sábado, 17 de septiembre de 2016

UNA LUZ SOBRE LA SOMBRA 6. DETENIDOS DESAPARECIDOS Y ASESINADOS DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Ismael Darío Chávez Lobos nació en Santiago, el 26 de septiembre de 1951. Era egresa- do de Teatro en la Universidad de Chile, estudiaba Derecho en la misma casa de estudios y trabajaba como profesor de Ex- presión Corporal en el DUOC. ftilitaba en el ftIR, estaba casa- do y tenía un hijo.
Darío se inició en le política a fines de los 60, cuando ingresó a estudiar Teatro en la Universidad de Chile y el mundo se abrió con las nuevas ideas de cambio social, político y cultural. Afuera quedaron las corbatas y la gomina, las relaciones amorosas adquirieron un matiz hu- mano, más igualitario, y la vieja obediencia creada por la cultura do- minante dejó de funcionar en los pasillos universitarios. La actividad política había roto la vieja separación entre alumnos y profesores, que al calor de las discusiones terminaban compartiendo pensamiento y mili- tancia política.
ftónica, su compañera y madre de su único hijo, se sumerge en la nostalgia para recordar aquellos años y compartirlos en estas páginas: “Conocí a Darío en 1972, en una marcha del FER. Recuerdo que mar- chábamos con banderas rojo y negro, formando filas de a seis, hacia el Canal 9 de la Universidad de Chile para apoyar a los compañeros pe- riodistas del FTR que se habían tomado el Canal. Darío estaba con un grupo de estudiantes de Teatro de la Chile, porque ahí el Partido era fuerte. Él destacaba entre el grupo porque era un joven muy hermoso tenía el pelo claro, ojos pardos y una forma de caminar prestante, parecía dominar la escena, vestía jeans gastados, un bolso verde oliva cruzado y unas sandalias de suela de neumático con cuero que se había hecho él. Llamaba la atención de las chicas que marchábamos. En esa marcha nos
conocimos, cruzamos miradas y él se acercó y comenzamos a conocer- nos, finalmente nos retiramos juntos y nos dimos cuenta que éramos casi vecinos, al menos vivíamos en la misma comuna. Darío era un artis- ta soñador, amaba la revolución y al teatro con la misma pasión”105.
Darío, al igual que muchos militantes de la época, pertenecía a una familia de clase media que vivía ajena a los cambios, que nunca com- prendió su vocación por el teatro, menos aún, su entrega a la actividad política, “se quejaba de no ser comprendido por su familia, que lo consi- deraba la ‘oveja negra’, recuerda ftónica, “ambos nos fuimos involucran- do cada vez más con el ftIR, comenzamos a trabajar con pobladores en la zona de Barrancas, en el GPft 9, donde era conocido como ‘Juan Car- los’. El año 1973, tuvimos reuniones con Luis Guajardo Zamorano, ‘el Pato Romo’, quien nos encargó de hacernos cargo de la seguridad de una toma, en un sitio eriazo de la comuna de Barrancas. Hacíamos turnos de noche cuidando que no llegara la derecha a atacar a los pobladores y aprovechábamos de conversar con los compañeros sobre la situación política que era compleja, aclarando la posibilidad de un golpe de Es- tado, todo eso, mientras tomábamos un té al calor de una fogata para calentarnos del frío. El jefe de Darío era José ftanuel Ramírez Rosales, ‘ftoisés’”106.
El 11 de septiembre de 1973, “Darío partió temprano a su trabajo en el ftOP. Todo ocurrió tan rápido y de forma tan brutal que no sa- bíamos qué hacer, no teníamos nada para oponernos al golpe y desde temprano comenzaron los hostigamientos por personas que nos seña- laban de ‘comunistas de mierda’. Cuando llegó era tarde y todos está- bamos desorientados, nos contó llorando que había visto muertos en la calle, en el río ftapocho y cosas horribles. Estaba muy impactado, no podía creer que fuera tan terrible todo lo que vendría. A partir de ese momento anduvimos escondidos en diferentes lugares y quedé emba- razada. Darío nunca pensó que si lo detenían podían llegar a matarlo, sabía que lo buscaban desde el mismo 11 de septiembre, porque en un allanamiento a mi casa, a mi hermana le preguntaron por el ‘ruciecito de ojos claros’. A pesar de todo nos casamos. Tuvimos que pedirle per- miso al Partido y aceptaron”107. ftónica muestra una foto en blanco y

105 Entrevista con ftónica Pilquil.
106 Ibid.
107 Ibid.
negro del matrimonio, agregando que “no asistió ningún amigo, sólo la familia, por las normas de compartimentación que significaba vivir la clandestinidad”108.
“De su trabajo político clandestino no supe mucho, lo habíamos aclarado antes y acordamos que por mi seguridad era mejor no saber. Si supe que tenía reuniones, que las hacían en la casa de una tía y eran con Alejandro Olivares Graindorge, Zacarías ftachuca y el ‘chico Antonio’. Su jefe seguía siendo ‘ftoisés’”109.
El 26 de julio de 1974, Darío se encontraba feliz, su pequeño hijo cumplía 26 días de nacido, era el aniversario de la Revolución Cubana y estaba trabajando en lo que amaba: clases de expresión corporal en el DUOC. Ese día había tomado exámenes a sus alumnos y le había pedi- do a ftónica que llevara a su niño al DUOC, para que lo conocieran sus compañeros de trabajo, “quería que sus amigos Gonzalo Robles y Coca Guazzini conocieran a nuestro niño, que ese día cumplía 26 días. Todos lo encontraron hermoso, parecido a Darío, y él estaba chocho. Era un día muy frío, a la salida pasamos a comer un berlín, porque era fanático de los berlines. Nos vinimos directo a la casa. Esa noche estaba cansado, los exámenes habían sido agotadores, así que a la llegada se acostó y yo le llevé comida a la cama. Cerca de las 10:15 tocaron a la puerta dos veces, me pareció raro, pero fui a abrir. En la puerta había un hombre alto, blanco, joven, que vestía en forma juvenil, tenía un jockey y andaba con libros bajo el brazo; me saludó amablemente y dijo ser ‘Antonio’. Añadió, que necesitaba hablar con ‘Juan Carlos’. Pensé que era un com- pañero por el aspecto y porque conocía la chapa de Darío, así que le respondí, para qué lo necesitaba. Finalmente, le dije que le preguntaría si podía recibirlo y junté la puerta. Fui al cuarto y le dije ‘hay una perso- na que dice ser ‘Antonio’ pero no es el ‘chico Antonio’. Hazlo pasar, me responde. Cuando voy a la puerta veo que van entrando tres hombres al cuarto, me hacen salir y cierran la puerta. Yo trataba de escuchar qué estaba sucediendo y sólo escuchaba algo de unos libros, le preguntaban por unos libros. Lo hacen vestirse, se abrigó bien y se puso un poncho mapuche blanco y negro encima, y a la salida me empezó a pasar unos boletos de micro. Yo no entendía mucho, pero después al leerlos me di cuenta que eran los puntos para el próximo día. Darío estaba muy
108 Ibid.
109 Ibid.
pálido, tenía un rictus de preocupación, estaba tan nervioso que se fue sin despedirse. No pudimos despedirnos, sólo me dijo que cuidara al niño”110.
Todo parece indicar que Darío fue detenido por un grupo de Inves- tigaciones, que luego lo entrega a la DINA. Dos días después, Jorge Oli- vares Garindorge es llevado por la DINA a la casa donde se reunían clan- destinamente, en busca de “Juan Carlos”. De esta situación y de los golpes que Romo propinaba a Olivares Garindorge fue testigo la familia que ha- bitaba el inmueble, ellos relataron las condiciones en que era llevado y la violencia que aplicaban sobre él para que dijera dónde estaba Ismael Darío Chávez Lobos, quien ya estaba detenido en algún centro de torturas.
Si bien hay pocos testigos del paso de Darío por Londres 38, Cris- tián van Yurich vio que a Guajardo Zamorano le llevaron una manta mapuche blanca con negro y escuchó cuando Romo le decía, que esa manta se la había enviado el “Juan Carlos”. Luis Guajardo Zamorano había sufrido un atropellamiento cuando intentó escapar de la DINA en un punto y se encontraba herido en una cadera.
El 24 julio de 1975, el diario “La Segunda” publicó bajo el título “Exterminan como ratas a miristas”, la reproducción de un artículo pu- blicado en la revista argentina “Lea” –cuya aparición fue sólo esa vez– que señalaba la muerte de 59 chilenos en enfrentamientos con fuerzas de ese país y producto de purgas al interior del ftIR. En esa lista apare- cía el nombre de Ismael Darío, junto a Luis Guajardo Zamorano y Jorge Olivares Graindorge. En los 80, para la crisis del “Beagle”, el agente de la DINA en Buenos Aires, Enríque Arancibia Clavel fue detenido y entre las pertenencias incautadas estaba una lista con nombres de personas detenidas desaparecidas y pasos fronterizos, entre los nombres se encon- traba Ismael Darío Chávez Lobos.
La causa por secuestro calificado 2182-98, que reúne a gran parte de los 119 detenidos desaparecidos de la “Operación Colombo”, se en- cuentra en estado de sumario y hay 86 agentes sometidos a proceso. El caso de Darío fue investigado por el ministro de la Corte de Apelaciones Víctor ftontiglio, así como las desapariciones de José ftanuel Ramírez Rosales, “ftoisés”; Zacarías Antonio ftachuca ftuñoz, Jorge Alejandro Olivares Garindorge y Luis Julio Guajardo Zamorano.

110 Ibid.
María Teresa Eltit Con- treras nació en Santiago, el 1° de septiembre de 1952, hija úni- ca de Teresa Contreras Falcón y de un inmigrante palestino fa- llecido al poco tiempo de nacer ftaría Teresa.
ftaría Teresa fue una ado- lescente feliz que compartió fiestas, reuniones políticas, mar-
chas y amores con sus amigas del Liceo ftanuel de Salas. Era rebelde, ena- moradiza, le gustaba el rock y la música comprometida. Estudió pedago- gía en la Universidad Católica de Valparaíso hasta 1973, luego se trasladó a Santiago e ingresó a estudiar secretariado en el DUOC.
Su amiga ftaría Alicia Salinas la recuerda como una joven “muy normal, loca como éramos todas porque estábamos saliendo de la ado- lescencia. Los sábados nos íbamos a la Universidad Técnica a escuchar al Quilapayún y lo pasábamos muy bien”111.
El golpe de Estado cambió radicalmente su vida, se acabaron las fiestas y la música de fin de semana, los amigos se perdieron entre los complicados vericuetos de la vida clandestina. Sin dudarlo se integró a la clandestinidad, asumiendo el alejamiento temporal con su ma- dre. Eran días difíciles, de incertidumbre recuerda ftaría Alicia Sa- linas “Unos días después del golpe de Estado nos juntamos con los más cercanos para hacer una fiesta de despedida y comenzar la vida clandestina”112.
ftaría Teresa fue detenida por la DINA el 12 de diciembre de 1974, en algún lugar del centro de Santiago y trasladada a Villa Grimaldi. Po-

111 Conversación con ftaría Alicia Salinas Farfán, quien fue su amiga y estuvo detenida con ftaría Teresa Eltit.
cos días antes, el 5 de diciembre, la SIFA113 había tendido una celada a José Bordáz Paz114, quien había caído fatalmente herido. La DINA, interesada en buscar la información que tenía Bordáz detectó que ftaría Teresa era su enlace y quien le proveía de una fachada.
Su paso por el centro de torturas fue visto por numerosas detenidas, entre ellas Olga Cortés Bruna, “Permanecí nueve días con ella y durante ese período pude conocer algunas de las circunstancias de su vida. Sien- do hija única era muy apegada a su madre, tenía una gran preocupación por ella y comprendía que su detención sin que se le hubiera dado aviso a su madre, le causaría un gran sufrimiento”. Añadiendo que, “Apenas ingresé a la pieza donde fui confinada se me acercó una joven que trató de consolarme... y después he podido reconocerla. Es una joven muy valerosa, de gran espíritu y muy compasiva. Había sido ‘parrillada’ en varias oportunidades y a pesar del gran temor que le tenía a ese tipo de apremios, lograba sobreponerse, más aún, podía reconfortar a las otras detenidas cuando volvían de los interrogatorios golpeadas, malheridas”. Patricia Guzmán Pardo fue testigo del trato que recibió ftaría Te-
resa en Villa Grimaldi. Vio como era interrogada y maltratada dos días completos por el Comandante ftarcelo ftoren Brito, alias “el Ronco” y “el Coronta”. El 8 de enero, nuevamente es sacada a interrogatorio, tras el ingresó a Villa Grimaldi el militante del ftIR Emilio Iribarren, alias “Joel”, con quien había tenido un vínculo sentimental. En esa ocasión, los dos detenidos fueron torturados con saña y ftaría Teresa quedó muy preocupada, nerviosa.
ftaría Alicia Salinas declaró que compartió pieza con ftaría Te- resa, quien le relató las torturas a las que fue sometida y que buscaban información relacionada con José Bordáz Paz.
Ángeles Beatriz Álvarez recuerda: “Cuando llegué a la Villa Gri- maldi se me acercó una chica muy linda, tenía el pelo muy cortito y unos ojos preciosos. Yo estaba muy asustada y esta chica que se movía con mucho desplante me asustó, no sabía quien era y uno ahí duda de todo. Ella me contó que llevaba mucho tiempo detenida y por eso la tenían sin venda para repartir comida. fte acuerdo que tenía un espejito y una pinza con la que se sacaba las cejas todo el tiempo. Cuando la sacaron vestía unas chalas con terraplén, le habíamos sacado las plantillas para
113 Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile
114 ftiembro del Comisión Política del ftIR.
anotar direcciones, teléfonos de nuestros familiares para que avisara de nuestra situación. Ella se fue confiada en que saldría en libertad, así se lo habían prometido”115.
El 10 de enero fue sacada de Villa Grimaldi junto a ftaría Isabel Joui Petersen, Renato Guajardo Zamorano, Jorge Herrera Cofré, Clau- dio Silva Peralta y ftiguel Ángel Saldoval Rodríguez.
ftaría Alicia recuerda que en esa oportunidad ftaría Teresa vestía una falda azul con dos bolsillos laterales, polera y chalas terraplén de mezclilla piel de durazno azul, muy usadas en esa época. Usaba el pelo corto y tenía el cuerpo lleno de estrías producidas por la aplicación ex- cesiva de corriente.
La causa 2182-98 caratulada como Villa Grimaldi Cuaderno Prin- cipal que investiga el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Alejandro Solís, por las desapariciones de 19 militantes del ftIR en ese recinto de torturas, entre ellas el caso de ftaría Teresa Eltit Contreras, se encuentra en estado de sumario con procesamiento a cinco ex miem- bros de la DINA: ftanuel Contreras Sepúlveda, ftarcelo ftoren Brito, ftiguel Krassnoff ftartchenko, Bazclay Zapata Reyes y Conrado Ro- dolfo Pacheco .

Ángel Gabriel Guerrero Carrillo nació el 26 de febrero de 1952 en Santiago y era hijo de un suboficial de Carabine- ros. Estudiante del DUOC y militante del ftovimiento de Izquierda Revolucionaria, ha- bía sido dirigente estudiantil se- cundario durante la época de la Unidad Popular y lo conocían por sus apodos de “chico Emi- liano” o “pequeño Hiawatha”.
Ángel estaba realizando trabajo político clandestino en difíciles condiciones el año 1976. Conocía al “Barba Schneider”, quien andaba en su busca desde 1974. En esos años, parte importante de los cuadros clandestinos del ftIR habían caído en manos de la DINA, muchos esta- ban muertos o desaparecidos, otros en campos de prisioneros esperando que la dictadura militar les permitiera salir al exilio. Un grupo de esfor- zados militantes a cargo de Raúl Guillermo Cornejo Campos, “chico Feliciano”, entre los que se encontraba Ángel buscaban medios para sub- sistir al cerco que día a día se tendía sobre ellos, cuando fueron ubicados, detenidos para ser cruelmente torturados y desaparecidos.
Su detención ocurrió el 25 de mayo de 1976, alrededor de las 17:00 horas en Antonio Varas con Providencia. Ángel caminaba junto a su tía Audalia Quintanilla, cuando dos hombres de civil se cruzaron y repentinamente se volvieron contra ellos tomándolo por la espalda, para luego lanzarlo al suelo donde comenzaron a registrar sus ropas. En al- gún instante, los agentes lanzaron un grito frenético que habían encon- trado algo y a viva fuerza lo lanzaron al interior de un Peugeot blanco. Audalia estaba muda. Un tercer hombre y una mujer la tomaban por los brazos arrastrándola hasta otro vehículo que avanzaba por Antonio

Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos
Varas. Varias cuadras más adelante fue lanzada del auto. Horas antes, una conversación telefónica entre Audalia y Ángel había sido escuchada por la patrona de la casa donde esta trabajaba como empleada, quien la denunció a los servicios de seguridad. Al día siguiente, Audalia fue visitada por dos hombres que dijeron ser de Investigaciones y pregun- taban por la detención de su sobrino, que estaba siendo buscado desde 1974, cuando fue allanada su casa, detenido su hermano Washington y posteriormente condenado por tribunales militares a tres años y un día de prisión. En 1975, nuevamente allanan su casa, repitiéndose en enero de 1976.
Ángel fue el único mirista que llevaron al centro de torturas y exterminio Simón Bolívar115, luego lo trasladaron a Villa Grimaldi y mantenido por varios meses en ese lugar. En agosto fue deteni- do Ricardo Alarcón, con quién trabajaba políticamente desde que eran dirigentes estudiantiles. Ambos fueron careados por unas car- tas que habían intercambiado. Isaac Godoy vio detenido en Villa Grimaldi a Ángel y se refirió a él como “un joven que jamás habló ni dijo nada”. Leonardo Schneider, el “Barba”, a la sazón agente de la DINA, reconoce haber visto a “chico Emiliano” en Villa Grimaldi. “También vi al ‘chico Emiliano’ quien pertenecía a mi unidad en el ftIR, respecto a él sentí que torturaban a alguien cuando Concha el chofer de Krassnoff nos llamó para reconocer al ‘chico Emilia- no’ junto a ‘Joel’116 y ahí vi al Capitán Krassnoff con sus mangas de camisa arremangadas, medio sudoroso y con manchas de sangre, y al ‘chico Emiliano’ lo interrogaron con golpes, producto de lo cual tenía el rostro completamente desfigurado, siendo reconocido por ‘Joel’ pero yo no lo reconocí completamente. Se dice que lo vieron vivo tres meses después lo que no es posible ya que la DINA cuando tomaba a alguien de mi grupo los eliminaban inmediatamente. Fue la única vez que lo vi”117.
Junto a Ángel fueron detenidos Oscar Dante Valdivia y Luis Her- nán Núñez Rojas quienes permanecen hasta hoy como detenidos des- aparecidos. El 15 de julio de ese año, entre un grupo de 26 militantes

115 El centro de exterminio Simón Bolívar se usó para llevar a los detenidos del Partido Comunista que estaban destinados a desaparecer.
116 Ver nota 78 en pág. 96.
117 Declaración de Leonardo Schneider, el “Barba”.
del Partido Comunista, Partido Socialista y del ftIR que intentaban asilarse en la embajada de Bulgaria117, estaba Raúl Guillermo Cornejo Campos, “chico Feliciano”. Los ocupantes no sabían de los acuerdos que la dictadura había logrado con las delegaciones diplomáticas en Chile, para no dar asilo en esos días en que se realizaba en Chile la VI Asam- blea de la OEA en Santiago con la presencia de Henry Kissinger; fue- ron expulsados de la embajada por el encargado de Negocios, ftanfredo Kiepach y trasladados detenidos hasta la Comisaría de Las Tranqueras, en Las Condes. Testigos narraron que “a los cabros jóvenes del ftIR les pegan”, luego “la DINA, me apuntan y a Pardo Pedemonte que lo bus- caba la Fiscalía de Valdivia… Nos separan y nos llevan a una oficina y nos pegaron mucho y pierdo el conocimiento muy rápido… El muchacho que se cortó el cuello fue castigado también pero después lo sacaron… Al lado mío iba un muchacho chico al que un paco le pegaba. Parece que también desapareció. Efectivamente, de los detenidos por el inten- to de asilo desaparecieron: Sergio Pardo Pedemonte, ‘el Peluca’, y Raúl Guillermo Cornejo Campos, ‘chico Feliciano’”118.
No existe causa judicial abierta por la desaparición de Ángel Ga- briel Guerrero Carrillo, a pesar que su caso ha sido investigado por el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Víctor ftontiglio .
117 La Embajada de Bulgaria se encontraba bajo el protectorado austríaco debido al retiro de todos sus diplomáticos en protesta por el golpe de Estado, en septiembre de 1973.
118 Nancy Guzmán, Héctor Salazar, “Historia para no olvidar”, Ed. Catalonia, pág. 91.
Samuel del Tránsito Lazo Maldonadonació el 16 de agos- to de 1949. Era casado y padre de un hijo, estudiaba Primeros Auxilios en el DUOC, militaba en el Partido Socialista y perte- necía al Asentamiento Nuevo Sendero de Buin.
Cerca de las 04:00 de la madrugada del día 16 de octu-
bre de 1973, Samuel Lazo fue detenido junto a su padre, Samuel Al- tamiro Lazo Quinteros; su tío, Carlos Enrique Lazo Quinteros; y su hermano, Luis Rodolfo Lazo ftaldonado en el Asentamiento Nuevo Sendero, por ftilitares de la Escuela de Infantería de San Bernardo.
Los militares irrumpieron en el domicilio de Samuel Altamiro Lazo y llamando a viva voz a las tres personas. Ante los gritos, los mo- radores despertaron y encontraron el domicilio invadido por militares que vestían diversos tipos de uniforme, todos institucionales. A las tres personas les hicieron tomar su cédula de identidad, vestirse y al momen- to que eran llevados se les dijo a los familiares que los regresarían en unas horas más, después de realizar unas declaraciones. Los militares duda- ron en llevar detenido a Segundo del Tránsito debido a que no figuraba en lista que llevaban, sin embargo, lo hicieron vestirse y fue sacado a la calle, pero a los pocos minutos lo regresaron.
Esa noche y en la madrugada hubo un vasto operativo efectuado por militares bajo las órdenes del Teniente ftagaña, donde se detuvo a 22 personas en sus domicilios y todos fueron hechos desaparecer. Los militares estaban vestidos con trajes de campaña o uniformes de color gris y cubiertos con una capa del mismo color, llevaban brazaletes y usa- ban boina negra o cascos. Sus rostros, en algunos casos estaban tiznados y en otros estaban cubiertos con pasamontañas. Se movilizaban en al
menos un camión de color rojo con barandas y en un jeep. Todos an- daban fuertemente armados, alumbraban las habitaciones con linterna impidiendo a los moradores encender la luz.
Las personas detenidas eran, en su mayoría, asentados que habían participado en el proceso de reforma agraria. Sus domicilios fueron alla- nados y los detenidos sacados desde sus casas. El operativo fue realizado silenciosamente y a los familiares de las víctimas se les prohibió asomar- se de sus casas.
Los detenidos fueron Andrés Pereira Salsberg, René del Rosario ftaureira Gajardo, Patricio Loreto Duque Orellana, Raúl Antonio ftu- ñoz Peñaloza, Silvestre René ftuñoz Peñaloza, Jorge Hernán ftuñoz Peñaloza, Basilio Antonio Valenzuela Álvarez, Germán Fredes García, Carlos Enrique Gaete López, Carlos Alberto Nieto Duarte, Laureano Quiroz Pezoa, Rosalindo Delfín Hernán ftuñoz y Ramón Luis Silva Carreño, Pedro Antonio Cabezas Villegas, Roberto Servando Galáz, Enrique Lazo Quintero, Samuel Altamiro Lazo Quinteros, Luis Rodol- fo Lazo ftaldonado, Samuel Lazo ftaldonado, José Domingo Adasme Núñez, Luis Alberto Gaete Balmaceda y José Ignacio Gaete ftaldona- do.
El padre de Samuel Lazo fue dejado en libertad el día 11 de octu- bre de 1973 y detenido nuevamente la madrugada del 16 de octubre de 1973. Samuel Altamiro alcanzó a relatar a sus compañeros del Asenta- miento, que los carabineros le habían advertido que vendrían ftilitares de la Escuela de Infantería de San Bernardo a detenerlos.
De todas las personas detenidas el 16 de octubre de 1973, se han identificado nueve personas entre los restos encontrados en la quebrada El Arrayán, desde donde habrían retirado los restos en el año 1978 en la operación Retiro de Televisores ordenada por Augusto Pinochet y eje- cutada por Odlanier ftena.
En la causa se encuentran procesados los miembros en retiro del Ejército Andrés ftagaña Bau, José Vásquez Silva y el civil Juan Quinta- nilla Jeréz.

Ernesto Igor Ríos Cés- pedes era soltero y tenía 18 años de edad la mañana del 3 de julio de 1986, cuando una bala le perforó el cráneo. Era casi un niño, estudiaba Dibujo Técnico en el DUOC y estaba comprometido con la resisten- cia a la dictadura militar.
Fue el segundo día de la Protesta Nacional llamada por la Asamblea de la Civilidad, cuando San- tiago estaba cercado por militares con sus caras pintadas y los barrios ex- plotaban en cacerolazos por las noches y barricadas durante todo el día. Ernesto se encontraba, como muchos otros jóvenes, parado en una calle de la población La Legua mirando como los helicópteros sobrevolaban la zona y camiones con militares se desplazaban por algunos callejones del lugar, no esperaba la muerte, pero llegó con un pelotón de militares que dispararon contra un grupo de personas y una bala le impactó en la cabeza. Él fue uno de los tantos muertos durante las protestas de los años 80.

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