domingo, 11 de septiembre de 2016

Campamento Nueva La Habana 7:

Contexto político: de enero a septiembre de 1973

El golpe (de Estado que buscó generar la derecha) no se llevó a cabo y se desvaneció el espectro de la guerra civil. El paro gremial (de octubre de 1972) no logró parar completamente al país, gracias al esfuerzo de trabajadores, pobladores, estudiantes y profesionales de izquierda. Se evitó así el caos y el golpe, pero la polaridad de fuerzas, hizo imposible una salida política, entre los partidos. Obligado por las circunstancias el presidente (Allende) llamó a su gabinete a las FF.AA: (generales del) Ejército, Marina y Aviación. Con los militares y (dirigentes de la CUT) en el gabinete (se alcanzó) una solución “provisoria” hasta las elecciones de marzo319.
Entre enero y marzo de 1973 el conflicto político giró en torno a las elecciones parlamentarias. Para la derecha estas tenían un carácter definitorio, puesto que su táctica era canalizar, el supuesto descontento social, (producido, entre otras cuestiones, por el desabastecimiento), electoralmente y alcanzar, junto al apoyo de la DC, una mayoría parlamentaria que le permitiera acusar constitucionalmente a Salvador Allende y obligarlo así a dimitir. La izquierda tuvo análisis distintos en su interior. Para el PC dichas elecciones eran fundamentales para el futuro del gobierno no así para el PS y la izquierda revolucionaria que las entendían como un momento más en la lucha por el poder.
La situación política hacia marzos de 1973 estuvo caracterizada por las negativas consecuencias del desabastecimiento y las divisiones dentro de la Unidad Popular. En términos sociales el gobierno no proyectó las organizaciones populares que habían nacido al calor de la crisis de octubre, y el sabotaje desarrollado por la extrema derecha se intensificó.


319 Mensaje, Nº 215, diciembre de 1972, p. 690.
Existía acuerdo respecto a las posibilidades reales de que bajara el apoyo electoral del gobierno, sin embargo los resultados de las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, en el cual la UP obtuvo un 43,4%, confirmaron el apoyo popular al gobierno320.

El desabastecimiento produjo enormes “colas”, Santiago, 1973.

La derecha no contó con la cantidad necesaria de parlamentarios para acusar constitucionalmente a Allende y así obligarlo a deponer su gobierno. El conflicto y debate político, marcado desde ahora por un proyecto de reforma educacional, la continuación del Área de Propiedad Social y el surgimiento del llamado Poder Popular, continuó desarrollándose dentro de los márgenes legales.
Como se ha mostrado el “poder popular” se expresó en los Cordones Industriales, dirigidos principalmente por el PS, y los Comandos Comunales, de débil desarrollo, conducidos por el MIR, los que se
320 Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulian, Op. Cit., p. 134. este punto ha sido elaborado a partir del análisis de artículos de prensa y principalmente del texto recién citado, de sus páginas 127 a 149.
activaron en dos coyunturas especificas, la crisis de octubre de 1972 y la crisis generada por un fallido golpe de Estado en junio de 1973, sin embargo abrieron un importante debate dentro de la izquierda respecto de las estrategias que debía ser el gobierno, por una parte se propuso insertar estas experiencias, bajo la conducción del gobierno, en una línea política que buscara acuerdos con el centro, de tal forma de evitar el colapso del proceso, y de otra se argumentó que se debían potenciar como gérmenes de poder autónomo que permitiera acumular fuerza revolucionaria independiente del aparto estatal, pero siempre, en alianza con el gobierno. Esta última idea es desarrollada aquí en el siguiente punto, que trata sobre el MIR, el poder popular y los Comandos Comunales.
Desde mayo de 1973 la coyuntura política se caracterizó por la preparación, bien o mal, de las distintas fuerzas para un enfrentamiento, que si bien no se podía conocer su forma y profundidad, de seguro iba a ser decisivo. Así el 29 de junio se sublevó el regimiento blindado Nº 2321 buscando desencadenar un golpe de Estado, pero los altos mandos de las FF.AA. no se embarcaron en dicha intervención y esta fracasó, sin embargo evidenció la nula capacidad de respuesta militar de parte de la izquierda organizada en torno al gobierno y a los llamados gérmenes de poder popular. El gobierno dependía, entonces, en última instancia, del apoyo de las FF.AA.
En agosto de 1973 el gobierno, luego de que fracasaran las negociaciones con la DC, volvió a integrar a los militares en su gabinete322, pero esta vez los resultados fueron distintos. La ejecución de la Ley de Control de Armas, por parte del nuevo gabinete, significó en los hechos una oleada de allanamientos a fábricas, locales y espacios de organización popular controlados por la izquierda. Fue el momento en que los altos mandos

321 El Mercurio, 30 de junio de 1973, p. 1. publicó en su portada: “sublevación de Unidad Blindada Dominó el Gobierno. Ataque de dos horas a La Moneda.”
322 El Mercurio, 10 de agosto de 1973, p. 1. publicó en su portada: “Juró ayer: Gabinete con jefes de FF. AA.”
confirmaron la inexistencia de armamentos en manos de la izquierda y el pueblo.
A comienzos de agosto la Armada denunció un plan de infiltración de parte de la izquierda y apresó a gran cantidad de tropas, que se mostraron reacios a ejecutar los allanamientos y las tentativas golpistas. A fines del mismo mes el Parlamento, con los votos del PN y la DC, declaró la ilegalidad del gobierno323 y si bien la declaración no tenía implicancia practicas, sirvió para deslegitimar al gobierno ante la comunidad internacional. Por su parte, el General constitucionalista Carlos Prat González, renunció a sus cargos de Ministro de Defensa y Comandante en jefe del Ejecito.324
De este modo se llegó a septiembre de 1973 en donde la izquierda y amplios sectores populares pudieron conocer, de aquello que se había hablado tanto y que el MIR advirtió desde un comienzo, “en carne propia” lo que era un golpe de Estado.
 
El MIR, el poder popular y los Comandos Comunales.

A comienzos de 1973 distintas fuerzas políticas de izquierda se reunieron en el “Foro Político: El Poder Popular y los Comandos de Trabajadores”, organizado por el sindicato de trabajadores del diario Clarín. En este encuentro Miguel Enríquez, secretario general del MIR, expuso la visión de su partido en relación al poder popular y la creación de los Comandos Comunales.325
323 El Mercurio, 23 de agosto de 1973, p. 1. publicó en su portada: “Declara acuerdo de la Cámara de Diputados: El gobierno ha quebrantado gravemente la Constitución”.
324 El Mercurio, 24 de agosto de 1973, p. 1.
325 Sobre los Comandos Comunales también ver: Punto Final, Nº 189, 31 de julio de 1973. Documento.
Niños pobladores en actividad organizada por el MIR, Santiago, 1973

Se expondrán aquí las principales ideas desarrolladas por el dirigente del MIR con el objetivo de establecer la visión que este partido tuvo en relación al llamado Poder Popular y los Comandos Comunales, que si bien tuvieron un mínimo desarrollo en la practica concentraron una parte importantes de las tareas de la militancia mirista entre los cuales estuvieron los dirigentes del campamento Nueva La Habana. Con esto se busca incorporar más elementos “de contexto” al análisis de la experiencia de los pobladores de Nueva La Habana.

En términos generales Miguel Enríquez planteó que: el problema de la lucha por el poder y los Comandos Comunales, es decir el tema de discusión en dicho foro, era fundamental para el futuro de la revolución en el país. Según Miguel no era posible hablar de lucha por el poder sin hablar del Estado. Éste, según el dirigente, era en esencia un instrumento de dominación de clase, trataba de mantener una mayoría explotada y
dominada por una minoría explotadora. Lo hacía a través de dos formas fundamentales: la represiva y la ideológica. La base fundamental de él en la sociedad capitalista era el Estado de derecho que se consagraba por escrito en la llamada Constitución política, de este modo, por escrito, se consagraba el derecho a la represión y a la explotación.
En Chile el Estado era también un aparato de coerción de clase, eso sí adoptaba la forma más elevada de Estado Burgués, en la cual la dictadura de la burguesía sobre el proletariado se expresaba como democracia representativa.
A fines de la década del 60, finalizando el gobierno de Frei, esta forma democrática se hizo más represiva. Comenzó una crisis de la clase dominante y el ascenso de las luchas del pueblo dando origen a un periodo prerrevolucionario. Desde el triunfo de la UP el Estado siguió siendo un instrumento de dominación capitalista y burguesa pero sufrió importantes modificaciones, en el poder ejecutivo se instaló un frente político, una fuerza social, que no representaba los intereses de la clase dominante y, al contrario, tenía fundamentales contradicciones con ella. Por lo que la clase dominante tuvo que fortalecerse en el Parlamento, la Justicia y la Contraloría. Así se inició una lucha por hegemonizar el control total del aparato del Estado. Pero esta lucha se debía dar entre ciertos marcos: el respecto a la legalidad y la Constitución, es decir al dominio de la burguesía. Podía operar y moverse el pueblo (y la izquierda) siempre que lo hiciera dentro de determinados moldes y marcos del sistema de dominación capitalista.
En este contexto la tarea de los revolucionarios era hacer madurar el periodo prerrevolucionario para generar una revolución que les permitiera conquistar el poder, sin embargo ésta no podía ser por etapas, puesto que el gobierno de la UP no era una cuota de poder al interior de la sociedad, como plateaba el PC, sino una posición favorable para iniciar, desde ahí, la lucha por el poder, para ello se debía acumular fuerza, la que como no se encontraba al interior del aparato del Estado se debía buscar en el
movimiento de masas. Esto permitiría revertir la correlación de fuerza a favor del pueblo. Si el objetivo era la conquista del poder total, la revolución socialista, el gobierno no debería ser entendido como un fin en si mismo sino como una posición favorable para servir a las luchas de la clase obrera.
En este sentido el MIR propuso la creación de organizaciones populares autónomas del gobierno, estimuladas y en alianza con éste, pero independientes del aparato estatal y de la clase dominante, es decir el origen de la fuerza revolucionaria propia. Esos órganos autónomos fueron los que comenzaron a germinar en los Comandos Comunales. Estas organizaciones autónomas fueron el inicio del poder dual, único camino que realmente podría ir construyendo un poder alternativo, afirmó el dirigente.
Durante el paro de octubre de 1972, -continuó Miguel- se mostró que las masas estuvieron dispuestas a avanzar en esta dirección pero el gobierno decidió no proyectarlas y aceptar las imposiciones de la clase dominante. Ahora sólo si el gobierno de la UP apoyaba a los Comandos Comunales, como embrionarios gérmenes de poder popular, el proceso revolucionario en Chile podía avanzar.
El MIR llamó Consejos Comunales de Trabajadores a aquellos organismos en los que se concretaban tareas de poder. No es la situación que ellos vivieron en 1973. Ellos llamaron Comités Coordinadores o Comandos Comunales a aquellas organizaciones en las cuales iban recién germinando coordinaciones, incluso muchas de ellas estaban en una fase burocrática y no lograban ser democráticas y convocar al conjunto del pueblo, según aclaró Enríquez en 1973.
Ya que, siempre según el dirigente, en Chile aún existía, en 1973, un sistema de dominación capitalista, un poder ejecutivo controlado por la izquierda y un movimiento de masas en ascenso, que fue posible plantearse la generación de estos organismos autónomos, los Comandos Comunales.
Sin embargo en la teoría (marxista-leninista) del MIR existió un problema con los pobladores, puesto que en Chile la alianza “obrero-campesino” no bastaba para hacer la revolución, había que establecer, también, la alianza con los pobres de la ciudad y la única forma que tuvieron de incorporarlos fue a través de los Consejos o Comandos Comunales. En el fondo de este problema estaba la división del pueblo, ya que, la clase obrera no podía ser vanguardia revolucionaria si el pueblo se mantenía fragmentado, concluyó en dicho foro Miguel.326
Consultado por las tareas concretas para enfrentar el problema de la distribución Enríquez explicó que se debían “organizar Comisiones de Abastecimiento en los Comandos Comunales y desde allí incorporar al conjunto del pueblo, con la clase obrera a la cabeza, a las tareas de la “democratización del consumo”, incluyendo si es posible al pequeño comerciante, conectando estas comisiones con las grandes distribuidoras”.327
En resumen el MIR quiso, desde la crisis de octubre, crear organizaciones comunales autónomas, a partir del problema del abastecimiento, llamadas Comandos Comunales, entendiéndolas como gérmenes de poder dual que permitieran transitar, más adelante, hacia formas más estables de poder popular que se enfrentaran, en la guerra popular prolongada, al poder de la burguesía. Hacia 1973 además consideró que si bien el poder ejecutivo estaba bajo el control de la izquierda y el movimiento de masas, en términos generales, se encontraba en ascenso, las experiencias de poder alternativo eran aún embrionarias y que para superar dicha situación era fundamental que el gobierno de la Unidad Popular estimulara y se apoyara en dicho poder popular autónomo al Estado Burgués.
A continuación se pueden observar dos organigramas de los Comandos Comunales que muestra la forma orgánica que el MIR les quiso dar.


326 Punto Final, Nº 175, 16 de enero de 1973. Documento
327 Chile Hoy, Nº 31, 12 a 18 de enero de 1973, p. 15

ORGANIGRAMA DEL COMANDO COMUNAL DE TRABAJADORES
 
ORGANIGRAMA DEL COMITÉ DE DEFENSA DEL COMANDO COMUNAL DE TRABAJADORES

COMITÉ DEFENSA CCT JEFE
DELEGADOS
Comité de Producción Industria Comité de Vigilancia Comité de Autodefensa Brigada de Vigilancia
 
Fuente: Punto Final, Nº 189, 31 de julio de 1973. Documento.
Sin embargo esto no ocurrió. Como lo han establecido los estudios sobre los Comandos Comunales estos no alcanzaron, por ejemplo, el nivel de organización y desarrollo de los Cordones Industriales, en donde el PS fue hegemónico, fueron, además, considerablemente heterogéneos y se trató en realidad, según Gaudichaud, de organizaciones compuestas esencialmente por militantes activistas y de sectores de pobladores, quienes apenas llegaron a coordinar realmente a los distintos sectores. La ausencia de unificación del movimiento popular, sobre bases autónomas, explica que la idea de los Comandos Comunales, como órganos de poder nunca haya podido tomar cuerpo de manera sustantiva.328 Además, la mayoría de los Comandos tenían una estructura conformada por una mesa directiva y comisiones, que en mucho de los casos existieron más nominal o embrionariamente que en la práctica,329 estos Comandos, nunca llegaron a articular o abarcar a sectores significativos de la población urbana, sino que solo a segmentos del movimiento de pobladores y de los estudiantes secundarios. En innumerables casos se confundían las directivas de los comandos con aquellas de los organismos sectoriales del MIR.330 “Aquella imposibilidad de avanzar más en la materialización del poder popular, si bien se relacionó con el tiempo político disponible, (que fue corto) centralmente se originó en los límites que (encontró) el MIR en involucrar en ese proceso a segmentos relevantes del movimiento popular y sus organizaciones sociales y políticas”,331por lo que uno de los principales proyectos políticos del MIR hacia 1973 no logró materializarse de forma significativa.

328 Frank Gaudichaud, Poder Popular y Cordones Industriales, (ediciones LOM, 2004), p. 42
329 Ernesto Pastrana y Mónica Threlfall, Pan, techo y poder El movimiento de pobladores en Chile (1970- 1973), (Ediciones Siap- Planteos, 1974), p. 121
330 Hugo Canción, Chile: La problemática del poder popular en el proceso de la vía chilena al socialismo.
1970-1973. (Dinamarca, 1988), p. 372
331 Sebastián Leiva, “Teoría y práctica del poder popular: los casos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, Chile, 1970 - 1973) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT - ERP, Argentina, 1973 - 1976).”, Tesis para optar al grado de Magíster en Historia, mención Historia de América, (Usach, 2007), p. 221.

Los dirigentes del campamento Nueva La Habana profundizan su experiencia.

A pesar de aquello, como se ha afirmado, los dirigentes del Campamento Nueva La Habana participaron activamente en estos intentos por crear germinante poder comunal. La primera experiencia de la que fueron parte, y que puede ser considerada un antecedente, se produjo a fines de 1971, luego de una larga toma a la Municipalidad de La Florida, en donde “todas las fuerzas de izquierda” de la comuna se organizaron en un “Coordinador Comunal (el que quedó compuesto por) los dirigentes pobladores, obreros y estudiantiles” de dicha comuna, estos trabajaron en la “formación del Consejo Comunal” pensado como “el mecanismo de poder que impulsará las luchas de los trabajadores”332 del sector.

Alejandro Villalobos junto a Salvador Allende, Lo Hermida, Santiago, fines
de 1972.

332 El Rebelde, Nº 10, 22 de diciembre de 1971.

En septiembre de 1972, cuando los problemas de abastecimiento comenzaban a agudizarse, los dirigentes del campamento Nueva La Habana participaban del “Comando San Rafael” de la comuna de La Florida, junto a representantes de los campamento “26 de Septiembre”, “14 de Agosto”, “Mama Rosa”, “Rene Schneider”, “Nueva Nevada” y “60 Unido”333, desde el cual buscaron proyectar la experiencia de los Comandos Comunales durante la crisis de octubre.
En enero de 1973 fueron parte del “Comité Local o Comunal” en La Florida, el que tuvo como objetivo “lograr el abastecimiento de todos los sectores pobres de la comuna, a través de los almacenes populares”, este se formó con los dirigentes agrupados en el “Comando San Rafael”, de los campamentos “Inti Peredo”, “Santa Maria de Iquique”, “16 de Agosto”, “Unidad Popular”. Este Comité fue pensado por los dirigentes del MIR como “el paso previo para formar un Comando Comunal de Trabajadores, que no sólo uniera a los pobladores, sino que también a los obreros y campesinos de la comuna”334, es decir una organización popular autónoma a través de la cual se construiría poder popular.
Por su parte Alejandro Villalobos, militante del MIR, dirigente nacional del MPR y presidente del Campamento Nueva La Habana, participó, en representación de “los almacenes del Pueblo”, los días 16, 17 y 18 de marzo de 1973, en el Encuentro Provincial de Comandos de Abastecimiento, Cordones Industriales y Consejos Comunales Campesinos, junto a otros 150 representantes, los que concluyeron, entre otras cosas, que se debía expropiar a todas las grandes industrias privadas de alimentos para que pasaran al Área de Propiedad Social, bajo la dirección obrera de sus trabajadores, crear la Central Única de


333 El Rebelde, Nº 50, 1 al 7 de octubre de 1972.
334 El Rebelde, Nº 66, 23 al 29 de enero de 1973, p. 4
Distribución y generalizar la distribución bajo control de los Comandos Comunales.335
Entrevistado por la revista Chile Hoy, Villalobos aclaró que él era “miembro del Secretariado de la Comisión Provincial de Almacenes del Pueblo” y explicó el desarrollo de esta experiencia, señalando que:

“los almacenes del pueblo surgen en la crisis de octubre, cuando los dueños de los grandes negocios y Almac cerraron sus puertas… (Lo que fue enfrentado con) los camiones de DINAC, que con trabajo voluntario de sectores universitarios, pobladores, etc. entregan el abastecimiento directamente de las distribuidoras del Estado a las poblaciones. Pero el camión que llagaba, a lo más, una vez a la semana no era una solución real; el pueblo necesitaba de otros mecanismos tanto de distribución como de participación… y es por esto que nacen los almacenes del pueblo. Estos almacenes son abastecidos por agencias Graham y Montserrat.
Los almacenes del pueblo tienen su base en los locales físicos como ex Centros Culturales, locales de reunión en un campamento o población, o bien mediaguas levantadas por los propios pobladores, allí se forman Frentes de Abastecimiento Popular con representantes por manzanas o cuadras que a su vez eligen el Consejo de Administración del Almacén, y Comisiones de Vigilancia y abastecimiento.”336

Esta organización dirigió una movilización en protesta por la destitución de un funcionario que favoreció la experiencia de los almacenes del pueblo, en ella Alejandro Villalobos, conocido también como “el Micky”, declaro que:

“Nosotros estamos con el compañero, porque esta política se ha apoyado en las masas y en su organización. El reformismo intenta eliminar estas formas de poder popular, pero esto no será posible. Creemos que los almacenes del pueblo no son, sin embargo, la solución final del problema del abastecimiento. Solo cuando las distribuidoras estén en manos del pueblo, cuando las fabricas de alimentos produzcan controladas por el pueblo, estaremos asegurando realmente el abastecimiento.”337

En resumen los dirigentes del campamento Nueva La Habana, principalmente, desde la crisis de octubre se transformaron en activos promotores de las experiencia de distribución directa y trabajaron en la formación del Comando Comunal de La Florida, es decir llevaron sus tareas más allá del campamento, y a pesar de que las experiencias de poder popular tuvieron un corto alcance, entrando de lleno en la lucha política central.
Productos del nivel de compromiso asumido por los dirigentes esta profundización en sus actividades políticas puede ser considerada como esperable. Sin embargo, ¿qué ocurrió con la mayoría de los pobladores en el campamento Nueva La Habana?

Los pobladores profundizan su experiencia: El Frente de Abastecimiento

En medio de la crisis de octubre, como se ha mostrado, los pobladores organizaron una JAP que resolvió momentáneamente los problemas de escasez y especulación, sin embargo con el tiempo esta tendió a burocratizarse y no permitió la participación directa de la mayoría de ellos, haciéndose menos eficiente, por lo que fue reemplazada:

“al principio teníamos una JAP… se empezó con la JAP que iban a DINAC y traían las cosas, pero nos dimos cuenta que las JAP no nos servían mucho, que eran mentiras que los comerciantes se integrarías, porque ellos defienden siempre sus intereses y la mayoría tiene ideología burguesa. Se hablaba de darles más poder a las JAP, pero nadie les dio más poder, sino que se empezó a quitárseles ese poder. Los pobladores (en Nueva La Habana) pensamos que es más importante que todos participemos en la distribución; todos, y no cuatro o cinco compañeros solamente, entonces formamos el Frente de Abastecimiento donde participa toda la población.”338

Por otra parte, los dirigentes del campamento, cada vez más involucrados en la formación de los Comandos Comunales, propiciaron que el problema fuera resulto a través del sistema de abastecimiento directo, por lo que la organización de la JAP hizo crisis, lo que dio paso a un momento de discusión entre los pobladores organizados.
De esta manera, en diciembre de 1972, los pobladores del campamento se reunieron en asambleas generales, por sectoriales y por “manzanas” para discutir la mejor forma de enfrentar el problema del abastecimiento, en dichas deliberaciones se concluyó crear el Frente de Abastecimiento, el Almacén del Pueblo, que comenzó a funcionar desde enero de 1973339, y un sistema de distribución, por tarjetas, que funcionó con un criterio de “distribución por necesidad”, es decir se crearon canastas “grandes”, “medianas” y “chicas” según el tamaño de la familia.
Este Frente de Abastecimiento se formó con “un delegado por cada manzana, (quienes) organizaron un Almacén Popular” y distribuyeron los alimentos entre los pobladores, para ello los empadronaron, con el objetivo de poder cuantificar las necesidades que tenía cada familia, luego comenzaron a ir a Dinac, un centro de abastecimiento, a conseguir los alimentos, posteriormente los llevaban hasta el Almacén Popular del campamento “y de allí, cada delegado (confeccionaba) una canasta con 17 o más productos, que se (repartían) a las familias de sus manzanas”340:

“(el Frente de Abastecimiento) trae la mercadería a un Almacén Popular que formamos. Cada delegado por manzana sabe cuantas familias tiene en su sector, y pide a este Almacén las canastas que necesita, o las lleva en un carrito a su manzana y allí en un local destinado a eso, las reparte a cada familia. Las canastas valen entre 300 y 350 escudos, depende de los productos que lleve.”341

El sistema de tarjetas que permitió distribuir los alimentos para los pobladores según sus necesidades, consintió básicamente en que: habían “hogares que contaban con siete o más hijos, (a ellos) les (correspondía) una tarjeta roja, con la que (podían) retirar semanalmente una canasta

339 Ernesto Pastrana y Mónica Threlfall, Op. Cit., p. 99
340 El Rebelde, Nº 66, 23 al 29 de enero de 1973, pp. 4 y 5
que (contenía) más productos. A una familia menos numerosa le (correspondía) una tarjeta amarilla y a las parejas sin hijo o a los pobladores que (vivían) solos, se les (entregaba) una tarjeta de color banco. Así con estas tarjetas se organizó la distribución según un criterio de necesidad. Una pobladora se refirió a estas tarjetas y sus beneficios de la siguiente forma:

“vamos a tener tarjetas de tres colores: rojas para las familias numerosas, amarillas para las que tengan pocos hijos, y blanca, para los hombres solos o las parejas solas, con la tarjeta en la mano se repartirán las canastas una vez por semana. Ahorramos tiempo, es barato y nos evitamos estar haciendo colas todo el día.”342

Producto de la organización del sistema de distribución los alimentos fueron adquiridos semanalmente por cada familia, ese grupo de alimentos fue conocido como Canasta Popular.


Abastecimiento directo en el campamento Nueva La Habana, Santiago, 1973


Respecto de dichas Canastas, del desabastecimiento y la diferencia entre ricos y pobres, a comienzos de 1973, se refirió “Rosa Ríos, pobladora de Nueva La Habana:

“Nosotros tenemos la canasta… Para los pobres esta es una solución, porque así nos aseguramos por lo menos los alimentos más indispensables y nos evitamos las colas. Esto para los ricos es racionamiento, pero no aclaran que sería racionamiento sólo para ellos, que tienen la plata y pueden comprar y acaparar lo que quieran”.343

La experiencia que había comenzado a profundizarse desde la crisis de octubre le permitió a esta pobladora asociar su problema individual con la relación conflictiva entre ricos y pobres, es decir con la lucha de clases, evidenciado lo niveles de politización alcanzados, sin embargo, el mejor ejemplo de aquello no fueron las declaraciones y discursos sino las practicas que desarrollaron los pobladores del campamento para resolver el grave problema del abastecimiento. A continuación se puede observar dos esquemas que explican el funcionamiento del Frente de Abastecimiento y de la distribución directa en el campamento Nueva La Habana.
 
343 El Rebelde, Nº 66, 23 al 29 de enero de 1973, pp. 4 y5. Las citas anteriores también corresponden a esta fuente.

Fuente: El Rebelde, Nº 66, 23 al 29 de enero de 1973, pp. 4 y 5.
El profundo estado de organización y politización de los pobladores del campamento Nueva La Habana alcanzado en 1973 les permitió resolver, quizás como en ningún otro lugar, en buena medida, la crisis del abastecimiento. La pobladora del campamento Ana Fuentes explicó sobre esta situación, que “con la canasta (popular) nosotros (en el campamento) estamos mejor que antes. Antes teníamos que andar buscando en las cosas. Ahora las tenemos (seguras) semanalmente”, lo que ratificó otra pobladora, del Frente de Salud, afirmando que “la canasta está perfecta, sobre todo para nosotras, que no podemos salir del trabajo a hacer colas. Hay quienes dicen que eso sirve para presionarnos. Eso es mentira. Yo estoy de acuerdo con todo abastecimiento popular”344. Así paradójicamente el sabotaje económico realizado por los empresarios y comerciantes, que tuvo como objetivo producir descontento en la base de apoyo del gobierno, fortaleció, en la medida que no destruyó, la experiencia de los pobladores del Nueva La Habana.

María Farías Godoy, pobladora del campamento Nueva La Habana sin militancia política, de 22 años de edad, tres hijos, un embarazó de siete meses, quien trabajó desde los 8 años de edad como empleada domestica y feriante, y a los 12 años de edad se casó con un obrero de la Industria Tintolán, manifestó sobre la experiencia de los pobladores en 1973, que “nosotros nos dimos cuenta en dos años (1971 y 1972) de lo importantes que éramos… ahora (1973) sabemos de la fuerza del patrón, pero también sabemos que nosotros somos fuertes. Ya no peleamos contra los ricos para que nos aumenten los sueldos solamente. Sabemos que nuestros derechos van desde ocuparle su fabrica, quitársela, hasta hacerla producir y dirigirla… por eso somos importantes”.
Respeto del gobierno de la UP la pobladora agregó que “la labor del gobierno y de los partidos de izquierda debería ser preocupase más de los


344 Chile Hoy, Nº 32, 19 al 25 de enero de 1973, p. 9
que estamos viviendo aquí, de lo que pensamos, de nuestra organización, que a veces no tiene nada que ver con lo que ellos están planteando”.
Sobre los problemas de abastecimiento en el país la pobladora del campamento explicó que “nosotros tenemos bien claro que es la burguesía la que esta haciendo todo lo posible por botar al gobierno de la Unidad Popular, y para eso especulan y existe el Mercado Negro. Pero nosotros también tenemos bien claro que si el gobierno hubiera tenido mano dura desde el principio esto no estaría pasando”.
Consultada por las medidas de racionamiento tomadas por el gobierno de la UP Maria aclaró que: “sinceramente me da risa. Hablan de racionamiento como si esa palabra fuera a asustarle al pueblo. ¿No se dan cuenta que nosotros siempre hemos vivido racionados? Y racionados con los sueldos que nos pagan los ricos. Yo empecé a trabajar a los ocho años, éramos siete hermanos y mi madre había muerto… Yo se lo que es el racionamiento, y no sólo yo, ¡todos los obreros lo saben! El racionamiento es ahora para los ricos, no es para nosotros. No se dan cuenta tampoco que la Canasta es buena... Y la derecha pone el grito en el cielo y habla de tarjetas como si fuera el infierno. ¡Fíjate que yo me río!”, concluyó la pobladora.
Si bien, esta pobladora, pensaba que los problemas “se arreglan con organización”, también entendió que “para eso el gobierno (debía) echar una manito”, que sin embargo no llegaba porque el gobierno no confiaba en ellos puesto que, como aclaró Maria: “todavía no se dan cuenta de los fuerte que somos”.
Interrogada sobre los otros pobladores y el estado de la organización, fue enfática en señalar que la mayoría estaba de acuerdo con la experiencia y que prueba de ello era que en el campamento “por cualquier cosa se (hacían) asambleas generales” además se habían fortalecido los “otros
Frentes, no solo el de abastecimiento, (también) el Frente de Cultura, el de prensa y propaganda, el de salud y el de vigilancia”345.
Los dichos de “Maria” son una evidencia más de la profundidad que alcanzó la experiencia de politización revolucionaria entre los pobladores del campamento Nueva la Habana hacia 1973.
A mediados del mismo año un poblador del Frente de Abasteciendo explicaba, respecto de uno de los principales objetivos de las organizaciones políticas, que:

“Lo que se perseguía era que de una vez por todas el Estado, que de una vez por todas con control popular, las masas organizadas, los obreros y campesinos, controlaran el abastecimiento directo, que los pobladores, los campesinos, los trabajadores controlaran toda la producción nacional y nosotros mismos nos distribuyéramos, ese era uno de los objetivos principales, que no fueran más empresas privadas, los patrones, quienes se lucraran, cierto, con los alimentos que necesitan los trabajadores.”346

Lo que por cierto no se consiguió, pero como se ha establecido en Nueva La Habana la crisis de abastecimiento permitió por una parte, mejorar sus condiciones de vida:

“El Campamento Nueva Habana, el más organizado y combativo de Santiago… había logrado… (muchas) conquistas sociales… y gracias al método de suministro directo, era, en agosto de 1973, en forma paradójica, mejor aprovisionado que los barrios que no habían sabido organizarse.”347

345 Chile Hoy, N° 32, 19 al 25 de enero de 1973, pp. 29 y 32.
346 Película “Macho, una latinoamericano refugiado”.
347 Ernesto Pastrana y Mónica Threlfall, Op. Cit., p. 86
Y por otra, profundizar la experiencia en su conjunto la que fue constatada en agosto de 1973 por periodistas de la revista Mensaje “luego de una visita realizada al campamento”, en la cual pudieron ver y saber que “cada manzana (elegía todavía) una directiva que (celebraba) una reunión semanal para conocer los problemas particulares y los del campamento en general. Se (elegía) un delegado que (presidía) la reunión y (representaba) a la “manzana” en las instancias superiores. La organización (estaba) constituida por frentes (como los de) Salud, Educación, Vigilancia, Prensa y propaganda. (Existían) además la Jefatura, el Directorio y la Asamblea General.”
Respecto de “los problemas de abastecimiento, (los observantes -asociados a la iglesia católica- pudieron constatar que) también (eran) enfrentados de forma comunitaria. En el Frente de Abastecimiento, los pobladores, estrechamente vinculados a las distribuciones estatales, (programaban) el abastecimiento de acuerdo a las necesidades de cada familia. El Frente se (encargaba) de vender directamente al poblador una “canasta” que (incluía) de 12 a 18 productos básicos. (Aún más) con dietista se (había) hecho un estudio sobre las necesidades de calorías de los pobladores de todas las edades. De acuerdo con estos estudios, el campamento (había) conseguido tres tipos de canastas: una de verduras -traída directamente desde un asentamiento-, otra para lactantes (la que incluida productos como maicena, Milo y leche) y una última con productos como porotos, fideos, arroz y harina.”
Fue así que confirmando lo que vio Paulo Freire en su visita al campamento, los profesionales concluyeron, en agosto de 1973, que los pobladores del campamento Nueva La Habana: “han dado origen a algo que, en la practica, es un nuevo sistema de vida, un nuevo tipo de relaciones sociales en las que todos son, en cierto modo, responsables de todos. Los problemas de una familia son de la “manzana” y los de la “manzana” son del campamento en su totalidad. Ha nacido una convivencia basada en la unidad y el trabajo común por mejorar sus
condiciones de existencia. Y nace también una nueva perspectiva. Esta comunidad no se encierra en sí misma sino que intenta comunizar su experiencia hacia otros campamentos y poblaciones populares.
Vale la pena considerar esta experiencia y extraer lo que en ella hay de generalizable. No cabe duda que aquí se encontraran aportes reales al proceso de liberación de la humanidad.”348

Quiebre histórico y des-politización social (septiembre a diciembre de 1973)

El golpe de estado dirigido por las fuerzas armadas y de orden partió la historia de Chile en dos. Las reglas establecidas en la década del 30 se rompieron violentamente para cerrar un ciclo histórico y abrir otro. Tanto la lucha política (entre el gobierno de la Unidad Popular y la Oposición –

348 Mensaje, Nº 221, agosto de 1973, pp. 375 a 378.
DC y PN-) como la lucha de clases (entre los trabajadores y sectores populares que adhirieron al gobierno y los empresarios y sectores de elite que apoyaron a la Oposición) habían sido resueltas, en menos de un día, en favor del sistema capitalista y en contra del proyecto democrático- socialista, a través de un efectivo golpe de estado. El 11 de septiembre de 1973 la suerte estaba echada.
Nada nuevo bajo el sol. El siglo XX, incluso antes de 1973, había sido testigo de innumerables intervenciones militares que buscaron reponer el orden social. Sin embargo esta vez no se trataba sólo de terminar con un gobierno o una situación coyuntural. La elite, ahora tras la iniciativa política de los generales de las fuerzas armadas, buscó terminar, además, con la forma estatal que, por un lado, se encontraba agotada en el fracaso de su modelo de “desarrollo hacia dentro” y, que por otro, había permitido la “pesadilla” en la ciudad propia (representada por la Oposición) y la “fiesta” en la ciudad bárbara (identificada con el gobierno de Allende).
Así se puso fin al proyecto revolucionario de la izquierda del periodo 1930- 1973, el que desde el Estado y la democracia quiso transitar al socialismo. Pero, como este proyecto se sostuvo finalmente en millones de trabajadores, pobladores y campesinos, organizados, el golpe de estado y la dictadura militar, a través del terrorismo, prontamente llegaron a fábricas, campamentos y fundos.
La vía chilena al socialismo tuvo una doble expresión, la institucional y la social, ambas permitieron que en Chile fueran surgiendo, a calor de la lucha política y de clases, nuevas formas de vida, complejas mezclas de los antiguos valores del capitalismo con los nuevos que las fuerzas socialistas se empeñaron en construir. Entre septiembre y diciembre de 1973 el ejército de Chile emprendió la misión de reestablecer el orden y los valores amenazados, fue así que luego de bombardear La Moneda y controlar el centro de Santiago las fuerzas militares se dirigieron hacia la ciudad bárbara.

Helicóptero sobrevolando el campamento Nueva La Habana, septiembre de 1973

Uno de los sitios donde las “nuevas formas de vida” se habían profundizado entre los pobres de la ciudad fue en el campamento Nueva La Habana, hasta allá llegó “el antiguo régimen” capitalista para restaurar sus valores.
Un poblador recordó que prontamente “los aviones de las Fuerza Aérea (hicieron) un par de vuelos rasantes y (que) durante (las) primeras horas (fue) constante el vuelo de helicópteros” sobre el campamento. El rumor decía que el Nueva La Habana iba a ser bombardeado.
También explicó que Alejandro Villalobos, “el Micke, (llamó) a una Asamblea General al medio día del miércoles 12 (de septiembre, donde manifestó) a los pobladores que ya nada se (podía) hacer y que por seguridad propia y del resto de la población (había) tomado la decisión de retirarse del campamento”, es decir se despidió de su comunidad para entrar a la clandestinidad. Luego:
“al tercer día después del golpe los militares ingresaron al Campamento e iniciaron su trabajo en forma sistemática: primero allanaron las instalaciones de la construcción de las viviendas, detuvieron algunos trabajadores; seguidamente (detuvieron) a los dirigentes más conocidos que todavía permanecían al interior del campamento y sumado a ello, cuando caía la noche, las patrullas militares recorrían las calles y pasajes disparando sus armas al aire para mantener atemorizados a los pobladores. Esta práctica de terror se repetía diariamente desde que empezaba a regir el Toque de Queda y hasta el amanecer y se extendió durante todo el transcurso del año 1973.”349

Posteriormente salieron “del campamento parte de los principales dirigentes; los que se (quedaron) fueron detenidos días después y (fueron) llevados a diversos lugares de detención entre ellos el regimiento de Punte Alto y el Estadio Nacional. Todo esto (sucedió) en las dos primeras semanas del golpe y cuando se (había) logrado el descabezamiento orgánico (del campamento) se (hizo) presente un oficial de ejército”350, quien llamó a los pobladores a reunirse para comunicarles, textualmente, que:

“(el nuevo) gobierno va hacer lo mejor que pueda por ustedes… (pero) tampoco milagros… Ustedes tienen conocimiento aquí de las asambleas, y todo esto, han trabajado bastante, entonces saben que las cosas no se crean por generación espontánea, sino que el éxito del país, depende de que ustedes y nosotros trabajemos, depende de la producción.



349 Colectivo de Memoria Histórica Corporación José Domingo Cañas (CJDC), Tortura en poblaciones del gran Santiago (1973-199), (edición CJDC, 2005), p. 133.
350 Ibidem., p. 133
Como decía, o como dicen por ahí: que las fuerzas armadas van a bombardear a esta población! es una afirmación que yo califico de ridícula… Indudablemente que este gobierno conoce que el gobierno anterior tenia el apoyo de un 40, 50, 30%. Indudablemente que no se puede eliminar, no se puede mandar al paredón, en otras parte se hace, a ese 30 o 40% de la población, no se puede mandar al paredón 3 millones o 4 millones de habitantes, entre los cuales están muchos de ustedes, eso es imposible eso seria una crueldad…
Aquellas personas que están actuando de hecho contra las fuerzas armadas, que están disparando contra las fuerzas armadas… Si una persona “X” saca una pistola y me dispara a mi, en este momento los soldados (aquí presentes) tienen orden de ejecutarlo aquí mismo…
Otras personas que estén actuando por debajo, contra las fuerzas del orden… (Que aún creen en el) gobierno marxista, que dicen; „que mantengamos la organización, que en unos años más… (volverán al poder) con el gobierno marxista‟. Esas personas van a ser detenidas y van a ser juzgadas… porque el marxismo en forma general fue declarado fuera de la ley, los partidos políticos en este momento no están funcionando…
(Tengo) una lista del servicio de inteligencia militar… con respecto a activistas, que estuvieron o estarían, digamos, que no están con el orden. Se las voy a decir para que nos veamos las caras y para que la gente tenga cuidado también...”351

En seguida el oficial leyó una lista con los nombres de los pobladores que los agentes de la dictadura estaban buscando, además nombró “por decreto una nueva directiva” en el campamento, a la que le “dio 24 horas
351 Película “Macho, un refugiado latinoamericano”.
de plazo para cambiar de nombre al campamento y fueron los nuevos dirigentes los encargados de hacer una terna desde la cual surgió el nuevo nombre… cumpliendo así con las ordenes dadas por el oficial, denominando al Campamento Nueva La Habana como, campamento Nuevo Amanecer.”352
Antes cuando un individuo era capturado para hacerlo esclavo perdía su nombre propio y era nombrado de una nueva forma, asimismo los pobladores del campamento Nueva La Habana no sólo perdieron su libertad, bajo la dictadura, sino que también su nombre propio. En resumen la organización fue desarticulada, la dirigencia perseguida, la población atemorizada. El miedo tenía bases sólidas. Por ejemplo:

Waldemar Segundo Monsálvez Toledo, casado, tres hijos, mecánico industrial, vivía junto a su cónyuge Inés Sandoval Fuentealba y los tres hijos de ambos en el Campamento "Nueva la Habana" hasta la fecha de su detención. Era, además militante del MIR, dirigente poblacional del sector… a cargo de la distribución de alimentos a los pobladores.
El día 10 de octubre de 1973 había tenido un altercado con otro operario de apellido Vera, quien se burló de Monsálvez por la caída del gobierno de Salvador Allende. La discusión degeneró en pugilato y, al imponerse de ello, el dueño de la empresa, acompañado de dos trabajadores, efectuó una denuncia ante la 13a. Comisaría de Carabineros.
… un bus de Carabineros llegó a la fábrica a la 01:00 de la madrugada del 12 de octubre de 1973 y los uniformados procedieron a arrestar a Waldemar Monsalvez en presencia de todos sus compañeros de trabajo. Uno de los uniformados le preguntó cuántos hijos tenía y manifestó su pesar al responderle Monsálvez que era padre de tres niños.
Desde esa fecha, su familia desconoce su paradero.

352 Colectivo de Memoria Histórica Corporación José Domingo Cañas (CJDC), Op. Cit., pp. 131 a 133.
Inés Sandoval Fuentealba, la cónyuge de Waldemar Monsálvez, acudió al día siguiente a la fábrica "Politec" donde fue de inmediato informada de lo sucedido por sus compañeros de trabajo y por vecinos, entre otros, Juan Gutiérrez Chávez y su esposa Nolfa González, Oscar Uribe, Enrique Molina, Teresa Almarza Olate y Marcelo Olate. La secretaria de la empresa, quien le canceló el último sueldo de su marido, le manifestó que la detención de este último se debía a que era "un insolente, un insoportable".353

Así, “simplemente” desaparecían, sin más, los “insolentes”, los que habían aprendido a organizarse y luchar desde y para su comunidad, los que se acostumbraron a desafiar la “injusticia”. Así fueron perseguidos.
En el Bando N° 10 la Junta Militar exigió la entrega voluntaria de una larga lista de dirigentes sociales y políticos, entre ellos, por cierto estaba el “Micky” el que luego de participar activamente en la resistencia durante los primeros años de la dictadura:

“El 19 de enero de 1975, en uno de los operativos destinados a detener personas en Viña del Mar, fue muerto Alejandro Delfín VILLALOBOS DIAZ, electricista, militante del MIR.
A la víctima se le disparó en momentos en que llegó a una casa donde tenía que juntarse con otros miembros del MIR donde era esperado por agentes de la DINA.
En el proceso por presunta desgracia, a fines de 1975, fue acompañado un certificado de defunción que indica que la víctima falleció en la vía pública en Santiago el 20 de enero de 1975 a consecuencia de una herida a bala facio-bucoraqui- cervical. El cuerpo jamás les fue entregado a sus familiares”.354


353 Informe Rettig
354 Informe Rettig
La reconquista de los cuerpos, la reimposición de los valores del capitalismo, el renombramiento del campamento fue acompañado de la redistribución de los espacios, del cambio en el criterio de asignación de las viviendas que no alcanzaron a ser terminadas en el gobierno de la Unidad Popular.
Así la obra “Población Nueva La Habana” dejó de estar a cargo del Departamento de Ejecución Directa de la CORVI y la organización de los trabajadores se desarticuló. Dicha obra pasó a manos de la empresa privada “Cocivil Ltda.”, en octubre de 1973, bajo el nombre de obra “Población Nuevo Amanecer ex Nueva La Habana”, con una modalidad de ejecución llamada de “Costo Real”.355 En 1975 fueron terminadas y asignadas las nuevas viviendas pero no ya bajo el criterio “social” que les había dado el gobierno de la UP y menos el “por necesidad” que habían decidido los pobladores, las nuevas casas fueron entregadas bajo el antiguo criterio “económico” que consistió en que las viviendas fueran asignadas a los pobladores que cumplieran con una cantidad determinada de cuotas. Considerando el resurgimiento de la crisis inflacionaria ese mismo año y el origen pobre de la mayoría de los pobladores es compresible que no todos hayan podido acceder a las nuevas viviendas. Por otra parte el hecho de que solo una parte de los pobladores accediera a las nuevas casas generó un efecto de división en la comunidad que, conciente o inconcientemente, la dictadura propició. Fue así que lo que la izquierda necesitaba unir, la derecha necesitó dividir, para gobernar: al pueblo.

355 Maria Decizer, “Informe de practica; población nuevo amanecer”, Facultada de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile, 1974.

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