domingo, 11 de septiembre de 2016

Campamento Nueva La Habana 5:

Sin embargo este programa en favor de los sectores populares, planificado y centralizado desde el Estado, chocó con los intereses de las empresas privadas de construcción, un sistema productivo desordenado y orientado por la lógica mercantil.249 De este modo no logró sostenerse en el tiempo y las cifras cayeron abruptamente de las 83.000 a sólo 15.118 en diciembre de 1972.250 Esta tendencia descendente se mantuvo hasta septiembre de 1973.
“La respuesta de la Cámara Chilena de la Construcción (C.Ch.C.) fue la propuesta de lineamientos generales de un Plan Habitacional para el periodo 1971-1981, que (sin embargo) no tuvo acogida gubernamental”,251 puesto que, como hemos visto, el gobierno desarrolló su propio Plan Habitacional, orientado por el centralismo estatal y el beneficio popular.
Cuando las políticas gubernamentales afectaron los intereses de los grandes empresarios de la construcción la Cámara Chilena de la Construcción denunció los perjuicios que estaban sufriendo dichos

249 MINVU, CORVI, “Evaluación labor 1971”, marzo de 1972.
250 Ibidem., Anexo.
251 MINVU, Chile. Un siglo de políticas en vivienda y barrio”, Op. Cit., p. 142.
empresarios del sector, explicando que los principales problemas, respecto de sus trabajadores, eran la “perdida de la disciplina, trabajo lento, fuerte disminución de la productividad, afán desorbitado de remuneraciones, paros injustificados, ausentismo, toma de industrias y faenas”, y que “gran parte de los vicios descritos (habrían) tenido su origen o (eran) tolerados en las obras ejecutadas directamente por el Estado, (como fue la obra “Población Nueva La Habana”)… contagiándose la actitud de los trabajadores contratados por el Estado a aquellos que se desempeñan en la empresa constructora privada”. Así la C.Ch.C. concluyó que era “indispensable que el Gobierno y las entidades públicas (pertinentes) se (preocuparan) de fortalecer y dar estabilidad a las empresas privadas que actúan en este campo, evitando la destrucción de ellas como consecuencia de los factores antes enunciados”.252
Pero como el gobierno mantuvo su orientación estatal y popular los empresarios de la construcción pasaron directamente al sabotaje de diversas maneras, por ejemplo fue común que existieran “licitaciones en donde se presentaban escaso número de empresas con ofertas con un costo muy superior a los determinados en el presupuesto oficial lo que obligaba a rechazarlas para recomenzar posteriormente”253 generando con ello el atraso y la imposibilidad de implementar los planes gubernamentales.

Sin embargo es necesario aclarar que la lucha política y gremial de la época, como se ha establecido, tuvo una expresión distinta -de matices pero importante- en los ámbitos discursivos y prácticos. Así, en términos “prácticos”, el gobierno de Allende, nunca puso en riesgo la existencia de las empresas privadas de la construcción, las obras que realizó el Departamento de Ejecución Directa de la CORVI siempre fueron una


252 Revista La Construcción, Nº 117, junio de 1972.
253 MINVU, Op. Cit., p. 144.
minoría en relación a las licitadas254 e incluso en momentos en que la acción opositora de la Cámara Chilena de la Construcción se desarrolló fuera de la ley, como fue durante el paro de octubre de 1972, el gobierno mantuvo y mejoró los contratos con dichas empresas privadas, puesto que predominó en el gobierno la política “gradualista” del Partido Comunista que buscó moderar la implementación de los cambios y con ello alcanzar acuerdos con la DC para así “consolidar lo avanzado”.
Respecto de esta problemática Manuel Castells, en su estudio sobre el movimiento de pobladores y la lucha de clases en Chile, concluyó que el problema de fondo para el gobierno de la Unidad Popular era definir ¿en qué sector social se apoyaría para gobernar?, si en un “frente único obrero”, que le permitiera profundizar las transformaciones a favor de los sectores populares, entre ellos los pobladores sin casa, o en la “burguesía nacional”, para lo cual habría tenido que moderar dichos cambios y estar dispuesta a perder la adhesión electoral de estos sectores populares, así el problema era si se apoyaba en la “clase media” y buscaba acuerdos con la DC o en los “sectores populares” y avanzaba en beneficio de ellos.255
Bajo este contexto de lucha, entre el estatismo popular del gobierno y el sabotaje de los empresarios de la construcción se desarrolló la experiencia de los pobladores del campamento que trabajaron en la obra, de ejecución directa, es decir, estatal, “Población Nueva La Habana”.

La experiencia

Desde noviembre de 1970 “el conjunto (de los pobladores) del campamento decidió tener participación activa tanto en la planificación de las viviendas, como en la construcción de las mismas”, puesto que la reivindicación

254 “En julio de 1971 de las 47.000 viviendas contratadas para ese año, correspondían 4.500 al Departamento de Ejecución Directa de CORVI, quedando 43.500 en menos de empresas constructoras privadas, es decir más del 90%”. En: DEPUR, Op. Cit., p. 103.
255 Manuel Castells, “Movimiento de pobladores y lucha de clases”, EURE, Santiago, Volumen III, Nº 7, abril de 1973, pp. 9 a 35.
habitacional fue central en el proceso de organización y politización que estos experimentaron. Concientes de la falta de trabajo entre los pobladores del campamento “presionaron para que la construcción de sus viviendas (permitiera), al mismo tiempo, solucionar su problema habitacional (como) el problema de la cesantía”,256 fue así que “se creó un Frente de Trabajadores, que sirvió como Comité de Cesantes y al mismo tiempo como Comité de Trabajo Voluntario. Pero según aclaró un dirigente: fundamentalmente (fue útil para) preparar (políticamente) a los compañeros que construían en el futuro las viviendas”.257
Como el proceso de politización revolucionaria de los pobladores ya había vivido un primer momento de formación, estos desde un comienzo no aceptaron que las viviendas fueran construidas por una empresa privada bajo criterios “económicos” y de mercado, “desde afuera sin ninguna discusión interna y adecuación… a sus necesidades de vida concreta”.258 Waldo Leiva, del Frente de Trabajadores y del Comité de Construcción, explicó el por qué de esta negativa:

“Cuando nosotros analizamos los problemas de la vivienda en Chile, establecimos de que el enemigo declarado de los pobladores con relación al problema de la vivienda era precisamente la Cámara Chilena de la Construcción. Lo (definimos) así porque considerábamos que gran parte de los presupuestos que el Estado determinaba para la construcción de viviendas pasaban a manos de las empresas privadas… Como consecuencia de ello nos planteamos ya desde los (anteriores) campamentos, de que en la construcción de nuestras viviendas no íbamos a aceptar que

256 Luis Alvarado et al, “Movilización social entorno al problema de la vivienda”, EURE, Santiago, Volumen III, Nº 7, abril de 1973, p. 60.
257 DEPUR, Op. Cit., p. 88.
258 Luis Alvarado et al, Op. Cit., p. 60.
se incorporara la Cámara Chilena de la Construcción, o una empresa constructora privada”.259

Pero los cuestionamientos no se limitaron al sector privado, Alejandro Villalobos manifestó que los dirigentes del campamento habían sido muy críticos del procedimiento tradicional de la CORVI en relación a la construcción de viviendas, puesto que este consistía, según el dirigente, básicamente en que dicha corporación le mostraba “la maqueta (de las viviendas) a los pobladores y estos se (entusiasmaban y aceptaban). Y ahí se (terminaba) el trabajo de la CORVI. No (había) ningún trabajo social; no (había) ningún trabajo de concientización, de educación política, de participación de los pobladores”260 en el proceso.
En cambio -continúa el dirigente- en Nueva La Habana:


“al contrario (de lo que ocurre en otras partes)… cuando nos trajeron la maqueta inmediatamente empezamos a cuestionar la vivienda que nos ofrecía CORVI… (para finalmente) no aceptarla. Ahí entonces (empezaron) los pobladores a jugar una (rol) importante en el proceso de la urbanización misma.
No fue un trabajo fácil. Compañeros de la Universidad de Chile además de pobladores y dirigentes empezamos a discutir el problema de la vivienda, y después de dos meses se pudo sacar ya la vivienda definitiva que era el sentir de los pobladores del “Nueva Habana.”261

Como se ha esclarecido, las críticas de los dirigentes apuntaron tanto al criterio “económico”, de ganancia, de las empresas privadas como el “social” definido desde el gobierno, de este modo el criterio utilizado


259 DEPUR, Op. Cit., p. 83.
260 Ibidem., p. 85.
261Ibidem, p. 86.
finalmente para la construcción de las viviendas definitivas en Nueva La Habana fue “según la necesidad habitacional” de cada familia de pobladores. Así lo que finalmente proyectaron fueron tres tipos de casas de distinto tamaño; se comenzaron a construir viviendas de 36 m2 para las familias “pequeñas”, de 46 m2 para familias “medianas” y de 64 m2 para las familias más numerosas del campamento.

Construcción de viviendas en Obra “Población Nueva La Habana”, Santiago,
1971.

Estas ideas fueron debatidas y proyectas por los dirigentes de los pobladores, que como se ha señalado eran militantes y simpatizantes del MIR y la izquierda revolucionaria, por los profesionales y estudiantes del Ivuplan que simpatizaron con, al menos, este proyecto del MIR y la CORVI que fue dirigida por militantes del Partido Comunista.
En este debate el MIR e Ivuplan a través de dichos dirigentes y profesionales buscaron hacer de esta experiencia un “piloto” que sirviera
como “modelo revolucionario” para las otras poblaciones que se debían construir. Así René Urbina, director de dicho instituto académico, aclaraba que entre los objetivos del Ivuplan estuvo “ensayar formas de participación efectiva de los pobladores en la materialización de sus conjuntos residenciales, no como obreros exclusivamente, sino como brigadas constructoras ligadas directamente a CORVI”262. Estos ayudaron, además, a que la vida en comunidad que se había desarrollado en el campamento se proyectará en la nueva población, es decir quisieron consolidar el nuevo modo de vida, a través de la generación de espacios comunes como restaurante y lavandería popular, plazas y equipamiento comunitario. Los pobladores, en general, estuvieron de acuerdo con esto, aunque pusieron límites a las propuestas más radicales que buscaron diluir ciertos espacios de la vida privada263.
Urbina, director del Ivuplan que posteriormente se llamó DEPUR,264 explicó la diferencia de este proceso con el vivido en la población “26 de Julio”, ayudando a entender el comportamiento social y político de los pobladores de Nueva La Habana, en relación al problema de sus viviendas:

“el Sub-Departamento (de CORVI) planteó: bueno, hay que hacer la población rápido. Hay un plan del Gobierno para construir 100 mil viviendas en el año 1971. Así las cosas, el Sub-Departamento de Campamentos nos dice: ¿Qué tipo de vivienda se va a construir en cada uno de estos campamentos?; ¿A qué empresa constructora se le va a entregar (su construcción)? Nosotros les expresamos que


262 René Urbina, Op. Cit., p. 6.
263 Desde una visión más “técnica” Maria Decizer afirmó que “la idea principal fue desarrollar una población en torno a un espacio central de área verde y equipamiento comunitario (formado por: Sala de uso múltiple, centro de abastecimiento y locales comerciales)” respecto de los pobladores explicó que “decidieron mantener la estructura que tenían en el campamento, vale decir, creando sectores formados por manzanas. Se dejó siempre en cada sector una zona central de área verde”. En: Maria Teresa Decizer, “Informe de Practica: población Nuevo Amanecer”, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, (Universidad de Chile, 1974).
264 Departamento de Estudios y Planificación Urbano-Regional (DEPUR) de la Facultad de Arquitectura y
urbanismo de la Universidad de Chile.
nuestra idea era que no se construyera por empresa constructora.
Aquí no sólo había un enfoque profesional sino que de tipo político: el Sub-Departamento de Campamentos estaba dirigido por elementos del Partido Comunista y ellos tenían una actitud crítica a estos campamentos que eran dirigidos por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Había una actitud negativa en cuanto a que nosotros amenazábamos un poco la forma de trabajo de la CORVI.
Se dijo entonces, discutámoslo con los pobladores. Entonces se llevó a discusión en la “26 de Julio” y allá se discutió ante la maqueta, con los pobladores. Y el resultado fue que se aceptó que fuera una empresa constructora la que construyera, porque ellos antes que nada querían tener la vivienda lo más pronto posible. En cambio en el “Nueva Habana” llevamos el mismo tema y allá se aprobó que no debería subsistir la empresa constructora en este plan de la vivienda popular y que eran los trabajadores, los pobladores mismos los que deberían construir sus propias viviendas. Por lo tanto, se exigía que se hiciera (la construcción) por Administración Directa. Desde luego con capitales de la CORVI, con asesoría de la Universidad y de los pobladores.
El Nueva Habana fue el que inició (esta modalidad de construcción) como idea.”265

Así se puede constatar que, en comparación a otras experiencias en que el MIR también tuvo influencia, en Nueva La Habana la experiencia de politización revolucionaria no tendió a decaer sino por el contrario a consolidarse durante 1971 y parte de 1972. También queda en evidencia que el rol que jugaron los pobladores respecto de aceptar o rechazar las propuestas políticas revolucionarias del gobierno y del MIR fue gravitante


265 Ibidem., pp. 86 y 87.
en el resultado final de los procesos sociales y políticos en los que participaron.


Entrada a la obra “población Nueva La Habana”, Santiago, 1971.


Fue así que “la experiencia misma de la construcción de las viviendas significó (la consolidación de la experiencia de politización revolucionaria), la incorporación a la obra de numerosos trabajadores del Nueva La Habana y, además, el inicio de una experiencia de “ejecución directa” por parte de
los pobladores que contribuyó al nacimiento del Departamento de Ejecución Directa de CORVI”266.
El gobierno dispuso “que las obras de la población Nueva La Habana (1.768 viviendas267) fueran ejecutadas por el Departamento de Ejecución mediante el sistema de Administración Directa y en coordinación con el Sub-Depto. de Campamentos para cuyo efecto (creó) la oficina respectiva, aprobó el presupuso que alcanzó la cantidad de 60.902.168 de escudos y fijó un plazo de 24 meses para la ejecución de las obras”268.
Entre noviembre de 1970 y junio de 1971 los pobladores del campamento lucharon para que la futura población “Nueva La Habana” expresara materialmente su nuevo modo de vida, consiguiendo que fuera construida directamente por el Estado disminuyendo con esto los costos, al no existir una empresa privada que generara ganancia, permitieron así que se pudieran construir tres tipos distintos de casas, alterando, así, el criterio de construcción y asignación de viviendas. También lograron que de los 500 trabajadores que laboraron en la obra 300 fueran pobladores cesantes del campamento, tener una importante participación en todo el proceso de la construcción, el que les permitió resguardar la calidad de la obra, cuestión que fue muy importante si se considera que los pobladores fueron “pobres entre los pobres” de Santiago y desarrollar una organización de los trabajadores en donde:

“(se creó) una disciplina que no (estuvo) basada en ningún reglamento, sino… en la conciencia de los trabajadores. (Establecieron), por ejemplo, de que (en la obra) solamente (existía) una clase: LOS TRABAJADORES, abandonando aquello de que hay trabajadores profesionales, técnicos y

266 Luis Alvarado et al, Op. Cit., p. 61. El Departamento de Ejecución Directa de CORVI llegó a tener, en 1972, 32 obras a su cargo con unos 7.000 trabajadores contratados.
267 MINVU, “Balance de la construcción habitacional en Chile durante 1971/1972 (30-11-72)”, anexo 1, p. 2.
268 ARNAD, CORVI, Antecedente y acta de acuerdo 8058, 9 de junio de 1971.
jornaleros. Afortunadamente los compañeros que han venido desde afuera lo han aceptado por considerarlo positivo. (Crearon) nuevos métodos de trabajo: Brigadas de trabajadores, en vez de la tradicional cuadrilla con capataces. (Suprimieron) los capataces porque (pensaron) que no se justifican en un sistema de trabajo socializado como el (de ellos).”269

Producto de que los criterios de acción habían sido cambiados, a los pobladores-cesantes, “en ningún momento, para contratarlos, se les condicionó a recomendaciones de patrones o certificados de buena conducta, sino que para (la obra Nueva La Habana) el mejor certificado (fue la) participación que habían tenido (dichos pobladores) en el campamento”, así también ocurrió con los pobladores “que vivían del sub-empleo, pequeño comerciantes, lustrabotas y canasteros”270 quienes, en parte, también se incorporaron sin mayores restricciones a las labores de la construcción.
Sin embargo en este proceso de transformaciones en los modos de vida y trabajo de los pobladores del campamento se fueron generando contradicciones, por ejemplo, cuando se quisieron reducir costos en la obra a través de trabajos voluntarios los fines de semana, se dieron cuenta que con ello estaban privando a los otros pobladores cesantes del campamento la posibilidad de integrarse a los trabajos remunerados. Por lo que se suprimieron dichos trabajos voluntarios.
Respecto de la organización de los trabajadores de la obra estas tendieron hacia la horizontalidad y el resguardo de los intereses de los pobladores, se crearon comités especialmente para aquello, lo que les permitió, como se ha establecido, “negociar el tipo de casas, los materiales, la apropiación de plusvalía por parte de los pobladores, con un sentido social, la


269 DEPUR, Op. Cit., p. 90
270 Op. Cit., p. 89
incorporación de los cesantes y el control total de la obra de construcción”271. Además el Frete de Trabajadores rindió “cuentas periódicamente a la Asamblea General del campamento con respecto al avance de la construcción y los problemas que (surgieron) con el aparato productivo de insumos”.272
Sobre la conducción política de dichos pobladores-trabajadores es posible constatar una elección de dirigentes a mediados de 1972, así, un periódico informó que:

“Una nueva directiva eligió el Comité de Obra de Nueva La Habana. El FTR273 (del MIR) obtuvo la primera mayoría, con
290 votos, eligiendo a dos de sus miembros. La directiva (quedó) integrada además por un PC, un PS y un independiente. Según las cifras entregadas, (por otra parte), el FTR obtuvo 67 votos en las elecciones a la CUT en ese organismo, habiendo cabido al PS la primera mayoría”274

Como ocurrió dentro del campamento, en la obra la conducción política estuvo bajo la responsabilidad de la izquierda, principalmente del MIR, también fueron alterados los modos de vida y trabajo, y como en todo el proceso existieron conflictos y limites, sin embargo predominó la tendencia a la consolidación de dicha experiencia.

271 Luis Alvarado et al, Op. Cit., p. 62
272 Ibidem., p. 61
273 Frente de Trabajadores Revolucionario (FTR) organización de trabajadores dirigida por el MIR.
274 El Rebelde, Nº 39, 18 de julio de 1972, p. 2

Casas C36 en construcción, Nueva La Habana, Santiago, 1972.

Frente de Cultura: una nueva educación para una nueva sociedad.

Tuve oportunidad de pasar una noche con la dirigencia de la población Nueva Habana que… tras obtener lo que reivindicaba, sus viviendas, continuaba activa y creadora, con un sinnúmero de proyectos en el campo de la educación, la salud, la justicia, la seguridad, los deportes. Visité una serie de viejos ómnibus donados por el gobierno, cuyas carrocerías, transformadas y adaptadas, se había convertido en bonitas y arregladas
escuelas que atendían a los niños de la población. Por la noche esos ómnibus-escuela se llenaban de alfabetizandos que aprendían a leer la palabra a través de la lectura del mundo.
Nueva Habana tenía futuro, aunque incierto, y por eso el clima que la envolvía y la pedagogía que en ella se experimentaba eran los de la esperanza.275

Paulo Freire.
 
Antes de analizar directamente la experiencia del Frente de Cultura, es necesario recordar que la transformación histórica de la sociedad chilena (en general) y de los pobladores (en particular), en este periodo, no sólo supuso una alteración de la propiedad y la economía nacional, sino también de cambios en las formas de vida de los chilenos, especialmente de los más pobres, en el ámbito de la educación y la cultural.
El problema del sistema educacional chileno, desde su creación hasta comienzos de los 70, fue el bajo número de matriculas escolares y la alta deserción popular de las escuelas. Es decir el problema fue que los niños pobres no asistían masivamente a la educación formal y los que lo hacían tendían a desertar rápidamente.

275 Paulo Freire, Pedagogía de la esperanza, (Ediciones siglo XXI, 1992), pp. 35 y 36
De este modo cuando la Unidad Popular triunfó en 1970 se propuso ampliar, de forma inédita, la asistencia escolar del mundo popular y favorecer su mantención en el sistema de educación. Para ello definió a la “educación” como un derecho que el Estado debía garantizar y a los niños populares como sus únicos privilegiados. Sin embargo no se trató sólo de un problema técnico. Estas transformaciones fueron entendidas como parte del transito chileno al socialismo. Se quiso, así, crear un “área de educación regular” que incluyera “como un todo planificado, continuo y diversificado, los subsistemas de educación preescolar, básico y medio, resolviendo a la brevedad las contradicciones y desajustes existentes entre ellos, que en el fondo (reflejaban) las contradicciones de clases hasta (ese momento) imperantes”, para aquello era necesario “un sistema educacional cuantitativa y cualitativamente diferente del (que existía)…”276 uno que generará un “cambio de la mentalidad consumidora por otra productiva y solidaria”277 entre los chilenos.
Esto, entre otras cuestiones, permitió que la experiencia de educación dentro del campamento Nueva La Habana, también, se insertara en un proceso de transformación de las formas de vida de los pobladores.
Los niños del campamento, principales protagonistas de este proceso, comenzaban a aprender nuevos valores que tendían a reemplazar el egoísmo, individualismo e injusticia -necesarios para el funcionamiento de la sociedad capitalista- por la solidaridad, igualdad y justicia, pilares de lo que, durante aquellos años, se conoció como una sociedad socialista.

La experiencia


A fines de 1970, al iniciarse el verano, los pobladores advirtieron la necesidad de entretener a los niños del campamento, para ello crearon el “parvulario” que fue la primera organización destinada a los niños. Este

276 MINEDUC, “Informe sobre Escuela Nacional Unificada”, s/f.
277 Maria Angélica Illanes, Ausente Señorita, (Junaeb, 1991), pp. 270 a 283.
espacio organizó paseos en los mismos terrenos de la futura población, en donde se les mostraba a los niños el trigo y los animales que aún existían en el sector, del ex Fundo Los Castaños, comúnmente los paseos se realizaban entre las dos y la seis de la tarde y tuvieron como objetivo educar y entretener de forma distinta a los más pequeños de la naciente comunidad.


Niños del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.

El Frente de Cultura fue creado a medidos de noviembre de 1970 con el objetivo de “entretener, concienciar y educar” a los pobladores. En este primer momento fue “cerrado” y careció de mayor participación. 278 Durante los primeros meses de 1971 la comisión de “relaciones públicas”, del Frente de Cultura, organizó una Escuela de Verano, en la cual los pobladores mayores educaron “ideológicamente” a los menores, en clases al aire libre donde estudiaron “dibujo”, “historia” y “naturaleza”, entre


278 DEPUR, Op. Cit., pp. 70 a 76.
otras materias. En la escuela “se les hablaba de la historia del cobre y de los mineros; la historia de los campamentos y de los pobladores; sobre el problema del campo y de los campesinos y los problemas sociales en general”. Como en los terrenos había una plantación de trigo, “se estudiaba (también) el trigo, desde la semilla hasta cuando era la espiga; además, la vaquita, el canal, la corriente, el agua, en fin. Se trataba de adaptarse a las condiciones que existían”279 y a partir de ellas desarrollar un novedoso proceso de aprendizaje.
Luego de implementar esta primera experiencia los pobladores decidieron reunirse con funcionarios del Ministerio de Educación del gobierno de la Unidad Popular a los que les plantearon sus ideas sobre el tipo de relación que debía existir entre el campamento Nueva La Habana y el gobierno de Salvador Allende y sus intuiciones respecto de como implementar una educación distinta en el campamento:

“Nosotros no queremos paternalismo compañero, ni paternalismo de parte de usted (del gobierno) para nosotros, que nos venga a hacer lo que nosotros tenemos que hacer, ni paternalismo al revés, que nosotros (los pobladores) le vamos a dar a ustedes la pega más fácil porque ustedes vienen de afuera, no! Trabajan con nosotros y trabajan codo a codo con nosotros, se integran a trabajar con nosotros… Podemos aplicar los mismos planes del Ministerio de Educación hasta que se cambien pero en otro lugar, sacar a los cabros280 de la sala de clases, sacarlos de ahí y llevarlos a los frentes de trabajo, decíamos por ejemplo, y que sean los mismos compañeros los que les digan a los niños; que es importante en que trabajan sus padres. Dignificar la

279 Ibidem., p. 71
280 Niños, Jóvenes, estudiantes.
profesión del obrero, la pega que tiene el papa de cada uno y que ellos vayan viendo si se interesan por esa cuestión”.281

Además solicitaron el envío de profesores compatibles con el proyecto revolucionario del campamento, sin embargo el funcionario del ministerio les respondió negativamente que: “a mi me gustaría ser como ustedes, desgraciadamente no puedo serlo, no, porque no podría estar ahí,” y se limitó a enviar docentes sin ningún criterio de selección, lo que se resolvió de forma gradual; simplemente se quedaron los maestros que estuvieron de acuerdo con las formas de vida de los pobladores del campamento. Estos profesores que se quedaron pronto se integraron a la organización del campamento, a través del Directorio y Frente de Cultura.

Profesores de la escuela del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.

281 Maryknoll, película “Campamento”, 1971
En este momentos, si bien existió la idea de realizar una educación distinta entre los pobladores, aún predominaba un tipo de educación tradicional por lo que los objetivos trazados al inicio del proceso no se habían realizado aún.
A fines de 1971 el Frente Cultural se encontraba en una crisis de participación por lo que el 1° aniversario del campamento no fue organizado y sostenido en este espacio, por el contrario dicha festividad favoreció la reactivación del Frente de Cultura.
Las cosas comenzaron a cambiar cuando se decidió generar una dirección colegiada entre los profesores y los comités del Frente de Cultura. Además se realizó un congreso de profesores en el cual se constató la ausencia de una política clara de educación para el campamento.
Mientras tanto las acciones de las distintas comisiones continuaron, por ejemplo, la Comisión de Alfabetización preparó a unos 13 pobladores para que fueran capaces de alfabetizar a los pobladores que lo necesitaran, apoyados en las ideas de Paulo Freire, uno de los más importantes educadores populares del continente.
En febrero de 1972 se eligió una nueva Jefatura y “Jimmy” quedó a cargo del Frente de Cultura, también se realizó el Congreso de Pobladores en donde se decidió dividir el Frente de Cultura, para revitalizarlo, en los Sub- Frentes de Escuela, Párvulo, Prensa y Propaganda, Juvenil y Teatro.

Buses-Escuela del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.


El Sub-frente Escuela tuvo como responsabilidad la educación de los niños del campamento, realizaba las clases “en carrocerías de buses abandonados, (que eran) muy calurosos en verano y fríos en invierno y estaban repletos de niños todo el año. Pero no (era) el local lo que (querían) cambiar (los pobladores) sino los valores sociales entretejidos en los contenidos de la educación tradicional, sus metas (eran) transformar el propio campamento en una sala de clases donde un nuevo conjunto de valores; autogobierno, conciencia de clase, igualdad, (pudieran) ser aprendidos.”282
Un ejemplo de aquello fueron los paseos que las profesoras realizaron con sus alumnos hacia el fondo del terreno, éstas enseñaron a los niños sobre sus derechos a través de canciones como esta: “…de la tierra sale el trigo y del trigo sale el pan, y del pan nace el derecho, el derecho a comen pan…”. También se encargó de la alfabetización de unos 70 adultos y de la

282 Maryknoll, película “Campamento”, 1971
nivelación de estudios de otros 20, a mediados de 1972. Éste Sub-Frente quedó a cargo del “centro de padres y apoderados” del campamento, su principal dirigente fue la pobladora “Viviana”, y el director de la escuela habría sido el señor “Herrera”.


Una clase en la escuela del campamento Nueva La Habana, Santiago,
1971.

Uno de los Sub-Frentes más desarrollados fue el “Juvenil” en reconocimiento a esto el Frente de Cultura le entregó una sede para que implementara sus actividades que consistieron básicamente en “entretenimiento” y “gimnasia” para lo cual usaban un toca disco en dicho espacio, en estas iniciativas participaron niños y jóvenes del campamento de 4 a 18 años de edad. Pero a pesar de los esfuerzos y logros de este Sub- Frente entre los jóvenes del campamento se mantuvieron actitudes no deseadas por los pobladores organizados y dirigentes. Este Sub-Frente estuvo bajo la dirección de la pobladora Deídamia.
El Sub-Frente de Prensa y Propaganda fue dirigido de forma colectiva por los pobladores y voluntarios que trabajaron en él. Entre sus principales
actividades estuvo la elaboración y distribución de un periódico interno: “El grito del pueblo”283, el que alcanzó a publicarse, al menos, 7 veces hasta mediados de 1972 y cuya distribución promedio fue la de 400 ejemplares, alcanzando a vender 700 unidades en sus mejores momentos, este periódico, sin embargo, no tuvo la participación de los pobladores que los gestores hubieran querido, así la gran mayoría de los pobladores del campamento fueron solo receptores de esta iniciativa. Otra actividad de importancia fue el trabajo de información dentro del campamento, producto de que se necesitaba informar diversas cuestiones, como “campañas de vacunación” que realizaba el Frente de Salud, la presentación de “obras de teatro” que exponía el Frente de Cultura y la convocatoria a “movilizaciones” que la dirigencia decidía. En una Asamblea General la comunidad decidió comprar para este Frente un “amplificador y parlantes”, con los recursos del campamento, generados por cuidar el trigo que había en los terrenos, se buscaba hacer más ágiles las comunicaciones entre los pobladores, así las reuniones, por ejemplo, ya no se llamaron a viva voz sino a través de este nuevo sistema, instalado en todo el campamento, otras utilidades dada a este instrumento fueron la de avisar a los pobladores cuando un familiar los iba a visitar y no conocía la dirección exacta de su vivienda y musicalizar el campamento en determinadas ocasiones, como fueron los aniversarios.
Por su parte la pobladora Maria Gaviero quedó a cargo del Sub-Frente de Párvulo la que junto a otras pobladoras compartieron la dirección de la experiencia con la Junta Nacional de Jardines Infantiles y las educadoras del campamento.

283 Entrevista a Silvia Leiva, 1 de noviembre de 2005. Si bien el MIR afirmaba, en aquellos años, que su periódico oficial, El Rebelde, era elaborado en talleres del Frente de Cultura del Campamento Nueva La Habana, en esta investigación no existen antecedentes de aquello, por el contrario se han encontrado testimonios que establecen la falsedad de este hecho. Sin embargo se considera que el tema no está determinado.

Jardín infantil del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.

El Sub-Frente de Teatro invitó a estudiante de teatro de la Universidad de Chile quienes realizaron una obra que trató la realidad cotidiana del campamento. Además realizaron convenios con la Municipalidad de Santiago para llevar a los niños al Teatro Municipal.
A mediados de 1972 el Frente de Cultura organizó una semana de celebración por el aniversario de la revolución cubana, recordada los “26 de julios” de cada año, para ello realizó un concurso de dibujo y canto entre los niños y jóvenes del campamento.
Dibujos de los niños en celebraciones del campamento Nueva La Habana, Santiago,
1971.

El trabajo de todos estos Sub-Frentes que constituyeron el Frente de Cultura, sumado al ambiente de la época y el desarrollo de la experiencia en general permitieron que los pobladores vivieran un cambio en sus formas de ver y hacer el mundo, por ejemplo, el lenguaje claramente evidenció un cambó en la mentalidad de los pobladores, en los registros de la época se puede observar que palabras como “compañero” y “nosotros” fueron importantes en el vocabulario común de los pobladores. Efectivamente el campamento se convirtió en una escuela de educación política y como en toda escuela existieron conflictos, pero los aprendizajes colectivos se produjeron y los pobladores reforzaron su modo de vida comunitario.
Actividad cultural en el Campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971

Lo que no debe ser confundido con el vocabulario grandilocuente de algunos dirigentes, que por ejemplo llamaron “hospital” y “teatro” a un par de pequeñas sedes en que se practicó la salud primaría y la cultura en el campamento.

Frente de Salud: mujeres, salud y comunidad

Tanto el centro (DC) como la izquierda (UP) compartieron un duro diagnostico de la salud publica en el país, a fines de la década del 60. La alta mortalidad general e infantil, la falta de orden en el recién creado Servicio Nacional de Salud (SNS) y la ineficiencia del sistema en su conjunto evidenciaron la critica situación.
Si bien el gobierno DC había reducido las cifras de mortalidad general e infantil en Chile, el desbordamiento social y el triunfo electoral de la UP en 1970 abrieron el camino a una nueva búsqueda por soluciones definitivas, dirigidas desde “arriba” pero proyectadas y sostenidas desde “abajo”.
La vía chilena al socialismo “se destaco especialmente en su compromiso activo, masivo y eficaz, en materia de salud social y poblacional,” materializada en “las campañas de salud” que incluyeron la vacunación masiva, el Plan Nacional de la Leche, la lucha contra la diarrea infantil, entre otras. Para ello se crearon La Comisión Nacional de Emergencia de Salud y Consejería Nacional de Desarrollo Social, la primera debía enfrentar la parte más urgente del problema y la segunda debía abordarlo de forma “permanente”. Ambas coordinaron el trabajo voluntario de unos 1.700 profesionales y estudiantes de salud que desde el SNS, los Municipios y centros de salud se vincularon con las comunidades de bases rurales y urbanas.
Desde el Estado, el gobierno de la UP buscó hacer más eficientes sus políticas publicas de salud, para ello estableció una nueva relación entre el Ejecutivo y las bases sociales, así funcionario, profesionales y técnicos se vincularon con dirigentes y pobladores a quienes capacitaron en salud primaria. De esta forma surgieron las Brigadas de Salud, las que fueron “organizaciones funcionales, democráticamente generadas a nivel de la comunidad” cuyas principales tareas fueron la incorporación gradual pero
masiva de las mujeres (en su mayoría pobladoras) en la administración de Salud de sus comunidades, el control de la aplicación de las políticas de salud en la base social e informar sobre la realidad y problemáticas en salud de su sector a las instituciones del Estado, junto a las cuales debía buscar soluciones concretas a dichos problemas.
Sin embargo, estas nuevas organizaciones debieron vincularse a la comunidad, preferentemente, a través de los Centros de Madre los que estaban bajo la conducción de la UP y la Oposición (DC-PN) por lo que sus experiencias quedaron tensionadas en medio de la lucha política.284
En el caso del campamento Nueva La Habana surgió una experiencia de salud comunitaria, en torno a los problemas de la higiene y la salud primaria de los pobladores, agrupada en el Frente de Salud el cual se vinculó con los servicios de salud del gobierno de Salvador Allende pero tendió a mantener y/o privilegiar la independencia en la toma de decisiones. El MIR por cierto estimulo esta situación.

La experiencia


Antes de la formación del Frente de Salud los problema sanitario y de higiene en el campamento fueron atendidos por las “milicianas”285, éstas tuvieron entre sus tareas controlar el aseo de las viviendas diariamente: entre nueve y nueve y media de la mañana, pasaban por cada sitio revisando que el aseo estuviera hecho, así previnieron enfermedades que en aquellos años fueron muy comunes y graves en los campamentos. Cabe recordar que la mortalidad infantil, en el mundo popular, era aún muy alta en aquellos años.
Cada manzana elegía una delegada para dichas milicias, y si bien se dieron casos en que “habían personas que eran elegidas y que la gente las

284 Maria Angélica Illanes, En nombre del Pueblo, del Estado y de la Ciencia, Historia Social de la Salud Publica Chile 1880-1973, (edición Colectivo de Atención Primaria, 1993), pp. 427 a 491.
285 Entrevista a Silvia Leiva, 26 de octubre de 2005
rechazaba. Porque llegaban con mucha prepotencia a revisar el aseo”286, en general estas tareas se realizaban, sin mayores problemas, como recordó una pobladora:

“en mi manzana, se turnaban. Casi toda la gente. Por ejemplo: el día lunes revisaban tres personas porque eran 64 sitios; así es que 3 personas. El día martes eran tres personas más. Entonces todos los días iban cambiando las personas. Habían personas que rechazaban. Decían, no yo no reviso. Todos los días se revisaba. Se salía tipo 9, 9:30, y se le daba un tiempo a la gente porque la hora adecuada de levantarse es entre 7:30 y 8. Entonces, 7:30 a 8 había tiempo para que tomaran desayuno y limpiaran la casa, pero, habían personas que salían un poco más tarde… pero todos los días se revisaba”.287

Otra cuestión, de mucha gravedad, que no estaba resuelta entre los pobladores era la atención a las mujeres embarazadas, fue común que muchas de ellas tuvieran a sus hijos en sus casas, en un reten de carabineros o donde las encontrara el momento. En el Nueva La Habana las milicianas calcularon que había alrededor de unas 400 mujeres embarazadas, en 1971. También existió el problema del cuidado de los niños de menor edad. Ambos “problemas” debieron ser asumidos, principalmente, por las mujeres, quienes impulsaron y comenzaron a participar en los espacios de organización destinados a dichas tareas.
Fue a partir de esto que “se formó el Frente de Salud, en el cual participaban… las compañeras más concientes y más responsables de la población y los técnicos que habían en ese momento (que eran

286 Taller de Acción Cultural, Op. Cit., p. 79
287 Ibidem., p. 80
estudiantes). Después llegó el Servicio Nacional de la Salud a integrarse a este frente,”288 en 1971.

Frente de Salud del Campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.


Una de las principales característica del actuar de los pobladores del campamento Nueva La Habana fue identificar problemas específicos y graves que los aquejaban, luego iniciaban su solución a través de la organización, para recién ahí demandar y presionar al Estado el apoyo a dichas iniciativas.289
Fue así que el Frente de Salud una vez constituido y después de haber levantado una sede para atender a los enfermos, el “hospital”, le exigió al gobierno, mobiliario, recursos técnicos, dineros para salarios de las voluntarias, que aumentará la cantidad de veces, -de dos por semana a una por día-, que una matrona laboraba en el campamento y formación
para unas 25 pobladoras. Una de ellas explicó esta experiencia recordando que:

“después nos llamaron del Frente de Salud a reuniones y nos capacitaron en primeros auxilios y ya después cuando veían que uno entendía un poco más, la llamaban para allá, qué sé yo: para poner inyecciones, para sacar sangre, para hacer otro tipo de exámenes; qué sé yo, de desgarro, de deposición.”290

Ante dichas exigencias el gobierno de la Unidad Popular respondió y envió, gradualmente; un medico, una enfermera, una matrona, un pediatra y una visitadora, a quienes la organización del campamento les hizo ver que eran considerados sólo como parte del Frente de Salud y que por lo tanto “no podían disponer nada, pues quien controlaba el problema de la salud (en el campamento) era la población misma” a través de sus organizaciones, “o sea, (tuvieron) derecho a voz y a voto tanto las compañeras milicianas como los médicos; (así) quien toma (las) determinaciones (al final) es el Frente de Salud.”
En este proceso las pobladoras que participaron en el Frente de Salud aprendieron a poner inyecciones, llevar las estadísticas del “hospital” del campamento, extraer sangre y realizar curaciones. Este proceso de aprendizaje “técnico” fue acompañado de la educación política de las pobladoras, las que pudieron consolidaron sus nuevas convicciones ideológicas y participar en discusiones públicas, como fue el “Consejo Regional de Salud del Área Sur-Oriente, en el que participaron 23 juntas o centros de madres, clubes deportivos, juntas de vecinos, escuelas y consultorios”, en el que propusieron y consiguieron que se realizará “un




traslado de pediatras del sector Oriente al Sur-Oriente,”291 es decir del “barrio alto” a los sectores popular.
La experiencia de los pobladores del campamento Nueva La Habana se encontró con distintos niveles de resistencia. En el caso especifico de la salud, los médicos, exceptuando a algunos de los que trabajaron junto a ellos, se mostraron muy reticentes a aceptar las propuestas socializadoras, sobre todo en el plano de las decisiones, que los dirigentes quisieron implementar.
Así lo aclaró un doctor que fue parte del Frente de Salud y del Servicio Nacional de Salud (SNS) del gobierno de la Unidad Popular al explicar que:

“En el Servicio Nacional de Salud… hay gentes que se oponen tenazmente a la participación de los pobladores, porque opinan que los técnicos son los que deben decidir. Y va a ser problema convencerlos de lo contrario, porque aún todavía hay gente que no entiende esta cuestión. Opinaban que cómo los pobladores van a poder poner una inyección, o que no tienen que opinar sobre como debe funcionar el policlínico, sino que ahí es el medico el que debe decidir. Porque los médicos en general, son una casta que cree que ellos deben dirigir todo, y consideran de lado (menosprecian) a los otros profesionales; médicos de distintas ideologías, e incluso de izquierda,”292

Por otra parte el Frente de Salud contó con un vehiculo para el traslado de los enfermos, éste fue conocido como la “ambulancia” del campamento y según Manuel Paiva “era conducido por Valezca una combativa compañera del campamento”293. Sobre este vehiculo una participante del Frente de Salud explicó en aquellos años que:

291 DEPUR, Op. Cit., pp. 65 y 66
292 Departamento de Estudios y Planificación Urbano Regional (DEPUR), Op. Cit., p. 64

“conseguimos (este) vehículo para la solución de los problemas; porque la verdad es que cuando se nos producían los partos, no habiendo una locomoción segura, no habiendo dinero muchas veces, era imposible llegar a los hospitales que están bastante lejos. Así que le exigimos al Servicio Nacional de Salud también un vehículo para la locomoción puesto a cargo de los pobladores”.294

Según el relato de Paiva este habría sido donado por la embajada de Cuba y recientemente Christine Castelain, desde Francia, ha expresado que fue ella quien donó su vehiculo junto con su maquina de escribir al campamento. Más allá de estas especificidades, lo que interesa destacar aquí es que la organización del campamento fue identificando y buscando soluciones creativas a los problemas de la comunidad, y que el uso de este vehiculo como ambulancia del campamento evidencia tanto la creatividad como la solidaridad de los pobladores.


Jeep-Ambulancia del Campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971


294 DEPUR, Op. Cit., p. 63.
Todas estas iniciativas fueron alcanzando resultados positivos en el campamento, por ejemplo, para el invierno de 1971 donde se produjeron graves problemas de salud en los campamentos producto de que en ocasiones las lluvias fueron acompañadas por nieve y mucho frío, “la mortalidad de la población (del campamento) fue muy baja, comparada con otras poblaciones”.295

Campamento Nueva La Habana, Santiago, invierno de 1971

A pesar de las deficiencias que tuvieron producto de que se encontraban en pleno proceso de aprendizaje, la atención de las pobladoras del Frente de Salud fue aceptada por los otros pobladores. Siendo este Frente uno de los que tuvo menos conflicto en el desarrollo de su experiencia.296

295 Op. Cit., p. 65
296 Entrevista a Silvia Leiva, 26 de octubre de 2005
Otros Frentes
Existieron otros Frentes de Trabajo como los de “Áreas Verdes”, “Madre” y “Bombero” cuyas principales características se describirán brevemente.297 El Frente de Áreas Verdes surgió por la necesidad de espacios más acogedores dentro del campamento y cuando Alejandro Villalobos pidió ayuda para solucionar este problema a los docentes y estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, quienes elaboraron una propuesta que presentaron al Directorio en donde se acordó que un hombre y una mujer de cada manzana participaran en este Frente, así a mediados de 1972 estaba compuesto por 54 pobladores los que se reunían los domingos de 9 a 13 horas a trabajar en sus tareas. Si bien en su origen se organizó con 5 estudiantes este frente tuvo una buena participación de los pobladores y fue dirigido, en 1972, por la pobladora “Maria”. Entre sus proyectos estuvieron los de crear áreas verdes en los espacios públicos y privados y plantar limones y naranjos en la avenida principal de la futura población Nueva La Habana a la que pensaron llamar, precisamente, “Avenida de Los Naranjos”.

Avenida principal del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1972.

El Frente de Madre tuvo su origen en una iniciativa de la dirigencia que buscó organizar a las mujeres del campamento, en tanto “mujeres”, esta situación podría explicarse, entre otras razones, porque la derecha levantó a las “mujeres” como un sector de oposición al gobierno de la Unidad Popular argumentando que eran esta las más afectadas por los problemas del des-abastecimiento como fueron la especulación de precios y las “colas”, por lo que se inició una disputa política por dicho sector. Fue así que se quiso crear el Frente de Mujeres Revolucionarias a través de charlas políticas, sin embargo, por múltiples razones, esta iniciativa no encontró mayor respuesta en las pobladoras, por lo que dicha experiencia derivó en el Frente de Madres que tuvo una directiva de 5 pobladoras y 21 delegadas de las “manzanas”, su principal actividad giró en torno a la organización de las festividades de la navidad, pero la mayoría de las pobladoras vio en este espacio un lugar donde ir a buscar cosas más que una posibilidad de organización.
Por otra parte el campamento Nueva La Habana estaba cerca del Canal San Carlos, el que se encuentra paralelo a la avenida Tobalaba, éste en el invierno de 1971 se desbordó generando inquietud entre los pobladores los que estimularon la creación de un Frente para casos de emergencia, así en abril de 1972 un dirigente de la manzana “W” junto a una treintena de pobladores crearon el Frente de Bomberos sin embargo la participación decayó y tuvo que ser reactivado por otros 9 pobladores, los que consiguieron, entre otra cosas, 34 extintores en la fabrica POLEX y participaron en, al menos, 4 incendios en el campamento, siendo, según uno de ellos, “Alex”, de gran utilidad, incluso salvando la vida de un recién nacido, si bien tuvo una baja participación el Frente de Bomberos sus miembros tuvieron muchos proyectos. Pero la existencia de este Frente no
logró evitar un terrible incendio el verano de 1972 en donde se quemaron las 63 viviendas de la “manzana O”298, los pobladores perjudicados por el incendio prontamente recibieron nuevas mediaguas.299

Restos del incendio y construcción de nuevas mediaguas para pobladores, Nueva
La Habana, 1972.

Cada Frente tuvo su propia historia, entrelazada con la experiencia general de todos los pobladores, en ellas se ha podido establecer como desde fines de 1970 hasta octubre de 1972 la experiencia de organización y politización revolucionaria de los pobladores se consolidó de forma problemática pero permanente.
Ahora se reafirmará este hecho a partir de tres hitos ocurridos dentro de este momento de la experiencia. El primer aniversario del campamento (1 de noviembre de 1971), el congreso de pobladores (11, 12 y 13 de febrero

298 Manuel Paiva, película “Campamento Nueva Habana, para volver a soñar”, 2005.
299 Se agradece esta aclaración a Lisi Núñez.
de 1972) y la segunda elección de Jefatura (febrero de 1972) mostrarán, como fotografías, el estado de la experiencia.

Primer aniversario: evidencia de la consolidación de la experiencia

El 1 de noviembre de 1971 los pobladores estuvieron “en su primer aniversario celebrando los logros de su campamento, solamente en un año (habían) construido y (gestionado) su propia escuela, policlínico gratuito, centro cultural… y un sistema altamente organizado de autogobierno, también (habían) realizado programas de trabajos voluntarios en alfabetización y educación en salud, por eso a pesar de las condiciones extremas de pobreza, Nueva Habana en (ese) día de celebración”300 evidenció el fortalecimiento de su experiencia.
El acto de celebración del primer aniversario fue registrado por la orden Maryknoll301 en éste se pueden ver los primeros indicios claros de consolación de la experiencia de politización revolucionaria que los pobladores experimentaron, por ejemplo, se observa a un niño del campamento, el “Che”, desde el escenario y como protagonista del acto gritando a los pobladores consignas que éstos con entusiasmo contestaban: “¡Revolución o morir: MIR!!... ¡Revolución o morir: MIR!!...
¡Casa o muerte: Venceremos!!... ¡Patria o muerte: Venceremos!!... ¡Viva el campamento Nueva Habana: viva!!”302. Otro ejemplo fue una breve “obra de teatro” que mostraba a “un estudiante que se inscribía para hacer la revolución y que debía superar varias pruebas”, esta también evidencia
300 Maryknoll, película “Campamento”, 1971
301 Misioneros norteamericanos de la iglesia Católica que participaban de las ideas de la Teoría de la Marginalidad. Ellos expresaron que los pobladores “parecen más muertos que vivos, concientes solo de su
dolor, incapacitados de actuar…Pero (que) en Chile hay una población, un campamento donde la gente se niega a morir. Es el Nueva Habana”.
302 Maryknoll, Op. Cit.,
como un humor tan ideológico, era aceptado, hacía sentido y les permitía reír a los pobladores.
El primer aniversario fue un hito que nos permite dar cuenta de la consolidación de la experiencia, quizás de sus elementos menos conflictos, pero la alta participación de los pobladores, los símbolos en el escenario, banderas de Chile, Cuba y el MIR, el contenido de los mensajes, en su mayoría explícitamente revolucionarios y la evidente masificación de conceptos en el leguaje de los pobladores como “compañeros”, evidencia un cambio en los modos de celebración de los pobladores. Para reafirmar esta idea se pueden constatar un par de hechos más.
Una situación menos “preparada” como el aniversario, ocurrió un mes antes cuando “Vilma Espin”, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, visitó el campamento y fue recibida por Víctor Toro y Alejandro Villalobos, ambos dirigentes nacionales del Movimiento de Pobladores Revolucionarios (MPR)303. En esta visita la autoridad cubana impresionada por la simbología revolucionaria en el lugar preguntó a un niño “si sabía quien era Fidel. El niño respondió: es el presidente de Cuba, (ante lo cual Vilma insistió), ¿y sabes quien es el Che? El presidente del MIR, respondió el niño,”304 mostrando a la dirigente cubana que el proceso de politización revolucionaria había alcanzado a los niños.
Otro hecho ocurrido en el mismo mes termina por confirmar lo aquí propuesto. “Cerca de 200 pobladores participaron” en el traslado de la basura del Campamento, que no había sido retirada por la Municipalidad de La Florida, hasta los patios de dicha institución y hasta la casa del alcalde “momio” donde la arrojaron como forma de protesta.305 Esta movilización tuvo ese grado de radicalidad puesto que el alcalde de La Florida fue considerado un “enemigo de clase” por los dirigentes. Además tuvo una gran significación entre los pobladores ya que permaneció en la

303 Nombre que tomó la antigua Jefatura Provincial Revolucionaria (JPR) de Los Sin Casa.
304 El Rebelde, Nº 7, 5 de octubre de 1971, p. 4
305 El Rebelde, Nº 7, 5 de octubre de 1971, p. 13
memoria de los pobladores hasta nuestros días. Así la radicalidad y masividad de la acción, también confirman los altos niveles de organización y movilización de los pobladores hacia fines de 1971.
Congreso de pobladores:

Los días 11, 12 y 13 de febrero de 1972 se realizó un “congreso de pobladores” en el campamento con el objetivo de “estudiar las políticas a seguir durante el año.

Lienzo del “1° congreso de pobladores” en entrada del campamento Nueva La
Habana.
(En este se planteó) la creación de organizaciones de poder local y nuevos niveles de organización, en la unión con obreros y estudiantes”306, las que posteriormente fueron llamadas Comandos Comunales. En esta instancia, como se ha señalado, los dirigentes del MIR propusieron la creación de los tribunales populares307. Alejandro Villalobos, explicó, sobre este congreso, que:

“Después de un año decidimos mirar hacia atrás para ver lo que hemos logrado y hacer nuevos planes para el futuro… una de las cosas que planteamos es que los pobladores luchen por conquistar el poder local que mantienen nuestros enemigos en las Municipalidades. Hay que crear los Consejos Comunales donde participen los pobladores y también los obreros, campesinos estudiantes y soldados de cada sector.”308
306 El Rebelde, Nº 16, febrero de 1972, p. 2
307 El Rebelde, Nº 15, febrero de 1972, p. 2
308 El Rebelde, Nº 17, febrero de 1972, p. contraportada.
Maqueta del 1° Congreso de pobladores, Nueva La Habana, Santiago, 1972

Por otra parte la comunidad consideró, en este congreso, que eran tareas aún pendientes la pavimentación del sector, el mejoramiento de la locomoción colectiva y de la escuela. Para ello los dirigentes propusieron mantenerse organizados y continuar con las movilizaciones para presionar al Estado. Como se ha evidenciado a partir de este congreso se generaron nuevas instancias de organización y se ampliaron algunos Frente con la creación de Sub-Frentes. Así la dedicación de tres días para la deliberación comunitaria confirma también que, a pesar de las enormes dificultades y las series de conflictos y crisis en el proceso, los pobladores sostuvieron su experiencia en el tiempo.

Segunda elección de Jefatura
En febrero 1972, “por segundo año consecutivo, los candidatos de la izquierda revolucionaria obtuvieron un amplio triunfo en las elecciones de Jefatura de la población Nueva La Habana. La lista de la izquierda revolucionaria obtuvo un total de 4.522 votos, colocando a la mayoría de sus candidatos en los puestos de Jefatura. La primera mayoría cupo a Alejandro Villalobos, militante del MIR, quien fue reelegido como jefe del campamento con 1.073 votos. Además resultaron elegidos Silvia Leiva con 606 votos, Juan Marchant con 631 votos, Juan de Dios con 542 votos y Juan Barrera, delegado de manzana, con 470 votos. Además salieron nombrados como suplentes Manolo Moya (Manuel Paiva) con 346 votos y Emilio de la (“manzana”) T con 391 votos. La lista de la UP, encabezada por Oscar Castillo, obtuvo 2.983 votos y un representante a la Jefatura, (el mismo “compañero Castillo”). Una tercera lista, de independientes, logró 882 votos, pero ningún cargo en la Jefatura.”309 Es decir de un total de
8.387 votos el MIR obtuvo un poco más del 50%, la UP bordeó el 35% y los independientes alcanzaron sólo un poco más del 10%.
309 El Rebelde, Nº 19, 29 de febrero de 1972, p. 5

Alejandro Delfín Villalobos Díaz junto a un grupo de pobladores, Santiago, 1971.

Así queda en evidencia que la izquierda en su conjunto tuvo más del 85% del apoyo electoral de los pobladores y que si bien existieron corrientes de disidencia u oposición estas fueron muy minoritarias entre los pobladores.

Nueva La Habana, Santiago, 1972

Respecto de estos sectores de “oposición” interna310 Castillo explicó, a mediados de 1972, que: “Aquí hay 4 ó 5 personas que quieren formar una Junta de Vecinos, al margen de la organización del campamento. Nosotros (los dirigentes) no tenemos ningún inconveniente que la formen, siempre y cuando ellos tengan cosas más positivas que nosotros para el bien del campamento. Ahora, -se preguntó el dirigente- ¿Quiénes son estos pobladores que están por la Junta de Vecinos?, ¿Qué instrumentos usan?,
310 También se debe consignar que la confianza en los dirigentes fue dañada por las malas conductas de estos en relación a sus vidas privadas y de pareja, según lo consignan los relatos de algunos pobladores.
Los diarios “Tribuna”, “Sepa”, “El Mercurio”..., o sea, la Prensa de derecha y a los gallos de derecha como el señor Sergio González, Alcalde de La Florida. O sea, que están siendo utilizados por nuestros enemigos de clase,” concluyó el dirigente.
En conclusión si bien existieron sectores de oposición y múltiples momentos de conflictos y crisis la conducción revolucionaria del proceso logró mantener su legitimidad y apoyo durante 1971 y parte de 1972. La experiencia se centró en el desarrollo de distintos Frentes de Trabajo que socializaron, de forma problemática, la toma de decisiones, es decir el autogobierno del campamento.

Movilización antes del “paro de octubre”.
En septiembre de 1972, ultimo mes del momento de consolidación conflictiva de la experiencia, ante la “muerte de dos pobladores atropellados en Macul con Departamental… los pobladores… de los campamentos Camilo Torres y Nueva La Habana, realizaron asamblea y discusiones que los llevaron a movilizarse en conjunto hacia la Municipalidad de La Florida, en un combativo acto que… fue dirigido por Alejandro Villalobos… y en el que las mujeres dieron el ejemplo, acudiendo en gran número… así, como (también lo hicieron) los trabajadores de la obra Nueva La Habana,”311 los pobladores así dejaron en claro que habían reforzado su capacidad de organización y movilización, cuando el momento político estaba a punto de cambiar en el campamento y a nivel nacional producto del “paro de octubre”.

311 El Rebelde, N° 47, 12 de septiembre de 1972, p. 2

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