inti Peredo. Por Concepción, los campamentos Lenin y Cuba; población Playa Negra de Coronel; Comité de los sin casa El Peón, 23 de Noviembre y O´Higgins”, además de los comités de sin casas “Los Robles, Caupolican, Gabriela Mistral” y “delegaciones campesinas de Talca, Rancagua, Buin, Temuco, Melipilla y Molina”.178
Esta experiencia de organización y politización popular fue menor en número en comparación con la dirigida por el Partido Comunista y la izquierda institucional, cuyo máximo dirigente, Juan Araya, estableció que los pobladores sin casa organizados en el “Comando de Pobladores de la CUT” agrupaba en Santiago a unas “16.600 familias en 28 campamentos y otros 60 campamentos en provincias con un total de 75 mil familias”179 sin embargo, como se ha establecido aquí, la importancia de las experiencias dirigidas por el MIR, estuvo en el tipo de organización y politización que favoreció entre los pobladores, caracterizada por una fuerte presión al Estado, bajo un discurso revolucionario (rupturista) que les permitió rápidamente negociar y alcanzar acuerdos con la autoridad, y una transformación lenta, conflictiva pero sostenida en los modos de vida de los pobladores.


178 El Clarín, 14 de octubre de 1970, p. 14
179 El Clarín, 13 de octubre de 1970, p. 7

Incidentes en la Universidad de Chile
Como se ha afirmado la experiencia estuvo llena de conflictos y problemas, no sólo en el ámbito de la vida interna en los campamentos sino también fuera de ellos, por ejemplo, el 10 de octubre, se produjeron graves incidentes en la Casa Central de la Universidad de Chile, en donde estuvieron involucrados los pobladores de la JPR, entre ellos los que posteriormente formarían el campamento Nueva La Habana, estos hechos alcanzaron repercusiones a nivel nacional, puesto que ocurrieron “justamente cuando las negociaciones políticas en torno al problema de las garantías (constitucionales, que permitirían que Salvador Allende fuera reconocido como presidente de la republica, por el congreso), llegaban a un punto de tensión y de eventual impasse”.180 Concretamente, el problema se suscitó cuando, “al finalizar un homenaje al tercer aniversario de la muerte del Che Guevara, en el salón de honor” de la Universidad de Chile, los pobladores intentaron hacer “un desfile” por la Alameda, el que fue impedido por el “Grupo Móvil” de carabineros, produciéndose, de esta forma, enfrentamientos entre éstos y dichos pobladores, que, finalmente, se replegaron en dicha Universidad. Carabineros detuvo a 17 pobladores, mientras la gran mayoría de éstos se tomaron la Universidad demandando la libertad de sus compañeros. 181
Esta “situación centró la atención política del país durante todo el día”182, aún más cuando trascendió que los pobladores, habrían “realizado actos considerados vejatorios en la estatua del General Baquedano”183, se produjo la reacción de la derecha e incluso de los altos mandos de las FF.AA.
“Por su parte, ante la situación política (en el país) producida a raíz de (dicha) toma” el MIR realizó la siguiente declaración pública, que entre otras cosas, aclaraba que:
180 Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulian, Op. Cit., 50
181 El Clarín, 10 de octubre de 1970.
182 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 6
183 Manuel Antonio Carretón, Op. Cit., p. 50

“El acto en homenaje al Che Guevara (en el hall central) en la Universidad de Chile, fue autorizado (previamente) por la universidad y los pobladores no se tomaron la casa central, sino que, como el rector, los decanos y la prensa reconocen, buscaron refugió allí… ante la agresión del Grupo Móvil.”

Además señalaba el anhelo de impulsar el programa (de la Unidad Popular) que
-según este partido- liberaría a Chile “del yugo del atraso, subdesarrollo y miseria”.184
Como se ha hecho mención “las FF.AA. reaccionaron públicamente en un documento emitido por los comandantes en jefe, donde se rechazaban los presuntos actos vejatorios”185 a dicha estatua. La derecha aprovechó este incidente para entorpecer el acceso de Allende al gobierno, sin embargo, el hecho no trascendió.
Luego de una negociación entre “representantes del Consejo Superior de la Universidad, el Ministro en Visita, Marco Aburto” y pobladores de la JPR, la mayoría de los detenidos fueron puestos en libertad186, el proceso de negociaciones por las garantías constitucionales continuó de forma exitosa y la derecha no pudo impedir el acceso de Salvador Allende al gobierno.187
Este incidente en el que fueron protagonistas los pobladores, es esclarecedor del convulsionado ambiente político en que se desarrollaron sus experiencias las que como se ha mostrado estuvieron muy ligadas a las luchas políticas en el país.

184 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 6.
185 Manuel Antonio Carretón, Ibidem ., p. 50
186 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 6.
187 Incluso luego de que un grupo de extrema derecha asesinará al comandante en Jefe del Ejército, general René
Schneider, cuyo ataúd fue cargado por Eduardo Frei y Salvador Allende, simbolizando la voluntad de del centro y la izquierda política por mantener la lucha política dentro de los márgenes institucionales. La imagen aparece en la película “Voto más fusil” de H. Soto, 1970, NTSC, Chile.

Ascenso de Salvador Allende y el nuevo escenario

El proceso de organización y politización popular generado por la JPR fue reafirmado y consolidado por el triunfo electoral de la Unidad Popular, sobre todo en sus elementos más “moderados”, pero puso en cuestión sus énfasis más “rupturistas”, en tanto los hechos históricos parecieron dar la razón a la estrategia institucional de transformación social. Como se ha afirmado, es posible pensar que el triunfo electoral de la izquierda institucional y las medidas que éste tomó a favor de los sectores populares generó una situación política desfavorable para el desarrollo de formas de lucha armada en el país, lo que desperfiló las intenciones del MIR respecto del futuro y proyecciones de las experiencias que dirigió.
Aún más el gobierno de Allende amnistió al MIR el 12 de noviembre de 1970 lo que indudablemente estimuló su desarrollo en el ámbito político-social más que político-militar.
Se ha afirmado que el pueblo vivió estos años como una “fiesta” y las clases dominantes como una “pesadilla”, de ser cierta esta afirmación pocas posibilidades debió tener la lucha armada como método para alcanzar el poder entre los felices sectores populares, en tanto estos métodos de lucha tenderían a tener mayor legitimidad en condiciones de imposibilidad institucional de alcanzar las reivindicaciones sociales y políticas.
De este modo las experiencias de politización popular dirigidas por el MIR, entre las cuales destacó la del campamento Nueva La Habana, debieron tender hacia la consolidación dentro de las lógicas y márgenes institucionales, bajo una subjetividad rupturista pero sostenida en organizaciones comunitarias, esto ayudaría a explicar, por ejemplo, la forma social y no militar que tomaron las milicias populares en los campamentos dirigidos por el MIR. Fue así que las formas de vida de los pobladores comenzaron a transformarse de manera revolucionaria pero no como mera base social de apoyo de la lucha armada o electoral en el país sino como la formación de comunidades que desarrollaron
sus propias dinámicas de acción social y política, que lejos de una autonomía total en relación al Estado y los partidos se sirvieron de estos para alcanzar su objetivos, en medio de complejas relaciones de fuerzas, en las que intervinieron, en el caso especifico de la experiencia del Nueva La Habana, pobladores, dirigentes, militantes, profesionales y funcionarios.
En una palabra el ascenso de Allende al gobierno permitió, quizás de forma imprevista e inédita, a los sin casa en general y a los pobladores del campamento Nueva La Habana en particular, consolidar sus nuevas experiencias.

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