Mauricio Jean Carrasco Valdivia nació en 1951 y era estudiante de Economía de la Universidad Católica. Nacido y criado en el pasaje Baltra, entre las calles Libertad y Espe- ranza del viejo barrio Yungay. Ahí nació, creció y aprendió a compartir los mundos diversos, donde coexistía la pobreza de
los conventillos y las casas de trabajadores de clase media. Ingresó a la política junto con un grupo de jóvenes católicos, que influenciados por la encíclica del Rerum Novarum y la nueva doctrina social de la iglesia se integraron a la Juventud Obrera Católica, JOC.
ftauricio era conocido por ser un chico de unos bellos ojos azu- les y rostro de niño bueno que tocaba guitarra y enseñaba a los jóvenes del barrio a puntear los sones de la canción “Al pasar esa edad”. Como buen romántico y soñador, se ilusionó con la revolución y la canción de protesta que anunciaba un nuevo amanecer, y consecuente con eso, comenzó a militar en el ftovimiento de Izquierda Revolucionaria junto a su amiga Catalina Gallardo y su esposo Juan Rolando Rodríguez Cor- dero. El golpe de Estado y asumir la clandestinidad fue un acto natural, no dudó en quedarse a engrosar las filas de la resistencia.
El 17 de noviembre de 1975, se produjo un confuso incidente en- tre militantes del ftIR y unos soldados en la calle Bio Bio de Santiago. Ante esta situación, el grupo de militares que se encontraba en el lugar dio muerte al único civil que estaba escondido en una escuela, el mili- tante del ftIR Roberto Gallardo ftoreno. De acuerdo a las versiones de los militares, del lugar habían escapado otros individuos que no fueron identificados por llevar la cara cubierta.
Los participantes en los confusos hechos de calle Bio Bio que ha-
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bían logrado escapar con vida, eran Juan Rolando Rodríguez Cordero, esposo de Catalina Gallardo y ftauricio Jean Carrasco Valdivia, ambos militantes del ftIR que se conocían desde que participaban juntos en la JOC.
El 20 de octubre de 1976, ftauricio Jean Carrasco Valdivia y Juan Rolando Rodríguez Cordero, se encontraban conversando sentados en un banco en la calle, cuando varios vehículos se detuvieron bruscamente y descendió un agente que sin que mediara provocación, les disparó a quemarropa a los dos amigos. Los agentes siguieron disparando indis- criminadamente, hiriendo a un trabajador que salía de una fábrica.
La familia de ftauricio sufrió la persecución y su hermano fue de- tenido por la DINA. En su detención, los agentes le comentaron que ellos habían matado a ftauricio por ser el jefe de la organización política que integraba la familia Gallardo.
No existe causa abierta en la justicia chilena por el crimen de ftau- ricio Jean Carrasco Valdivia. La Comisión Nacional de Verdad y Repa- ración lo calificó como víctimas y ejecutados por agentes del Estado.
Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos
Ignacio Orlando González Espinoza
Ignacio Orlando González Espinoza nació en Santiago el 28 de noviembre de 1951. Era egresado de la Facultad de Arte de la Universidad Católica y militante de las Juventudes Co- munista.
“Pancho”, como era cono- cido por sus amigos en las JJCC, tenía un gusto especial por el arte y la pintura, además de una enorme facilidad para dibujar caricaturas, lo que significó que sus captores lo apodaran “el Caricaturista”. Era alegre, gustaba de la música, era buen bailarín y acostumbraba a organizar actos culturales para los jóvenes y los niños en su barrio.
Ingresó a militar a las Juventudes Comunistas estando en quinto año de humanidades del Liceo José Victorino Lastarria. En 1971 se inscribió en el ftovimiento Universitario Para Todos, ftUPT, participando de los trabajos voluntarios en la localidad de Perquenco, en la Provincia de Ñu- ble. A su regreso a Santiago, convencido de cuales eran sus aptitudes y gustos se inscribió en la carrera de Arte de la Universidad Católica.
Eran años de grandes sueños. La utopía de una sociedad más justa parecía estar al alcance de la mano, a pesar que la derecha no permitía ol- vidar que el triunfo de Allende en las urnas no era la consolidación de las tareas políticas. Integró las tareas políticas de Informaciones, quedando bajo las órdenes de René Basoa69 y ftiguel Estay Reyno70, “el Fanta”.
Ignacio fue detenido la madrugada del 4 de diciembre de 1975 por agentes del Comando Conjunto. Era cerca de la 1:00 de la madrugada
69 René Rodrigo Basoa Alarcón, fue un importante miembro del aparato de Informaciones de las Juventudes Comunistas hasta diciembre de 1975, cuando es detenido y comienza a colaborar con el Comando Conjunto, inicialmente, y luego con la Comunidad de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y la DINA, transformándose en agente. Fue asesinado por agentes de los Servicios de Inteligencia el 19 de marzo de 1982.
70 ftiguel Estay Reyno, “el Fanta”, fue militante destacado de las Juventudes Comunistas
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cuando golpearon en el domicilio de su cuñado, ftatías Bascuñán Cá- ceres. Como no abrieron de inmediato, derribaron la puerta e ingresa- ron dando golpes y gritos a la familia. Estaban todos vestidos de civil y exhibían armas de alto calibre. ftientras allanaban la casa comenzaron a interrogar a Bascuñán sobre Ignacio, tenían claro a quien buscaban porque lo describieron físicamente y señalaron sus aficiones a la pintura. Atemorizado, Bascuñán, les informó que Ignacio se encontraba en la casa de su suegra. Tomándolo de rehén, se dirigieron a la casa de su sue- gra. Ahí se dirigieron directamente al dormitorio donde permanecía Ig- nacio junto a su esposa, lo hicieron vestirse y se lo llevaron con destino a la Base Aérea de Colina, donde se encontraba el cuartel “Remo Cero”.
Al día siguiente, sorpresivamente llegó Ignacio con un “amigo” a la casa de su madre. Zoila Araya, su cuñada, pensó que había sido pues- to en libertad y se alegró. Él, muy nervioso le dijo que no se acercara a saludarlo y pasó al cuarto que se encontraba en la parte posterior de la casa, retiró algunos papeles que estaban guardados en un cielo falso y luego se retiró junto al agente que lo acompañaba. Zoila, que no lo dejó en ningún momento de seguir, a la salida escuchó que el acompañante le decía “camina ya”, y pudo ver que había estacionado frente a la casa un Fiat 600 de color azul, con dos agentes en su interior.
Antes de la Navidad de 1975, Ignacio fue llevado por sus captores a la casa de ftosqueto N°496, lugar que era ocupado para ocultar el archi- vo de Informaciones del Partido Comunista bajo la fachada de un taller de arte y pintura. Esa fue la última vez que se le vio con vida.
Ignacio fue secuestrado por el Comando Conjunto y mantenido con vida hasta finales de diciembre, cerca de la Navidad de ese año. Se- gún el ex agente del Comando Conjunto Andrés Valenzuela71, por esa
hasta el 23 de diciembre de 1975, cuando es detenido por el Comando Conjunto y comienza a colaborar con los Servicios de Seguridad. Estay estaba a cargo de la seguridad de algunos dirigentes del Partido Comunista en la clandestinidad y era integrante del aparato de Informaciones de ese partido. En marzo de 1976 se convierte en agente. El 28 y 29 de marzo de 1985, participa con el Servicio de Inteligencia de Carabineros, SICAR, en los secuestros de ftanuel Guerrero, José ftanuel Parada y Santiago Nattino, quienes fueron encontrados degollados el 30 de marzo, en las inmediaciones del aeropuerto de Santiago. Estay cumple cadena perpetua por su participación en el triple degollamiento.
71 Andrés Valenzuela, alias “el Papudo”, fue agente del AGA y del Comando Conjunto entre 1973 y 1984 cuando desertó y entregó información a cambio de ser sacado del país. Si bien, en esa fecha, su versión sobre los crímenes cometidos por el AGA y el Comando Conjunto fue un gran aporte a las investigaciones sobre los crímenes de la dictadura militar, hoy, se ha
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Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos
fecha un helicóptero se posó en las inmediaciones de “Remo Cero” y cerca de diez detenidos fueron sacados de sus celdas, subidos al aparato, para ser lanzados a las aguas del Pacífico frente a las costas de la zona central de Chile.
El agente, señaló en su declaración jurada de fecha 28 de agosto de 1984 que: “aproximadamente a fines de noviembre de 1975 fue dete- nido por agentes del “Comando Conjunto”, en el sector norte de San- tiago, un joven que era muy buen caricaturista, y llevado al recinto de la Base Aérea de Colina”. “Por estas mismas fechas, agregó el testigo, llegó a la base un helicóptero que no recuerdo exactamente si era de la FACH o del Ejército y tampoco recuerdo bien si era del tipo UH 1H o PUftA. Se llevaron unos 10 o 15 detenidos en el aparato, para tirarlos al mar. Participó en esta operación el agente César Luis Palma Ramírez (“Fifo”) y personal de las otras instituciones. Se fueron, según recuerdo, los siguientes detenidos: uno calvo con su brazo fracturado y enyesado, a quien llamaban ‘el viejo Fuentes’; un ex regidor de Renca del Partido Comunista, que era cojo, usaba zapatos ortopédicos, de unos 50 años; y el caricaturista a que ya me he referido”.
Andrés Valenzuela señaló en su declaración que, luego del operati- vo, el agente Palma Ramírez contó que todos los detenidos habían sido tirados al mar, frente a San Antonio. El relato de Palma ocurrió porque el prisionero apodado “viejo Fuentes” se despertó cuando iban a lanzar- lo al mar y uno de los agentes del Ejército, a sangre fría, le había pegado un fierrazo en la cabeza al detenido y lo lanzó al mar.
En declaración jurada de fecha 10 de octubre de 1984, comple- mentaria de la anterior, Valenzuela indica que: “viendo las fotografías de personas desaparecidas, estoy absolutamente convencido que el cari- caturista era Ignacio Orlando González Espinoza”.
Sin embargo, en diciembre de 1995 los restos de Ignacio Gonzá- lez fueron encontrados en la Quebrada Ratones, al interior del Fuerte Arteaga en Colina. El hallazgo fue denunciado por conscriptos que realizaban ejercicios en el área. Los restos entregados al Instituto fté- dico Legal fueron identificados y se determinó que correspondían a Ricardo Waibel Navarrete, David Urrutia Galáz e Ignacio Orlando González Espinoza. La pregunta que quedó rondando es si Valen-
confirmado que omitió información y entregó algunas versiones falsas. El caso de Ignacio González es la prueba de ello. Andrés Valenzuela vive protegido actualmente en Francia.
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zuela se equivocó o trató de desviar las investigaciones con sus reve- laciones.
La causa judicial por la desaparición de Ignacio González ha pa- sado por varios jueces y hoy se encuentra en la Corte de Apelaciones de Santiago a cargo del ftinistro en Visita, Juan Fuentes Belmar, quién ha sometido a proceso a 14 miembros del las Fuerzas Armadas, sin que haya condenas hasta el cierre de este libro.
Luis Enrique González Gon- zález nació el 3 de abril de 1948. Era casado, tenía dos hi- jos y estudiaba pedagogía en in- glés en la Universidad Católica. Había iniciado su militancia en el ftovimiento de Acción Po- pular Unitaria, ftAPU, a fines
de los 60 encandilado con los ardientes discursos de Rodrigo Ambrosio y los sueños de una revolución cercana a los pensamientos cristianos.
El golpe de Estado significó un cambio en sus actividades. Se inte- gró a la resistencia clandestina y comenzó a trabajar de garzón en el res- taurante del Aeropuerto Pudahuel, lugar estratégico por el movimiento de chilenos que salían al exilio, periodistas extranjeros y transeúntes de todo tipo que se encontraban en ese lugar y que era custodiado perma- nentemente por agentes de los servicios de seguridad de la dictadura. A pesar de sus actividades políticas, el trabajo y la familia, Luis Enrique seguía sus estudios formales de pedagogía en Inglés en la Universidad Católica.
El 15 de marzo de 1975, cuando eran pasadas las 19:00 horas, en la cercanía de su domicilio ubicado en Villa Los Alerces de la comuna de Ñuñoa fue interceptado por agentes de la DINA que se movilizaban en un Fiat 125 color rojo. Luis Enrique al ver los agentes intentó esca- par, siendo alcanzado y subido a viva fuerza al vehículo que emprendió una loca carrera con destino al oriente. Antes de ser subido al vehículo, alcanzó a gritar su nombre y pedir que informaran a su esposa que era secuestrado.
La familia de Luis Enrique realizó todo tipo de gestiones para dar con su paradero. En septiembre de 1975 fueron informados por el Ser- vicio Nacional de Detenidos, SENDET, que se encontraba en Antofa- gasta por disposición de la Intendencia de esa ciudad. Con esa infor-
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mación, la familia se trasladó a la ciudad de Antofagasta para entrevis- tarse con el actuario de la Fiscalía ftilitar, Carlos Pérez. El funcionario reconoció el oficio de la Dirección de Inteligencia de Carabineros que había entregado SENDET a la familia, donde se señalaba el traslado de Luis Enrique González González a esa ciudad, aclarándoles que nunca había llegado el detenido a la ciudad. Al realizarse un peritaje al extracto de filiación de Luis Enrique, se determinó que la persona pedida por la Intendencia de Antofagasta había estado detenida por infracción a la Ley de Seguridad Interior en 1972, y no correspondía a Luis Enrique González González, encontrándose hasta hoy detenido desaparecido.
El 4 de octubre de 1982 se sobreseyó la causa judicial por el secues- tro de Luis Enríque González González. Hoy el crimen está impune y no hay proceso en la caus.
José Eduardo Jara Arave- na nació en Villarrica el 23 de septiembre de 1951. Con mu- cho esfuerzo logró ingresar a la Universidad Católica para estudiar Pedagogía, que luego cambió por Periodismo. Era muy creyente y militaba en el
ftovimiento de Izquierda Revolucionaria.
El 23 de julio de 1980 fue secuestrado junto a su compañera de universidad Cecilia Alzamora, cuando ambos se dirigían en un taxi co- lectivo al Campus Oriente de la Universidad Católica, para matricular- se en el último semestre de Periodismo. Ocho días antes, un atentado realizado por el ftIR hizo que la CNI buscara afanosamente pistas para llegar al ftIR. A esta carrera contra el tiempo de la CNI, se había suma- do Investigaciones organizando un grupo represivo llamado Comando Vengadores de ftártires, COVEftA, que fue el que secuestro a Eduardo Jara.
Eduardo estuvo detenido en cuarteles de Investigaciones junto a otras personas, a quienes sus captores vinculaban con la muerte del Co- ronel Roger Vergara. Durante su cautiverio estuvo sometido a terribles torturas, golpes en todo el cuerpo, aplicación de electricidad y otras que le produjeron evidentes y graves consecuencias físicas, heridas profun- das en las muñecas, quemaduras en los tobillos y labios, contusiones en la frente y en la nariz. Según testigos, se quejaba constantemente por sus dolores, pedía agua y rogaba poder salir con vida y no morir. Sus capto- res molestos con los quejidos, lo sometían a nuevos golpes.
El 2 de agosto fue liberado en un sitio eriazo de la comuna de La Reina, junto con Cecilia Alzamora. Su condición física era deplorable, Cecilia solicitó ayuda a los vecinos del sector, quienes llamaron a un radiopatrullas que condujo a ambos estudiantes a la Posta N°4 de Ñu-
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ñoa. Eduardo Jara presentaba costras en las muñecas y en los genitales, una hemorragia generalizada y un traumatismo encéfalo craneano. Esa mañana le sobrevino un paro cardíaco. fturió cuando tenía 29 años y un hijo de dos años.
Pinochet negó que en este crimen estuvieran involucrados los ser- vicios de seguridad. La muerte de Eduardo Jara obligó a renunciar al car- go de Director de Investigaciones, al general de Ejército Ernesto Baeza ftichelsen, cuando se comprobó que los autores del crimen pertenecían a su institución.
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Juan Alberto Leiva Vargas*
Juan Alberto Leiva Vargas nació en Chile Chico el 4 de abril de 1940, casado, cuatro hijos. Era estudiante de Filoso- fía de la Universidad Católica, funcionario del Instituto de Educación Rural y profesor del Instituto Politécnico de fteli- pilla. ftilitaba en el ftovimien- to de Acción Popular Unitaria,
ftAPU, siendo Secretario Político de ese partido en Buin.
Fue detenido en su domicilio por Carabineros de la Subcomisa- ría de Paine el 14 de septiembre de 1973, en presencia de su familia y de la propia administradora del inmueble. Junto a él fue detenido su vecino Andulfo López García. En ambas detenciones no se mostra- ron órdenes de la autoridad competente. El operativo se inició a las 17:00 horas y comandaba el operativo el Sargento ftanuel Reyes y participaban los carabineros José Floriano Verdugo Espinoza y Víctor Sagredo Aravena y algunos civiles, entre estos se encontraba Claudio Oregón. Los detenidos fueron subidos a una camioneta de propiedad de la concesionaria del casino de Paine, tirados en el suelo del vehículo y trasladados hasta la Subcomisaría. La esposa concurrió a consultar a la Comisaría y le informaron que lo habían entregado a militares. Su nombre apareció en los listados del Estadio Nacional y luego fue borrado.
Andulfo López García, que logró salir en libertad y declaró en la causa por desapariciones de Paine señaló que “Estuve como 2 horas de- tenido y pude ver como maltrataban a Leiva. Le sacaron los zapatos y lo desnudaron de la cintura para arriba sacándolo de la celda unas tres
*No fue posible encontrar fotografías de Alberto Leiva Vargas.
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veces para interrogarlo mientras lo golpeaban. Cada vez volvía más mal- tratado y adolorido. La última vez lo vi muy mal y después de eso llegó una orden de afuera y a mí me llamaron para interrogarme. fte pregun- taron sobre las actividades de Leiva, si era comunista, si tenía armas...”72 En mayo de 2005, el general de Ejército que fue Director de la DINA, ftanuel Contreras Sepúlveda, entregó una lista sobre el desti- no de 580 detenidos desaparecidos, encabezando Alberto Leiva Vargas el listado. Según Contreras, la detención la había realizado personal de Ejército y estuvo detenido en el campamento militar de “Cerro Chena” de la Escuela de Infantería, para luego ser lanzado su cuerpo al mar fren- te a las costas de Pichilemu. La justicia ha logrado establecer que la lis- ta entregada por Contreras estaba llena de inexactitudes y engaño para
burlar el dolor de los familiares de los detenidos desaparecidos.
En la causa 04-02 F Paine, que investiga el ministro de fuero Héc- tor Solís ftontiel por secuestro y otros delitos, se encuentran procesa- dos los funcionarios de Carabineros Nelson Iván Bravo Espinoza, Víc- tor ftanuel Sagrado Aravena, José Floriano Verdugo Espinoza.
72 Declaración judicial de Andulfo López García.
José Patricio del Carmen León Gálvez
Humanos, en diciembre de 1948.
José Patricio del Carmen León Gálvez nació el 12 de septiembre de 1945, a meses del término de la Segunda Guerra ftundial e inicio de una etapa donde la humanidad declaraba el “nunca más” a los crímenes de guerra y comenzaba el proceso que terminaría con la Declara- ción Universal de los Derechos
Casado con Rosa Lesbia Rosales, de nacionalidad salvadoreña que había conocido en “el 69 en El Salvador, mi país de origen. Pato pertene- cía al Secretariado Latinoamericano de la Juventud Estudiantil Católica ( JEC), cuya sede estaba en ftontevideo. Los miembros del secretariado acostumbraban a hacer visitas de trabajo a los diferentes movimientos en Latinoamérica. Yo en ese momento era responsable de la coordina- ción de la JEC en Centroamérica y estaba propuesta para hacer parte del secretariado latinoamericano. Estuvimos viajando un poco por Centro- américa visitando los movimientos y luego seguimos viaje a ftontevideo pasando por Ecuador, Perú y Chile, fueron mis primeros viajes como miembro del secretariado en su paso por Chile”73.
Lesbia se quedó en Chile por amor y compromiso político. “En 1971 me casé y me radiqué en Chile”74. De la relación nació José Pa- tricio. “Pato era de la zona central. Nació en la comuna de La Estrella y solía llamarla “la República de La Estrella”, queda en la Provincia de Colchagua. Estudió en Talca. Vivió y trabajó en Santiago”75. Su amor por la educación lo llevó a estudiar pedagogía básica “se graduó de
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Profesor de Educación Primaria en la Escuela Normal Experimental de La Universidad Católica en Talca y luego, entre el 70 y el 73 hizo cursos de perfeccionamiento en Historia y Geografía en la Universidad Católica de Santiago, uno de los profesores era Carmen Castillo. No tengo certeza de las fechas exactas”76. En la Universidad Católica se des- tacó llegando a ser presidente de la Asociación Católica Universitaria, dirigente de la Juventud de Estudiantes Católicos, JEC, y más tarde se integró a la militancia en el ftovimiento de Izquierda Revolucionaria.
Fue profesor en el Centro Básico de Adultos de los Sagrados Cora- zones y en la Escuela Consolidada Especial Experimental Juan Antonio Ríos, desde donde fue expulsado en marzo de 1974.
José Patricio, vivía en la población José ftaría Caro, en la zona sur de Santiago. Allí realizaba su trabajo político en el Frente de ftasas del GPft1 de la Población Fidel Castro, actividad que siguió realizando en la clandestinidad hasta su detención.
Lesbia recuerda que para el golpe de Estado “estábamos en casa, los rumores de golpe estaban presentes, los dos éramos militantes activos y estábamos al corriente de lo que podía pasar. Nos enteramos por la radio. Discutimos nuestros respectivos refugios, decidimos lo necesario con respecto a la casa, la situación de René, Pato y nuestros hermanos. Con nosotros vivían mi hermano René y Carlos, hermano de Pato. Lue- go partimos, cada uno para sus respectivos frentes, ya que teníamos di- ferentes frentes”77.
En horas de la tarde del día 6 de enero de 1975, salió de su domi- cilio a hacer un punto con un compañero de partido en alguna parte de Santiago y no regresó a su casa. No hubo testigos del secuestro. Si está establecido que fue secuestrado por agentes de la DINA que buscaban afanosamente exterminar al ftIR y que Emilio Iribarren, “Joel”78, parti- cipó en su reconocimiento para la captura.
Al día siguiente de su detención, su hermano Bernardo fue visitado en su lugar de trabajo por una persona que no se identificó, informán-
76 Ibid
77 Ibid
78 Emilio Iribarren Ledermann, era militante del ftIR y trabajaba en Informaciones. Fue detenido el 4 de enero de 1975 junto a su esposa y el bebe de ambos. Comenzó a colaborar tras ser presionado con los medicamentos que necesitaba su hijo; luego se transformó en uno de los analistas de la unidad “Caupolicán” y torturador, participando en la captura de sus ex compañeros.
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dole que José Patricio había sido detenido a las 16:00 horas del día ante- rior. Bernardo se dirigió hasta la vivienda de su hermano, donde Lesbia le dijo que José Patricio no había regresado desde el día anterior.
Fue visto por varios detenidos en el centro de torturas “Villa Gri- maldi”. Según testimonios, José Patricio permaneció en la Torre junto a varios detenidos del ftIR y que fueron hechos desaparecer. ftaría Alicia Farfán relata que, “el 7 de enero fui nuevamente a lavar platos y fondos. Volví a ver a Renato Sepúlveda Fajardo, a Herbit Ríos, a Carlos Eduardo Guerrero, ahora a José Patricio León Gálvez, a Jilberto Urbina Chamo- rro, siempre mientras eran conducidos al baño”.
Tenía 29 años cuando desapareció, hoy su causa está radicada en la Corte de apelaciones de Santiago y se encuentra en estado de sumario.
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Enrique
López Olmedo*
la Comisión Política del ftIR.
Enrique López Olmedo había nacido en España, tenía 35 años de edad, estaba casa- do con Lucía Bennett Urrutia y tenía dos hijos cuando fue asesinado. Había estudiado Sociología en la Universidad Católica, donde se integró a la militancia política llegan- do a ser miembro suplente de
De acuerdo al testimonio de su esposa, Enrique López fue dete- nido en Valparaíso a fines del mes de octubre de 1977 y mantenido en algún recinto de torturas hasta el 11 de noviembre, cuando la prensa informó que a las 22:00 horas, personal de seguridad de la Armada que intentaban detenerlo en la intersección de las calles Pacífico y Coronel Silva Vergara de Valparaíso, respondió a su resistencia usando sus armas de fuego, resultando herido y falleciendo en el traslado a un centro asis- tencial.
El año 1977 hay un viraje en los métodos represivos de la dictadu- ra. La DINA es disuelta por las presiones del Departamento de Estado norteamericano, tras el atentado contra Orlando Letelier en Washing- ton, y se crea la Central Nacional de Informaciones (CNI), a cargo del general Odlanier ftena. Con este cambio, se inician los asesinatos por falsos enfrentamientos y por explosivos puestos por los propios servicios de inteligencia a personas previamente detenidas. El asesinato de Enri- que López Olmedo calza con el método de los “falsos enfrentamientos” usados por la CNI.
*No fue posible encontrar fotografías de Enrique López Olmedo.
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Víctor Eduardo Oliva Troncoso
Víctor Eduardo Oliva Troncoso nació en 1953, en Te- muco. Era militante del ftIR, trabajaba en comunidades ma- puches y para el golpe de Estado estudiaba Pedagogía en la Uni- versidad Católica de Temuco.
Víctor era conocido entre los estudiantes de Temuco por ser muy amistoso. Entre sus ami-
gos le gustaba cantar e imitar a Leonardo Fabio, era buen bailarín, ena- morado, regalón y solidario. Estudió secundaria en el Instituto Superior de Comercio de Temuco, donde se destacó por su liderazgo que lo llevó a formar, junto a otros estudiantes, el ftovimiento Estudiantil Comerciali- no, ftAC, aglutinando a estudiantes del ftIR en las elecciones del Cen- tro de Alumnos del liceo Comercial. El año 1970 comenzó a trabajar con comunidades mapuches y con pobladores pobres de la periferia urbana de Temuco, tarea que realizó hasta el golpe de Estado.
Para el golpe de Estado fue expulsado de la Universidad y llamado, por medio de un bando, a presentarse ante las autoridades militares de Temuco, obligándolo a trasladarse a Santiago.
Perseguido y amenazado de muerte, salió al exilio a Argentina ra- dicándose en Bahía Blanca, donde ingresó a estudiar Filosofía a la Uni- versidad Nacional del Sur y consiguió ser reconocido como refugiado por ACNUR79, junto a varios estudiantes chilenos que escaparon de la persecución política.
Víctor compartía una cabaña con Fernando Zúñiga, Alejandro García, “el hippie”, y con ftaría Alicia Astudillo –estudiantes de Temu- co asilados en Argentina– y trabajaba arreglando techos, para lo cual se movilizaba en una bicicleta. En el año 1975, la Triple A se había conver-
79 Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
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tido en el brazo armado de la ultraderecha argentina y su foco principal eran los exiliados chilenos, producto de los estrechos lazos que tenía con la DINA.
El 2 de julio de 1975 habían almorzado con sus compañeros en el restaurante de Caritas, al terminar, Víctor salió en su bicicleta a reparar el techo de una casa y en algún lugar del trayecto fue secuestrado por la Triple A. Fernando Zúñiga calcula que lo detuvieron como a las tres de la tarde y todos los exiliados chilenos escaparon de inmediato de Bahía Blanca. Por la noche, Víctor Oliva fue encontrado muerto en el barrio llamado Serri, a diez kilómetros del centro de Bahía Blanca. En El Dia- rio apareció la noticia informando que tenía cerca de 35 impactos de bala, pero un tío que vio su cuerpo afirma que eran más de 70 impactos de balas los que le habían arrebatado la vida.
El caso de Víctor Oliva Troncoso se encuentra consignado en la causa “Operación Cóndor” que investigó el Juez Garzón para procesar a Augusto Pinochet por crímenes contra la humanidad.
Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos
Jaime Ignacio Ossa Galda- mes nació en Santiago el 2 octubre de 1943, cuando ter- minaba la primera mitad del siglo XX y el mundo se pre- paraba para vivir la post gue- rra, junto con el período de mayor intensidad política de la historia. Con su adolescen- cia llegó la ilusión de la Re- volución Cubana, los sueños de cambios en el mundo se hicieron urgentes y todos los jóvenes comenzaron a buscar
las utopias entre los nuevos movimientos sociales. Ignacio, soñador y poeta, hijo de la clase trabajadora no se quedó atrás. La Universi- dad le abrió nuevos horizontes y encontró lo que buscaba, luchar por las causas justas. Su opción por cambiar el mundo la depositó en la educación, las letras y la revolución, y sin dudarlo ingresó al ftovi- miento de Izquierda Revolucionaria. En la Universidad Católica se desempeñaba como profesor del Instituto de Letras en las cátedras de Ciencias Fónicas I y II y en la cátedra de Teatro Hispanoameri- cano.
Quienes lo conocieron lo recuerdan “alto y macizo como un roble, moreno, cara redonda, pelo negro un poco ondulado, bueno para reírse, tenía muy buen humor, afectuoso, tremendamente amistoso, responsa- ble y un revolucionario que dio todo por lo que soñaba”.
Era octubre de 1975, el ftIR había sido reprimido hasta casi exter- minar a su dirigencia histórica y más de trescientos militantes estaban detenidos o salían al exilio como única manera de salvar la vida. Sin em- bargo, un grupo persistía en dar hasta su vida por resistir a la dictadura
Una luz sobre la sombra - Detenidos desaparecidos y asesinados de la Universidad
militar. Entre ellos estaba Jaime Ignacio Ossa Galdames, profesor de li- teratura de profesión y escritor por pasión.
“Ignacio fue conectado por mi enlace –cuenta ligeramente emo- cionado José ftiguel ftoya Raurich–, él era legal, tenía trabajo en la Universidad Católica y no estaba identificado, a pesar que cuando ma- tan a ftiguel, él le escribe un poema muy hermoso inspirado en las no- ticias que publicaban los diarios donde se exhiben una serie de cédulas de identidad que usaba ftiguel. Ignacio era una suerte de enlace mío, me lo habían asignado sólo unas semanas antes de caer detenido. Lo conocí muy poco, supe que era escritor y que lo hacía muy bien, que pudo haber llegado a ser un grande de las letras chilenas, tenía varios cuentos, pero escribía poesía. Era muy amigo del escritor Carlos Dro- guett... Siempre me emociono de recordar que estuvo dispuesto a poner todo a disposición de la resistencia a la dictadura y correr riesgos, incluso adelantó su matrimonio para crear una fachada en su departamento.”
El 20 de octubre de 1975, cerca del medio día, cinco hombres y una mujer llegan hasta la casa de calle Argentina 9157 en la comuna de la Cisterna buscando a “Adrián”, nombre político de José ftiguel ftoya Raurich. La madre de Ignacio abrió la puerta y los agentes se abalanza- ron a gritos y golpes pidiendo que entregaran a “Adrián”. Sin saber qué estaba sucediendo, llamó al amigo de su hijo que se encontraba allegado, para pasar unos días. “Yo había llegado a esa casa el domingo en la no- che. Estaba viviendo en esa casa mientras Ignacio se casaba, porque él no vivía con sus papás. Él tenía un vínculo orgánico con Nelson Gutiérrez y me lo habían asignado de enlace, por eso, cuando veo lo de la caída de ftalloco, lo asocio a Ignacio y me voy de la casa de sus padres. Una semana después nos dimos vueltas por la casa y no vemos nada irregular y me vuelvo a vivir ese domingo, y al día siguiente llega la DINA por la dirección que le habían entregado en la Universidad Católica”80.
José ftiguel recuerda que “La DINA llega buscándome a mi. Igna- cio no iba todos los días a la casa de sus papás, porque él se encargaba de cargar y recoger en los buzones la información y llevármela, por desgra- cia, ese día había ido a cargar y me llevaba la información. Cuando él en- tra a la casa, lo agarran y le quitan todo lo que traía. Sus padres que eran muy viejitos estaban asustados, los encerraron en una pieza mientras nos interrogaban. La casa quedó convertida en una ‘ratonera’”81.
80 - 81 Entrevista con José ftiguel ftoya Raurich realizada el 15 de abril de 2010.
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Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos
Ambos fueron interrogados en la casa de los padres de Ignacio, lue- go son trasladados hasta la Villa Grimaldi donde comenzaron los tor- mentos. “En Villa Grimaldi nos dejaron en un cuarto grande que estaba recién pintado, porque habían transformado parte de los sectores donde estaban todos los presos, y nos sacan a la sala de torturas. Ignacio era grande y fuerte, parece que por eso le aplicaban más electricidad y tenía un problema cardíaco que lo afectó muy rápido”82.
Delia Veraguas Segura, que se encontraba detenida en Villa Gri- maldi el 20 de octubre, declaró que Ignacio había llegado al cuartel de la DINA con la ropa hecha jirones, ya muy golpeado, y que lo pudo ver los días 21 y 22 de octubre. “Era corpulento, moreno, más bien buen mozo… Fue salvajemente torturado y las veces que pude verlo estaba muy mal, en una oportunidad fue después que le habían aplicado en gra- do superior la tortura, colgado de unos árboles. Luego lo vi traído por dos guardias, desnudo, con su camisa encima ensangrentada, y la última vez no podía sostenerse y se caía vomitando sin parar”.
Según declaraciones de Patricio Bustos Streeter, Ignacio Ossa “fue salvajemente torturado, le avisó a los guardias que estaba con proble- mas cardiacos”83 y no fue atendido. En declaración posterior declara que “En una ocasión, ya oscurecido, golpeó la puerta de la pieza, llamó a los guardias, les dijo que Ignacio estaba muy mal, que la tortura lo afectaba más de la cuenta que podía morir de un problema al corazón. Ossa era grande y corpulento, se quejaba de dolor precordial cada vez más inten- so por las torturas”84.
Selva Hidalgo declara que “la noche del viernes 24 torturaban a alguien, al otro día entre 12.00 y 15.00 horas aproximadamente, los guardias comenzaron a correr, se gritaban porque alguien le había dado agua a un detenido luego de aplicarle corriente. La sacaron de la pieza, alguien gritó ‘Ossa se fue cortao, porque este huevón le dio agua y le dio un paro al corazón’”85. Sus torturadores fueron el coronel de Ejército ftarcelo ftoren Brito; el entonces teniente de Ejército, ftiguel Kras- snoff ftartchenko; el suboficial de Ejército, Bazclay Zapata Reyes y el civil Osvaldo Romo ftena.
El 27 del mismo mes el ministerio del Interior, respondiendo al
82 Entrevista con José ftiguel ftoya Raurich realizada el 15 de abril de 2010.
83 - 84 Causa Rol 2182-98, fojas 311, 12. 2000, declaración de Patricio Bustos Streeter.
85 Causa Rol 2182-98, declaración jurada de Selva Hidalgo, fojas 514.
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Una luz sobre la sombra - Detenidos desaparecidos y asesinados de la Universidad
recurso de amparo presentado en la Corte de Apelaciones de Santiago por sus padres al día siguiente de su detención, reconoció su arresto se- ñalando que estaba detenido e incomunicado en Cuatro Álamos. Des- afortunadamente, su cadáver había ingresado al Instituto ftédico Legal dos días antes como fallecido el 25 de octubre de 1975 en la vía pública. Un oficio suscrito por ftanuel Contreras y dirigido al ministro del Inte- rior, Raúl Benavides Escobar, afirmaba que durante el interrogatorio en Cuatro Álamos a Jaime Ossa, había entregado la información sobre “la existencia de un depósito de documentación y propaganda armada de la comisión política del ftIR en avenida España, no recordándose del nú- mero, pero sí sabiendo llegar”; por lo que habría sido trasladado al lugar, pero cuando lo bajaban de una de las camionetas “dio un salto hacia el otro vehículo en marcha siendo arrollado por éste con sus ruedas delan- teras. El individuo falleció inmediatamente”. Sin embargo, Carabineros no registró ningún accidente ese día en el sector.
Ante la información del ministerio del Interior, la familia interpuso una querella en el Cuarto Juzgado del Crimen, rápidamente la informa- ción fue relativizada por la Secretaría Nacional de Detenidos, Sendet, respondiendo que no existía seguridad sobre del lugar en que se encon- traba Jaime Ossa. El 1 de diciembre comunicaron a los familiares que la información sobre la detención de Ignacio en Cuatro Álamos quedaba nula. El 11 de diciembre un abogado que investigaba la situación de Ignacio en una oficina del Registro Civil, se enteró por casualidad que su defendido había sido sepultado en una fosa común del Cementerio General. Al día siguiente, la familia recibió el certificado de defunción y obtuvo la autorización para retirar el cuerpo.
Los padres de Ignacio murieron poco tiempo después, recuerda José ftiguel ftoya “Siempre sentí una enorme tristeza y a mi retorno a Chile intenté comunicarme con su familia, ahí supe que sus padres habían muerto de pena a los pocos años. Su hermana Otilia Guadalupe, se empobreció buscando justicia y murió. Yo hablé con ella y quedó muy mal. Es terrible porque Ignacio fue generoso hasta su muerte, dio todo lo que tenía y su familia quedó completamente abandonada”.
El asesinato de Jaime Ignacio Ossa Galdames originó una de las más de 200 querellas criminales presentadas contra Augusto Pinochet y ftanuel Contreras, por “crímenes de guerra, lesiones, secuestro agra- vado con homicidio, tortura y asociación ilícita genocida”. La querella,
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Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos
firmada por Rosa Reyes Ossa, prima hermana de la víctima, y patro- cinada por el abogado Nelson Caucoto, fue presentada el 20 de junio del año 2000 y se extiende a todos los que resulten responsables en calidad de autores, cómplices o encubridores de la detención, torturas y muerte de Jaime Ossa. Hoy la causa investigada por el ministro Ale- jandro Solís, se encuentra en estado de sumario en la Corte de Apela- ciones de Santiago.
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