“En
ningún caso solicitaremos auxilio a la Fuerza Publica. Estas son
personas modestas que no tienen donde vivir y hemos comprobado allí
graves problemas sociales. (Respecto a los sitios) no se han producido
daños. Después de una apresurada reunión del Consejo de la Facultad,
hemos resuelto prestarle ayuda a esta gente y notificar al Ministro de
la Vivienda para que tome, cuanto antes, medidas. Por nuestra parte,
hemos habilitado una sala del casino para que duerman los niños.”127
Las
cosas fueron facilitadas en este nuevo campamento, al igual que en la
toma La Unión, por las autoridades de dicha Universidad, sobre todo en
los primeros momentos, en donde la situación de los pobladores fue
bastante positiva, así “según… cuenta un miliciano que” tuvo “a (su)
cargo la disciplina del campamento, no se” habían producido “problemas
de ningún tipo”, aún más estudiantes y profesores de la Universidad
ayudaron a los pobladores en sus tareas de ocupación e instalación. De
esta forma “por la Avda. Rigoberto Zamora… la primera calle de la
población” se pudo “ver a docentes, estudiantes y pobladores, con palas,
picotas y chuzos en mano, trabajando en la construcción de las
viviendas”, todos hacían algo, “las mujeres se” encargaron “de la olla
común y del cuidado de los niños. Cuatro médicos y varios estudiantes de
medicina, se hicieron cargo de la policlínica”. Si bien no existieron
casos extremos de enfermedades, la “desnutrición” de los niños debió ser
atendida. Un miliciano del campamento explicó la relación con los
académicos y universitarios, afirmando que: “están aquí porque ellos han
comprendido que esta lucha por un sitio donde vivir es de todos. Tanto
el obrero como el estudiante es parte del sistema injusto en que
vivimos. (Además, concluyó que) los estudiantes se han convertido en una
de las fuerzas más combativas de nuestro país”.128
127 Clarín, 28 de julio de 1970, p. 22
128 Clarín, 28 de julio de 1970, p. 9
Esta
alianza entre docentes, estudiantes y pobladores fue muy importante en
el proceso de formación y consolidación de dichas experiencias. Estas
tomas, pareciera, más que generar problemas a sus involucrados, abrieron
oportunidades para el desarrollo de nuevas prácticas profesionales y
modos de vida comunitarios.
Campamento
Elmo Catalán: “A fines de Julio, conmemorando la revolución cubana,”129
en el sector de “Quilin otro grupo de (al menos 362) familias sin casa
hizo ocupación de los terrenos pertenecientes a la Universidad
Católica. En dicho lugar formaron el „Campamento Elmo Catalán‟
en recuerdo al periodista chileno caído en la guerrilla de
Bolivia,”130 los dirigentes de la JPR que dirigieron, en aquel
momento dicha toma, explicaron que:
“es
una forma de presionar ante las autoridades para que se ocupen de una
vez por todas del problema que los afecta. También manifestaron que no
eran sus intenciones las de quedarse para siempre en los terrenos de las
Universidades, sino que permanecerían temporalmente allí hasta que las
autoridades les señalaran un lugar definitivo donde instalarse”.131
En
el relato de un ex dirigente del campamento Elmo Catalán, se puede
constatar la existencia de relaciones de solidaridad entre los
pobladores, de milicias populares y de su vinculación con la JPR.132
129 Mensaje, Nº 193, octubre de 1970, p. 486.
130 Clarín, 27 de julio de 1970, p. 7.
131 Clarín, 27 de julio de 1970, p. 7.
132 Franck Gaudichaud, Poder Popular y Condones Industriales, (Ediciones LOM, 2004), pp. 272 y 273.
Toma de terre nosdiri gida por la JPR. Santiago., 1970
En
otra de estas tomas de terrenos, se dio el casos de que el “comité de
sin casa” ya existía, y en donde los militantes del MIR “llegaron a
acuerdo” con los dirigentes de base de los pobladores. Este acuerdo fue
facilitado por la coincidencia en los métodos de lucha que tuvieron los
dirigente del Comité y los del MIR, ambos buscaron trascender la demanda
por la vivienda y con ellos proyectar la organización más allá de la
toma de sitios, es decir generar un nuevo tipo de lucha y organización.
De esta forma recuerda una de las dirigentes de base de dicho comité,
que:
“…
en el caso nuestro, que era el Magaly Honorato, la verdad es que
nosotros ya teníamos organizado el comité, pero ellos fueron a hablar
con nosotros para hacer un trabajo en conjunto, y llegamos a acuerdo
porque sentíamos que el método era distinto, ya no era solo pensar en la
toma de terrenos, también (se buscó) que a través de organizar a los
pobladores, (estos) exigieran sus
derechos,
a solucionar problemas de salud, de educación… veíamos que había una
política distinta a las otras tomas de terrenos donde había
participación del PC, MAPU, PS, incluso la DC, nos daban las garantías
de que la gente aprendiera a que tenia derecho a solucionar otras cosas
más, no solamente la toma de terrenos, también daban como garantía, de
que (se definiera) como objetivo principal que la gente se movilizará. Y
(además) ellos siempre nos estaban poniendo gente, apoyando con
estudiantes, y (pobladores) de otros sectores que nos apoyaban, cuando
teníamos que hacer las movilizaciones.”133
Campamento
Magaly Honorato: Establecido el acuerdo entre dirigentes sociales y
políticos, “en la madrugada del domingo” (23 de agosto de 1970) “150
familias ocuparon terrenos ubicados entre los paraderos 12 y 14 de la
Gran Avenida”, este numeró de familias ocupantes creció hasta alcanzar,
al menos, el de 325. Los predios tomados” pertenecían “a una extensa
parcela de la zona. El nuevo campamento recibió el nombre de Magaly
Honorato, en memoria a la profesora que se suicido después de haber
sufrido (un terrible interrogatorio) de la policía política.”134
Estos
mismos dirigentes, a fines de 1970, enfrentados a la situación política
nacional, marcada por el triunfo electoral de la Unidad Popular,
declararon que:
“1.-
Como pobladores y obreros, reafirmamos nuestro decidido apoyo a
Salvador Allende G. como presidente de Chile, el cual ha sido elegido
por una firme voluntad popular.
2.-
Conociendo la decisión del Congreso Pleno, el día 24 de octubre,
sabemos que ahora es mucho más importante y urgente organizarnos y
prepararnos para un real gobierno popular de obreros y campesinos, para
conquistar en definitiva el PODER para los trabajadores de Chile.
133 Entrevista a Silvia Leiva, 26 de octubre de 2005.
134 Clarín, 25 de agosto de 1970, p. 25.
3.-
Llamamos a todos los obreros, pobladores y campesinos, para hacer
realidad el programa del gobierno del pueblo y a mantenernos unidos y
alertas para detener en cualquier momento los intentos sediciosos,
gorilescos y golpistas de los momios dirigidos y pagados por la CIA.
4.-
Como chilenos lamentamos los tristes hechos políticos que enlutan al
país con la muerte del General Dn. René Schneider Ch., causada por la
derecha traidora y asesina de nuestro país, que no se detendrá ante nada
con tal de mantener sus intereses y privilegios.
5.-
Son los hechos como el señalado en el punto 4, los que deben
prepararnos para una real defensa del triunfo, organizarnos y
mantenernos unidos a través de los Comités de Defensa del Triunfo, para
dar la pelea por la construcción de un CHILE LIBRE Y SOCIALISTA. POR LA
DEFENSA DEL TRIUNFO Y EL GOBIERNO DEL PUEBLO ¡¡¡OBREROS AL PODER!!!
VICTORIA O MUERTE
¡¡¡VENCEREMOS!!! CAMPAMENTO MAGALY HONORATO
Santiago.”135
Ciertamente
esta declaración no expresa el nivel de conciencia política de todos
los pobladores del campamento Magaly Honorato pero muestra la
orientación de sus dirigentes y el discurso que acompañó las nuevas
practicas que los sin casa comenzaron a desarrollar. Por otra parte una
cuestión que fue central es el hecho de que los pobladores bajo la
conducción del MIR también adhirieran al gobierno de la UP. En
definitiva estos pobladores apoyaron en términos generales a la
triunfante izquierda chilena de la época más allá de sus distintos
partidos.
Campamento
Rigoberto Zamora: La primera semana de agosto de 1970, 340 familias se
tomaron los terrenos de la Escuela de Veterinaria de la Universidad
135 Punto Final, Nº 117, 10 de noviembre de 1970, p. 2.
de
Chile, estos pobladores participaron de la experiencia de organización,
politización y movilización que la JPR condujo. Esta toma de terrenos,
se unió posteriormente con otra de las que dirigió el MIR, formando un
nuevo campamento en la comuna de San Bernardo. Esta toma se llamó
Rigoberto Zamora.136
En
tres de estas tomas-campamentos se comenzó a formar la experiencia de
organización y politización revolucionaria de los pobladores del
campamento Nueva La Habana, éstas tres tomas de sitios, como aquí se ha
establecido, fueron: Ranquil, Elmo Catalán y Magaly Honorato, en ellas,
estos pobladores, en su mayoría, vivieron su primera experiencia de
politización revolucionaria la que posteriormente consolidarían de forma
problemática en el Campamento Nueva La Habana.
Para
observar, con mayor precisión, este proceso de formación, se verá con
más detalle la experiencia de los pobladores del campamento Ranquil, el
más grande de los tres que posteriormente conformaron el Nueva La
Habana.
Campamento Ranquil
Entrada del campamento Ranquil, Santiago, 1970.
El campamento Ranquil surgió de una toma en terrenos de la iglesia, el día 7 de julio de 1970:
“Ese
día, los sacerdotes que viven en la Escuela Iglesia, se despertaron
sobresaltados. Unos fuertes golpes anunciaban la presencia de alguien en
la puerta. El cura párroco, Juan Delgado Ramos, se levantó a averiguar
qué pasaba. Cuenta que creyó que se trataba de un enfermo. Sin embargo
se encontró con un grupo de hombres y mujeres.”137
Eran
pobladores sin casa que se habían tomado parte de los terrenos del
Convento La Inmaculada Concepción, ubicado en el paradero 25 de Santa
Rosa. Unas 1.200 familias, alrededor de 6.000 pobladores, que en su
mayoría eran jóvenes y niños, entre los cuales habían “cesantes,
lavanderas, viudas, madres solteras y obreros. El lazo común (entre
ellos fue) la pobreza y la falta de un techo”. Allí levantaron sus
precarias viviendas, “rucas con techumbre de polietileno, de menos de un
metro de altura, algunas piezas de madera… y montones de fonolitas y
tablas, en las que se (guarecieron) familias completas”, la situación de
este campamento fue especialmente difícil. Aún más cuando un temporal
de lluvia azotó Santiago, muchos de estos pobladores “despertaron a
media noche con sus escasos enseres flotando sobre el agua,” por cierto
“las neumonías hicieron presa fácil de los niños desnutridos” del
campamento. Las madres solteras “recibieron un trato preferencial, pero
no por eso (dejaron) de tener problemas”, así por ejemplo, existieron
casos como el de la pobladora:
“Olga
Merino, (quien) llegó hasta el campamento impulsada por la pobreza.
Tiene 8 hijos. Trabaja como lavandera. Antes vivía en una pieza… (Donde)
le cobraban 50 escudos mensures. Hace poco debió elegir entre pagar
el alquiler y darles alimento a sus hijos. Indudablemente optó por lo
último y partió a engrosar el superpoblado Ranquil.”138
Sin
embargo la situación de las mujeres casadas o acompañadas no siempre
fue más fácil, por ejemplo, una de ellas, en momentos de la ocupación,
“tenía una guagua de 4 meses, que no tenía con quien dejarla y (su)
marido no quería irse a la toma”, a pesar de aquello, ella decidió que
igual se iría, “claro que cuando él no estuviera en casa” pues así
“después, (inevitablemente) él tendría que aceptar”. De esta forma, esta
pobladora se fue sola “con unos palos y unas fonolitas” a la toma, ella
recuerda que “tenía mucho miedo y (que) estaba sola” pero que, en
ese momento, pensó que “era la oportunidad que tenía”, así
continuó
con decisión. Sin embargo, para llegar hasta la toma debía cruzar “un
canal de regadío” que estaba seco. Así recordó que:
“para
cruzar este canal tenía que bajar las fonolas, los palos, la ropa al
canal. Me bajaba y yo recibía al Joaquín que tenía 2 años y 8 meses. Lo
subía al otro lado y él me recibía todas estas cosas y después le pasaba
la guagua para que la arrastrara porque él no se la podía. Yo la
empujaba con un palo, porque costaba mucho subir. Tenía como dos metros
de altura. Era muy difícil subir, pero para ahorrar camino tenía que
cruzar por ahí.”139
Frente
a estas duras condiciones los pobladores solicitaron ayuda a quien
pudiera dárselas140 y se unieron, organizaron y lucharon. Fue así que
comenzando una nueva experiencia en sus vidas. Los primeros en ayudarlos
fueron “los sacerdotes (que en medio del temporal) les facilitaron una
sala de 3 metros por 10, en la que se hacinaron 80 personas, entre niños
y adultos”, la ayuda también llegó desde “el Centro de Estudiantes de
la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile (que) donó 500
escudos en medicina. Igual cosa hizo una organización de vanguardia”,
además “el Sindicato de Trabajadores del diario “Clarín” donó E° 1.500
(escudos) en madera. Algunas radios (también enviaron) medicamentos y
ropa”141. Pero no todo fue ayuda externa. Las primeras organizaciones
fueron un “policlínico, un centro cultural y una olla común” además “la
vigilancia del campamento” estuvo “a cargo de
„milicias
populares‟, ellas son las que (controlaban) la entrada y salida de
todos los que se encuentran en el lugar, también se
(preocupaban) de labores de limpieza y de evitar la presencia de
elementos indeseados,”142 “todos debían participar para formar (dichas)
milicias” que como se ha mostrado aquí “se
139 Taller Acción Cultural, La organización fue como nacer de nuevo, (Edición TAC, 1986), pp. 49 y 50.
140
Pobladores del campamento Ranquil fueron hasta el diario Clarín para
contar su experiencia y solicitar ayuda, la cual se materializó en
dinero y una pequeño articulo, titulado: “desesperado S.O.S. del
campamento Ranquil”, publicado el 16 de julio de 1970, p. 7.
141 Las Noticias de Ultima Hora, 19 de Julio de 1970, p. 2.
dedicaban
a las guardias, la salud, revisión de las carpas… y para ver el aseo.
Había una directiva general del campamento que se llamaba “JEFATURA” y
ellos eran los que organizaban todo y ordenaban a las milicias” y la
vida dentro de la toma, pues incluso “había horario para acostarse”.143
Entre
los dirigentes del campamento se encontraba “Pelusa” una mujer que
“organizaba a los pobladores que no tenían casa… andaba por todas partes
donde habían pobladores, golpeando puertas para conocer problemas”. Una
pobladora la recuerda como “una mujer activa y motivadora”, que:
“siempre
nos decía una palabra que tenía pegada: „Combativo‟. Ustedes tienen que
ser combativos, ustedes tienen el problema y nadie va a pelear por
ustedes para buscarles solución. Son ustedes los que tienen que combatir
por sus problemas y reclamar sus derechos. Entonces con lo que ella
decía, uno se sentía motivada a tener ese derecho a luchar por sus
derechos.”144
Esta
motivación, las duras condiciones de pobreza y la propia decisión de
los sin casa hicieron que los pobladores iniciaran una dura experiencia
de organización comunitaria. Como recordó una pobladora: “se llamaba a
asamblea general y ahí” los dirigentes daban “cuenta de las gestiones
realizadas en el día. Esa asamblea se hacía todas las tardes. Se avisaba
de la movilización para el día siguiente: donde tenían que ir todos.
Las mamás que tenían guaguas, las dejaban con las milicianas que estaban
destinadas a cuidar niños chicos” así los pobladores salían “temprano
del campamento y en el centro” se juntaban “con otros campamentos” y
luego cuando llegaban todos marchaban “casi siempre al Ministerio de la
Vivienda.”145 En una oportunidad, mujeres del campamento Ranquil juntas a
pobladoras de los campamentos “26 de julio”, “La Unión”, “Elmo
Catalán” y “Rigoberto Zamora”, realizaron una “huelga de
143 Taller Acción Cultural, Op. Cit., p. 50.
144 Ibidem., p. 49.
145 Taller Acción Cultural. Op. Cit., p. 50 y 52.
hambre
en los jardines del Congreso Nacional.” Las 38 mujeres, en total,
exigieron soluciones a los problemas habitacionales de los campamentos
agrupados en la Jefatura Provincial Revolucionaria de los Sin Casa146.
En esta experiencia, de organización interna y movilización para
presionar al Estado, la conciencia y vida de los pobladores se fue
transformando.
Como
explicó uno de los dirigentes del Ranquil: de no tener “donde dormir”,
de que “a ratos” les llovía torrencialmente y no tenían “como parar
eso”, de ese “ambiente que se sentía dentro del campamento en los
primeros días, en las primeras noches”, ese que “era un ambiente de
angustia” en el que la gente “vivía preocupada de que a cualquier hora
podía haber un desalojo, a cualquier hora podía llegar la policía”… de
que tuvieron que “hacer mucho”; organizarse, acostumbrarse “a pelear”;
con “las autoridades, con la policía, con medio mundo”… de no tener otra
opción, pues fue “la única forma de sobrevivir” fue “una razón
necesaria”, fue “una cuestión de vida o muerte”. “De eso, poco a poco,
fue haciéndose conciencia, poco a poco,” se hizo conciencia política y
se comenzaron a alterar las formas de vida de los pobladores.147
Así, por ejemplo, una pobladora recordó que:
“En
esa época salí más que nada porque tenía una necesidad. No entendía
mucho, sólo cuando explicaban los dirigentes entendía algo. Como no
entendía mucho, no me daba por dirigir… pero, sentía como un deber,
tener que estar ahí, porque no tenia donde vivir. Entonces lo tomé como
un compromiso y pienso que muchos lo tomaron así. Pero a pesar de que
entendía el por qué estaba ahí, no comprendía otras cosas, por ejemplo:
qué es lo que era la burguesía, qué eran los momios, que significaba
paredón, qué era conciencia y tantas otras cosas que se decían en las
charlas… a veces quería preguntar pero me iba a demorar más en llegar a
mi carpa.”
146 Las Noticias de Ultima Hora, 18 de agosto de 1970, p. 7.
147 Película “Campamento”, Maryknoll, 1971. La entrevista corresponde al poblador “Aníbal”.
Las
formas de vida de estos pobladores había comenzado a cambiar, a través
de las tomas de terrenos, marchas y tomas de locales, es decir de la
presión al Estado, y de las charlas, asambleas y reuniones, o sea de la
organización interna del campamento, se estaba haciendo más organizada y
política. Así lo que antes era el problema individual de cada uno
empezaba ahora a transformarse en un problema colectivo y político.
Estas
movilizaciones para presionar al Estado y la organización de la vida
interna del campamento fueron acompañadas de una lenta y cotidiana labor
de educación política que los dirigentes realizaron. Por ejemplo, la
misma pobladora relató que:
“después
me hice amiga de un joven que se llamaba Juan. Le dije a Joaquín que él
era voluntario y que le podíamos convidar comida. El compañero Juan
llegaba, conversaba, y así fuimos entendiendo más y porque nosotros
teníamos que participar. El Joaquín se inscribió en los trabajos
voluntarios… (de los que) volvía como a las 10 de la noche, yo estaba
contenta, por fin estaríamos juntos en la búsqueda de algo.”148
Los
dirigentes del campamento Ranquil, bajo la conducción del MIR,
quisieron “mostrar a los (pobladores sin casa) de forma muy primitiva lo
que (era) una sociedad socialista”, para aquello implementaron, junto a
estos, “estatutos de disciplina” que no permitían, por ejemplo, “que un
compañero” golpeara “a su compañera, ni (que se produjera) el robo
entre trabajadores. Tampoco” se permitió que existieran personas “sin
hacer nada todo día” dentro del campamento, además, se organizaron
“brigadas sanitarias, milicias populares y brigadas de trabajadores
voluntarios”, con dicho objetivo.
Respecto
de la experiencia de organización y politización entre los pobladores,
los dirigentes reconocieron que “la formación organizativa” llegaba “más
rápido a los obreros de industria (que al resto, y
que) más lentos en ser
148 Taller Acción Cultural, Op. Cit., p. 53.
concientizados”
fueron “los comerciantes y feriantes”, sin embargo, establecieron que,
“entre el 20 y el 30%” de los pobladores se integró “totalmente a las
labores de la comunidad”.
Fue
así que las pobladoras de la “olla común, se (encargaban) de conseguir
los alimentos, en el Mercado Central, en la Vega, en el Matadero” y de
“la preparación de la comida”. Las “milicianas sanitarias” velaban “por
la salud de los pobladores” junto a médicos, que iban día por medio al
“policlínico” del campamento, evitando de esta forma que las
enfermedades, como el sarampión, se expandieran entre los sin casa.
Estas medidas fueron bien recibidas por las personas “porque se”
sintieron “valoradas y protegidas. Por ejemplo, las compañeras que ya
no” fueron “golpeadas por sus maridos, se” sintieron “más tranquilas”.
Por otra parte se prohibió el alcohol dentro del campamento y “a los
matrimonios” se les planteó que “los problemas se” debían “solucionar
conversando y no a golpes” y que esas “tensiones que se (producían) en
una familia (eran) producto de la sociedad” ya que en esta “hay bajos
sueldos, mala comida y pocas camas para dormir”. Así los problemas
cotidianos, que antes pudieron ser considerados normales e individuales,
se fueron politizando y resolviendo de forma comunitaria.
Esta
experiencia tuvo, desde este momento inicial de formación, la voluntad
de proyectarse sobre el resto de la sociedad, así los dirigentes del
campamento Ranquil, a fines de 1970, pensaban que “el trabajo futuro de
los pobladores” sería “intenso” y que “en las nuevas poblaciones que se”
formarían “al ser erradicados… todo (sería construido) mediante el
propio esfuerzo: desde la escuela y el policlínico, hasta las casas y
los parques”.
Este
imaginario, surgido al calor de la experiencia concreta y alimentada
por las concepciones revolucionarias del MIR, pensó también en crear
poblaciones modelo, “con centros para las organizaciones y, mercados
cooperativos, cuyas ganancias” fueran “en beneficio de la comunidad”149,
es decir nuevas poblaciones en donde el sentido de solidaridad y
comunidad imperaran entre
los
pobladores. Fue aquí entonces donde se comenzó a formar lo que
posteriormente sería la vida en el campamento Nueva La Habana.
Por
otra parte, como ya se ha establecido, la politización de los
pobladores se expresó tanto en la nueva vida dentro de los campamentos
como en las movilizaciones que realizaron para presionar al Estado, con
el objetivo de solucionar sus problemas habitacionales.
Las movilizaciones de la JPR: Presionar al Estado, otra forma de politización.
Como
se ha mostrado, las tomas de sitios de julio y agosto de 1970 fueron
acompañadas con una serie de movilizaciones que buscaron presionar al
Estado para solucionar los problemas habitacionales de los pobladores
sin casa.
Fue
así que el 7 de agosto de 1970, a través de un comunicado la Jefatura
Provincial Revolucionaria de los sin casa (JPR) se declaró en “estado de
alerta y movilización permanente” y afirmó su intención de continuar
con las tomas de terrenos “con el objetivo de lograr presionar a las
insensibles autoridades”.150 Sin embargo, la estimulación a dicha
movilización popular, que desarrolló el MIR, no sólo tuvo como objetivo
el resolver los problemas concretos de los sin casa sino que también
buscó generar mejores condiciones políticas para la izquierda en caso de
que el triunfo electoral de Allende desatará un golpe de Estado.
Así
lo que “políticamente” se vivió como la preparación social para la
resistencia violenta ante un golpe de Estado, “socialmente” se
experimentó como un
proceso
de demandas ante las autoridades, con el objetivo de alcanzar
reivindicaciones especificas, como fueron los sitios y las viviendas,
que organizó y politizó a sus protagonistas.
Volviendo
a los hechos, ese mismo día 7 de agosto “cerca de setecientos
pobladores de los seis campamentos” agrupados en la JPR “llegaron hasta
la Escuela de Leyes” de la Universidad de Chile, en el lugar se
escucharon los discursos de Víctor Toro y Clotario Blest, “luego de
terminado el acto en la escuela universitaria, los pobladores se
dirigieron hasta el Ministerio de la Vivienda con el objeto de
entrevistarse” con la autoridad. Así, “al grito de „casa o muerte‟ los
pobladores de los seis campamentos… llegaron a las puertas del
Ministerio” y “una vez instalados en la calle, frente al
Ministerio, los dirigentes… subieron hasta las oficinas” del
ministro, pero éste no los recibió y su secretario “les dijo que
volvieran” el próximo “lunes a las 9 de la mañana”, por lo cual los
dirigentes se retiraron. “Alberto, un joven poblador, fue el
encargado de dar a conocer los resultados” de la malograda entrevista
con la autoridad, así éste informó a los pobladores, los que
respondieron con “pifias y garabatos al lote contra el ministro”151. De
esta forma se había iniciado el proceso de movilización permanente de
los pobladores, en el cual también fueron educándose políticamente.
En
este tipo de movilizaciones muchos pobladores fueron aprendiendo que
sus problemas eran sociales y que a las autoridades políticas les
correspondían una parte de las soluciones. La acción colectiva de
presionar al gobierno, bajo las consignas revolucionarias y el
despliegue en la calle con “laques, palos y un cuantuay” dio un signo
especial a dichas movilizaciones las que favorecieron los cambios en los
modos de vida de los pobladores. Una de las movilizaciones emblemáticas
fue la toma de las Torres de Remodelación San Borja.
La
“remodelación San Borja, cuya primera etapa,” contempló “la edificación
de doce Edificios Torres”, que se encontraban “en estado de
terminaciones”152 a fines de julio de 1970, cuyos departamentos tuvieron
un alto valor económico
151 El Clarín, 8 de agosto de 1970. p. 7.
152 ARNAD, CORVI, Antecedentes de Acuerdos, octubre de 1970. ver el Oficio Nº 2399, 29 de julio de 1970.
que
bordeó los 140 y 160 mil escudos153 y cuya venta tuvo una gran
demanda154, fue tomada el 17 de agosto por pobladores de la JPR y
estudiantes universitarios asociados al MIR, con el objetivo de
continuar en su proceso de presión a las autoridades, de esta manera, la
prensa informó que:
“Cientos
de pobladores sin casa, en conjunto con estudiantes de la Universidad
Católica y de Chile, se tomaron… una de la torres en construcción de la
llamada Metrópoli San Borja… la toma se realizó a las tres de la tarde,
después de una masiva asamblea efectuada en el salón de honor de la
universidad Católica. Al llegar a las torres los pobladores procedieron
a llenar de banderas chilenas el edificio…”155
…algunas
pancartas del MIR y a desplegar un gran lienzo que decía: “toma de
denuncia por 24 horas, Obrero aquí esta tu plata, Jefatura Provincial
Revolucionaria de los Sin Casa.” Esta toma que se realizó en la torre
que se encontraba en “la Alameda esquina de Pedregal” terminó,
posteriormente, cuando “las autoridades de gobierno” entregaron a los
pobladores “una promesa concreta de solución”156. La que posteriormente
se materializaría en un fructífero proceso de negociaciones y
acuerdos.
153 Ibidem., ver el Oficio Nº 2680, 26 de agosto de 1970.
154 Ibidem., Contiene el Oficio Nº 381, 28 de septiembre de 1970.
155 El Clarín, 18 de agosto de 1970, p. 9.
156 Las Noticias de Ultima Hora, 18 de agosto de 1970, p. 7
Toma de las Torres de Remodelación San Borja. Santiago, 17 de agosto de 1970
Estas
torres simbolizaban el exitoso desarrollo de la “ciudad propia” por lo
que tomárselas implicaba instalar el elemento clasista en la lucha por
la vivienda que desarrollaban los habitantes de la “ciudad bárbara”157.
Asimismo los dirigentes enfatizaron en esto al plantear que “el llamado
Plan Habitacional sólo” favorecía “a los ricos y (postergaba) a los sin
casa” y al preguntarse: “¿Cuántos miles y miles de viviendas para los
sin casa se podrían haber construido con los fondos que la CORMU destinó
a la Remodelación San Borja?” Para finalmente concluir que esto era
“pura discriminación social”. Así
157
Benjamín Vicuña Mackenna, Transformación de Santiago, (edición El
Mercurio, 1872), pp. 24 y 25. Vicuña Mackenna desarrolló la idea de
“ciudad propia” y “ciudad bárbara” haciendo referencia al lugar donde
habitaba la elite y el pueblo, respectivamente, en la ciudad de
Santiago.
cada movilización fue acompañada de un discurso revolucionario que favoreció la politización de los pobladores.
Paralela
a esta movilización, de corte clasista, la JPR dirigió sus demandas a
los parlamentarios del país, a través de una huelga de hambre en los
jardines del Congreso Nacional. En los hechos participaron “38 mujeres
de los campamentos Ranquil, 26 de Julio, La Unión, Elmo Catalán y
Rigoberto Zamora”, las que estuvieron por, al menos, cuatro días en
dicha movilización que buscó demandar directamente al poder legislativo.
Aprovechando la presencia de “numerosos periodistas extranjeros, que
(estaban) en Chile, para cubrir las informaciones relacionadas con las
elecciones” presidenciales y del momento político que vivía el país, los
dirigentes de la JPR lograron presionar al gobierno e instalar sus
reivindicaciones en la agenda política. En esta acción, las “más de 3
mil familias agrupadas en la Jefatura Provincial Revolucionaria de los
Sin Casa”, a través, de sus representantes declararon, aprovechando la
tribuna, que habían “iniciado una campaña de movilización y denuncia
para informar a la opinión publica sobre la discriminación social que”
el “Plan Habitacional del Gobierno” había “establecido” en su contra.158
Fue así, entonces, que estos pobladores, siendo un pequeño grupo en
relación a las otras organizaciones de sin casa como las que dirigió el
PC, lograba instalar sus problemáticas en la agenda pública del país,
transformando con ello el carácter de sus necesidades, de individuales a
políticas.
Mientras
la huelga de hambre en los jardines del Congreso Nacional cumplía su
cuarto día, el 21 de agosto, “alrededor del medio día se inició en la
Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile una concentración de
los pobladores sin casa de Santiago” agrupados en la JPR, “para aguardar
la respuesta que prometió… el gobierno respecto de sitios
definitivos”159. Según la prensa estos “dos mil pobladores… luego de
escuchar a sus dirigentes, decidieron iniciar una huelga de hambre
masiva” en dicho lugar, con el objetivo de mantener la presión sobre
el gobierno, esta “determinación se tomó luego que las
158 Las Noticias de Ultima Hora, 18 de agosto de 1970, p. 7
159 Las Noticias de Ultima Hora, 21 de agosto de 1970, p. 16
autoridades
del Ministerio de la Vivienda y la Corhabit no cumplieron… el
compromiso suscrito el día que los sin casa se tomaron una de las torres
de la Remodelación San Borja”, puesto que “ese día se les prometió
darles a conocer los sitios para su ubicación definitiva”160, así
continuaron las movilizaciones de los pobladores a sólo días de las
elecciones presidenciales, buscando intensificar la presión sobre el
gobierno, el que en medio de la coyuntura electoral tuvo que ceder.
En
resumen, durante el mes de agosto, la JPR desarrolló una campaña de
movilización y presión sobre el Estado, en dicho proceso los pobladores
de las tomas de terrenos, antes mencionadas, iniciaron una experiencia
de politización vía presión al Estado, en tanto entendieron que sus
necesidades habitaciones eran parte de las problemáticas públicas del
país, por lo que las autoridades debían atenderlas. Además en dicha
experiencia fueron desarrollando una conciencia de clase popular
contraria a las clases propietarias y una identidad colectiva, puesto
que las autoridades los reconocieron como grupo legítimo con el cual
negociar y alcanzar acuerdos. La lucha por la casa propia comenzaba a
cambiar las formas de vida de estos pobladores.
Las negociaciones y acuerdos de agosto de 1970
Luego
de las tomas de terrenos y las movilizaciones en la coyuntura
electoral, los pobladores consiguieron que el gobierno negociara con sus
dirigentes y las autoridades académicas161, de estas negociaciones
surgió una solución al
160 El Clarín, 22 de agosto de 1970, p. 8
161
En el articulo “Ivuplan y la comunidad, Otra situación de hecho: Las
tomas de terrenos”, publicado en el número 7 de la revista
“Planificación” de dicho Instituto de la Universidad de Chile se explicó
que “las circunstancias de que terrenos universitarios hubieran sido
invadidos, determinó una activa participación de autoridades de la
Universidad
de
Chile en la búsqueda de soluciones al conflicto. Es así como el
Ministerio de la Vivienda y Urbanismo… ha dejado en manos de la
Universidad… la solución técnica del problema de los campamentos 26 de
Julio, Ranquil, Elmo Catalán y Magaly Honorato… IVUPLAN ha tomado una
responsabilidad que, sin serle institucionalmente
problema
habitacional de los sin casa agrupados en la JPR, así los dirigentes
del MIR reafirmaron su legitimidad y los pobladores confirmaron sus
nuevas formas de enfrentar sus antiguos problemas.
Negociación tripartita, acuerdos y soluciones: reafirmación de la experiencia
“Después
de algunas reuniones entre altas autoridades del Ministerio de la
Vivienda y Urbanismo y de las Universidades (Católica y de Chile) y
dirigentes de los campamentos… se llegó, el 21 de agosto, a un acuerdo
tripartito que consistió básicamente en:
a) Las respectivas Universidades afectadas se encargarían de dar solución técnica al problema,
b) El Ministerio materializaría las proposiciones técnicas que reciban de las Universidades,
c)
Los pobladores aceptarían ser encuestados por las Universidades y se
abstendrían de acciones violentas mientras comprobaran que el problema
avanzaba hacia una solución concreta. Al mismo tiempo, cooperarían en
todo lo posible y necesario a la materialización de los proyectos
aprobado.”162
Dicho
acuerdo fue ratificado en una segunda reunión, el 28 de agosto de 1970,
en la que participaron, entre otros, los señores Ángel Hernández,
vicepresidente ejecutivo de la CORVI, Eduardo San Martín, vicepresidente
ejecutivo de la Corporación de Servicios Habitacionales, Jaime Silva,
vicepresidente ejecutivo de la CORMU, Antonio Labadía, director general
de
obligatoria,
la siente suya moralmente, no sólo respecto al bienestar de los
pobladores de los campamentos, sino muy especialmente con respecto a la
formación cívica y profesional de los estudiantes de la Facultad dentro
de un verdadero compromiso social”. En: las paginas 3 y 4 de la revista
recién citada.
162
René Urbina, “Proposiciones de acuerdo de colaboración entre la
Corporación de la Vivienda y el Instituto de Vivienda, Urbanismo y
Planeación de la Universidad de Chile”, (IVUPLAN de la Universidad
Chile, 1970).
Planificación
y Presupuestos163, Cesar Díaz, Sub secretario de Vivienda y Urbanismo,
Fernando Kusnetzoff, Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo
de la U. de Chile y los representante de la Universidad Católica y de la
JPR. En ésta se avanzó en elegir y “decidir terrenos” para los
traslados y en “asignar responsabilidades” a la Universidades.
Así
la U. de Chile, a través del Instituto de Vivienda, Urbanismo y
Planeación (IVUPLAN), que estuvo bajo la dirección del Profesor René
Urbina, quedó a cargo de la solución técnica de los campamentos 26 de
Julio, Ranquil, Magaly Honorato y Elmo Catalán. De esta forma, entre el
28 de agosto y el 28 de octubre, el equipo de IVUPLAN, que estuvo
integrado por dicho profesor, “Hans Fox, M. Isabel Gherardelli, E.
Israel, V. Plubins y Hugo Saa, realizó una serie de reuniones,164 entre
las que destacaron, la efectuada “con el ingeniero Víctor Bogado, a
cargo del proyecto de urbanización de la población “Nueva Habana”, y
con los pobladores de los distintos campamentos, esta ultima con el
objetivo de “discutir y definir prioridades y soluciones respecto a la
totalidad del problema,” que los aquejaba.
Además,
dicho instituto realizó un estudio a los pobladores de los campamentos
26 de Julio, (en donde “se encuestaron 924 familias, el día 20 de
agosto”, en dicha tarea participó “personal del IVUPLAN, pobladores y
alumnos de la Escuela de Arquitectura”), y al campamento Magaly
Honorato, (donde “se encuestaron 325 familias el día 15 de septiembre”,
esta fue “dirigida por IVUPLAN y realizada por los propios pobladores”).
También
se realizaron “reuniones de los terrenos” entre el equipo del instituto
y los pobladores, los días 10 y 30 de agosto, “tendientes a definir
preferencias respecto a zonas de posible ubicación de los terrenos
definitivos” se discutió
163 ARNAD, CORVI, Volumen 535, Oficio 6046, 26 de agosto de 1970.
164
Con los arquitectos Hernán Rivera y Luís del Pozo, pertenecientes al
Sub-Departamento Áreas Sur de la CORVI; con el Ingeniero Ricardo Torres
del Ministerio de Obras Públicas, a cargo de la realización de la Av. de
Circunvalación Américo Vespucio; con el Departamento de Obras
Sanitarias de la Escuela de Ingeniería de la
Universidad
de Chile; con el ingeniero Claudio Friedman, a cargo del proyecto de
urbanización de la población “26 de Julio”… con el ingeniero Sergio
Goquerelle del Sub-Departamento Área Norte de la CORVI.
“teniendo en cuenta la relación vivienda-trabajo-infraestructura existente” las siguientes propuestas:
“1.
Terreno en la Comuna de Maipú ubicado al poniente de la calle
Errazuriz”. El cual fue rechazado porque estaba dentro del “Parque
Municipal”, según el Plano Regulador.
“2.
Terreno ubicado adyacente a la población San José de Chuchunco en la
comuna de Maipú”. Que también fue desechado por pertenecer al “área de
reserva de la CORVI y estar rodeado de canales.
3.
Terreno ubicado al oriente de la Av. José Pedro Alessandri (ex Macul)
entre las calles Departamental y Walker Martínez (terreno Chacon
Zamora)”. El que fue rápidamente descartado porque en él se ubicaría el
campamento Unidad Popular.
“4.
Terreno ubicado al sur de la población José Maria Caro (Fundo Lo
Sierra) en la comuna de la Cisterna”. Este fue aceptado por los
pobladores del 26 de Julio, el MINVU e IVUPLAN, igual situación ocurrió
con la última propuesta:
“5.
Terreno ubicado al sur de Av. Departamental y al Poniente de Av.
Tobalaba (Fundo Los Castaños)”. En el cual se decidió instalar al futuro
Campamento Nueva La Habana, que estaría compuesto por los restantes
campamentos, es decir, Magaly Honorato, Elmo Catalán y Ranquil.
La
ubicación especifica de los terrenos del Fundo Los Castaños,
correspondiente al campamento Nueva La Habana, es la siguiente: “al
norte colina con Av. Departamental, al sur con la calle Quebrada de
Macul (actualmente, calle volcán Osorno, que va paralela al Zanjón de La
Aguada), al oriente con Av. Tobalaba y al Poniente con la población
“Los Castaños”.
La
superficie total del Fundo era de 86 hectáreas, de las cuales se
ocuparían 56 hectáreas para la población Nueva Habana” en este sector se
construirían casas para 1.700 familias.
Fundo Los Castaños, comuna de La Florida, Santiago, 1970.
Posteriormente,
entre el 10 y el 30 de septiembre, se realizaron estudios a los
terrenos aceptados, los que incluyeron visitas a terreno y topografía,
el “levantamiento topográfico del fundo Los Castaños fue encargado al
topógrafo Ricardo Santander por IVUPLAN” el que fue “entregado el 18 de
octubre de 1970”.
Paralelamente
se elaboraron los “ante proyectos” de las poblaciones 26 de Julio y
Nueva La Habana, cuyos principios básicos fueron tratar “de ser una
respuesta física (al) proceso de participación del poblador y su
incorporación social, técnica y económica al desarrollo urbano”, éstos
fueron “considerados y
aprobados” por la Junta Directiva de CORVI en la sesión del “28 de octubre de 1970”.
“Por
carta ingresada” al “sub-Departamento de terrenos… de la CORVI, con
fecha 2 de octubre de 1970, los propietarios” del fundo Los Castaños
“ofrecieron estos terrenos a un precio de E° (escudos) 7,50 el m2.,
pagaderos al contado e hicieron presente además, que existían casas
patronales, de inquilinos y otras mejoras, cuyo valor deberían agregarse
al terreno. Verbalmente y con posterioridad… pidieron indemnización por
una siembra de (trigo) que” cubría “parte del terreno. Inicialmente la
petición de los oferentes fue considerada alta por” dicho
“Sub-departamento, y se nombró una Comisión Tasadora formada por los
Sres. José Torres, René Parker y Jorge Navarro, quienes tasaron el
predio en E° 3.906.550165, incluida las mejoras. (Finalmente) por carta
de fecha 29 de octubre de 1970, los representantes de la Comunidad
Domínguez y otros166, dueños del Fundo Los Castaños aceptaron este
valor,”167 y vendieron al Estado dicha propiedad.
Desde
la perspectiva de los pobladores, este acuerdo condujo a la solución
habitacional de 6 campamentos, sin embargo, los pobladores de todos
éstos “se pusieron de acuerdo con la JPR para no moverse de sus
respectivos sitios hasta que no estuvieran resueltos los problemas de
todos”. Así sólo cuando dicha situación se resolvió, los pobladores de
los campamentos “Rigoberto Zamora” y “La Unión”, fueron trasladados a
“un terreno que estaba en Gran Avenida al llegar a San Bernardo”
específicamente en la “chacra Santa Marta”, allí se unieron y pasaron a
llamarse campamento “Fidel Castro”. El tercer campamento, “26 de
Julio”168 fue trasladado a sus terrenos definitivos en “Lo Sierra”,
comuna de Cerrillos y los Campamentos “Ranquil”, “Magaly Honorato” y
“Elmo Catalán” se fueron, con la ayuda de IVUPLAN, el 1 de noviembre de
165
834.700 m2 de terreno a E° 4, 50, o sea, la suma de E° 3.756.150 (E°
3,0 menos del solicitado) a los que se agregó el valor de las
construcciones estimadas en la suma de E° 150.400.
166
Enrique Echeverria Heitman y su mujer doña Carmen Domínguez Errazuriz,
Andrés Domínguez Errazuriz, Guillermo Domínguez Errazuriz, José Patricio
Domínguez Errazuriz, Raúl Rencoret De La Fuente y su mujer doña
Magdalena Domínguez Errazuriz, Gustavo, Miguel y Matías Domínguez
Errazuriz y la comunidad religiosa de Carmelitas Descalzas de Cristo Rey
y Maria Mediadora.
167 ARNAD, CORVI, Antecedente de acuerdo 6795, 2 de noviembre de 1970.
168 ARNAD, CORVI, Antecedente de acuerdo 7310, 24 de febrero de 1970.
1970, a los terrenos del Fundo Los Castaños, en la comuna de La Florida, donde adquirieron el nombre de Nueva La Habana.”169
De
izquierda a derecha: Dos estudiantes de la Escuela de Arquitectura de
la Universidad de Chile, Waldo Leiva, dirigentes del campamento Nueva La
Habana y René Urbina, director de IVUPLAN. Ex Fundo Los Castaños,
Santiago, 1970.
Los
aportes técnicos y el apoyo “político” del IVUPLAN de la Universidad de
Chile fueron muy importantes en el proceso de formación, y
posteriormente de consolidación, de la experiencia de los pobladores.
Este instituto valoró el trabajo realizado junto a los pobladores y el
Estado, afirmando que “ésta importante experiencia… ofrece perspectivas
de imprevisibles alcances” puesto que “se (estaba) produciendo en esta
experiencia, una búsqueda de nuevos caminos para la instalación de
grandes conjuntos humanos, cuya exploración ha de merecer seguramente,
el mayor interés de parte de CORVI”, debido a que
169
Departamento de Estudios y Planificación Urbano Regional (DEPUR),
Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. Organización
y lucha poblacional en el proceso de cambios, la experiencia del
campamento “Nueva Habana. Mimeo, Santiago, Agosto de 1972, pp. 50 y 51.
“no
se trata aquí de una nueva búsqueda de trazados o de formas espaciales,
sino de todo un proceso de gestación de la localización habitacional”
aún más si se considera que, a pesar de que “se han hecho declaraciones
sobre el rol decisivo que los pobladores deben desempeñar en la política
y en la acción habitacional”, es ésta una experiencia inédita y puede
servir de modelo a nivel nacional.170
Así
luego del proceso de negociaciones, acuerdos e implementaciones la
experiencia de estos pobladores tomó definitivamente forma en un nuevo
campamento llamado Nueva La Habana.
Del triunfo electoral al ascenso de Allende
Mientras
tanto a nivel nacional el escenario político cambiaba de forma
importante para las experiencias de politización popular. En términos
concretos los resultados de las elecciones presidenciales, del 4 de
septiembre de 1970, fueron los siguientes: Allende candidato de la
Unidad Popular obtuvo 1.075.616 votos, que son igual al 36,3%,
Alessandri abanderado de la Derecha consiguió
1.036.278
votos que equivalen al 34,9% y Tomic representante de la DC alcanzó
824.849 que son idénticos al 27,8% del total de los votos validamente
emitidos.171 Las abstenciones alcanzaron el 16,5%.
Así
se confirmó el modelo de tres tercios que imperaba en el sistema
político chileno, con la novedad de que el candidato de la izquierda,
cuyo programa incluía profundas transformaciones a la sociedad, se
impuso, por un leve margen al centro y la derecha. Por primera vez en la
historia, la izquierda marxista alcanzaba el gobierno a través de
elecciones democráticas. Sin embargo, debía ser ratificado por el
Congreso pleno, así que, desde las elecciones del 4 de septiembre hasta
el ascenso al gobierno de Salvador Allende, el 4 de noviembre, el país,
vivió una situación política especial.
170 René Urbina, Op. Cit.
171 El Mercurio, 5 de septiembre de 1970, p. 1
Desde
una visión general de las luchas político-partidistas, dicha coyuntura
política, estuvo marcada por sólo “una problemática, la elección (de
Allende) por el Congreso Pleno. Esta (marcó) los temas, los estilos y
métodos de la acción política”, como bien lo ha establecido Tomás
Moulian. 172
La
derecha buscó impedir el ascenso de la izquierda al poder ejecutivo,
para ello ofreció una alianza táctica a la DC, pero esta prefirió
aceptar los resultados electorales y negociar con la Unidad Popular,
acuerdo que se materializó, entre otras cosas, con el conocido
compromiso de garantías constitucionales, que tuvo que firmar Allende.
Por su parte la Unidad Popular desarrolló una táctica de movilización de
masas para defender su triunfo electoral.
La
táctica derechista fracasó y los acuerdos sobre las garantías
constitucionales avanzaron entre el centro y la izquierda política,
institucionalizándose, de esta forma, dichos acuerdos.
No
obstante aquello, un último intento por frenar dicho proceso
democrático, se perpetró sólo dos días antes de que se reuniera el
Congreso pleno a debatir dicha materia; un grupo de extrema derecha
asesinó el general René Schneider, jefe del ejército de Chile. Sin
embargo, dicho intento por quebrar la democracia, no prosperó,
básicamente, porque fue más fuerte la legitimidad que habían adquirido,
tanto, la “democracia” como la idea de que “la sociedad chilena requería
cambios profundos”. De esta manera, se impuso el supuesto de que “la
democracia permitía el cambo social, al mismo tiempo que éste reforzaba a
la democracia” en el país.
Si
bien la Unidad Popular, en ciertos sentidos, puede ser considerada
continuadora y profundizadora de las reformas que había iniciado el
gobierno DC, el triunfo electoral y asunción al gobierno, abrió una
nueva situación política en el país, la revolución institucional comenzó
a implementarse, desde noviembre de 1970, de tal forma que los procesos
de organización y politización popular que se venían desarrollando en
la base social se pudieron consolidaron
172
Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulian, La Unidad Popular y el
conflicto político en Chile, (Ediciones ChileAmérica CESOC y LOM, julio
de 1993), pp. 45 a 55.
con el apoyo del nuevo gobierno. Este fue el caso de la experiencia del Nueva La Habana.
Elecciones y pobladores: de la presión a la adhesión
Según
un estudio sociológico “pareciera que las bases sociales (del triunfo
electoral en 1970) de Salvador Allende” fueron los “sectores populares
ortodoxos”, es decir aquellos organizados en torno a las centrales
sindicales y “nucleados en los partidos marxistas” tradicionales,
principalmente el PC y el PS. “Pero las cosas perecen cambiar” con la UP
en el gobierno, puesto que “en la primera elección que se hace después
de la victoria de Allende”, en 1971, su base de sustento electoral
aumentó al “recoger un apoyo (coyuntural) de sectores (populares)
heterodoxos”, entre los cuales se encontrarían los pobladores sin casa,
promovido por “una serie de medidas inmediatas de beneficio popular
directo que incrementaron los beneficios de las políticas publicas y
que” promovieron, tanto, “una fuerte redistribución del ingreso y el
aumento de oportunidades laborales”, como, un fuerte aumento en la
construcción de viviendas destinadas a los pobladores sin casa, que
alcanzó cifras históricas. Dicho directamente “el sector popular
heterodoxo se (volcó) al apoyo de la UP atraídos por su política
populista y (privilegió)” al Partidos Socialista, puesto que éste “se
(mostró) más partidario de intensificar la movilización social y
profundizar esa política aún contra la opinión de los sectores ortodoxos
identificados con el Partido Comunista”.173 Es decir la Unidad Popular
ganó las elecciones de 1970 con el apoyo de los trabajadores organizados
en torno a la izquierda institucional, pero luego amplió su base de
apoyo hacia el conjunto de los sectores populares aumentando su votación
e integrando, a través de medidas inmediatas, entre otros, a los
pobladores sin
173
Rodrigo Baño (editor), La Unidad Popular treinta años después,
(Ediciones Universidad de Chile, 2003), pp. 306 a 312. Las páginas del
articulo completo son 291 a 318,
casa
a la vía chilena al socialismo. Esta idea es confirmada por un estudio
del CIDU sobre los pobladores del Nueva La Habana que concluyó que la
primera etapa de dicha experiencia fue de “oposición o lucha” ante el
Estado, en momentos en que el poder ejecutivo estuvo controlado por la
DC y que en cambio, una vez que la Unidad Popular se instaló en el
gobierno dicha experiencia tendió a complementarse con el ejecutivo sin
abandonar su importante capacidad de presión sobre éste.174
De
este planteamiento reconocemos dos cuestiones centrales, primero la
existencia de una base de apoyo diversa al gobierno de la Unidad
Popular, en donde los intereses y las políticas que habrían sostenido,
pudieron no coincidir siempre, o sea, el pueblo que sostuvo al gobierno
de Salvador Allende pudo entrar en contradicciones, ya que los sectores
llamados heterodoxos o excluidos, como los sin casa o los sin tierra,
pudieron haber tendido a presionar por profundizar las reformas en
curso, a diferencia de los ortodoxos o incluidos, como los trabajadores
sindicalizados de la gran minería, quienes habrían favorecido la
consolidación del proceso antes que su radicalización. Lo que permitiría
comprender mejor la imposibilidad que tuvo el gobierno de avanzar
políticamente en uno u otro sentido.
En
segundo lugar, el hecho de que los pobladores sin casa, quienes habrían
adherido a todos los sectores políticos antes del triunfo electoral de
la UP en 1970, cambiaran su actitud política, de presión al Estado y
acción directa en busca de sus reivindicaciones por adhesión política al
nuevo gobierno. El que, más allá de los distintos tipos de organización
y politización experimentados por los pobladores, habría canalizado
electoralmente a un importante sector de pobladores durante esta
coyuntura política.
De
este modo, si bien pudo existir una diferencia entre los tipos de
politización y organización popular que desarrollaron el MIR y el PC,
por ejemplo, toda esta base social organizada por la izquierda
adhirió electoral y socialmente al
174 Luís Alvarado, Rosemond Cheetham, y Gastón Rojas, “Movilización social entrono al problema de la vivienda”,
EURE, (abril de 1973, CIDU), Volumen III, Nº 7, pp. 37-70
gobierno
de la UP. Así las experiencias sociales dirigidas por el MIR lograron
proyectarse también gracias al triunfo electoral de la izquierda
institucional.
Así
los mal llamados “marginales” habrían cambiado su actitud
socio-política frente al Estado en tanto observaron que la izquierda en
el poder ejecutivo les abría una oportunidad real para alcanzar sus
reivindicaciones históricas.
Congreso Nacional de Pobladores: la experiencia busca ser nacional
En
este nuevo escenario político el MIR quiso acelerar el proceso de
transformaciones estructurales que estaba viviendo el país, para ello
buscó potenciar y expandir a nivel nacional las experiencias acumuladas
durante 1970, así a través de la JPR organizó el Congreso Nacional de
Pobladores, en donde los sin casa y sus dirigentes pudieron “estudiar
detenidamente las tareas que los trabajadores revolucionarios” debían
“cumplir” en dicho importante momento histórico.
Buscando
dar mayor importancia al evento y confirmando su apoyo al electo
gobierno de la Unidad Popular, los dirigentes de la JPR invitaron a la
actividad a Salvador Allende, a través de una carta que entre otras
cuestiones decía:
“Compañero Presidente Electo… la JPR ha organizado para los días 10,
11
y 12 de octubre su Primer Congreso Nacional de los Sin Casa.
Convencidos de que la toma del poder por los trabajadores se logrará
sólo a través de la organización y movilización de las masas… invitamos a
Ud., en calidad de Presidente Electo, a participar de la sesión
inaugural de este importante evento… en la iglesia de los Padres
Franciscanos (paradero 25 de Santa Rosa), donde se llevará a efecto el
Congreso”.175
175 El Clarín, 7 de octubre de 1970, p. 10
Sin
embrago, el electo presidente de la republica Salvador Allende no
habría asistido a “la sesión inaugural, desarrollada… (desde) las 11
horas”. Los que si asistieron fueron algunos de los representantes de
los campamentos de Santiago, “delegaciones de diversas ciudades del
país, las Federaciones de Estudiantes, de Concepción, Temuco, Valdivia,
la Federación de Estudiantes Secundarios de Concepción… y una delegación
de mapuches de Cautín”176, en total unos “seiscientos delegados”, que
dieron vida a los debates y deliberaciones.
Dichos
asistentes “se repartieron en tres comisiones. La primera… analizó “la
crisis del sistema habitacional”… la segunda comisión se encargó de
estudiar “la implicancia que tiene la economía chilena en los problemas
de la clase trabajadora”… la tercera comisión, (que) fue la que
despertó mayor interés… trató “la política a seguir en el Gobierno de la
Unidad Popular”. En donde se planteó fortalecer los comités de la UP,
sobre la base de la integración de todas las organizaciones obreras,
para darle poder efectivo. También se analizó la importancia del
programa del futuro gobierno”.177
El
Congreso “finalizó con la elección de la directiva nacional de los
pobladores pertenecientes a la Jefatura Provincial Revolucionaria de los
sin casa,” la cual “quedó integrada por Víctor Toro, presidente;
Clotario Blest, vicepresidente; junto a Joaquín Farias y Ernesto
Garrido, éste ultimo del campamento Ranquil, la Vicepresidencia quedó
compuesta, además, por Luís Peña, de la Central Única de Trabajadores de
Molina; Luís Concha, de San Rafael; Ramón Salvo, del Movimiento
iglesia Joven; Ignacio Llanculef, por el Movimiento Campesino de Cautín,
y Humberto Bravo, por la Jefatura Provincial de Santiago”.
Llama
la atención que casi el 50% de los dirigentes no fueron del sector
poblacional, sin embargo, producto de las formas de lucha política de la
época no debe extrañar esta composición, puesto que los movimientos
sociales en aquellos años fueron frentes intermedios entre los partidos y
las masas, correas de transmisión de las políticas elaboradas por los
partidos hacia las bases
176 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 9
177 El Clarín, 12 de octubre de 1970, p. 8
sociales.
Esta situación no restó legitimidad a la JPR puesto que, prácticamente,
todos los movimientos populares fueron construidos bajo esta lógica y
dichas legitimidades dependían más bien de la cantidad de base social
que los sostenía.
Por
esto es oportuno recordar a los participantes de dicho Congreso, entre
estos se encontraron las Juntas de Vecinos de las poblaciones “San
Gregorio” y “Villa Paraguay”, representantes de la población “La Faena”,
de “Comités de los sin casa de Ñuñoa”, también asistieron pobladores
de “Santa Elena, San Ramón, El Esfuerzo, José Maria Caro”, de los
campamentos “Ranquil, 26 de Julio, 26 de Enero, Magaly Honorato, Elmo
Catalán, Rigoberto Zamora y La Unión”, todos de Santiago, “de Chillan
concurrieron delegaciones de los campamentos Che Guevara e Inti Peredo.
Por Concepción, los campamentos Lenin y Cuba; población Playa Negra de
Coronel; Comité de los sin casa El Peón, 23 de Noviembre y O´Higgins”,
además de los comités de sin casas “Los Robles, Caupolican, Gabriela
Mistral” y “delegaciones campesinas de Talca, Rancagua, Buin, Temuco,
Melipilla y Molina”.178
Esta
experiencia de organización y politización popular fue menor en número
en comparación con la dirigida por el Partido Comunista y la izquierda
institucional, cuyo máximo dirigente, Juan Araya, estableció que los
pobladores sin casa organizados en el “Comando de Pobladores de la CUT”
agrupaba en Santiago a unas “16.600 familias en 28 campamentos y otros
60 campamentos en provincias con un total de 75 mil familias”179 sin
embargo, como se ha establecido aquí, la importancia de las experiencias
dirigidas por el MIR, estuvo en el tipo de organización y politización
que favoreció entre los pobladores, caracterizada por una fuerte presión
al Estado, bajo un discurso revolucionario (rupturista) que les
permitió rápidamente negociar y alcanzar acuerdos con la autoridad, y
una transformación lenta, conflictiva pero sostenida en los modos de
vida de los pobladores.
178 El Clarín, 14 de octubre de 1970, p. 14
179 El Clarín, 13 de octubre de 1970, p. 7
Incidentes en la Universidad de Chile
Como
se ha afirmado la experiencia estuvo llena de conflictos y problemas,
no sólo en el ámbito de la vida interna en los campamentos sino también
fuera de ellos, por ejemplo, el 10 de octubre, se produjeron graves
incidentes en la Casa Central de la Universidad de Chile, en donde
estuvieron involucrados los pobladores de la JPR, entre ellos los que
posteriormente formarían el campamento Nueva La Habana, estos hechos
alcanzaron repercusiones a nivel nacional, puesto que ocurrieron
“justamente cuando las negociaciones políticas en torno al problema de
las garantías (constitucionales, que permitirían que Salvador Allende
fuera reconocido como presidente de la republica, por el congreso),
llegaban a un punto de tensión y de eventual impasse”.180 Concretamente,
el problema se suscitó cuando, “al finalizar un homenaje al tercer
aniversario de la muerte del Che Guevara, en el salón de honor” de la
Universidad de Chile, los pobladores intentaron hacer “un desfile” por
la Alameda, el que fue impedido por el “Grupo Móvil” de carabineros,
produciéndose, de esta forma, enfrentamientos entre éstos y dichos
pobladores, que, finalmente, se replegaron en dicha Universidad.
Carabineros detuvo a 17 pobladores, mientras la gran mayoría de éstos se
tomaron la Universidad demandando la libertad de sus compañeros. 181
Esta
“situación centró la atención política del país durante todo el
día”182, aún más cuando trascendió que los pobladores, habrían
“realizado actos considerados vejatorios en la estatua del General
Baquedano”183, se produjo la reacción de la derecha e incluso de los
altos mandos de las FF.AA.
“Por
su parte, ante la situación política (en el país) producida a raíz de
(dicha) toma” el MIR realizó la siguiente declaración pública, que entre
otras cosas, aclaraba que:
180 Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulian, Op. Cit., 50
181 El Clarín, 10 de octubre de 1970.
182 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 6
183 Manuel Antonio Carretón, Op. Cit., p. 50
“El
acto en homenaje al Che Guevara (en el hall central) en la Universidad
de Chile, fue autorizado (previamente) por la universidad y los
pobladores no se tomaron la casa central, sino que, como el rector, los
decanos y la prensa reconocen, buscaron refugió allí… ante la agresión
del Grupo Móvil.”
Además señalaba el anhelo de impulsar el programa (de la Unidad Popular) que
-según este partido- liberaría a Chile “del yugo del atraso, subdesarrollo y miseria”.184
Como
se ha hecho mención “las FF.AA. reaccionaron públicamente en un
documento emitido por los comandantes en jefe, donde se rechazaban los
presuntos actos vejatorios”185 a dicha estatua. La derecha aprovechó
este incidente para entorpecer el acceso de Allende al gobierno, sin
embargo, el hecho no trascendió.
Luego
de una negociación entre “representantes del Consejo Superior de la
Universidad, el Ministro en Visita, Marco Aburto” y pobladores de la
JPR, la mayoría de los detenidos fueron puestos en libertad186, el
proceso de negociaciones por las garantías constitucionales continuó de
forma exitosa y la derecha no pudo impedir el acceso de Salvador Allende
al gobierno.187
Este
incidente en el que fueron protagonistas los pobladores, es
esclarecedor del convulsionado ambiente político en que se
desarrollaron sus experiencias las que como se ha mostrado estuvieron
muy ligadas a las luchas políticas en el país.
184 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 6.
185 Manuel Antonio Carretón, Ibidem ., p. 50
186 El Clarín, 11 de octubre de 1970, p. 6.
187 Incluso luego de que un grupo de extrema derecha asesinará al comandante en Jefe del Ejército, general René
Schneider,
cuyo ataúd fue cargado por Eduardo Frei y Salvador Allende,
simbolizando la voluntad de del centro y la izquierda política por
mantener la lucha política dentro de los márgenes institucionales. La
imagen aparece en la película “Voto más fusil” de H. Soto, 1970, NTSC,
Chile.
Ascenso de Salvador Allende y el nuevo escenario
El
proceso de organización y politización popular generado por la JPR fue
reafirmado y consolidado por el triunfo electoral de la Unidad Popular,
sobre todo en sus elementos más “moderados”, pero puso en cuestión sus
énfasis más “rupturistas”, en tanto los hechos históricos parecieron dar
la razón a la estrategia institucional de transformación social. Como
se ha afirmado, es posible pensar que el triunfo electoral de la
izquierda institucional y las medidas que éste tomó a favor de los
sectores populares generó una situación política desfavorable para el
desarrollo de formas de lucha armada en el país, lo que desperfiló las
intenciones del MIR respecto del futuro y proyecciones de las
experiencias que dirigió.
Aún
más el gobierno de Allende amnistió al MIR el 12 de noviembre de 1970
lo que indudablemente estimuló su desarrollo en el ámbito
político-social más que político-militar.
Se
ha afirmado que el pueblo vivió estos años como una “fiesta” y las
clases dominantes como una “pesadilla”, de ser cierta esta afirmación
pocas posibilidades debió tener la lucha armada como método para
alcanzar el poder entre los felices sectores populares, en tanto estos
métodos de lucha tenderían a tener mayor legitimidad en condiciones de
imposibilidad institucional de alcanzar las reivindicaciones sociales y
políticas.
De
este modo las experiencias de politización popular dirigidas por el
MIR, entre las cuales destacó la del campamento Nueva La Habana,
debieron tender hacia la consolidación dentro de las lógicas y márgenes
institucionales, bajo una subjetividad rupturista pero sostenida en
organizaciones comunitarias, esto ayudaría a explicar, por ejemplo, la
forma social y no militar que tomaron las milicias populares en los
campamentos dirigidos por el MIR. Fue así que las formas de vida de los
pobladores comenzaron a transformarse de manera revolucionaria pero no
como mera base social de apoyo de la lucha armada o electoral en el país
sino como la formación de comunidades que desarrollaron
sus
propias dinámicas de acción social y política, que lejos de una
autonomía total en relación al Estado y los partidos se sirvieron de
estos para alcanzar su objetivos, en medio de complejas relaciones de
fuerzas, en las que intervinieron, en el caso especifico de la
experiencia del Nueva La Habana, pobladores, dirigentes, militantes,
profesionales y funcionarios.
En
una palabra el ascenso de Allende al gobierno permitió, quizás de forma
imprevista e inédita, a los sin casa en general y a los pobladores del
campamento Nueva La Habana en particular, consolidar sus nuevas
experiencias.
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