sábado, 3 de septiembre de 2016

Golpe en Brasil. Texto 4. POR UN NUEVO PROGRESISMO. Genealogía de una frasa.

POR UN NUEVO PROGRESISMO*
Frei Betto**
La destitución de Dilma me huele a golpe parlamentario, como lo que sucedió en Honduras y en Paraguay. Su gobierno, en este inicio del se- gundo mandato, no alcanzó el éxito alcanzado en el primero. Con todo, fue elegido democráticamente y yo, que lo critico, no cedo al oportunis- mo que se empeña en quebrar los límites entre oposición y destitución.
Aceptar que antipatía y fracaso administrativo deban tener más peso que principios constitucionales es admitir el retroceso, y arrojar a Brasil y América Latina a la cartografía de las “repúblicas bananeras”, tan en boga en el continente en la primera mitad del siglo XX.
Mi incomodidad es obvia. No veo salida para la emancipación brasileña dentro de nuestra institucionalidad política actual. ¿Eleccio- nes generales? Sería una buena medida si un payaso Tiririca no pudiese arrastrar consigo al parlamento a figuras que se valen de la distorsión del coeficiente electoral, sin siquiera haber recibido los votos de su familia.
Y entre tantos candidatos, ¿quién encarna un programa con- sistente de reformas estructurales? ¿Vale la pena “cambiar seis por media docena”?

* Este texto fue publicado en el diario Perfil de Argentina el 13 de mayo de 2016. Disponi- ble en http://www.perfil.com/columnistas/Por-un-nuevo-progresismo-20160513-0072.html
** Fraile dominico. Escritor e intelectual brasileño. Fue asesor del ex presidente Lula.


Si el PT hubiera valorado, a lo largo de los últimos 13 años, a las dirigencias populares de izquierda, hoy tendríamos un Congreso pro- gresista y con muchas menos figuras ridículas. Pero prefirió realizar alianzas no confiables, de las cuales ahora es víctima.
Las fuerzas políticas progresistas necesitan redefinirse en Brasil. Establecer un programa mínimo de liberación nacional para no seguir siendo rehenes de esta política de efectos, sin poder aplicar una política capaz de alterar las causas de las anomalías nacionales.
Es preciso romper el ciclo vicioso de la política de resultados y re- definir una política de principios, capaz de mirar más allá de las urnas, del neoliberalismo y de esta fase histórica del capitalismo.
Si la izquierda brasileña no rescata la utopía libertaria, nuestro horizonte quedará limitado a este o aquel candidato, en un círculo dan- tesco de éxitos y decepciones, avances y retrocesos.
La edad adulta de la democracia tiene nombre: socialismo. Pero el enemigo ha maldecido de tal manera ese nombre que tenemos miedo de pronunciarlo. Aún no nos hemos recuperado de la caída del Muro de Berlín. Enrojecemos de vergüenza ante el capitalismo de Estado adop- tado por China y el hermetismo idólatra de Corea del Norte.
Pero no se trata de soportar el peso de la culpa de tantos errores cometidos por el socialismo, aunque América Latina abrigue la única experiencia victoriosa, Cuba. Se trata de confrontar el verdadero rostro del capitalismo, repleto de atrocidades, miserias, explotación neocolo- nial, guerras y degradación ambiental.
¿Cuál es ese “otro mundo posible”? ¿Dónde estará el camino del “buen vivir”? El camino se hace al caminar. Es una certeza que tengo: fuera del mundo de los pobres y de su protagonismo político, los progre- sistas siempre correrán el riesgo de sostener el violín con la izquierda y tocarlo con la derecha.

13 de mayo 2016
UN ZARPAZO MÁS DEL IMPERIO*
Cuauhtémoc Cárdenas**

En Brasil el neoliberalismo, el imperio, la potencia hegemónica de nues- tro continente, ha dado un zarpazo más: ha logrado separar de su cargo a la presidenta Dilma Rousseff, mediante un golpe orquestado con la complicidad de mayorías legislativas, un buen número de partidos po- líticos, consorcios financieros y de medios informativos, y las fuerzas externas de la dependencia y sus aliados internos, encabezados en este caso, ¡qué ironía!, por Fernando Henrique Cardoso.
Ningún delito cometido, argumentos legaloides, acusadores y operadores del golpe evasores de la justicia, autores acusados ellos sí con razón, de delitos comprobados de corrupción, acogidos a la im- punidad que brinda un sistema judicial igualmente herido en áreas fundamentales por la corrupción.
A la separación temporal de Dilma, las fuerzas de la reacción y el entreguismo habrán de continuar su labor, buscando, como paso siguiente, la destrucción de las fuerzas políticas populares y democrá- ticas del Brasil, que sin duda encabeza el Partido de los Trabajadores, y de sus personalidades representativas, Dilma y Lula, entre otros. A


* Este texto fue publicado en el sitio de la Fundación Democracia. Disponible en http:// fundaciondemocracia.org/brasil-zarpazo-mas-del-imperio/
** Político mexicano (PRD). Ex jefe de gobierno del Distrito Federal. Presidente de la Fundación Democracia


éste, sin duda el que ha encabezado la edificación de un Brasil inde- pendiente e igualitario, el dirigente político progresista y democrático más popular y destacado de su país y de Latinoamérica, se le quiere cerrar el paso para que no vuelva a conducir a su pueblo por sendas de progreso y democracia.
Lo que hoy sucede en Brasil, no es sino la continuación de un proceso de sometimiento de los países de nuestra región, que puede observarse ya en el reciente caso de Argentina, donde con el ascenso al poder de Mauricio Macri, se ha impuesto una violenta política contra los sectores populares y por la anulación de los derechos sociales.
Recuérdese a Eric Hobsbawm, que al hablar en el 2004 de este nuestro siglo XXI, señalaba que “los Estados Unidos no son sólo un Es- tado, sino un Estado que se impuso el objetivo de transformar el mundo en una determinada dirección. La hegemonía cultural ‘americana’ tie- ne, así, una dimensión política…”, la ambición de establecer su modelo en una dimensión global, bajo su hegemonía y con la prevalencia de sus intereses, aquellos que dominan la vida política y económica del propio Estados Unidos.
Esta absorción es la que se está viviendo en nuestra región. El imperio había descuidado el sur del continente por estar ocupado en otros frentes económicos y geopolíticos: China, Rusia, el Oriente Medio, principalmente, y ha comprendido que por ahora es preferible dejar en aquellos territorios más lejanos las cosas como están, en algunos sitios más revueltas, menos en otros, sin necesariamente sacar las manos de los conflictos que de modo principal ha provocado, y volver la vista a sus vecindades del sur. De ahí que se haya intensificado, por un lado, la imposición de gobiernos afines por procedimientos suaves o no tan suaves, de oligarquías locales entreguistas y asociadas, dispuestas a que se acentúe la acumulación de la riqueza en minorías, a hacer retroce- der y disminuir los derechos sociales, a ceder los mercados internos a productores de fuera; y, por otro, que se hayan intensificado también los ataques contra aquellos que se resisten a someterse.
Dilma Rousseff, la presidenta legítima y legal de Brasil, ha decla- rado que defenderá no sólo su derecho que deriva de una elección de- mocrática, respaldada por más de cincuenta millones de votos, sino la democracia y el régimen de derecho en su país. Sabe y tiene la confian- za, que cuenta en esa lucha con el apoyo de todos aquellos que en Brasil quieren democracia, respeto a sus derechos de gente y la liberación de los derechos de su nación para ejercitar sin trabas su soberanía, y que junto con ella lucharán por la erradicación de la corrupción y contra las fuerza del entreguismo.
Y conviene también poner la vista en nuestro país: México. Aquí el golpe ha sido, en un sentido suave. El neoliberalismo ha impuesto
Cuauhtémoc Cárdenas


a nuestro país el modelo que satisface a la hegemonía, a los intereses financieros y políticos que mandan en los Estados Unidos. Se ha hecho de nuestros mercados internos, destruyendo capacidades productivas del campo, desmantelando ramas industriales e inhibiendo se integren cadenas productivas, desapareciendo instituciones, anulando princi- pios constitucionales básicos para el ejercicio de la soberanía nacional, abriendo a intereses ajenos las áreas y los recursos estratégicos del desarrollo económico. Por otro lado, el golpe que gradualmente se ha dado en México ha sido duro: ha provocado el empobrecimiento cre- ciente de la población, una desmedida concentración de la riqueza, un continuo flujo migratorio que deprecia el valor del trabajo en el norte, aquí un crecimiento del desempleo y la informalidad, violencia y delin- cuencia sin control, con alto costo en vidas, al tiempo que corrupción e impunidad.
Así como en Brasil las fuerzas patrióticas están y estarán opo- niéndose al golpe y organizándose para recuperar la vigencia plena del estado de derecho y el derecho del pueblo a determinar democráti- camente el rumbo del desarrollo de la nación, México y los países del continente en los que se ha venido consolidando la dependencia política y económica que ejerce nuestro vecino del norte, se hace cada vez más fuerte el compromiso para las fuerzas patrióticas, de hacer todo lo que a su alcance esté, para lograr una auténtica emancipación económica, condición indispensable de la independencia política.

14 de mayo de 2016

BRASIL: EL GOLPE DE ESTADO*
Michael Löwy**

Llamemos las cosas por su nombre. Lo que acaba de suceder en Brasil, con la destitución de la presidenta elegida en las urnas, Dilma Roussef, es un golpe de Estado. Un golpe de Estado pseudo-legal, “constitucio- nal”, “institucional’, parlamentario, todo lo que quieran, pero ni más ni menos que un golpe de Estado.
Llamemos las cosas por su nombre. Lo que acaba de suceder en Brasil, con la destitución de la presidenta elegida en las urnas, Dilma Roussef, es un golpe de Estado. Un golpe de Estado pseudo-legal, “cons- titucional”, “institucional’, parlamentario, todo lo que quieran, pero ni más ni menos que un golpe de Estado. Parlamentarios, diputados y senadores –masivamente comprometidos en casos de corrupción (alre- dedor de un 60%) –, han instaurado un proceso de destitución contra la presidenta, bajo el pretexto de irregularidades contables, de “deslices fiscales” para ocultar las lagunas de las cuentas públicas ¡una práctica cotidiana en todos los gobiernos brasileños anteriores! Es cierto que varios funcionarios del Partido de los Trabajadores están implicados en el escándalo de corrupción de Petrobras, la Compañía Nacional de Petróleo, pero no Dilma, De hecho, los diputados de derechas que han

* Este texto fue publicado en el sitio Mediapart el 13 de junio de 2016. Disponible en https:// blogs.mediapart.fr/michael-lowy/blog/170516/brasil-el-golpe-de-estado
Traducción: Irene Casado Sánchez
** Director de investigaciones emérito del CNRS, Francia.

liderado la campaña contra la Presidenta se encuentran entre los más salpicados por este escándalo, empezando por el presidente del Parla- mento, Eduardo Cunha (suspendido recientemente), acusado de corrup- ción, blanqueo de capitales, evasión fiscal en Panamá, etcétera
La puesta en práctica de un golpe de Estado legal parecer ser la nueva estrategia de los oligarcas latinoamericanos. Puesta en marcha en Honduras y en Paraguay – países que la prensa califica como “Re- públicas Bananeras” – esta maniobra ha demostrado ser de lo más eficaz para eliminar del panorama a los presidentes (muy moderados) de izquierdas. Ahora, acaba de ser aplicada en otro país del continente. Podemos reprochar muchas cosas a Dilma: no ha respetado sus promesas electorales y ha realizado numerosas concesiones a los ban- queros, industriales y latifundistas. Desde hace un año, la izquierda política y social no ha dejado de reclamar un cambio en las políticas económicas y sociales. Pero la divina oligarquía de derechas brasileña
–la élite capitalista, financiera, industrial y agrícola– no se conforma con pequeñas concesiones: quiere todo el poder completo. No quiere negociar, sino gobernar directamente a través de sus hombres de con- fianza, y abolir los pocos avances sociales que se han logrado en los últimos años.
Citando a Hegel, Marx escribía, en el 18 Brumario de Luis Bona- parte, que los eventos históricos se repiten dos veces: la primera como tragedia, la segunda como una farsa. Este principio se puede aplicar a la perfección a Brasil. El golpe de Estado militar del mes de abril de 1964, fue una estrategia que sumió a Brasil en veinte años de dicta- dura militar, a costa de cientos de miles de muertos y torturados. El golpe de Estado parlamentario de este mes de mayo de 2016 es una farsa, un affaire trágico-cómico, donde una camarilla de diputados reaccionarios y notoriamente corruptos derrocan a un presidente ele- gido democráticamente por 54 millones de brasileños, amparándose en “irregularidades contables”. El componente principal de esta alianza de partidos de derechas es el bloque parlamentario (apartidista) conocido como “las tres B”: “Balle (Bola)” – diputados vinculados con la policía militar, los escuadrones de la muerte y otras milicias privadas– ; “Boeuf (Res)” –los grandes propietarios de ganado– ; y “Bible (Biblia)” –fun- damentalistas neopentecosteses, homófonos y misóginos– . Entre los más entusiastas de la destitución de Dilma aparece el diputado Jairo Bolsonaro, que dedicó su voto a los oficiales de la dictadura militar, especialmente al Coronel Unstra, notorio torturador. Entre las víctimas de Ustra, se encontraba Dilma Roussef, en aquella época (principios de los años 1970) militante de un grupo de resistencia armado; pero también mi amigo Luis Eduardo Merlino, periodista y revolucionario, asesinado y torturado en 1971, cuando tenía 21 años.
Michael Löwy


El nuevo Presidente Michel Temer, introducido por sus acólitos, está implicado en varias investigaciones, pero aún no ha sido acusado formalmente. Según un reciente sondeo, en el que se preguntaba a los brasileños si votarían por Temer como Presidente de la República, solo un 2% respondía favorablemente… En 1964, conseguimos conquistar el derecho a manifestarnos de forma masiva: “Con Dios y la Familia por la Libertad”, lo que preparó el terreno para golpear al presidente Joâo Goulart; una vez más, la historia se repite, esta vez bajo multitu- des patrióticas –al rojo vivo gracias a la prensa que mantiene el timón
– que se han movilizado para exigir la destitución de Dilma, llegando incluso, en algunos casos, a pedir el regreso de los militares. Compues- tas esencialmente por personas blancas (la mayoría de los brasileños son negros o mestizos), fruto de las clases medias, estas multitudes han sido convencidas por los medios de comunicación de que el objetivo de este affaire no es otro que “combatir la corrupción”.
Lo que la tragedia de 1964 y la farsa de 2016 tienen en común es el odio contra la democracia. Los dos episodios revelan el profundo desprecio de las clases dominantes brasileñas hacia la democracia y la voluntad popular.
¿Este golpe de Estado “legal” pasará sin hacer demasiado ruido como sucedió en Honduras y Paraguay? No parece tan seguro… Las clases populares, los movimientos sociales, la juventud rebelde aún no han dicho la última palabra.

17 de mayo de 2016

DEMOCRACIAS GOLPE A GOLPE*

Adolfo Pérez Esquivel**
El gobierno democrático de Brasil cayó bajo la intriga palaciega de diputados y senadores, la complicidad de sectores jurídicos y empresa- riales. El Parlamento criminalizó un acto de gobierno público y legal que habían utilizado otros gobiernos y, sin que hubiese un delito com- probado – como exige la Constitución– , destituyó a Dilma Rousseff.
Se aplicó la metodología de “Golpe de Estado Blando”, ya experi- mentado en Honduras y Paraguay, abriendo una seria advertencia a ac- tuales y futuros gobiernos del continente que intenten ampliar márgenes de soberanía y aumentar la distribución de ingresos hacia los pueblos.
En mi reciente viaje a Brasil pude hacer lo que varios organismos internacionales no pudieron: me reuní con la presidenta, los senado- res oficialistas y opositores, con el presidente del Supremo Tribunal Federal, el Secretario General de la Conferencia Nacional de Obispos y los movimientos sociales. Los detalles los publiqué en Folha de São Paulo. Esto me permitió una mirada lo suficientemente amplia de lo que ocurre allí como para saber que hay sectores que no tienen intenciones de resolver la actual crisis política y económica, sino navegarla para dirigirlo todo, sin más permiso que el que ellos mismos se otorgaron.


* Este texto fue publicado en el diario argentino Página 12, el 17 de mayo de 2016. Disponible en Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-299488-2016-05-17.html
** Premio Nobel de la Paz.


Luego del desplazamiento de la presidenta, el Secretario General de UNASUR dijo que “pone en riesgo la estabilidad democrática de la región”; el de la OEA consideró que genera “inseguridad jurídica” y elevó una consulta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos; El Salvador desconoció al gobierno interino y llamó a su embajadora; los países de la alianza ALBA integrada por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia dijeron que se trató de un “golpe”; y Chile y Uruguay mostraron su “preocupación”.
El primer gobierno en reconocer el golpe y pedir que se “respete el proceso institucional” fue el de Mauricio Macri, en sintonía con el pedido de la administración de Barack Obama de “confiar en las insti- tuciones brasileras”.
Domesticar a gobiernos y recolonizar América Latina es el ob- jetivo. Lo que la derecha no logra conseguir por las urnas, buscará al- canzarlo mediante la destitución ilegal de presidentes, la privatización de empresas del Estado, y la entrega de recursos naturales.
No soy de creer en las casualidades. Según documentos revelados por Wikileaks, el actual depositario de la presidencia, Michel Temer, fue colaborador de la inteligencia norteamericana entregando documentos sensibles a su embajada. Y la actual Embajadora de Estados Unidos en Brasil es la misma que estaba en Paraguay cuando se realizó el golpe destituyente a Lugo.
Por su parte Temer ya anunció sus próximas medidas económi- cas no votadas por el pueblo de Brasil: aumentar impuestos, “privatizar todo lo que se pueda” (sic), y reducir el gasto público y social. Para eso conformó un gabinete que confirma sus prioridades: no hay ninguna mujer, ningún indio, ni mulato. Todos hombres blancos y millonarios. Incluyendo al mayor vendedor de soja del mundo como responsable del Ministerio de Agricultura, y muchos involucrados en graves casos de corrupción que se supone vinieron a combatir.
Ninguna Democracia ni gobierno electo es perfecto. Pero no podemos permitir que grupos conspiradores violen la Constitución en nombre de su defensa. Toda Democracia es perfectible si cuenta con participación social. Hoy está en cuestionamiento la democracia dele- gativa, donde el pueblo vota, queda por cuatro años en estado de inde- fensión, y los gobernantes hacen lo que quieren y no lo que deben. El desafío actual es pasar a la democracia participativa, donde la sociedad decida sobre los grandes problemas que afectan al país, en vez de los grandes núcleos de poder económico internos y externos. A los pueblos de Nuestra América nos queda la resistencia social, cultural y política para defender los derechos de todos, incluidas nuestras democracias.

17 de mayo de 2016

PATEAR EL CADÁVER*

Luiz Gonzaga Belluzzo**
Entre muertos y ahogados, flota impávida la estructura del poder real.
La producción nacional de cadáveres va viento en popa. No hablo de los miles que sucumbieron ante la violencia explícita o implícita que se apodera del país. En este momento, el sistema de poder y del dinero, la fuente de toda violencia, prepara las exequias de otro cadáver notorio.
El epitafio de Eduardo Cunha se ha estampado en las editoriales que más levantan la voz del moralismo, para ocultar la complicidad del difunto, un fiel servidor de los que ahora promueven su liquidación mo- ral y política.1 Diría el personaje de Lampedusa en Gatopardo: “Hay que cambiar para que todo siga como está”. El transformismo brasileño es más cruel: “Tienes que asesinar a los vasallos más nobles, para preservar la reproducción de los engranajes del poder”. Los portavoces del establis- hment nativo se encargan del deporte conocido: palear al cadáver.

1 Eduardo Cunha fue presidente de la Cámara de Diputados, iniciador de la acusación contra Dilma Russeff, acusado él mismo ahora de recibir millonarias coimas y titular de cuentas bancarias en Suiza.
 
* Este texto fue publicado en el sitio Carta Capital, el 19 de mayo de 2016. Disponible en http://www.cartacapital.com.br/revista/901/chute-ao-cadaver. Traducción: Carlos A. Suárez (http://www.sinpermiso.info/textos/brasil-temer-y-la-republica-oligarquica)
** Economista brasileño. Fue profesor de la Universidad de Campinas.

En el Congreso y fuera de él, los bandidos y truhanes de la Repú- blica ya preparan requintados las patadas en carcaza de quien, al final, sirvió y sirve tan bien a sus intereses y sus apetitos. Así, por ejemplo, se escaparon del naufragio del régimen militar y se consagraron en la democracia como corifeos de las libertades.
Los servidores de Eduardo Cunha se enfrentan, sin embargo, a una duda terrible: no saben si, de hecho, el cadáver está muerto del todo. Teniendo el difunto un notable dominio y conocimiento de am- plios y reconocidos saberes de las maldades de la política nativa, los estragos de una resurrección o un último suspiro podrían ser aterra- dores. Imagino la angustia que en esta hora oprime los corazones de algunos de los acusadores de ocasión. Como pistoleros a sueldo, sola- mente van a tranquilizarse cuando estén convencidos de que el cadáver esté completamente muerto. No pueden hacer otra cosa que esperar su defunción definitiva. Pero aquí sólo hay una posible certeza: no hay manera de evitar la convulsión política del moribundo.
Entonces convendría sopesar la conveniencia del asesinato de un personaje tan emblemático, una encarnación perfecta de los vicios y las virtudes del sistema dominante. Los vicios son muchos. Dejo a la imaginación del lector el trabajo de enunciar el reparto. En cuanto a las virtudes, entre las pocas se destaca la capacidad de reproducir las alianzas de poder a costa de la des caracterización humillante y trágica de los que dicen oponerse a tal estado de cosas. Ahí están postradas y subyugadas, arruinadas, las instituciones responsables de promover la mediación democrática.
La democracia de los patricios, observada desde una perspectiva realista y sombría, revela una enorme capacidad de sobrevivencia del poder de los dueños. Gobierno tras gobierno, cambian los métodos, pero no los rumbos, ni siquiera los pretextos. Hay que admirar el refi- namiento de los poderosos en el cuidado de preservar a las personas notoriamente comprometidas las truculencias y las fechorías del pa- sado. Allí están los sobrevivientes de otros naufragios de la República perorando sobre las virtudes del fulano.
Elemental, querido Watson, entre muertos y ahogados flota im- pávida la estructura del poder real, ese contubernio entre el dinero y la política. Mandan y desmandan los mismos grupos de siempre, reforza- dos ahora por la presencia de los yuppies cosmopolitas de las finanzas globalizadas. La mayor innovación de los tiempos que corren, además de la Internet y del celular, es la puerta giratoria entre las mesas de di- nero de las instituciones financieras y las burocracias ejecutoras de los proyectos y programas de privatización. En ese bloque hegemónico no faltan los servicios de los medios, infatigables en presentar esos com- pañeros de ruta como portadores de un saber superior, lo único capaz
Luiz Gonzaga Belluzzo


de asegurar, a los ojos de los mercados financieros, la credibilidad de la política económica.
Más que eso, las normas del mercado pasaron a dictar las reglas de la vida política. En el Brasil de hoy, esa lógica fatal viene contami- nando las instancias decisivas del poder estatal. El sistema partidario y el financiamiento de las campañas electorales parecen engendrados con el propósito de transformar el Congreso en un mercado de mostradores, donde los gritos de “compro” y “vendo” tornan ridícula la hipocresía de los discursos moralistas de los plenarios.
La voluntad, el favoritismo, el secreto, la oscuridad y el nepo- tismo fueron los demonios que los valores de la República restau- rada pretendían exorcizar. Pues los fantasmas de la Patria Amada están ahí, libres, patanes, riendo a carcajadas sobre nuestras in- creíbles esperanzas.
En esta columna me remito a un artículo publicado en ocasión de la renuncia del entonces senador Antonio Carlos Magalhães.2 Cam- bian las máscaras, pero los personajes son los mismos. Al contrario de lo que dice, los señores se han vuelto más feroces. Pero aprendieron a usar métodos más sutiles y eficientes para torturar colectivamente a los ciudadanos, con las técnicas de la desinformación, de la masacre ideológica y de la “espectacularización” de la política.

19 de mayo 2016

2 Antonio Carlos Magalhães, emblemático caudillo nordestino, tres veces gobernador de Bahía.

FERNANDO HENRIQUE CARDOSO: EMBAJADOR DEL GOLPE*

João Feres Jr.**
La Latin American Studies Association (LASA) programó para su próxi- ma conferencia, que se realizará entre los días 26 y 31 de mayo en Nueva York, la Presidential Session con Fernando Henrique Cardoso y el ex presidente de Chile, Ricardo Lagos, invitados para hablar sobre los caminos de la democracia en América Latina. El evento fue organi- zado por Maurício Font, amigo personal de Cardoso y organizador del libro “Charting a New Course”, una colección de textos más o menos académicos, artículos y muchos discursos políticos del senador y pre- sidente, durante sus mandatos. La introducción de Font a los textos del ex presidente es un largo enaltecimiento a la figura de Cardoso. Quien presenta la sesión es nada menos que el presidente de LASA, Gilbert Joseph. En resumen, el evento fue diseñado para ser la joya del Con- greso de la Asociación.
Tan pronto como la programación del Congreso fue anunciada, comenzó la reacción de los académicos afiliados a LASA, brasileños, norteamericanos y de otros países, que vieron en la participación de Fernando Henrique Cardoso en esta importante sesión del Congreso para hablar sobre democracia, un insulto y un grave error porque él y su partido, el PSDB, conducen el movimiento de ataque a las instituciones
* Este texto se encuentra disponible en http://www.clacso.org.ar/contra_el_golpe_brasil/ fernando_henrique_cardoso_port.php
Traducción del portugués: Gilvan Reis
** Profesor de la Universidad de Río de Janero (UERJ)


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democráticas de Brasil con el fin de sacar a Dilma Rousseff de la presi- dencia conquistada en las elecciones de 2014. Se organizó una petición para solicitar la cancelación de la invitación, que obtuvo cientos de firmas. Los amigos de Cardoso, casi ninguno afiliado a la Asociación, hicieron otra petición que acusó a la primera de promover la censura a la libertad de expresión. Ante tales gritos, LASA reaccionó con una solución de compromiso: cambió el nombre de sesión para ““Fifty Years of Latin American Public Life: A Dialogue about the Challenges of Po- litics, Scholarship, and History”, y creó una mesa para acomodar a los críticos del impeachment en otro espacio de conferencias, lejos de la Presidential Session.
Cambiaron para no cambiar, ya que, a pesar del nuevo nombre de la sesión, Cardoso tendrá garantizado para sí, un micrófono abierto para decir lo que quiere sin ninguna contradicción, salvo por eventuales preguntas de la audiencia al final, que él podrá responder si lo desea y cómo lo desee. Será tratado como académico y jefe de Estado, cuando en realidad es ex académico y ex Estadista. No produce documentos verdaderamente académicos desde hace décadas y dejó de ser Presi- dente hace 14 años.
“Latin American public life”! ¿Qué vendría a ser eso? Sin aden- trar en la discusión de lo que sería una vida pública latinoamericana, centrémonos en la segunda parte del título: la “vida pública”. Como tengo la intención de mostrar, es precisamente debido a su “vida públi- ca” que Cardoso no debería ser llamado para hablar en LASA, en este momento y en estas condiciones.
Presento aquí al lector un análisis rápido de columnas mensuales publicadas por el ex presidente en el periódico O Estado de S. Paulo y, eventualmente, replicados en O Globo desde la campaña electoral de 2014. La selección no está hecha al azar: incluye todos los textos del ex sociólogo publicados, en este periodo, en los diarios que figuran enu- merados en la página del Instituto Cardoso.
Desde la derrota electoral, el PSDB y los grandes medios de comu- nicación brasileños (principalmente el Grupo Globo, Folha de S. Paulo, Estado de S. Paulo y el Grupo de abril) intentaron a través de diversos caminos revertir el resultado de la elección: el rechazo de las encuestas de campaña en el TSE, el rechazo a las cuentas públicas en el TCU, la movilización de grupos de derecha y de extrema derecha, alianza con los sectores más corruptos y reaccionarios del sistema político brasileño, etc. El espectáculo de la votación del impeachment en la Cámara, que asombró al mundo y llenó a todos nosotros –brasileños- de vergüenza, no era más que el ápice de una serie de acciones no menos vergonzosas.
Cardoso fue protagonista en este proceso. Presidente de honor del PSDB, él utilizó sus artículos en los periódicos para marcar el tono


de ataque al gobierno Dilma, ataque basado en el desmembramiento de las instituciones democráticas: el poder Judicial, la Fiscalía y la Poli- cía Federal manipulados políticamente y la Cámara, bajo el mando de un delincuente, cooperando para que un proceso sin bases sustantivas lograra cancelar el resultado del voto popular. Vergüenza o decoro, su sinónimo, es lo que faltó a un montón de gente en el proceso: al juez Sergio Moro, director de la Operación Lava-Jato y violador frecuente del Estado de Derecho, a los ministros de la Suprema como Gilmar Mendes y Celso de Mello, quienes atacaron públicamente a Lula y al Partido de los Trabajadores, al Procurador General de la República, que hizo lo mismo hace poco, y entre otros, a Cardoso, ex Presidente de la República, por el contenido de lo que escribe y de lo que habla.
Comencemos por los medios elegidos por el ex presidente para expresarse. Los diarios O Globo y Estadão son dos de los medios de prensa más reaccionarios en Brasil, a lo largo de su historia. Apoyaron con empeño el golpe militar de 1964 y luego el régimen autoritario que se estableció. Más tarde, en el período de democratización, se unieron al cambio político de manera recalcitrante. En el período democrático, elección tras elección, han apoyado a los candidatos del PSDB a la pre- sidencia, haciendo una cobertura de las elecciones escandalosamente sesgada en contra de los candidatos de izquierda, especialmente el PT, y en favor del PSDBD. Para aquellos que no conocen los niveles absur- dos de la cobertura electoral hecha por O Globo y Estadão, ingresen al sitio Manchetômetro (www.manchetometro.com). En una palabra, son periódicos de derecha. Hasta ahí, el PSDB es un partido que nació en la centro-izquierda y se migró hacia la derecha a la medida en que el PT ocupaba la centro izquierda. Hoy en día es, sin duda, un partido de derecha. Así, es natural que su presidente de honor publique en estos medios, marcadamente neoliberales y con aversión a los movimientos sociales, porque ideológicamente él está allí en su elemento.
Por supuesto que es triste para los que son de la izquierda demo- crática ver un héroe de la teoría de la dependencia, como lo fue Car- doso, que ayudó a desenmascarar la mente colonialista de las tesis de la teoría de la modernización e inspiró una serie de científicos sociales progresistas, sobre todo en los EE.UU., convertirse en un publicista re- accionario. Pero el ex presidente fue mucho más allá. Asumió el papel de mensajero del golpe de contra la democracia brasileña.
Veamos. Desde mayo de 2014 hasta el presente, son 22 artículos escritos por él y publicados en los periódicos mencionados. Vamos a empezar un poco antes del inicio de la campaña electoral de aquél año. El artículo de mayo sintetiza lo que vendría en toda la serie de textos. Cardoso empieza por criticar la corrupción en la política y dice que es sistémica, pero al mismo tiempo que llegó a niveles alarmantes porque


el PT tiene “la vocación de la hegemonía”, expresión que se repetiría este mismo texto y otros artículos incontables veces. De paso, se burla del ex presidente Lula, sugiriendo que él es el responsable por este “trastorno de personalidad” del partido. El raciocinio es que para conquistar la hegemonía, el PT ha corrompido el sistema político. La solución pro- puesta por nuestro publicista, que aparecerá en casi todos los textos, es una reforma política que redundará en la disminución del número de partidos y en una mayor lealtad partidaria. La solución tiene sentido dentro del argumento, pero Cardoso termina el artículo en tono de amenaza: si no se reforma de manera democrática el sistema político, lo será por la “voluntad de hierro de un salvador de la patria.”
El tono de amenaza contenido en esta referencia explícita al golpe de Estado volverá para convertirse en el tono de los textos periodísticos del ex presidente. En el artículo de junio de 2014, intitulado “Negligen- cia fiscal,” Cardoso presenta otro elemento clave de su argumento, la retórica economicista. Aquí el énfasis es en condenar la expansión del gasto público, un lugar común de los políticos de su partido. La su- puesta mala gestión de las finanzas públicas se asigna inmediatamente al PT, que, según él, promovió la “maquinaria del Estado.” Al final del texto, Cardoso utiliza una palabra que va a utilizar como slogan en sus artículos siguientes: lulopetismo. Este no es un término analítico, sino que despreciativo, un tipo de insulto, tan común en arengas públicas, peroque los científicos sociales y estadistas deberían evitar. Fue acuña- do probablemente por Demetrio Magnoli, publicista de la derecha que frecuenta las páginas de los mismos periódicos. También es amplia- mente utilizado por Merval Pereira, un periodista que es feroz detractor de Lula y del PT y de portavoz informal de las organizaciones Globo, y del editorial del Estado de Sao Paulo. Esto significa, básicamente, una organización partidaria que se encastilla en el poder y es manipulada por una figura carismática, en este caso de Lula, que la utiliza para fines siempre viciosos y perjudiciales. Hace, al mismo tiempo, un doble ataque: al partido y la figura de Lula.
El siguiente artículo, de agosto, es nada menos que una embes- tida directa contra el PT y Lula. Sitúa a Lula como un genio maligno que es “maestro” en actuar como si “la mejor defensa fuera el ataque”. Comete la torpeza extrema de escribir que Lula pronuncia “zelite” en lugar de “las élites”, haciendo una caricatura del lenguaje de un político nordestino de origen popular. Si Cardoso hace chistes prejuiciosos y chistes racistas en el ámbito privado, al menos debería tener la clareza de no publicarlos. Pero no es el caso. Tal vez lo haga para el deleite pro- bable de la mayor parte de los lectores de los periódicos a quién sirve: una clase media blanca cada vez más cautivada por las ideas conserva- doras, cuando no claramente fascista. Finaliza el artículo sugiriendo


que el PT es autoritario y antidemocrático y diciendo, de nuevo en tono extraño de amenaza, que la democracia está en riesgo. Es un artículo escrito a puertas de la primera vuelta de la elección presidencial. Per- feccionando en la dramatización, el ex presidente cierra instando a los lectores a “sacar el país del laberinto lulopetista.”
En la víspera de la segunda vuelta él publica otro artículo, bási- camente compuesto por ataques contra el PT, Dilma y Lula. Acusa al partido de hacer distorsiones ideológicas, de ser autoritario y de mani- pular a la opinión pública. Esto mientras que los principales medios de comunicación en su conjunto hacían campaña abierta para el candida- to del PSDB, Aécio Neves. Permitiéndose de nuevo caer en los insultos, Cardoso añade que el gobierno del PT promueve el “capitalismo de los compañeros”. Retomando la retórica de la amenaza, concluye que la reelección de Dilma representaría un riesgo para la economía y al sis- tema político.
En artículo de noviembre, el ex sociólogo empieza por el recono- cimiento de la derrota electoral, pero tal reconocimiento -entendimos al leer el resto del texto- es retórico. Después de decir rápidamente que la victoria del lulopetismo fue estrecha, él insta a las fuerzas de oposición para continuar la contienda política. Utilizando como pretexto la pro- paganda negativa hecha por el PT contra Maina y Aécio, sugiere que la victoria fue lograda de forma ilegítima, como si su partido no hubiese utilizado también el mismo tipo de propaganda. No tarda mucho en ofender a la figura de Lula, que calificó de “lengua suelta”. El resto del texto es un rosario de llantos y, como casi todos los demás, termina en un tono amenazante. Esta vez pide a la oposición no condescender con el PT y mantener la lucha.
El último artículo en 2014 llamado “Victoria Amarga” vemos a Cardoso tratando de deslegitimar la victoria electoral de Dilma. Anali- za los resultados generales de las elecciones para decir que el PT ganó solamente en las regiones atrasadas y que la oposición, liderada por su partido, en las partes “moderna” del país. Cierra el texto con un llama- do a los políticos para unirse a los jueces en la destitución del gobierno elegido. En pocas palabras, ni bien terminó la elección, Cardoso se incorporó a la función de embajador de la destitución de Dilma.
El primer artículo del año es muy atípico: una exhortación a la unión entre el PT y el PSDB, las dos fuerzas modernas de la política brasileña, de acuerdo con Cardoso, en contra del atraso. Este clima de confraternización del comienzo del año desaparece en el artículo del mes siguiente cuando el publicista vuelve a los mismos argumentos ya articulados antes, de manera casi idéntica. Después de un breve análisis económico, acusa Lula de intentar desmoralizar los logros del gobierno del PSDB. Después de una exhortación a la reforma política, cierra el


artículo con un tono abiertamente amenazador. Dice que sería deseable hacer la reforma por dentro del sistema político, sino el “cambio vendrá de afuera”. Añade que en el pasado quien cumplía esta función eran los militares, y en tono profético insta al poder judicial y a la Fiscalía a hacer este papel intervencionista. El título del artículo es un llamado a la acción: “Es la hora”. Es evidente que esa hora referida es la de sacar el mandato que Rousseff ganó en las urnas.
Si hasta ahora los artículos eran extremadamente repetitivos, a partir de este mes en adelante son aún más elaborados y enaltecidos; se convierten en verdaderos volantes de agitación golpista, insistiendo con más énfasis en la lectura siempre economicista de la política: al final, para el ex sociólogo, la razón principal para sacar a Dilma es el mal desempeño de la política económica del gobierno, junto con los cargos de corrupción, que el líder del PSDB utiliza con más moderación. Los ataques contra Lula y el PT, reunidos bajo el insulto del “lulopetismo”, término utilizado en abundancia, se vuelven más y más cargados de re- sentimiento. Y los llamados para la destitución de la Presidente cierran todos los textos con una impresionante persistencia.
La fórmula se repite hasta el cansancio, con algunas variaciones de énfasis: se inicia con la lectura economicista, culpa a Lula, al PT y Dilma, tratándolos de una manera extremadamente violenta, sugiere la reforma política, y a veces otras reformas, como las leyes de pensiones, laborales mano y tributaria, y cierra instando a las oposiciones, el poder judicial y la Fiscalía a remover Dilma de su cargo. Los textos de marzo y mayo siguen la misma fórmula con exactitud. En el primero, él se preo- cupa en recordar a las oposiciones para inflamar el movimiento contra la corrupción, que son: a favor de la destitución o pro-golpe, en las calles. El artículo de agosto de 2015, “lobo o cordero?” huye de la norma,
ya que se dedica exclusivamente a despreciar a Lula. En el mes siguiente publica “El grito cortado en el aire”, título muy sugestivo. Aquí hay una pequeña innovación. Cardoso adopta la estrategia de pedir la renuncia de Dilma, en tono de consejo para continuación añadir que la alterna- tiva es sacarla por el impeachment . En este texto están presentes todos los demás elementos, incluyendo el desprecio a Lula y el llamado por reformas hecho por la oposición, después de la salida de Dilma .
“Los reyes también mueren” es el título de octubre. Un año des- pués de la derrota electoral de su partido, Cardoso está en plena cam- paña por el impeachment , en tono amenazante: o Dilma “renuncia voluntariamente del poder por la renuncia” o simplemente “queda el remedio del impedimento, una especie de muerte asistida”. Ahora la amenaza se reviste de un tono de urgencia. Es necesario “acelerar las decisiones”, porque “el mandato aún tiene una duración de tres años y algo y el tiempo vuela.”


Después de pedir la cabeza de Dilma en octubre, Cardoso co- mienza el artículo del mes siguiente diciendo: “¿De qué sirve que diga otra vez que el juicio político no es algo ‘deseable´, pero dado el caso, se convierte en una circunstancia imperativa frente a los hechos y a la reacción popular?”. Después de esta agitación retórica, el ex sociólogo empieza a proponer la agenda posterior al impeachment , es decir, las mismas reformas repisadas en los textos en los últimos años. Al final, habla de la salida constitucional a la crisis, léase el impeachement, e insta a las fuerzas políticas a unirse para esta tarea. En diciembre te- nemos otra repetición de la misma fórmula, con la innovación retórica del pedido de renuncia como alternativa.
El primero artículo de 2016 años es diferente de 2015. No hay es- pacio para amenidades, excepto por el saludo a la ola conservadora que está barriendo el “populismo” y “bolivarianismo” de América Latina. A partir de entonces, Cardoso cae de nuevo en la fórmula tediosa para despreciar a Lula y al PT y pedir la renuncia o destitución de Dilma.
En febrero, tal vez por la falta de un mayor enfoque en la figura de Lula, el ex senador dedica un artículo entero para depreciar su fi- gura, usando reiteradamente el término lulopetismo, llamando a las oposiciones al final a librar al país de este mal, en el marco de la Consti- tución, expresión que enmascara el impeachment . En marzo, Cardoso estaba más preocupado de discutir las reformas que deberían llevarse a cabo después de sacar a la presidenta electa. Como buen publicista con- servador, las reformas propuestas o neoliberal (relajación de las leyes laborales, la reducción del gasto público) o centrado en la reducción de la influencia popular por medio del voto (sistema de semiparlamenta- rista y voto por distritos mixto).
Finalmente, llegamos al último artículo, en las puertas de la vo- tación del impeachement en la Cámara de Diputados. Encontramos a FHC preocupado por despreciar el PT y el “lulopetismo” durante varios párrafos para que al final sentencie que, ya que Dilma no aceptó la re- nuncia, solamente le quedará la destitución.
Esto es de hecho irrelevante, ya que Cardoso es tratado por mu- chos, incluyendo por instituciones como LASA, como un gran acadé- mico, algo que ha dejado de ser hace mucho tiempo. Justo LASA que se consolidó a finales de la década de 1960 bajo la dirección de investi- gadores progresistas. Muchos de ellos eran críticos abiertos del inter- vencionismo de Estados Unidos en América Latina durante la Guerra Fría, que patrocinó tantos golpes militares, incluyendo el nuestro. Esta generación de progresistas latinoamericanistas fue influenciada por la teoría de la dependencia, que les dio un relato en contra de la lógica in- tervencionista. Y Fernando Henrique Cardoso fue el autor que tuvo más éxito en el “consumo de la teoría de la independencia en los EE.UU.”,


título de un artículo de su propia creación. Pero como el maestro de los años 60 no era el presidente entusiasta del neoliberalismo privatis- ta de los 90, que una vez declaró el Estado como incapaz de reducir la desigualdad social - algo que Lula demostró como una falacia - el publicista que predica hoy el golpe contra Dilma Rousseff no es el pre- sidente ayer. El PSDB caminó hacia la derecha y Cardoso lo lideró en este recorrido. En esta marcha a la derecha finalmente cruzó los límites del decoro que se espera de un ex presidente y de lo que es aceptable dentro del juego democrático.
No hay ni una gota de sociología en lo que escribe Cardoso, me- nos aún rigor académico, incluso para el nivel intelectual promedio de los lectores de los periódicos en los que él publica sus textos. Hay más bien un pensamiento economicista y la furia política para alcanzar a sus enemigos en cada frase con todo tipo de blasfemias. No es más que un intento de hacer propaganda de más reformas neoliberales y de una reforma política que mezcle buenas medidas, como el fin de lograr la coalición para las elecciones proporcionales, con medidas que van en detrimento del poder del voto popular, como la vuelta de la financiación privada y la adopción parlamentarismo en el país. Sí existe un profundo odio a Lula: de los 22 artículos, sólo tres no destilan este sentimiento. Algunos textos están dedicados casi que exclusivamente a esto. Como si no fuera suficiente esta campaña de difamación que movilizada en contra de Lula, al saber que éste fue nombrado Ministro de la Casa Civil de Dilma, Cardoso ha reaccionado con enojo llamándolo de “anal- fabeto” y llamando a la sociedad a reaccionar fuertemente contra su designación. Por último, hay una devoción de nuevo cristiano a favor la causa por derrocar a la presidenta Dilma Rousseff. Cardoso ni siquiera se dispone discutir, en cualquiera de sus artículos, si hubo o no crimen de responsabilidad por parte de Dilma.
Desde la derrota electoral de su candidato, el ex presidente co- menzó una campaña feroz. De los diecisiete artículos publicados desde entonces, sólo cuatro no abordan la cuestión. En septiembre de 2015, innovó el argumento, agregando una retórica mezcla amenaza y chan- taje: o renuncia o “muerte asistida”, es decir, el juicio político.
Aliado a empresas de comunicación tradicionalmente antidemo- crática y elitistas, como sostiene repetidamente en sus escritos, Fer- nando Henrique Cardoso ha jugado desde la última elección el papel vergonzoso de embajador de un golpe político que debilitó las institu- ciones de la democracia brasileña a punto de volver incierto el futuro del régimen inaugurado por la Nueva República con la Constitución de 1988. Ahora, de mensajero quiere convertirse en embajador del golpe y usar la reunión de la Latin America Studies Association para su causa. Por su tradición de apoyo incondicional a la democracia y por el res-
peto de miles de asociados brasileños, estadounidenses y extranjeros que están profundamente preocupados por el golpe de Estado en las instituciones democráticas en curso en Brasil, LASA no puede tomar el partido de Cardoso, permitiendo que él haga del Congreso un escenario más de su oscura campaña política.

20 de mayo de 2016

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