Sin
embargo este programa en favor de los sectores populares, planificado y
centralizado desde el Estado, chocó con los intereses de las empresas
privadas de construcción, un sistema productivo desordenado y orientado
por la lógica mercantil.249 De este modo no logró sostenerse en el
tiempo y las cifras cayeron abruptamente de las 83.000 a sólo 15.118 en
diciembre de 1972.250 Esta tendencia descendente se mantuvo hasta
septiembre de 1973.
“La
respuesta de la Cámara Chilena de la Construcción (C.Ch.C.) fue la
propuesta de lineamientos generales de un Plan Habitacional para el
periodo 1971-1981, que (sin embargo) no tuvo acogida gubernamental”,251
puesto que, como hemos visto, el gobierno desarrolló su propio Plan
Habitacional, orientado por el centralismo estatal y el beneficio
popular.
Cuando
las políticas gubernamentales afectaron los intereses de los grandes
empresarios de la construcción la Cámara Chilena de la Construcción
denunció los perjuicios que estaban sufriendo dichos
249 MINVU, CORVI, “Evaluación labor 1971”, marzo de 1972.
250 Ibidem., Anexo.
251 MINVU, Chile. Un siglo de políticas en vivienda y barrio”, Op. Cit., p. 142.
empresarios
del sector, explicando que los principales problemas, respecto de sus
trabajadores, eran la “perdida de la disciplina, trabajo lento, fuerte
disminución de la productividad, afán desorbitado de remuneraciones,
paros injustificados, ausentismo, toma de industrias y faenas”, y que
“gran parte de los vicios descritos (habrían) tenido su origen o (eran)
tolerados en las obras ejecutadas directamente por el Estado, (como fue
la obra “Población Nueva La Habana”)… contagiándose la actitud de los
trabajadores contratados por el Estado a aquellos que se desempeñan en
la empresa constructora privada”. Así la C.Ch.C. concluyó que era
“indispensable que el Gobierno y las entidades públicas (pertinentes) se
(preocuparan) de fortalecer y dar estabilidad a las empresas privadas
que actúan en este campo, evitando la destrucción de ellas como
consecuencia de los factores antes enunciados”.252
Pero
como el gobierno mantuvo su orientación estatal y popular los
empresarios de la construcción pasaron directamente al sabotaje de
diversas maneras, por ejemplo fue común que existieran “licitaciones en
donde se presentaban escaso número de empresas con ofertas con un costo
muy superior a los determinados en el presupuesto oficial lo que
obligaba a rechazarlas para recomenzar posteriormente”253 generando con
ello el atraso y la imposibilidad de implementar los planes
gubernamentales.
Sin
embargo es necesario aclarar que la lucha política y gremial de la
época, como se ha establecido, tuvo una expresión distinta -de matices
pero importante- en los ámbitos discursivos y prácticos. Así, en
términos “prácticos”, el gobierno de Allende, nunca puso en riesgo la
existencia de las empresas privadas de la construcción, las obras que
realizó el Departamento de Ejecución Directa de la CORVI siempre
fueron una
252 Revista La Construcción, Nº 117, junio de 1972.
253 MINVU, Op. Cit., p. 144.
minoría
en relación a las licitadas254 e incluso en momentos en que la acción
opositora de la Cámara Chilena de la Construcción se desarrolló fuera de
la ley, como fue durante el paro de octubre de 1972, el gobierno
mantuvo y mejoró los contratos con dichas empresas privadas, puesto que
predominó en el gobierno la política “gradualista” del Partido Comunista
que buscó moderar la implementación de los cambios y con ello alcanzar
acuerdos con la DC para así “consolidar lo avanzado”.
Respecto
de esta problemática Manuel Castells, en su estudio sobre el movimiento
de pobladores y la lucha de clases en Chile, concluyó que el problema
de fondo para el gobierno de la Unidad Popular era definir ¿en qué
sector social se apoyaría para gobernar?, si en un “frente único
obrero”, que le permitiera profundizar las transformaciones a favor de
los sectores populares, entre ellos los pobladores sin casa, o en la
“burguesía nacional”, para lo cual habría tenido que moderar dichos
cambios y estar dispuesta a perder la adhesión electoral de estos
sectores populares, así el problema era si se apoyaba en la “clase
media” y buscaba acuerdos con la DC o en los “sectores populares” y
avanzaba en beneficio de ellos.255
Bajo
este contexto de lucha, entre el estatismo popular del gobierno y el
sabotaje de los empresarios de la construcción se desarrolló la
experiencia de los pobladores del campamento que trabajaron en la obra,
de ejecución directa, es decir, estatal, “Población Nueva La Habana”.
La experiencia
Desde
noviembre de 1970 “el conjunto (de los pobladores) del campamento
decidió tener participación activa tanto en la planificación de las
viviendas, como en la construcción de las mismas”, puesto que
la reivindicación
254
“En julio de 1971 de las 47.000 viviendas contratadas para ese año,
correspondían 4.500 al Departamento de Ejecución Directa de CORVI,
quedando 43.500 en menos de empresas constructoras privadas, es decir
más del 90%”. En: DEPUR, Op. Cit., p. 103.
255 Manuel Castells, “Movimiento de pobladores y lucha de clases”, EURE, Santiago, Volumen III, Nº 7, abril de 1973, pp. 9 a 35.
habitacional
fue central en el proceso de organización y politización que estos
experimentaron. Concientes de la falta de trabajo entre los pobladores
del campamento “presionaron para que la construcción de sus viviendas
(permitiera), al mismo tiempo, solucionar su problema habitacional
(como) el problema de la cesantía”,256 fue así que “se creó un Frente de
Trabajadores, que sirvió como Comité de Cesantes y al mismo tiempo como
Comité de Trabajo Voluntario. Pero según aclaró un dirigente:
fundamentalmente (fue útil para) preparar (políticamente) a los
compañeros que construían en el futuro las viviendas”.257
Como
el proceso de politización revolucionaria de los pobladores ya había
vivido un primer momento de formación, estos desde un comienzo no
aceptaron que las viviendas fueran construidas por una empresa privada
bajo criterios “económicos” y de mercado, “desde afuera sin ninguna
discusión interna y adecuación… a sus necesidades de vida concreta”.258
Waldo Leiva, del Frente de Trabajadores y del Comité de Construcción,
explicó el por qué de esta negativa:
“Cuando
nosotros analizamos los problemas de la vivienda en Chile, establecimos
de que el enemigo declarado de los pobladores con relación al problema
de la vivienda era precisamente la Cámara Chilena de la Construcción. Lo
(definimos) así porque considerábamos que gran parte de los
presupuestos que el Estado determinaba para la construcción de viviendas
pasaban a manos de las empresas privadas… Como consecuencia de ello nos
planteamos ya desde los (anteriores) campamentos, de que en la
construcción de nuestras viviendas no íbamos a aceptar que
256
Luis Alvarado et al, “Movilización social entorno al problema de la
vivienda”, EURE, Santiago, Volumen III, Nº 7, abril de 1973, p. 60.
257 DEPUR, Op. Cit., p. 88.
258 Luis Alvarado et al, Op. Cit., p. 60.
se incorporara la Cámara Chilena de la Construcción, o una empresa constructora privada”.259
Pero
los cuestionamientos no se limitaron al sector privado, Alejandro
Villalobos manifestó que los dirigentes del campamento habían sido muy
críticos del procedimiento tradicional de la CORVI en relación a la
construcción de viviendas, puesto que este consistía, según el
dirigente, básicamente en que dicha corporación le mostraba “la maqueta
(de las viviendas) a los pobladores y estos se (entusiasmaban y
aceptaban). Y ahí se (terminaba) el trabajo de la CORVI. No (había)
ningún trabajo social; no (había) ningún trabajo de concientización, de
educación política, de participación de los pobladores”260 en el
proceso.
En cambio -continúa el dirigente- en Nueva La Habana:
“al
contrario (de lo que ocurre en otras partes)… cuando nos trajeron la
maqueta inmediatamente empezamos a cuestionar la vivienda que nos
ofrecía CORVI… (para finalmente) no aceptarla. Ahí entonces (empezaron)
los pobladores a jugar una (rol) importante en el proceso de la
urbanización misma.
No
fue un trabajo fácil. Compañeros de la Universidad de Chile además de
pobladores y dirigentes empezamos a discutir el problema de la vivienda,
y después de dos meses se pudo sacar ya la vivienda definitiva que era
el sentir de los pobladores del “Nueva Habana.”261
Como
se ha esclarecido, las críticas de los dirigentes apuntaron tanto al
criterio “económico”, de ganancia, de las empresas privadas como el
“social” definido desde el gobierno, de este modo el criterio
utilizado
259 DEPUR, Op. Cit., p. 83.
260 Ibidem., p. 85.
261Ibidem, p. 86.
finalmente
para la construcción de las viviendas definitivas en Nueva La Habana
fue “según la necesidad habitacional” de cada familia de pobladores. Así
lo que finalmente proyectaron fueron tres tipos de casas de distinto
tamaño; se comenzaron a construir viviendas de 36 m2 para las familias
“pequeñas”, de 46 m2 para familias “medianas” y de 64 m2 para las
familias más numerosas del campamento.
Construcción de viviendas en Obra “Población Nueva La Habana”, Santiago,
1971.
Estas
ideas fueron debatidas y proyectas por los dirigentes de los
pobladores, que como se ha señalado eran militantes y simpatizantes del
MIR y la izquierda revolucionaria, por los profesionales y estudiantes
del Ivuplan que simpatizaron con, al menos, este proyecto del MIR y la
CORVI que fue dirigida por militantes del Partido Comunista.
En
este debate el MIR e Ivuplan a través de dichos dirigentes y
profesionales buscaron hacer de esta experiencia un “piloto” que
sirviera
como
“modelo revolucionario” para las otras poblaciones que se debían
construir. Así René Urbina, director de dicho instituto académico,
aclaraba que entre los objetivos del Ivuplan estuvo “ensayar formas de
participación efectiva de los pobladores en la materialización de sus
conjuntos residenciales, no como obreros exclusivamente, sino como
brigadas constructoras ligadas directamente a CORVI”262. Estos ayudaron,
además, a que la vida en comunidad que se había desarrollado en el
campamento se proyectará en la nueva población, es decir quisieron
consolidar el nuevo modo de vida, a través de la generación de espacios
comunes como restaurante y lavandería popular, plazas y equipamiento
comunitario. Los pobladores, en general, estuvieron de acuerdo con esto,
aunque pusieron límites a las propuestas más radicales que buscaron
diluir ciertos espacios de la vida privada263.
Urbina,
director del Ivuplan que posteriormente se llamó DEPUR,264 explicó la
diferencia de este proceso con el vivido en la población “26 de Julio”,
ayudando a entender el comportamiento social y político de los
pobladores de Nueva La Habana, en relación al problema de sus viviendas:
“el
Sub-Departamento (de CORVI) planteó: bueno, hay que hacer la población
rápido. Hay un plan del Gobierno para construir 100 mil viviendas en el
año 1971. Así las cosas, el Sub-Departamento de Campamentos nos dice:
¿Qué tipo de vivienda se va a construir en cada uno de estos
campamentos?; ¿A qué empresa constructora se le va a entregar (su
construcción)? Nosotros les expresamos que
262 René Urbina, Op. Cit., p. 6.
263
Desde una visión más “técnica” Maria Decizer afirmó que “la idea
principal fue desarrollar una población en torno a un espacio central de
área verde y equipamiento comunitario (formado por: Sala de uso
múltiple, centro de abastecimiento y locales comerciales)” respecto de
los pobladores explicó que “decidieron mantener la estructura que tenían
en el campamento, vale decir, creando sectores formados por manzanas.
Se dejó siempre en cada sector una zona central de área verde”. En:
Maria Teresa Decizer, “Informe de Practica: población Nuevo Amanecer”,
Facultad de Arquitectura y Urbanismo, (Universidad de Chile, 1974).
264 Departamento de Estudios y Planificación Urbano-Regional (DEPUR) de la Facultad de Arquitectura y
urbanismo de la Universidad de Chile.
nuestra idea era que no se construyera por empresa constructora.
Aquí
no sólo había un enfoque profesional sino que de tipo político: el
Sub-Departamento de Campamentos estaba dirigido por elementos del
Partido Comunista y ellos tenían una actitud crítica a estos campamentos
que eran dirigidos por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Había una actitud negativa en cuanto a que nosotros amenazábamos un poco la forma de trabajo de la CORVI.
Se
dijo entonces, discutámoslo con los pobladores. Entonces se llevó a
discusión en la “26 de Julio” y allá se discutió ante la maqueta, con
los pobladores. Y el resultado fue que se aceptó que fuera una empresa
constructora la que construyera, porque ellos antes que nada querían
tener la vivienda lo más pronto posible. En cambio en el “Nueva Habana”
llevamos el mismo tema y allá se aprobó que no debería subsistir la
empresa constructora en este plan de la vivienda popular y que eran los
trabajadores, los pobladores mismos los que deberían construir sus
propias viviendas. Por lo tanto, se exigía que se hiciera (la
construcción) por Administración Directa. Desde luego con capitales de
la CORVI, con asesoría de la Universidad y de los pobladores.
El Nueva Habana fue el que inició (esta modalidad de construcción) como idea.”265
Así
se puede constatar que, en comparación a otras experiencias en que el
MIR también tuvo influencia, en Nueva La Habana la experiencia de
politización revolucionaria no tendió a decaer sino por el contrario a
consolidarse durante 1971 y parte de 1972. También queda en evidencia
que el rol que jugaron los pobladores respecto de aceptar o rechazar las
propuestas políticas revolucionarias del gobierno y del MIR fue
gravitante
265 Ibidem., pp. 86 y 87.
en el resultado final de los procesos sociales y políticos en los que participaron.
Entrada a la obra “población Nueva La Habana”, Santiago, 1971.
Fue
así que “la experiencia misma de la construcción de las viviendas
significó (la consolidación de la experiencia de politización
revolucionaria), la incorporación a la obra de numerosos trabajadores
del Nueva La Habana y, además, el inicio de una experiencia de
“ejecución directa” por parte de
los pobladores que contribuyó al nacimiento del Departamento de Ejecución Directa de CORVI”266.
El
gobierno dispuso “que las obras de la población Nueva La Habana (1.768
viviendas267) fueran ejecutadas por el Departamento de Ejecución
mediante el sistema de Administración Directa y en coordinación con el
Sub-Depto. de Campamentos para cuyo efecto (creó) la oficina respectiva,
aprobó el presupuso que alcanzó la cantidad de 60.902.168 de escudos y
fijó un plazo de 24 meses para la ejecución de las obras”268.
Entre
noviembre de 1970 y junio de 1971 los pobladores del campamento
lucharon para que la futura población “Nueva La Habana” expresara
materialmente su nuevo modo de vida, consiguiendo que fuera construida
directamente por el Estado disminuyendo con esto los costos, al no
existir una empresa privada que generara ganancia, permitieron así que
se pudieran construir tres tipos distintos de casas, alterando, así, el
criterio de construcción y asignación de viviendas. También lograron
que de los 500 trabajadores que laboraron en la obra 300 fueran
pobladores cesantes del campamento, tener una importante participación
en todo el proceso de la construcción, el que les permitió resguardar la
calidad de la obra, cuestión que fue muy importante si se considera que
los pobladores fueron “pobres entre los pobres” de Santiago y
desarrollar una organización de los trabajadores en donde:
“(se
creó) una disciplina que no (estuvo) basada en ningún reglamento, sino…
en la conciencia de los trabajadores. (Establecieron), por ejemplo, de
que (en la obra) solamente (existía) una clase: LOS TRABAJADORES,
abandonando aquello de que hay trabajadores profesionales,
técnicos y
266
Luis Alvarado et al, Op. Cit., p. 61. El Departamento de Ejecución
Directa de CORVI llegó a tener, en 1972, 32 obras a su cargo con unos
7.000 trabajadores contratados.
267 MINVU, “Balance de la construcción habitacional en Chile durante 1971/1972 (30-11-72)”, anexo 1, p. 2.
268 ARNAD, CORVI, Antecedente y acta de acuerdo 8058, 9 de junio de 1971.
jornaleros.
Afortunadamente los compañeros que han venido desde afuera lo han
aceptado por considerarlo positivo. (Crearon) nuevos métodos de
trabajo: Brigadas de trabajadores, en vez de la tradicional cuadrilla
con capataces. (Suprimieron) los capataces porque (pensaron) que no se
justifican en un sistema de trabajo socializado como el (de ellos).”269
Producto
de que los criterios de acción habían sido cambiados, a los
pobladores-cesantes, “en ningún momento, para contratarlos, se les
condicionó a recomendaciones de patrones o certificados de buena
conducta, sino que para (la obra Nueva La Habana) el mejor certificado
(fue la) participación que habían tenido (dichos pobladores) en el
campamento”, así también ocurrió con los pobladores “que vivían del
sub-empleo, pequeño comerciantes, lustrabotas y canasteros”270 quienes,
en parte, también se incorporaron sin mayores restricciones a las
labores de la construcción.
Sin
embargo en este proceso de transformaciones en los modos de vida y
trabajo de los pobladores del campamento se fueron generando
contradicciones, por ejemplo, cuando se quisieron reducir costos en la
obra a través de trabajos voluntarios los fines de semana, se dieron
cuenta que con ello estaban privando a los otros pobladores cesantes del
campamento la posibilidad de integrarse a los trabajos remunerados. Por
lo que se suprimieron dichos trabajos voluntarios.
Respecto
de la organización de los trabajadores de la obra estas tendieron hacia
la horizontalidad y el resguardo de los intereses de los pobladores, se
crearon comités especialmente para aquello, lo que les permitió, como
se ha establecido, “negociar el tipo de casas, los materiales, la
apropiación de plusvalía por parte de los pobladores, con
un sentido social, la
269 DEPUR, Op. Cit., p. 90
270 Op. Cit., p. 89
incorporación
de los cesantes y el control total de la obra de construcción”271.
Además el Frete de Trabajadores rindió “cuentas periódicamente a la
Asamblea General del campamento con respecto al avance de la
construcción y los problemas que (surgieron) con el aparato productivo
de insumos”.272
Sobre
la conducción política de dichos pobladores-trabajadores es posible
constatar una elección de dirigentes a mediados de 1972, así, un
periódico informó que:
“Una nueva directiva eligió el Comité de Obra de Nueva La Habana. El FTR273 (del MIR) obtuvo la primera mayoría, con
290
votos, eligiendo a dos de sus miembros. La directiva (quedó) integrada
además por un PC, un PS y un independiente. Según las cifras entregadas,
(por otra parte), el FTR obtuvo 67 votos en las elecciones a la CUT en
ese organismo, habiendo cabido al PS la primera mayoría”274
Como
ocurrió dentro del campamento, en la obra la conducción política estuvo
bajo la responsabilidad de la izquierda, principalmente del MIR,
también fueron alterados los modos de vida y trabajo, y como en todo el
proceso existieron conflictos y limites, sin embargo predominó la
tendencia a la consolidación de dicha experiencia.
271 Luis Alvarado et al, Op. Cit., p. 62
272 Ibidem., p. 61
273 Frente de Trabajadores Revolucionario (FTR) organización de trabajadores dirigida por el MIR.
274 El Rebelde, Nº 39, 18 de julio de 1972, p. 2
Casas C36 en construcción, Nueva La Habana, Santiago, 1972.
Frente de Cultura: una nueva educación para una nueva sociedad.
Tuve
oportunidad de pasar una noche con la dirigencia de la población Nueva
Habana que… tras obtener lo que reivindicaba, sus viviendas, continuaba
activa y creadora, con un sinnúmero de proyectos en el campo de la
educación, la salud, la justicia, la seguridad, los deportes. Visité una
serie de viejos ómnibus donados por el gobierno, cuyas carrocerías,
transformadas y adaptadas, se había convertido en bonitas y arregladas
escuelas
que atendían a los niños de la población. Por la noche esos
ómnibus-escuela se llenaban de alfabetizandos que aprendían a leer la
palabra a través de la lectura del mundo.
Nueva
Habana tenía futuro, aunque incierto, y por eso el clima que la
envolvía y la pedagogía que en ella se experimentaba eran los de la
esperanza.275
Paulo Freire.
Antes
de analizar directamente la experiencia del Frente de Cultura, es
necesario recordar que la transformación histórica de la sociedad
chilena (en general) y de los pobladores (en particular), en este
periodo, no sólo supuso una alteración de la propiedad y la economía
nacional, sino también de cambios en las formas de vida de los chilenos,
especialmente de los más pobres, en el ámbito de la educación y la
cultural.
El
problema del sistema educacional chileno, desde su creación hasta
comienzos de los 70, fue el bajo número de matriculas escolares y la
alta deserción popular de las escuelas. Es decir el problema fue que los
niños pobres no asistían masivamente a la educación formal y los que lo
hacían tendían a desertar rápidamente.
275 Paulo Freire, Pedagogía de la esperanza, (Ediciones siglo XXI, 1992), pp. 35 y 36
De
este modo cuando la Unidad Popular triunfó en 1970 se propuso ampliar,
de forma inédita, la asistencia escolar del mundo popular y favorecer su
mantención en el sistema de educación. Para ello definió a la
“educación” como un derecho que el Estado debía garantizar y a los niños
populares como sus únicos privilegiados. Sin embargo no se trató sólo
de un problema técnico. Estas transformaciones fueron entendidas como
parte del transito chileno al socialismo. Se quiso, así, crear un “área
de educación regular” que incluyera “como un todo planificado, continuo y
diversificado, los subsistemas de educación preescolar, básico y medio,
resolviendo a la brevedad las contradicciones y desajustes existentes
entre ellos, que en el fondo (reflejaban) las contradicciones de clases
hasta (ese momento) imperantes”, para aquello era necesario “un sistema
educacional cuantitativa y cualitativamente diferente del (que
existía)…”276 uno que generará un “cambio de la mentalidad consumidora
por otra productiva y solidaria”277 entre los chilenos.
Esto,
entre otras cuestiones, permitió que la experiencia de educación dentro
del campamento Nueva La Habana, también, se insertara en un proceso de
transformación de las formas de vida de los pobladores.
Los
niños del campamento, principales protagonistas de este proceso,
comenzaban a aprender nuevos valores que tendían a reemplazar el
egoísmo, individualismo e injusticia -necesarios para el funcionamiento
de la sociedad capitalista- por la solidaridad, igualdad y justicia,
pilares de lo que, durante aquellos años, se conoció como una sociedad
socialista.
La experiencia
A
fines de 1970, al iniciarse el verano, los pobladores advirtieron la
necesidad de entretener a los niños del campamento, para ello crearon el
“parvulario” que fue la primera organización destinada a los niños.
Este
276 MINEDUC, “Informe sobre Escuela Nacional Unificada”, s/f.
277 Maria Angélica Illanes, Ausente Señorita, (Junaeb, 1991), pp. 270 a 283.
espacio
organizó paseos en los mismos terrenos de la futura población, en donde
se les mostraba a los niños el trigo y los animales que aún existían en
el sector, del ex Fundo Los Castaños, comúnmente los paseos se
realizaban entre las dos y la seis de la tarde y tuvieron como objetivo
educar y entretener de forma distinta a los más pequeños de la naciente
comunidad.
Niños del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.
El
Frente de Cultura fue creado a medidos de noviembre de 1970 con el
objetivo de “entretener, concienciar y educar” a los pobladores. En este
primer momento fue “cerrado” y careció de mayor participación. 278
Durante los primeros meses de 1971 la comisión de “relaciones públicas”,
del Frente de Cultura, organizó una Escuela de Verano, en la cual los
pobladores mayores educaron “ideológicamente” a los menores, en clases
al aire libre donde estudiaron “dibujo”, “historia” y
“naturaleza”, entre
278 DEPUR, Op. Cit., pp. 70 a 76.
otras
materias. En la escuela “se les hablaba de la historia del cobre y de
los mineros; la historia de los campamentos y de los pobladores; sobre
el problema del campo y de los campesinos y los problemas sociales en
general”. Como en los terrenos había una plantación de trigo, “se
estudiaba (también) el trigo, desde la semilla hasta cuando era la
espiga; además, la vaquita, el canal, la corriente, el agua, en fin. Se
trataba de adaptarse a las condiciones que existían”279 y a partir de
ellas desarrollar un novedoso proceso de aprendizaje.
Luego
de implementar esta primera experiencia los pobladores decidieron
reunirse con funcionarios del Ministerio de Educación del gobierno de la
Unidad Popular a los que les plantearon sus ideas sobre el tipo de
relación que debía existir entre el campamento Nueva La Habana y el
gobierno de Salvador Allende y sus intuiciones respecto de como
implementar una educación distinta en el campamento:
“Nosotros
no queremos paternalismo compañero, ni paternalismo de parte de usted
(del gobierno) para nosotros, que nos venga a hacer lo que nosotros
tenemos que hacer, ni paternalismo al revés, que nosotros (los
pobladores) le vamos a dar a ustedes la pega más fácil porque ustedes
vienen de afuera, no! Trabajan con nosotros y trabajan codo a codo con
nosotros, se integran a trabajar con nosotros… Podemos aplicar los
mismos planes del Ministerio de Educación hasta que se cambien pero en
otro lugar, sacar a los cabros280 de la sala de clases, sacarlos de ahí y
llevarlos a los frentes de trabajo, decíamos por ejemplo, y que sean
los mismos compañeros los que les digan a los niños; que es importante
en que trabajan sus padres. Dignificar la
279 Ibidem., p. 71
280 Niños, Jóvenes, estudiantes.
profesión del obrero, la pega que tiene el papa de cada uno y que ellos vayan viendo si se interesan por esa cuestión”.281
Además
solicitaron el envío de profesores compatibles con el proyecto
revolucionario del campamento, sin embargo el funcionario del ministerio
les respondió negativamente que: “a mi me gustaría ser como ustedes,
desgraciadamente no puedo serlo, no, porque no podría estar ahí,” y se
limitó a enviar docentes sin ningún criterio de selección, lo que se
resolvió de forma gradual; simplemente se quedaron los maestros que
estuvieron de acuerdo con las formas de vida de los pobladores del
campamento. Estos profesores que se quedaron pronto se integraron a la
organización del campamento, a través del Directorio y Frente de
Cultura.
Profesores de la escuela del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.
281 Maryknoll, película “Campamento”, 1971
En
este momentos, si bien existió la idea de realizar una educación
distinta entre los pobladores, aún predominaba un tipo de educación
tradicional por lo que los objetivos trazados al inicio del proceso no
se habían realizado aún.
A
fines de 1971 el Frente Cultural se encontraba en una crisis de
participación por lo que el 1° aniversario del campamento no fue
organizado y sostenido en este espacio, por el contrario dicha
festividad favoreció la reactivación del Frente de Cultura.
Las
cosas comenzaron a cambiar cuando se decidió generar una dirección
colegiada entre los profesores y los comités del Frente de Cultura.
Además se realizó un congreso de profesores en el cual se constató la
ausencia de una política clara de educación para el campamento.
Mientras
tanto las acciones de las distintas comisiones continuaron, por
ejemplo, la Comisión de Alfabetización preparó a unos 13 pobladores para
que fueran capaces de alfabetizar a los pobladores que lo necesitaran,
apoyados en las ideas de Paulo Freire, uno de los más importantes
educadores populares del continente.
En
febrero de 1972 se eligió una nueva Jefatura y “Jimmy” quedó a cargo
del Frente de Cultura, también se realizó el Congreso de Pobladores en
donde se decidió dividir el Frente de Cultura, para revitalizarlo, en
los Sub- Frentes de Escuela, Párvulo, Prensa y Propaganda, Juvenil y
Teatro.
Buses-Escuela del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.
El
Sub-frente Escuela tuvo como responsabilidad la educación de los niños
del campamento, realizaba las clases “en carrocerías de buses
abandonados, (que eran) muy calurosos en verano y fríos en invierno y
estaban repletos de niños todo el año. Pero no (era) el local lo que
(querían) cambiar (los pobladores) sino los valores sociales
entretejidos en los contenidos de la educación tradicional, sus metas
(eran) transformar el propio campamento en una sala de clases donde un
nuevo conjunto de valores; autogobierno, conciencia de clase, igualdad,
(pudieran) ser aprendidos.”282
Un
ejemplo de aquello fueron los paseos que las profesoras realizaron con
sus alumnos hacia el fondo del terreno, éstas enseñaron a los niños
sobre sus derechos a través de canciones como esta: “…de la tierra sale
el trigo y del trigo sale el pan, y del pan nace el derecho, el derecho a
comen pan…”. También se encargó de la alfabetización de unos 70
adultos y de la
282 Maryknoll, película “Campamento”, 1971
nivelación
de estudios de otros 20, a mediados de 1972. Éste Sub-Frente quedó a
cargo del “centro de padres y apoderados” del campamento, su principal
dirigente fue la pobladora “Viviana”, y el director de la escuela habría
sido el señor “Herrera”.
Una clase en la escuela del campamento Nueva La Habana, Santiago,
1971.
Uno
de los Sub-Frentes más desarrollados fue el “Juvenil” en reconocimiento
a esto el Frente de Cultura le entregó una sede para que implementara
sus actividades que consistieron básicamente en “entretenimiento” y
“gimnasia” para lo cual usaban un toca disco en dicho espacio, en estas
iniciativas participaron niños y jóvenes del campamento de 4 a 18 años
de edad. Pero a pesar de los esfuerzos y logros de este Sub- Frente
entre los jóvenes del campamento se mantuvieron actitudes no deseadas
por los pobladores organizados y dirigentes. Este Sub-Frente estuvo bajo
la dirección de la pobladora Deídamia.
El
Sub-Frente de Prensa y Propaganda fue dirigido de forma colectiva por
los pobladores y voluntarios que trabajaron en él. Entre sus principales
actividades
estuvo la elaboración y distribución de un periódico interno: “El
grito del pueblo”283, el que alcanzó a publicarse, al menos, 7 veces
hasta mediados de 1972 y cuya distribución promedio fue la de 400
ejemplares, alcanzando a vender 700 unidades en sus mejores momentos,
este periódico, sin embargo, no tuvo la participación de los pobladores
que los gestores hubieran querido, así la gran mayoría de los pobladores
del campamento fueron solo receptores de esta iniciativa. Otra
actividad de importancia fue el trabajo de información dentro del
campamento, producto de que se necesitaba informar diversas cuestiones,
como “campañas de vacunación” que realizaba el Frente de Salud, la
presentación de “obras de teatro” que exponía el Frente de Cultura y la
convocatoria a “movilizaciones” que la dirigencia decidía. En una
Asamblea General la comunidad decidió comprar para este Frente un
“amplificador y parlantes”, con los recursos del campamento, generados
por cuidar el trigo que había en los terrenos, se buscaba hacer más
ágiles las comunicaciones entre los pobladores, así las reuniones, por
ejemplo, ya no se llamaron a viva voz sino a través de este nuevo
sistema, instalado en todo el campamento, otras utilidades dada a este
instrumento fueron la de avisar a los pobladores cuando un familiar los
iba a visitar y no conocía la dirección exacta de su vivienda y
musicalizar el campamento en determinadas ocasiones, como fueron los
aniversarios.
Por
su parte la pobladora Maria Gaviero quedó a cargo del Sub-Frente de
Párvulo la que junto a otras pobladoras compartieron la dirección de la
experiencia con la Junta Nacional de Jardines Infantiles y las
educadoras del campamento.
283
Entrevista a Silvia Leiva, 1 de noviembre de 2005. Si bien el MIR
afirmaba, en aquellos años, que su periódico oficial, El Rebelde, era
elaborado en talleres del Frente de Cultura del Campamento Nueva La
Habana, en esta investigación no existen antecedentes de aquello, por el
contrario se han encontrado testimonios que establecen la falsedad de
este hecho. Sin embargo se considera que el tema no está determinado.
Jardín infantil del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.
El
Sub-Frente de Teatro invitó a estudiante de teatro de la Universidad de
Chile quienes realizaron una obra que trató la realidad cotidiana del
campamento. Además realizaron convenios con la Municipalidad de Santiago
para llevar a los niños al Teatro Municipal.
A
mediados de 1972 el Frente de Cultura organizó una semana de
celebración por el aniversario de la revolución cubana, recordada los
“26 de julios” de cada año, para ello realizó un concurso de dibujo y
canto entre los niños y jóvenes del campamento.
Dibujos de los niños en celebraciones del campamento Nueva La Habana, Santiago,
1971.
El
trabajo de todos estos Sub-Frentes que constituyeron el Frente de
Cultura, sumado al ambiente de la época y el desarrollo de la
experiencia en general permitieron que los pobladores vivieran un cambio
en sus formas de ver y hacer el mundo, por ejemplo, el lenguaje
claramente evidenció un cambó en la mentalidad de los pobladores, en los
registros de la época se puede observar que palabras como “compañero” y
“nosotros” fueron importantes en el vocabulario común de los
pobladores. Efectivamente el campamento se convirtió en una escuela de
educación política y como en toda escuela existieron conflictos, pero
los aprendizajes colectivos se produjeron y los pobladores reforzaron su
modo de vida comunitario.
Actividad cultural en el Campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971
Lo
que no debe ser confundido con el vocabulario grandilocuente de algunos
dirigentes, que por ejemplo llamaron “hospital” y “teatro” a un par de
pequeñas sedes en que se practicó la salud primaría y la cultura en el
campamento.
Frente de Salud: mujeres, salud y comunidad
Tanto
el centro (DC) como la izquierda (UP) compartieron un duro diagnostico
de la salud publica en el país, a fines de la década del 60. La alta
mortalidad general e infantil, la falta de orden en el recién creado
Servicio Nacional de Salud (SNS) y la ineficiencia del sistema en su
conjunto evidenciaron la critica situación.
Si
bien el gobierno DC había reducido las cifras de mortalidad general e
infantil en Chile, el desbordamiento social y el triunfo electoral de la
UP en 1970 abrieron el camino a una nueva búsqueda por soluciones
definitivas, dirigidas desde “arriba” pero proyectadas y sostenidas
desde “abajo”.
La
vía chilena al socialismo “se destaco especialmente en su compromiso
activo, masivo y eficaz, en materia de salud social y poblacional,”
materializada en “las campañas de salud” que incluyeron la vacunación
masiva, el Plan Nacional de la Leche, la lucha contra la diarrea
infantil, entre otras. Para ello se crearon La Comisión Nacional de
Emergencia de Salud y Consejería Nacional de Desarrollo Social, la
primera debía enfrentar la parte más urgente del problema y la segunda
debía abordarlo de forma “permanente”. Ambas coordinaron el trabajo
voluntario de unos 1.700 profesionales y estudiantes de salud que desde
el SNS, los Municipios y centros de salud se vincularon con las
comunidades de bases rurales y urbanas.
Desde
el Estado, el gobierno de la UP buscó hacer más eficientes sus
políticas publicas de salud, para ello estableció una nueva relación
entre el Ejecutivo y las bases sociales, así funcionario, profesionales y
técnicos se vincularon con dirigentes y pobladores a quienes
capacitaron en salud primaria. De esta forma surgieron las Brigadas de
Salud, las que fueron “organizaciones funcionales, democráticamente
generadas a nivel de la comunidad” cuyas principales tareas fueron la
incorporación gradual pero
masiva
de las mujeres (en su mayoría pobladoras) en la administración de Salud
de sus comunidades, el control de la aplicación de las políticas de
salud en la base social e informar sobre la realidad y problemáticas en
salud de su sector a las instituciones del Estado, junto a las cuales
debía buscar soluciones concretas a dichos problemas.
Sin
embargo, estas nuevas organizaciones debieron vincularse a la
comunidad, preferentemente, a través de los Centros de Madre los que
estaban bajo la conducción de la UP y la Oposición (DC-PN) por lo que
sus experiencias quedaron tensionadas en medio de la lucha política.284
En
el caso del campamento Nueva La Habana surgió una experiencia de salud
comunitaria, en torno a los problemas de la higiene y la salud primaria
de los pobladores, agrupada en el Frente de Salud el cual se vinculó con
los servicios de salud del gobierno de Salvador Allende pero tendió a
mantener y/o privilegiar la independencia en la toma de decisiones. El
MIR por cierto estimulo esta situación.
La experiencia
Antes
de la formación del Frente de Salud los problema sanitario y de higiene
en el campamento fueron atendidos por las “milicianas”285, éstas
tuvieron entre sus tareas controlar el aseo de las viviendas
diariamente: entre nueve y nueve y media de la mañana, pasaban por cada
sitio revisando que el aseo estuviera hecho, así previnieron
enfermedades que en aquellos años fueron muy comunes y graves en los
campamentos. Cabe recordar que la mortalidad infantil, en el mundo
popular, era aún muy alta en aquellos años.
Cada
manzana elegía una delegada para dichas milicias, y si bien se dieron
casos en que “habían personas que eran elegidas y que la gente las
284
Maria Angélica Illanes, En nombre del Pueblo, del Estado y de la
Ciencia, Historia Social de la Salud Publica Chile 1880-1973, (edición
Colectivo de Atención Primaria, 1993), pp. 427 a 491.
285 Entrevista a Silvia Leiva, 26 de octubre de 2005
rechazaba.
Porque llegaban con mucha prepotencia a revisar el aseo”286, en
general estas tareas se realizaban, sin mayores problemas, como recordó
una pobladora:
“en
mi manzana, se turnaban. Casi toda la gente. Por ejemplo: el día lunes
revisaban tres personas porque eran 64 sitios; así es que 3 personas. El
día martes eran tres personas más. Entonces todos los días iban
cambiando las personas. Habían personas que rechazaban. Decían, no yo no
reviso. Todos los días se revisaba. Se salía tipo 9, 9:30, y se le daba
un tiempo a la gente porque la hora adecuada de levantarse es entre
7:30 y 8. Entonces, 7:30 a 8 había tiempo para que tomaran desayuno y
limpiaran la casa, pero, habían personas que salían un poco más tarde…
pero todos los días se revisaba”.287
Otra
cuestión, de mucha gravedad, que no estaba resuelta entre los
pobladores era la atención a las mujeres embarazadas, fue común que
muchas de ellas tuvieran a sus hijos en sus casas, en un reten de
carabineros o donde las encontrara el momento. En el Nueva La Habana las
milicianas calcularon que había alrededor de unas 400 mujeres
embarazadas, en 1971. También existió el problema del cuidado de los
niños de menor edad. Ambos “problemas” debieron ser asumidos,
principalmente, por las mujeres, quienes impulsaron y comenzaron a
participar en los espacios de organización destinados a dichas tareas.
Fue
a partir de esto que “se formó el Frente de Salud, en el cual
participaban… las compañeras más concientes y más responsables de la
población y los técnicos que habían en ese momento
(que eran
286 Taller de Acción Cultural, Op. Cit., p. 79
287 Ibidem., p. 80
estudiantes). Después llegó el Servicio Nacional de la Salud a integrarse a este frente,”288 en 1971.
Frente de Salud del Campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971.
Una
de las principales característica del actuar de los pobladores del
campamento Nueva La Habana fue identificar problemas específicos y
graves que los aquejaban, luego iniciaban su solución a través de la
organización, para recién ahí demandar y presionar al Estado el apoyo a
dichas iniciativas.289
Fue
así que el Frente de Salud una vez constituido y después de haber
levantado una sede para atender a los enfermos, el “hospital”, le exigió
al gobierno, mobiliario, recursos técnicos, dineros para salarios de
las voluntarias, que aumentará la cantidad de veces, -de dos por semana a
una por día-, que una matrona laboraba en el campamento y formación
para unas 25 pobladoras. Una de ellas explicó esta experiencia recordando que:
“después
nos llamaron del Frente de Salud a reuniones y nos capacitaron en
primeros auxilios y ya después cuando veían que uno entendía un poco
más, la llamaban para allá, qué sé yo: para poner inyecciones, para
sacar sangre, para hacer otro tipo de exámenes; qué sé yo, de desgarro,
de deposición.”290
Ante
dichas exigencias el gobierno de la Unidad Popular respondió y envió,
gradualmente; un medico, una enfermera, una matrona, un pediatra y una
visitadora, a quienes la organización del campamento les hizo ver que
eran considerados sólo como parte del Frente de Salud y que por lo tanto
“no podían disponer nada, pues quien controlaba el problema de la salud
(en el campamento) era la población misma” a través de sus
organizaciones, “o sea, (tuvieron) derecho a voz y a voto tanto las
compañeras milicianas como los médicos; (así) quien toma (las)
determinaciones (al final) es el Frente de Salud.”
En
este proceso las pobladoras que participaron en el Frente de Salud
aprendieron a poner inyecciones, llevar las estadísticas del “hospital”
del campamento, extraer sangre y realizar curaciones. Este proceso de
aprendizaje “técnico” fue acompañado de la educación política de las
pobladoras, las que pudieron consolidaron sus nuevas convicciones
ideológicas y participar en discusiones públicas, como fue el “Consejo
Regional de Salud del Área Sur-Oriente, en el que participaron 23 juntas
o centros de madres, clubes deportivos, juntas de vecinos, escuelas y
consultorios”, en el que propusieron y consiguieron que se realizará “un
traslado de pediatras del sector Oriente al Sur-Oriente,”291 es decir del “barrio alto” a los sectores popular.
La
experiencia de los pobladores del campamento Nueva La Habana se
encontró con distintos niveles de resistencia. En el caso especifico de
la salud, los médicos, exceptuando a algunos de los que trabajaron junto
a ellos, se mostraron muy reticentes a aceptar las propuestas
socializadoras, sobre todo en el plano de las decisiones, que los
dirigentes quisieron implementar.
Así
lo aclaró un doctor que fue parte del Frente de Salud y del Servicio
Nacional de Salud (SNS) del gobierno de la Unidad Popular al explicar
que:
“En
el Servicio Nacional de Salud… hay gentes que se oponen tenazmente a la
participación de los pobladores, porque opinan que los técnicos son los
que deben decidir. Y va a ser problema convencerlos de lo contrario,
porque aún todavía hay gente que no entiende esta cuestión. Opinaban que
cómo los pobladores van a poder poner una inyección, o que no tienen
que opinar sobre como debe funcionar el policlínico, sino que ahí es el
medico el que debe decidir. Porque los médicos en general, son una casta
que cree que ellos deben dirigir todo, y consideran de lado
(menosprecian) a los otros profesionales; médicos de distintas
ideologías, e incluso de izquierda,”292
Por
otra parte el Frente de Salud contó con un vehiculo para el traslado de
los enfermos, éste fue conocido como la “ambulancia” del campamento y
según Manuel Paiva “era conducido por Valezca una combativa compañera
del campamento”293. Sobre este vehiculo una participante del Frente de
Salud explicó en aquellos años que:
291 DEPUR, Op. Cit., pp. 65 y 66
292 Departamento de Estudios y Planificación Urbano Regional (DEPUR), Op. Cit., p. 64
“conseguimos
(este) vehículo para la solución de los problemas; porque la verdad es
que cuando se nos producían los partos, no habiendo una locomoción
segura, no habiendo dinero muchas veces, era imposible llegar a los
hospitales que están bastante lejos. Así que le exigimos al Servicio
Nacional de Salud también un vehículo para la locomoción puesto a cargo
de los pobladores”.294
Según
el relato de Paiva este habría sido donado por la embajada de Cuba y
recientemente Christine Castelain, desde Francia, ha expresado que fue
ella quien donó su vehiculo junto con su maquina de escribir al
campamento. Más allá de estas especificidades, lo que interesa destacar
aquí es que la organización del campamento fue identificando y buscando
soluciones creativas a los problemas de la comunidad, y que el uso de
este vehiculo como ambulancia del campamento evidencia tanto la
creatividad como la solidaridad de los pobladores.
Jeep-Ambulancia del Campamento Nueva La Habana, Santiago, 1971
294 DEPUR, Op. Cit., p. 63.
Todas
estas iniciativas fueron alcanzando resultados positivos en el
campamento, por ejemplo, para el invierno de 1971 donde se produjeron
graves problemas de salud en los campamentos producto de que en
ocasiones las lluvias fueron acompañadas por nieve y mucho frío, “la
mortalidad de la población (del campamento) fue muy baja, comparada con
otras poblaciones”.295
Campamento Nueva La Habana, Santiago, invierno de 1971
A
pesar de las deficiencias que tuvieron producto de que se encontraban
en pleno proceso de aprendizaje, la atención de las pobladoras del
Frente de Salud fue aceptada por los otros pobladores. Siendo este
Frente uno de los que tuvo menos conflicto en el desarrollo de su
experiencia.296
295 Op. Cit., p. 65
296 Entrevista a Silvia Leiva, 26 de octubre de 2005
Otros Frentes
Existieron
otros Frentes de Trabajo como los de “Áreas Verdes”, “Madre” y
“Bombero” cuyas principales características se describirán
brevemente.297 El Frente de Áreas Verdes surgió por la necesidad de
espacios más acogedores dentro del campamento y cuando Alejandro
Villalobos pidió ayuda para solucionar este problema a los docentes y
estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile,
quienes elaboraron una propuesta que presentaron al Directorio en donde
se acordó que un hombre y una mujer de cada manzana participaran en este
Frente, así a mediados de 1972 estaba compuesto por 54 pobladores los
que se reunían los domingos de 9 a 13 horas a trabajar en sus tareas. Si
bien en su origen se organizó con 5 estudiantes este frente tuvo una
buena participación de los pobladores y fue dirigido, en 1972, por la
pobladora “Maria”. Entre sus proyectos estuvieron los de crear áreas
verdes en los espacios públicos y privados y plantar limones y naranjos
en la avenida principal de la futura población Nueva La Habana a la que
pensaron llamar, precisamente, “Avenida de Los Naranjos”.
Avenida principal del campamento Nueva La Habana, Santiago, 1972.
El
Frente de Madre tuvo su origen en una iniciativa de la dirigencia que
buscó organizar a las mujeres del campamento, en tanto “mujeres”, esta
situación podría explicarse, entre otras razones, porque la derecha
levantó a las “mujeres” como un sector de oposición al gobierno de la
Unidad Popular argumentando que eran esta las más afectadas por los
problemas del des-abastecimiento como fueron la especulación de precios y
las “colas”, por lo que se inició una disputa política por dicho
sector. Fue así que se quiso crear el Frente de Mujeres Revolucionarias a
través de charlas políticas, sin embargo, por múltiples razones, esta
iniciativa no encontró mayor respuesta en las pobladoras, por lo que
dicha experiencia derivó en el Frente de Madres que tuvo una directiva
de 5 pobladoras y 21 delegadas de las “manzanas”, su principal actividad
giró en torno a la organización de las festividades de la navidad, pero
la mayoría de las pobladoras vio en este espacio un lugar donde ir a
buscar cosas más que una posibilidad de organización.
Por
otra parte el campamento Nueva La Habana estaba cerca del Canal San
Carlos, el que se encuentra paralelo a la avenida Tobalaba, éste en el
invierno de 1971 se desbordó generando inquietud entre los pobladores
los que estimularon la creación de un Frente para casos de emergencia,
así en abril de 1972 un dirigente de la manzana “W” junto a una
treintena de pobladores crearon el Frente de Bomberos sin embargo la
participación decayó y tuvo que ser reactivado por otros 9 pobladores,
los que consiguieron, entre otra cosas, 34 extintores en la fabrica
POLEX y participaron en, al menos, 4 incendios en el campamento, siendo,
según uno de ellos, “Alex”, de gran utilidad, incluso salvando la vida
de un recién nacido, si bien tuvo una baja participación el Frente de
Bomberos sus miembros tuvieron muchos proyectos. Pero la existencia de
este Frente no
logró
evitar un terrible incendio el verano de 1972 en donde se quemaron las
63 viviendas de la “manzana O”298, los pobladores perjudicados por el
incendio prontamente recibieron nuevas mediaguas.299
Restos del incendio y construcción de nuevas mediaguas para pobladores, Nueva
La Habana, 1972.
Cada
Frente tuvo su propia historia, entrelazada con la experiencia general
de todos los pobladores, en ellas se ha podido establecer como desde
fines de 1970 hasta octubre de 1972 la experiencia de organización y
politización revolucionaria de los pobladores se consolidó de forma
problemática pero permanente.
Ahora
se reafirmará este hecho a partir de tres hitos ocurridos dentro de
este momento de la experiencia. El primer aniversario del campamento (1
de noviembre de 1971), el congreso de pobladores (11, 12 y 13 de
febrero
298 Manuel Paiva, película “Campamento Nueva Habana, para volver a soñar”, 2005.
299 Se agradece esta aclaración a Lisi Núñez.
de 1972) y la segunda elección de Jefatura (febrero de 1972) mostrarán, como fotografías, el estado de la experiencia.
Primer aniversario: evidencia de la consolidación de la experiencia
El
1 de noviembre de 1971 los pobladores estuvieron “en su primer
aniversario celebrando los logros de su campamento, solamente en un año
(habían) construido y (gestionado) su propia escuela, policlínico
gratuito, centro cultural… y un sistema altamente organizado de
autogobierno, también (habían) realizado programas de trabajos
voluntarios en alfabetización y educación en salud, por eso a pesar de
las condiciones extremas de pobreza, Nueva Habana en (ese) día de
celebración”300 evidenció el fortalecimiento de su experiencia.
El
acto de celebración del primer aniversario fue registrado por la orden
Maryknoll301 en éste se pueden ver los primeros indicios claros de
consolación de la experiencia de politización revolucionaria que los
pobladores experimentaron, por ejemplo, se observa a un niño del
campamento, el “Che”, desde el escenario y como protagonista del acto
gritando a los pobladores consignas que éstos con entusiasmo
contestaban: “¡Revolución o morir: MIR!!... ¡Revolución o morir:
MIR!!...
¡Casa
o muerte: Venceremos!!... ¡Patria o muerte: Venceremos!!... ¡Viva el
campamento Nueva Habana: viva!!”302. Otro ejemplo fue una breve “obra
de teatro” que mostraba a “un estudiante que se inscribía para hacer la
revolución y que debía superar varias pruebas”, esta también evidencia
300 Maryknoll, película “Campamento”, 1971
301
Misioneros norteamericanos de la iglesia Católica que participaban de
las ideas de la Teoría de la Marginalidad. Ellos expresaron que los
pobladores “parecen más muertos que vivos, concientes solo de su
dolor,
incapacitados de actuar…Pero (que) en Chile hay una población, un
campamento donde la gente se niega a morir. Es el Nueva Habana”.
302 Maryknoll, Op. Cit.,
como un humor tan ideológico, era aceptado, hacía sentido y les permitía reír a los pobladores.
El
primer aniversario fue un hito que nos permite dar cuenta de la
consolidación de la experiencia, quizás de sus elementos menos
conflictos, pero la alta participación de los pobladores, los símbolos
en el escenario, banderas de Chile, Cuba y el MIR, el contenido de los
mensajes, en su mayoría explícitamente revolucionarios y la evidente
masificación de conceptos en el leguaje de los pobladores como
“compañeros”, evidencia un cambio en los modos de celebración de los
pobladores. Para reafirmar esta idea se pueden constatar un par de
hechos más.
Una
situación menos “preparada” como el aniversario, ocurrió un mes antes
cuando “Vilma Espin”, miembro del Comité Central del Partido Comunista
de Cuba, visitó el campamento y fue recibida por Víctor Toro y Alejandro
Villalobos, ambos dirigentes nacionales del Movimiento de Pobladores
Revolucionarios (MPR)303. En esta visita la autoridad cubana
impresionada por la simbología revolucionaria en el lugar preguntó a un
niño “si sabía quien era Fidel. El niño respondió: es el presidente de
Cuba, (ante lo cual Vilma insistió), ¿y sabes quien es el Che? El
presidente del MIR, respondió el niño,”304 mostrando a la dirigente
cubana que el proceso de politización revolucionaria había alcanzado a
los niños.
Otro
hecho ocurrido en el mismo mes termina por confirmar lo aquí propuesto.
“Cerca de 200 pobladores participaron” en el traslado de la basura del
Campamento, que no había sido retirada por la Municipalidad de La
Florida, hasta los patios de dicha institución y hasta la casa del
alcalde “momio” donde la arrojaron como forma de protesta.305 Esta
movilización tuvo ese grado de radicalidad puesto que el alcalde de La
Florida fue considerado un “enemigo de clase” por los dirigentes. Además
tuvo una gran significación entre los pobladores ya que permaneció en
la
303 Nombre que tomó la antigua Jefatura Provincial Revolucionaria (JPR) de Los Sin Casa.
304 El Rebelde, Nº 7, 5 de octubre de 1971, p. 4
305 El Rebelde, Nº 7, 5 de octubre de 1971, p. 13
memoria
de los pobladores hasta nuestros días. Así la radicalidad y masividad
de la acción, también confirman los altos niveles de organización y
movilización de los pobladores hacia fines de 1971.
Congreso de pobladores:
Los
días 11, 12 y 13 de febrero de 1972 se realizó un “congreso de
pobladores” en el campamento con el objetivo de “estudiar las políticas a
seguir durante el año.
Lienzo del “1° congreso de pobladores” en entrada del campamento Nueva La
Habana.
(En
este se planteó) la creación de organizaciones de poder local y nuevos
niveles de organización, en la unión con obreros y estudiantes”306, las
que posteriormente fueron llamadas Comandos Comunales. En esta
instancia, como se ha señalado, los dirigentes del MIR propusieron la
creación de los tribunales populares307. Alejandro Villalobos, explicó,
sobre este congreso, que:
“Después
de un año decidimos mirar hacia atrás para ver lo que hemos logrado y
hacer nuevos planes para el futuro… una de las cosas que planteamos es
que los pobladores luchen por conquistar el poder local que mantienen
nuestros enemigos en las Municipalidades. Hay que crear los Consejos
Comunales donde participen los pobladores y también los obreros,
campesinos estudiantes y soldados de cada sector.”308
306 El Rebelde, Nº 16, febrero de 1972, p. 2
307 El Rebelde, Nº 15, febrero de 1972, p. 2
308 El Rebelde, Nº 17, febrero de 1972, p. contraportada.
Maqueta del 1° Congreso de pobladores, Nueva La Habana, Santiago, 1972
Por
otra parte la comunidad consideró, en este congreso, que eran tareas
aún pendientes la pavimentación del sector, el mejoramiento de la
locomoción colectiva y de la escuela. Para ello los dirigentes
propusieron mantenerse organizados y continuar con las movilizaciones
para presionar al Estado. Como se ha evidenciado a partir de este
congreso se generaron nuevas instancias de organización y se ampliaron
algunos Frente con la creación de Sub-Frentes. Así la dedicación de tres
días para la deliberación comunitaria confirma también que, a pesar de
las enormes dificultades y las series de conflictos y crisis en el
proceso, los pobladores sostuvieron su experiencia en el tiempo.
Segunda elección de Jefatura
En
febrero 1972, “por segundo año consecutivo, los candidatos de la
izquierda revolucionaria obtuvieron un amplio triunfo en las elecciones
de Jefatura de la población Nueva La Habana. La lista de la izquierda
revolucionaria obtuvo un total de 4.522 votos, colocando a la mayoría de
sus candidatos en los puestos de Jefatura. La primera mayoría cupo a
Alejandro Villalobos, militante del MIR, quien fue reelegido como jefe
del campamento con 1.073 votos. Además resultaron elegidos Silvia Leiva
con 606 votos, Juan Marchant con 631 votos, Juan de Dios con 542 votos y
Juan Barrera, delegado de manzana, con 470 votos. Además salieron
nombrados como suplentes Manolo Moya (Manuel Paiva) con 346 votos y
Emilio de la (“manzana”) T con 391 votos. La lista de la UP, encabezada
por Oscar Castillo, obtuvo 2.983 votos y un representante a la
Jefatura, (el mismo “compañero Castillo”). Una tercera lista, de
independientes, logró 882 votos, pero ningún cargo en la Jefatura.”309
Es decir de un total de
8.387 votos el MIR obtuvo un poco más del 50%, la UP bordeó el 35% y los independientes alcanzaron sólo un poco más del 10%.
309 El Rebelde, Nº 19, 29 de febrero de 1972, p. 5
Alejandro Delfín Villalobos Díaz junto a un grupo de pobladores, Santiago, 1971.
Así
queda en evidencia que la izquierda en su conjunto tuvo más del 85% del
apoyo electoral de los pobladores y que si bien existieron corrientes
de disidencia u oposición estas fueron muy minoritarias entre los
pobladores.
Nueva La Habana, Santiago, 1972
Respecto
de estos sectores de “oposición” interna310 Castillo explicó, a
mediados de 1972, que: “Aquí hay 4 ó 5 personas que quieren formar una
Junta de Vecinos, al margen de la organización del campamento. Nosotros
(los dirigentes) no tenemos ningún inconveniente que la formen, siempre y
cuando ellos tengan cosas más positivas que nosotros para el bien del
campamento. Ahora, -se preguntó el dirigente- ¿Quiénes son estos
pobladores que están por la Junta de Vecinos?, ¿Qué instrumentos usan?,
310
También se debe consignar que la confianza en los dirigentes fue dañada
por las malas conductas de estos en relación a sus vidas privadas y de
pareja, según lo consignan los relatos de algunos pobladores.
Los
diarios “Tribuna”, “Sepa”, “El Mercurio”..., o sea, la Prensa de
derecha y a los gallos de derecha como el señor Sergio González, Alcalde
de La Florida. O sea, que están siendo utilizados por nuestros enemigos
de clase,” concluyó el dirigente.
En
conclusión si bien existieron sectores de oposición y múltiples
momentos de conflictos y crisis la conducción revolucionaria del proceso
logró mantener su legitimidad y apoyo durante 1971 y parte de 1972. La
experiencia se centró en el desarrollo de distintos Frentes de Trabajo
que socializaron, de forma problemática, la toma de decisiones, es decir
el autogobierno del campamento.
Movilización antes del “paro de octubre”.
En
septiembre de 1972, ultimo mes del momento de consolidación conflictiva
de la experiencia, ante la “muerte de dos pobladores atropellados en
Macul con Departamental… los pobladores… de los campamentos Camilo
Torres y Nueva La Habana, realizaron asamblea y discusiones que los
llevaron a movilizarse en conjunto hacia la Municipalidad de La Florida,
en un combativo acto que… fue dirigido por Alejandro Villalobos… y en
el que las mujeres dieron el ejemplo, acudiendo en gran número… así,
como (también lo hicieron) los trabajadores de la obra Nueva La
Habana,”311 los pobladores así dejaron en claro que habían reforzado su
capacidad de organización y movilización, cuando el momento político
estaba a punto de cambiar en el campamento y a nivel nacional producto
del “paro de octubre”.
311 El Rebelde, N° 47, 12 de septiembre de 1972, p. 2
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