sábado, 17 de septiembre de 2016

UNA LUZ SOBRE LA SOMBRA 2. DETENIDOS DESAPARECIDOS Y ASESINADOS DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

El Golpe de Estado

La mañana del 11 de septiembre de 1973 amaneció oscura, un poco fría y húmeda. Eran los últimos días del invierno austral. Los días previos habían estado marcados por la incertidumbre y los rumores de Golpe de Estado, que circulaban por los pasillos de los lugares de tra- bajo, las universidades y los partidos políticos encendiendo las alertas sobre el futuro inmediato.
Pocos días antes, el Presidente Salvador Allende había dirigido la mul- titudinaria marcha de celebración del tercer año de Gobierno, llamando a defender las conquistas sociales ante los ataques de la derecha, que no cejaba en su intento sedicioso de derrocar al Gobierno legítimamente conquistado en las urnas. Ese 4 de septiembre sería la última gran manifestación que un Presidente de Chile recibiría de su pueblo y para muchos, el último encuen- tro con amigos y compañeros. Alrededor de un millón de personas desfi- laron por las calles céntricas de Santiago gritando “No a la Guerra Civil” o “Avanzar sin Transar”, frases que reflejaban las dos visiones de la izquierda.
ftás allá de estas expresiones políticas, la conspiración golpista apoyada por la Casa Blanca y las transnacionales preparaba su acto fi- nal: el asalto a La ftoneda y la masacre contra quienes habían osado transformar las injustas estructuras políticas y sociales que beneficiaban a unas pocas familias, en desmedro de las grandes mayorías.
La asonada comenzó la madrugada del martes 11 de septiembre en el puerto de Valparaíso, a 110 kms. de la capital. La Armada que había zarpado la noche del lunes 10 con destino al norte, para realizar ejercicios militares conjuntos con la flota norteamericana de la Operación Unitas22,

22 Operaciones marítimas bilaterales y multilaterales que se realizan anualmente con la Armada norteamericana desde 1959, en el marco de la firma del Programa de Asistencia ftilitar, que entregó a los Estados Unidos la formación de las Fuerzas Armadas de los países firmantes.
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regresó sigilosamente cerca de las 5:00 A.ft. y comenzó el copamiento militar a las radios y periódicos, universidades, fábricas, oficinas públi- cas y las sedes de los partidos políticos. ftientras Valparaíso despertaba con sobrevuelo de helicópteros de guerra y camiones que trasladaban a los detenidos a distintos puestos militares aprovechando la oscuridad, en Santiago, el Presidente había recibido una llamada a las 5:30 A.ft. de su asesor Joan Garcés, para informarle el regreso de la ftarina al puerto y la confirmación de acciones militares contra la población.
Cerca de las 7:30, el Presidente Allende llegó a La ftoneda escol- tado por un grupo del GAP23. A esa hora, el país se encontraba en silen- cio, las transmisiones de radios habían sido saboteadas durante la noche y sus antenas transmisoras dinamitadas por comandos de ultraderecha formados por civiles instruidos por la CIA24. Sólo trasmitían radio “ftagallanes” del Partido Comunista, radio “Corporación” del Partido Socialista y radio “Luis Emilio Recabarren” de la Central Única de Tra- bajadores. Por las ondas de la ultraderechista radio “Agricultura”, que coordinaba la red radial golpista, comienzan a sonar marchas militares.
Allende, aún sin tener informaciones sobre la situación del resto de las Fuerzas Armadas, a las 7:55 hace un primer llamado a los tra- bajadores por radio “Corporación” –que transmitiría hasta las 15:00 horas, usando la antena que estaba sobre el edificio principal del Ban- co del Estado debido a que su antena principal había sido dinamita- da en la madrugada–, para anunciar la sublevación de la Armada y el aislamiento de Valparaíso. En su alocución pide a los trabajadores concurrir a sus centros de trabajo, mantenerse alertas y monitorear los acontecimientos sin dejarse provocar, asegurando que se mantendría en su puesto “defendiendo al gobierno que represento por la volun- tad del pueblo”25. Una hora más tarde, las radios “ftagallanes” y “Luis Emilio Recabarren” son bombardeadas desde los Hawker Hunter, que en vuelos rasantes atemorizan a poblaciones obreras de Santiago.
A las 8:30 A.ft., el primer bando militar interrumpe las marchas
23 Grupo de Amigos Personales, escolta civil del Presidente.
24 Federico Willoughby, agente de la CIA que fue asesor comunicacional de la Junta ftilitar hasta 1976, reconoció haber diseñado y participado en el “Plan Silencio”, que consistió en acallar todas las radios del país en unas pocas horas dinamitando coordinadamente sus antenas transmisoras.
25 Patricia Verdugo, Interferencia Secreta 11 de septiembre de 1973, Editorial Sudamericana, pág 43.
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militares que desde primeras horas sonaban en las radios. En él se con- mina al Presidente de la República a entregar su cargo a las Fuerzas Ar- madas golpistas: “Teniendo presente la gravísima crisis social y moral por la que atraviesa el país… El señor Presidente de la República debe proceder a la inmediata entrega de su alto cargo a las Fuerzas Armadas”. También se ordenaba el cese inmediato de las transmisiones de radios, televisión, en caso contrario “recibirán castigo aéreo y terrestre”.
Salvador Allende, desde su puesto de mando en La ftoneda, toma conciencia que la conspiración ha logrado su objetivo y el Golpe de Es- tado es una realidad. Sabe que debe su lealtad al pueblo que estuvo con el gobierno los mil días de su mandato, y decide hacer llegar su último mensaje por las ondas de radio “ftagallanes”, que transmitía con equi- pos de emergencia. A las 9:15 de la mañana del día 11 de septiembre, la voz tranquila y emocionada del “Compañero” Presidente llegará a las fábricas, minas, universidades, traspasará las barreras geográficas y del tiempo para instalarse en la historia:
“Esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes”. “La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de radio ‘Portales’ y radio ‘Corporación’. ftis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron… Soldados de Chile, Comandantes en Jefe y titulares, al almirante fterino que se ha autodesignado, el general ftendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno,
también se ha denominado Director General de Carabineros”.
“Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente”.
“Tienen la fuerza. Podrán avasallarnos. Pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La Historia es nues- tra y la hacen los Pueblos”.
“Trabajadores de mi patria, quiero agradecerles la lealtad que siem- pre tuvieron. La confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia. Que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definiti- vo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen
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la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les se- ñaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena recon- quistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios”.
“fte dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo nuestra preocupación por los niños”.
“fte dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales pa- triotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición aus- piciada por los Colegios Profesionales, colegios de clase para defender, también, las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos”.
“fte dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su ale- gría y su espíritu de lucha. fte dirijo al hombre de Chile, al obrero, al cam- pesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo estuvo hace muchas horas presente: en los atentados te- rroristas, volando puentes, cortando las vías férreas, destruyendo oleoduc- tos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder... La historia los juzgará”.
“Seguramente radio ‘ftagallanes’ será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa: me seguirán oyendo. Siem- pre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hom- bre digno que fue leal con la patria”.
“El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse avasallar, ni acribillar; pero tampoco puede humillarse”.
“Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Supe- rarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
“¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!”
“Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que mi sa- crificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”26.
Era el testamento político y la despedida de un hombre que había

26 Trascripción de copia grabada de discurso.
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dedicado su vida a las luchas sociales y puesto en una encrucijada histó- rica, no estaba dispuesto a traicionar a su pueblo, que lo había elegido para que rigiera los destinos del país. El silencio que se había apoderado de la sala fue roto por los sonidos sordos de las balas.
Horas después, a las 11:52, los rockets lanzados del primer Hawker Hunter harían temblar la gruesa estructura del Palacio presidencial. Los tres ataques posteriores demolerían las gruesas paredes del edificio que había albergado históricamente al poder en Chile.
Los hombres que heroicamente habían resistido acceden a la orden del Presidente de no dejarse masacrar y rendirse, ante la imposibilidad de seguir combatiendo con un armamento precario a las Fuerzas Arma- das, a lo que se sumaba, el ambiente irrespirable por el avance del incen- dio provocado por el bombardeo y las bombas lacrimógenas lanzadas al interior por carabineros.
A las 14:20 horas, la puerta de ftorandé 80, por donde el Presi- dente ingresaba a diario, cede ante los golpes del pelotón del Ejército e ingresan a los gritos, golpeando con violencia y profiriendo frases ame- nazantes al grupo de hombres y mujeres que acompañaban al Presidente y que portaban una bandera blanca.
Allende, provisto de su ametralladora, supervisa la salida de sus fie- les amigos personales, los GAP, los médicos de Palacio, algunas secreta- rias que se han quedado junto a él y colaboradores cercanos. Cuando ya está toda la gente en calle ftorandé y la llovizna se apodera de la ciudad, Allende, se retira hasta el Salón Independencia y concreta su determina- ción de morir en el puesto que le ha sido entregado por la ciudadanía.
Era el fin del proyecto político que había generado simpatías en todo el mundo, atrayendo a los más importantes intelectuales, escrito- res, poetas, pintores y hombres buenos de la época, e ilusionando a todo un continente con la posibilidad de un cambio político y social por la vía democrática.
Lo que se iniciaba, era una etapa de resistencia y muerte, donde las palabras visionarias del Presidente resonarían una y otra vez en las calles de cada ciudad chilena.

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El terror como política de Estado
ftientras La ftoneda ardía por los cuatro costados, una imagen dantesca quedaría plasmada en las fotografías de ese día: un tanque acer- cándose peligrosamente a los cuerpos tirados en la salida de ftorandé 80, con la intensión de aplastar los cuerpos rendidos y con las manos sobre la cabeza. Esa foto reflejaba la violencia que comenzaba a desatarse contra los vencidos, los que habían cumplido con el deber de defender la Constitución y las Leyes.
La mañana del 13 de septiembre, los resistentes de La ftoneda fue- ron sacados del Regimiento Tacna en un camión Pegaso, férreamente vigilado por un jeep militar, que los trasladó hasta el campo de juegos de guerra del Fuerte Arteaga, en Peldehue.
Al llegar al lugar, los detenidos que tenían pies y manos amarradas con alambres fueron bajados de a uno y puestos al borde de un pozo seco de 10 metros de profundidad. A la vez, se montaba la ametralla- dora punto 30 que venía en uno de los jeep. A medida que eran puestos al borde del pozo, la ametralladora los iba destrozando, cayendo en el fondo. Los gritos de “Viva la Revolución”, “Viva Allende” se perdieron en las sequedades de los cerros.
Cuando el silencio invadió la escena del crimen, el oficial a cargo dio la orden de lanzar granadas al fondo del pozo y, finalmente, cubrir con tierra y piedras el lugar.
Cinco años más tarde, tras el hallazgo de los restos de campesinos detenidos desaparecidos de Paine en las minas de cal en Lonquén, Pino- chet dio la orden al general de Inteligencia del Ejército Odlanier ftena, de realizar un catastro de todos los sitios donde se habían inhumado cuerpos desde el golpe de Estado. La operación de inteligencia fue ci- frada como “Retiro de Televisores”, y consistía en ubicar los sitios donde
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había cuerpos de detenidos asesinados, sacar los restos y lanzarlos al mar para que nunca se pudiera comprobar la magnitud del crimen.
Pero la historia tiene sus virajes inesperados y lo que parecía ol- vidado reaparece desentrañando las verdades ocultas. El año 2007, el Servicio ftédico Legal dio inicio al trabajo forense, para establecer las pruebas que los tribunales requerian en los procesos por desaparicio- nes y torturas ocurridas durante la dictadura militar. Con ese fin, se comenzaron a tomar muestras de sangre para obtener los ADN de los familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados, para compararlos con los restos humanos encontrados en distintos lugares de la geografía chilena. Entre ellos estaban los pequeños fragmentos de cuerpos que habían quedado en la tierra. Con estos fragmentos, contrastados con las muestras de ADN de familiares, se logró identificar a los detenidos en La ftoneda el día 11 de septiembre de 1973, y la justicia determinar que había ocurrido con ellos e identificar a los culpables.
Las fábricas, las universidades, las poblaciones y los predios agríco- las se teñirían de rojo los días, semanas y años siguientes. ftuchos salie- ron al exilio, otros se sumergieron en la clandestinidad corriendo gran- des riesgos para hacer frente a la dictadura militar. En esta resistencia, muchos vivieron la tortura, la muerte y la desaparición.

La DINA
Creación de los Servicios de Seguridad

Tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la Junta fti- litar de Gobierno inició su política represiva de carácter masivo y siste- mático destinada a crear un estado de terror, para impedir la reorganiza- ción popular y la resistencia a la dictadura instalada.
Se inicia la persecución a los dirigentes políticos, sindicales y estu- diantiles. Decretan la disolución de los partidos políticos, de los sindi- catos, las federaciones estudiantiles y se detiene a muchos dirigentes de partidos políticos de izquierda. Se dicta el Bando N°10 de ultimátum a los dirigentes de izquierda y se publican listas con las fotos de los di- rigentes ofreciéndose una recompensa en dinero a quienes ayudaran a ubicarlos. Los ciudadanos extranjeros son conminados a entregarse a las autoridades27 y se exige a las líneas aéreas y empresas de transporte te- rrestre y marítimo que entreguen 24 horas antes las listas de viajeros, los datos de personas que intentan dejar el territorio nacional28. Se instalan campos de prisioneros a lo largo del país, donde la tortura y las ejecucio- nes sumarias son el pan de cada día. Campesinos que participaban de la Reforma Agraria son detenidos por los dueños de las tierras y militares para ser torturados hasta la muerte y sus cuerpos inhumados en fosas clandestinas o lanzados a ríos o al mar. Las ciudades quedan a merced de las fuerzas militares y los allanamientos masivos a viviendas y lugares de trabajo se realizan día y noche. Se decreta el Estado de Guerra Interna y se impone la Ley ftarcial, para reprimir toda clase de acciones que las nuevas autoridades consideran ilegales. Además, se decreta el toque de queda en todo el país, con las consecuentes restricciones de desplaza- miento por el territorio nacional. Los despidos en los centros laborales se hacen masivos y muchos trabajadores son trasladados a centros de torturas.
Dos meses más tarde, el día 12 de noviembre de 1973, el coronel ftanuel Contreras Sepúlveda –a la fecha comandante del Regimien- to Tejas Verdes y Director de la Academia de Guerra– presentó ante la Junta ftilitar un proyecto para crear una Dirección de Inteligencia.

27 Bando N°20 “Todos los extranjeros que se encuentren en el país en situación irregular o ilegal, deberán presentarse de inmediato a las Comandancias más cercanas o a la patrulla militar mencionada”.
28 Bando N°40.
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Pinochet, convencido de antemano que esa era su oportunidad de al- canzar el poder absoluto, conmina a los miembros de la Junta ftilitar a aprobar el nuevo organismo de Inteligencia, el que dependerá exclu- sivamente de él.
Así recuerda el propio Contreras su llegada a la DINA, “el general Pinochet dice que no se puede combatir a guerrilleros con tropa uni- formada. Recordó un trabajo que yo había hecho para la Academia de Guerra sobre el tema y me ordenó que le pasara a la Junta de Gobierno un proyecto para una inteligencia nacional. Yo presento el proyecto el día 12 de noviembre y a partir del 13 de noviembre me ordena organizar la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA. Así se hizo hasta el pri- mero de abril de 1974, fecha en que llegan ocho agentes de la CIA que nos dieron instrucciones hasta agosto”29.
La Dirección Nacional de Inteligencia se creó siguiendo las claves de la Doctrina de Seguridad Nacional, que propugnaba la defensa conti- nental contra el comunismo a través del concepto militar de las guerras antisubversivas. Este nuevo concepto militar se había desarrollado en Francia durante la guerra de Argel, donde se usó el secuestro, la tortura y la desaparición de civiles opositores para quebrar su voluntad de resis- tencia al invasor y desarticular a las organizaciones políticas instalando el terrorismo de Estado30. En Chile, la DINA sería la encargada de des- truir el tejido social y el largo proceso histórico que había llevado a un socialista a la presidencia por el voto popular, poniendo en práctica los métodos de la guerra antisubversiva que terminó con un saldo de miles de desaparecidos, ejecutados y torturados.
Los primeros entrenamientos a los agentes, se realizaron en Rocas de Santo Domingo, el exclusivo balneario de la costa central.
El Sargento 2º de Carabineros, José Alfonso Ojeda Obando, así declaró a la justicia su ingreso a la DINA: “en el mes de noviembre o diciembre de ese mismo año (1973), no recuerdo muy bien la fecha, en que fuimos notificados para concurrir hasta el sector de las Rocas de Santo Domingo a realizar un curso básico de inteligencia, para lo cual fuimos trasladados en los mismos buses de la institución. A dicho curso fueron asignados la gran mayoría del curso que se graduó en aque- lla fecha y al cual pertenecía… Una vez que terminé este curso básico
29 Nancy Guzmán, Revista Semana de Colombia, 2004
30 ftarie ftonique Robin, Escadrons de la ftort, L’Ecole Francaise, Le Decouverte.
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de inteligencia en las Rocas de Santo Domingo –agregando que en ese lugar fueron recibidos por el entonces coronel ftanuel Contreras Se- púlveda–, quien nos dio la bienvenida señalando que estaba orgulloso de nuestra institución policial, por cuanto éramos los primeros en llegar a ese recinto”31.
La formación incluía “inteligencia, explosivos, manejo de armas… El curso también estaba orientado a tratar de sorprender a extremistas, subversivos o cualquiera persona que portara armas, en su ‘madriguera’, término que fue utilizado en ese momento”32.
La DINA estaba formada por integrantes de las tres ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Tenía una Dirección, a cargo del coro- nel de Ejército Juan ftanuel Contreras Sepúlveda; y una Subdirección a cargo del coronel de la Fuerza Aérea, ftario Jahn Barrera. De la Di- rección dependían las brigadas Inteligencia ftetropolitana (BIft), que se encargaba de la represión interior; la brigada Exterior, que realizaba acciones fuera del territorio nacional; la brigada Ciudadana, la cual te- nía cerca de 5.000 informantes instalados en todas las áreas del quehacer nacional; la brigada Económica, que se encargaba de los delitos econó- micos; y la Secreta, que tenía a cargo la eliminación de personas y la custodia de Pinochet y altos mandos de la Junta ftilitar y la DINA.
Cada brigada estaba dividida en unidades, las que estaban forma- das por agrupaciones, que eran las encargadas de las acciones operativas como secuestros, seguimientos, torturas, robos de vehículos, etc. Ade- más, contaba con unidades sanitarias donde había médicos, enfermeras y paramédicos que centralizaban sus actividades en la Clínica Santa Lu- cía y la Clínica London. Las unidades tenían nombres mapuches: Lau- taro, Caupolicán, Purén, Quetropillán y ftulchén. Las agrupaciones operativas tenían nombres de animales: Halcón I y II, Delfín, Cóndor, Tucán, etc.
A contar de diciembre de 1973, la DINA inicia su etapa represiva dirigida especialmente al ftIR, partido que había desafiado al terror mi- litar llamando a sus militantes a no asilarse e incorporarse a la resistencia contra la dictadura militar, y a dirigentes, militantes, simpatizantes de partidos de izquierda que se incorporan a la tarea de resistir viviendo en la clandestinidad.
31 Causa Rol 2.182-98, 1948, 1949.
32 José Alfonso Ojeda Ovando, Causa Rol 2.182-98.
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Para evitar la represión inmediata en las provincias, muchos mili- tantes se trasladan a Santiago y otros, simplemente cambian de vivienda, renuncian a sus actividades normales y se entregan por completo a las tareas que sus partidos les entregan. Cientos de personas sin militancia que se oponen a la dictadura y al terror imperante, se incorporan a la clandestinidad y se transforman en ayudistas del ftIR y colaboran en el traslado de microfilm, arrendando o comprando casas, comprando autos a su nombre, escondiendo a perseguidos, poniendo recursos fi- nancieros y sacando información al exterior.
Las primeras víctimas de la DINA fueron el médico y miembro de la Comisión Política del ftIR, Bautista van Schouwen Bassey y su ayu- dante Patricio ftunita Castillo. Ambos fueron detenidos la mañana del 13 de diciembre de 1973 en la Iglesia de Los Capuchinos, junto al sacer- dote Enrique White. Cerca del mediodía los trasladan a Villa Grimaldi, donde ambos son torturados y asesinados. La madrugada del día 14 de diciembre el cuerpo sin vida de Patricio ftunita Castillo es arrojado en la rotonda de Quilín33.
Ese mes, la DINA monta su primera operación de inteligencia co- nocida como “Operación Leopardo”. La operación tuvo como fin des- articular la organización social en la Población La Legua. La población había colaborado en la resistencia al golpe de Estado junto a miristas y socialistas que se encontraban en las fábricas Indumet y Sumar. En- tre ellos estaba un grupo de las Juventudes Comunistas, cuyas acciones armadas logran importantes bajas en las unidades de carabineros que llegaron en dos buses a socorrer al cuartel que había sido desalojado y saqueado por los vecinos. Así es relatado en el libro “Golpe: 11 de sep- tiembre de 1973”: “Los carabineros quedaron a merced de la unidad so- cialista de combate y jóvenes comunistas de la población, que ejecutan con agilidad la táctica ‘del cambio de posiciones’, mientras mantiene a su adversario paralizado por el fuego cruzado”34.
Con el propósito de detectar a los resistentes, la DINA envió a un detenido de nacionalidad argentina de apodo “Esteban”35, que se encon-
33 Ver, Nancy Guzmán, “Un grito desde el silencio: detención, asesinato y desaparición de Bautista van Schouwen y Patricio ftunita”, LOft Editores.
34 Ascanio Cavallo, ftargarita Serrano, Golpe: “11 de septiembre de 1973”, Editorial Aguilar, pág 221.
35 “Esteban” fue posteriormente asesinado y su cuerpo lanzado al mar, frente a San Antonio.
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traba colaborando, a que contactara y reclutara a militantes comunistas, miristas y socialistas asegurándoles que se estaba organizando una es- cuela de guerrilla para rescatar prisioneros de Tejas Verdes. Testimonios que aparecen en el proceso reconocen a ftarcelo ftoren Brito, como el hombre que llegó disfrazado a un punto de reclutamiento y dijo llamar- se “Antonio”. Los jóvenes convencidos fueron subidos a una camioneta vendados, sin saber que eran llevados a Londres 38 y a la muerte. Luis Canales, Carlos Cuevas, Pedro Rojas, Luis Orellana y Alejandro Gómez fueron torturados hasta la muerte y luego acribillados. El 22 de diciem- bre, el Jefe de la Zona en Estado de Sitio, general Sergio Arellano Stark, leyó un comunicado que decía: “la noche anterior, mientras una patrulla realizaba un control detectó a un grupo de ‘individuos’ en actitud sospe- chosa, cerca de unas torres de alta tensión en la zona Norte de Santiago, que al ser requeridos abrieron fuego contra la patrulla produciéndose un intenso intercambio de disparos. Una vez terminado el combate, se comprobó que los extremistas usaban dos fusiles AK y que en el bolsillo de uno de ellos se encontró un documento titulado ‘Plan Leopardo’ que contenía un plan de sabotaje”. El crimen estaba consumado.


Londres 38

Calle Londres es parte de un enjambre de callecitas del viejo San- tiago, cuyas construcciones imitan la arquitectura europea de fines de siglo XIX. En el número 38 había funcionado la Octava Comuna del Partido Socialista hasta el 11 de septiembre de 1973. La casa tenía una arquitectura propia de las viviendas de la burguesía de comienzos de si- glo XX, con una entrada con baldosas blancas y negras, un subterráneo y dos plantas donde se repartían cuartos y baños.
No hay informaciones sobre cuando la DINA se apropió de la casa, lo que si está claro, es que en diciembre de 1973, ya funcionaba como centro de detención y torturas. En esa época, el recinto estaba comanda- do por el capitán de Ejército, ftarcelo ftoren Brito, alias “el Ronco” y el lugar era llamado “Cuartel Yucatán” en la nomenclatura militar.
El auge de este centro de torturas llegó hasta fines de agosto de 1974. Posteriormente, se siguió utilizando para mantener detenidos en forma esporádica. De los cientos de prisioneros que pasaron por Lon-
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dres 38 fueron hechos desaparecer noventa y seis de ellos. Entre ellos hay trece mujeres, una de ellas embarazada: ftaría Cecilia Labrín Sasso. Sesenta y tres desaparecidos eran militantes del ftIR, diecisiete del Par- tido Comunista, diez pertenecían al Partido Socialista y seis de ellos no tenían militancia.
Hoy la casa se encuentra recuperada y está convertida en un espa- cio de ftemoria.


José Domingo Cañas

El centro de torturas ubicado en José Domingo Cañas 1367 de la residencial comuna de Ñuñoa, había pertenecido hasta el 11 de sep- tiembre de 1973 al sociólogo brasileño Teotonio do Santos, luego fue ocupado por la embajada de Panamá para albergar refugiados. A fines de julio de1974, la DINA comenzó a usarla como centro de torturas y era conocido como cuartel “Ollagüe”.
El oficial a cargo de este recinto era ftarcelo ftoren Brito y funcio- naba ahí la unidad “Caupolicán”, encargada de reprimir al ftovimiento de Izquierda Revolucionaria. Los detenidos eran mantenidos vendados en una gran pieza y algunos eran llevados a un cuarto pequeño que de- nominaban “el Hoyo”.
Casi todos los detenidos que pasaron por este lugar fueron secues- trados por civiles y en presencia de testigos. Uno de los casos más cono- cidos es el de Lumi Videla36, quién fue secuestrada en la calle y asesinada en las torturas, luego su cuerpo fue lanzado al interior de la embajada de Italia, donde se encontraban hacinados cientos de refugiados. La prensa, manejada por la dictadura militar, lo presentó como un asesinato pasio- nal exacerbado por purgas entre refugiados.
Por este centro de torturas pasaron cerca de 100 detenidos, de los cuales, cuarenta y dos son detenidos desaparecidos.




36 Lumi Videla ftoya, dirigente del ftIR, detenida el 21 de septiembre de 1974 en la Gran Avenida y trasladada a la casa de torturas de José Domindo Cañas, donde es torturada y asesinada el 4 de noviembre de 1974 y lanzado su cuerpo al interior de la Embajada de Italia.
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Venda Sexi o Discoteque

Paralelo al funcionamiento de la casa de torturas de José Domin- go Cañas, la DINA ocupó la casa de Irán 3037 ubicada en la comuna de ftacul. El lugar era una casa de dos plantas, con un pequeño jardín en su parte posterior y un subterráneo que tenía ventanas en la par- te alta que daba al jardín. Tenía el piso de parquet, un baño con una ventana redonda y la escala que comunicaba al segundo piso era de mármol. La casa, al igual que Londres 38, José Domingo Cañas y Villa Grimaldi, había pertenecido a un militante de izquierda y la DINA se había apropiado de ella para torturar y asesinar a los detenidos.
En la jerga militar, el recinto recibía el nombre de “Venda Sexi”, por las torturas basadas en vejaciones sexuales que se practicaban a los detenidos. Entre ellas, los ataques con perros adiestrados. En el lugar se escuchaba música estridente durante todo el día para evitar que los gritos fueran escuchados en las casas vecinas, por lo que los agentes la llamaban burlonamente la “Discoteque”. La sala de torturas se encontraba en el subterráneo y desde la ventana que daba al patio los guardias observaban, profiriendo obscenidades a las detenidas que eran torturadas desnudas en la parrilla. Este centro tuvo otra parti- cularidad, los detenidos eran asesinados en el mismo subterráneo y luego sus cuerpos los trasladaban hasta Peldehue donde eran subidos a helicópteros para ser lanzados al mar.
A cargo de este recinto estaba el jefe de la unidad “Purén”, el ma- yor de Ejército Gerardo Urrich González, alias “ftano Negra”, hoy condenado por la desaparición del militante del ftIR, Dagoberto San ftartín.


Villa Grimaldi

Villa Grimaldi fue el centro de torturas más grande y masivo que tuvo la DINA y funcionó como cuartel de la Brigada de Inteligencia ftetropolitana, BIft, entre 1973 y 1977. Se estima que unas 4.500 per- sonas pasaron por este recinto y 299 de ellas fueron asesinadas, perma- neciendo como detenidos desaparecidos. Su nomenclatura en la jerga militar era “Cuartel Terranova”.
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La gran casa estilo colonial campestre, con piscina y grandes jardines ubicado en los faldeos cordilleranos de la comuna de Peña- lolén, al oriente de Santiago era de propiedad de Emilio Vasallo y su nombre, Villa Grimaldi, hacía alusión a la familia del Principado de ftónaco. Por sus salones había pasado parte importante de la inte- lectualidad de la época, que asistía al exclusivo restaurante que fun- cionaba en el lugar. Tras el golpe de estado fue inmediatamente alla- nado y la familia Vasallo amedrentada, por lo que decidió venderla al entonces coronel ftanuel Contreras Sepúlveda, quién lo convirtió en el cuartel “Terranova”.
Este recinto tenía una gran puerta de hierro negro por donde descolgaba una enorme bugambilia. Los detenidos eran trasladados en camionetas y al ingresar eran bajados en el patio central donde co- menzaban los tormentos. Había una casa principal que era ocupada por oficinas, una torre de agua utilizada para torturar y aislar a los de- tenidos que iban a desaparecer, una piscina ocupada para realizar tor- turas y donde también tomaban el sol los agentes. La DINA además construyó un casino, una sala de torturas y los cuartos que ocupaban los detenidos. También construyeron unas cajoneras para torturar con encierro a los detenidos. Junto a todo este horror, había jardines de rosas que eran mantenidos por los propios detenidos.
Quienes estuvieron a cargo de este centro de torturas y exterminio en distintos períodos son: el coronel de Ejército, Pedro Espinoza Bravo; el mayor de Ejército, ftaximiliano Ferrer Lima; el coronel de Ejército, Rolf Wenderoth Pozo y el coronel de Ejército, Carlos López Tapia.
Tras una larga lucha por la recuperación del lugar iniciada por orga- nizaciones de la comunidad de Peñalolén y ex presos políticos que habían pasado por el recinto de torturas, el 10 de diciembre de 1994 se abrieron las puertas de Villa Grimaldi, para que la sociedad conociera su historia y los crímenes cometidos allí por la dictadura. Su primer nombre fue “Vi- lla Grimaldi - Centro de Torturas y Exterminio”, que tuvo como objetivo sensibilizar a la sociedad sobre el real objetivo que tuvo el lugar durante los años de la dictadura militar. Años después, en marzo de 1997, fue inaugurado en el lugar el “Parque por la Paz Villa Grimaldi”. El 27 de abril del 2004, a través del decreto exento N° 264, el lugar fue declarado ftonumento Nacional como símbolo de reflexión, encuentro y referente para la memoria, la justicia y la promoción de los Derechos Humanos.
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Operación Colombo

Se conoce como la lista de los 119, a lo que la DINA internamente llamó “Operación Colombo”. Esta consistió en un montaje para hacer aparecer a militantes de izquierda –en su mayoría del ftIR– que habían sido detenidos y que pasaron por distintos centros de torturas, como muertos en Argentina producto de purgas internas.
Esta información fue publicada en la revista “O’Dia” de Curitiba (Brasil) el 25 de junio de 1975, una publicación fantasma que apareció ese único día y con el único fin de difundir la lista de 59 nombres de chilenos detenidos por la DINA que ya habían sido asesinados y hecho desaparecer. El 15 de julio de ese mismo año, la revista “Lea” de Argenti- na publicaba en su portada el titular “La vendetta chilena”, publicación que también apareció ese único día para difundir otros 60 nombres de chilenos que aún se encuentran desaparecidos.
En ambos medios se decía que los chilenos en las listas habían “sido eliminados en los últimos tres meses por sus propios compañeros de lucha en un vasto e implacable programa de venganza y depuración política…”
El 24 de julio de 1975, el diario “La Segunda” de propiedad de Agustín Edwards, titulaba “Exterminan como ratas a miristas”; la infor- mación no tenía fuentes y reproducía la versión de “O’Día”. Un día an- tes, “El ftercurio” reproducía un cable de la UPI, que decía “Ejecutados por sus propios camaradas” y era la versión de “Lea” y titulaba la noticia “Identificados 60 miristas asesinados”.
El plan urdido por la DINA y apoyado en Argentina por la Triple A y por los Escuadrones de la ftuerte en Brasil, tenía como fin desacre- ditar al ftIR y a los familiares de los detenidos desaparecidos que exi- gían respuestas del régimen sobre el destino de sus familiares detenidos, culpando así a los propios compañeros de las víctimas.


Operación Cóndor

La “Operación Cóndor” fue la coordinación criminal de Servi- cios de Seguridad entre Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia asesorados por los Estados Unidos, con la participación de criminales anticastristas y organizaciones fascistas italianas y croatas, para exten-
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der la represión a opositores a las dictaduras militares del continente más allá de las propias fronteras nacionales.
“Cóndor” se inicia cuando el coronel de Ejército ftanuel Con- treras cita a la primera reunión de coordinación, la que se realiza en Santiago de Chile, el 25 de noviembre de 197537. El encargado de coordinar la reunión fue el coronel de la Fuerza Aérea y Subdi- rector de la DINA, ftario Jahn Barrera38. La reunión tenía como temario la coordinación en los sistemas de comunicaciones entre los participantes de “Cóndor” y reforzar la camaradería entre las inteligencias del Cono Sur.
Previo a esta reunión, el 28 de septiembre de 1975, Paraguay ha- bía detenido en su frontera y entregado a la DINA al dirigente del ftIR, Jorge Fuentes Alarcón39. Un mes más tarde, la DINA es infor- mada de la detención en Buenos Aires de Jean Ives Claudet Fernán- dez, quien había viajado desde París siendo detenido por el Ejército argentino y hecho desaparecer.
Sin embargo, es a partir del golpe de Estado en Argentina –25 de marzo de 1976– que se inicia la cacería a opositores chilenos, uruguayos y paraguayos que se encontraban asilados en ese país, llegando a vul- nerar la protección de Naciones Unidas que tenían algunos detenidos desaparecidos, como Edgardo Enríquez Espinoza, dirigente del ftIR, que contaba con la protección de ACNUR al momento de su secuestro en Buenos Aires.
La idea de Contreras era internacionalizar la guerra contra el co- munismo, llegando incluso bajo esta visión, a cometer el atentado cri- minal contra Orlando Letelier y su secretaria Ronnie ftoffit, en Was- hington. Atentar en Roma contra el ex ministro del Interior del gobier- no de Eduardo Frei ftontalva y dirigente de la Democracia Cristiana,

37 La invitación que hace ftanuel Contreras al general de División de la Policía de Paraguay, Francisco Brites, señala que “Tiene el alto honor de invitarle a una Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional que se realizará en Santiago de Chile, entre los días 25 de noviembre y 01 de diciembre de 1975”. Documento de proceso “Cóndor”, causa rol N° 2,182-98.
38 Informe de la Jefatura de la Policía de la Capital, Asunción 6 de noviembre de 1975.
Archivos del Horror, Paraguay.
39 Jorge Isaac Fuentes Alarcón, 28 años, casado y padre de un hijo, Sociólogo, miembro del Comité Central del ftovimiento de Izquierda Revolucionaria. Fue trasladado por la DINA desde Asunción a Santiago de Chile, permaneciendo en Villa Grimaldi hasta el 12 de enero de 1976, fecha en que desaparece del recinto.
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Bernardo Leighton y su esposa Anita Fresno. Asesinar en Buenos Aires al general Carlos Prats, Comandante en Jefe del Ejercito hasta el 23 de agosto de 1973, y su esposa Sofía Cuthber.
Cientos de chilenos pasaron por centros de torturas en Argenti- na, donde eran interrogados por agentes de los Servicios de Inteligen- cia chilenos. Así lo relata Laura Elgueta –detenida en el Club Atlético junto a la hermana de su cuñada Clara Fernández Riquelme, ambas detenidas desaparecidas–, hermana de Luis Elgueta Díaz, militante del ftIR, detenido desaparecido; “Luego de un momento agentes con claro acento chileno salieron a nuestro encuentro, con frases como: ‘por fin están aquí estas conchesumadre’… ‘creían que nos íbamos a ol- vidar de ustedes’… ‘están acá porque Pinochet lo quiere, tal por cuales’, etc., etc.”
El número de chilenos asesinados y desaparecidos por la “Opera- ción Cóndor”, aún no está claro y la causa en la justicia chilena se en- cuentra detenida.


Otros Servicios de Inteligencia

Paralelamente a la DINA operaron otros servicios de inteligencia durante la dictadura militar. Uno de ellos fue la Inteligencia de la Fuerza Aérea, que centró su actividad represiva en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea, AGA.
Estuvo a cargo de este organismo de Inteligencia el coronel Edgar Cevallos Jones, quién fue condenado por torturas a 541 días con pena remitida.


Comando Conjunto

El “Comando Conjunto” fue un organismo de inteligencia confor- mado por miembros de la Inteligencia de todas las ramas de las Fuerzas Armadas y criminales de ultraderecha, y estaba comandado por el gene- ral de la Fuerza Aérea Enrique Ruiz Bunguer. Su objetivo se centró en reprimir al aparato de Informaciones del Partido Comunista.
Entre los lugares que usó el “Comando Conjunto” para torturar y

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asesinar a los detenidos están el “Hangar”, en el aeropuerto de Cerrillos; una casa apropiada al ftIR en Vicuña ftackenna que llamaron “Nido 18”; “Remo Cero”, en la Base Aérea de Colina, y “La Firma”, ubicado en el edificio del diario “El Clarín”.
Al igual que la DINA, este organismo utilizó el secuestro y la tor- tura de manera sistemática, asimismo, hizo de la desaparición un arma para aterrar a los opositores. Desde sus centros de torturas desaparecie- ron más de veinte personas.


La Central Nacional de Informaciones

La Central Nacional de Informaciones, CNI, fue el organismo de inteligencia continuador de DINA. Su inicio se remonta al momento que es disuelta la DINA por presiones del Departamento de Estado de los Estados Unidos, producto del atentado terrorista cometido por agentes del organismo represor que terminó con la vida de Orlando Le- telier, ex ministro de Defensa del gobierno de Salvador Allende, y la ciudadana norteamericana Ronnie ftoffitt, ocurrido en Washington el 21 de septiembre de 1976. Un año después, Pinochet, se ve obligado a disolver la DINA y crea la Central Nacional de Informaciones, CNI, por medio del Decreto Ley 1.878, del 13 de agosto de 1977. En octubre asciende a general a ftanuel Contreras y lo llama a retiro.
Tras ese corto período a cargo de Contreras, Pinochet nombra como director de la CNI, al general de Inteligencia del Ejército, Odla- nier ftena Salinas. ftena se encargó de estructurar el organismo represor y dirigirlo entre octubre de 1977 y julio de 1980, siendo responsable de la desaparición de la estudiante de enfermería de la Universidad Católi- ca Jenny Barra Rosales, entre otras víctimas. Hoy está condenado por el asesinato en Arica de tres dirigentes socialistas en octubre de 1973.
El segundo director fue el general de Ejército, Humberto Gordon Rubio, que dirigió el aparato represivo entre julio de 1980 y octubre de 1986, siendo responsable de más de 80 asesinatos políticos y un número no cuantificado de personas que vivieron el secuestro y la tortura. Falle- ció de un repentino ataque cardiaco el 15 de julio de 2000, mientras era procesado por el asesinato del sindicalista Tucapel Jiménez.
Continuó como director de la Central Nacional de Informaciones,
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el general de Ejército Hugo Salas Wenzel, quien estuvo a cargo desde 1986 hasta los inicios de 1988, cuando fue sometido a proceso por el “Caso Albania”. El 28 de agosto de 2007, la Segunda Sala de la Corte Suprema ratificó la condena a cadena perpetua por la matanza de “Ope- ración Albania” que terminó con la vida de 12 militantes del Frente Pa- triótico ftanuel Rodríguez.
El último director del organismo represivo fue el general Gustavo Abarzúa, quien lo dirigió hasta el 11 de marzo de 1990. Abarzúa es res- ponsable del asesinato del dirigente del ftIR Jécar Neghme, ocurrido el 4 de septiembre de 1989.

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Universitarios en la represión
En septiembre de 1973, una parte importante de la comunidad de la Universidad Católica de Chile fue partidaria del Golpe de Estado y muchos de ellos participaron activamente en la instauración y la con- solidación de la dictadura, en distintos ámbitos y con distintos grados de responsabilidad. En este contexto, hubo algunos que participaron activamente en los aparatos represivos creados por la dictadura.
Como un testimonio de esto, ofrecemos a continuación un extrac- to con parte de las declaraciones de Héctor Vásquez Luncumilla, ges- tor importante en la realización de este libro, como parte de la querella que presentó en los años 90 contra Leonardo Schneider Jordán, alias el “Barba” o “Velasco”, como era conocido en la jerga del AGA.

“Para el 11 de septiembre de 1973 estudiaba en la Escuela de In- geniería de la Universidad Católica de Santiago y vivía con mis padres en Santiago. Durante el año 1974 me desempeñaba como ayudante de matemáticas en la misma escuela y militaba clandestino en el ftIR”.
“No recuerdo cuando, pero a los meses del golpe de Estado ha- bíamos recibido la información que Leonardo Schneider, militante del ftIR conocido como el ‘Barba’, colaboraba con la Inteligencia de la Fuerza Aérea en la Academia de Guerra (AGA)”.
“Un día de la primera semana de enero de 1975, caminaba por la ca- lle Pío Nono, cerca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, cuando veo un auto sospechoso estacionado en la cuadra. En su interior vi al ‘Barba’ acompañado de una persona de contextura gruesa de unos 45 a 50 años, que hoy reconozco como el coronel Edgar Ceballos Jones, y en el asiento trasero dos personas armadas con fusiles AKA que miraban expectantes a los transeúntes. Rápidamente me retiré del lugar”.
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“Informé lo que había visto a mi superior, Guillermo Cornejo ‘Fe- liciano’, lo que confirmaba que el ‘Barba’ estaba colaborando con la Inte- ligencia de la Fuerza Aérea”.
“Unas semanas más tarde, el 24 de enero de 1975 a las 18:00 ho- ras, caminaba sin mucha prisa a un punto de contacto en la esquina de Dardignac con Pío Nono, para entregar documentación a un enlace. De pronto, un auto que venía en dirección contraria a mí, se detiene brus- camente a mi lado. ftiro y veo al ‘Barba’ de conductor acompañado de otra persona de unos 40 años que luego, en medio de la tortura, supe que era Roberto Fuentes ftorrison, alias el ‘Wally’. Pensé que el ‘Barba’ me había reconocido e intenté escaparme. Al cabo de unos cincuenta metros, me alcanzaron y el ‘Wally’ me amenazó con su fusil. En la corta carrera había intentado deshacerme de los documentos compromete- dores que tenía en mi cuerpo con algún éxito, lo que me dio algo de tranquilidad en momentos de terror”.
“El ‘Wally’ fue a buscar un vehículo y quedamos el ‘Barba’ y yo solos. En la calle comienza a interrogarme amenazándome con una pis- tola, sobre el punto de contacto al que me dirigía”.
“Ya en el vehículo, veo pasar a mi contacto por la calle. Instantes después, el ‘Barba’ me cubrió los ojos con cinta adhesiva y el vehículo se desplazó zigzagueando hasta una comisaría cercana a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. fte bajaron y me condujeron a una pieza, donde me custodiaron el ‘Barba’ y un carabinero, mientras el ‘Wally’ intentaba ubicar otro vehículo para llevarme hasta el AGA en Las Condes”.
“En ese lapso, el ‘Barba’ y el carabinero se dedicaron a golpearme en todo el cuerpo. La brutalidad del tormento me causó una especie de anestesia y dejé de sentir dolor, incluso en los testículos, la cabeza y en los bordes de la planta de los pies donde era golpeado sin pausa. Se no- taba que el ‘Barba’ conocía bien las partes más sensibles del cuerpo y que había desarrollado un sadismo que lo inmunizaba frente al dolor ajeno. ftientras me golpeaban para que indicara donde era el punto de con- tacto, el ‘Barba’ vaciaba sobre una mesa el paquete de detergente dentro del cual estaba encubierto un documento microfilmado de la Comisión Política del ftIR. Entre golpes y gritos, el ‘Barba’ preguntaba porqué tenía ese documento si yo decía no ser militante del ftIR. Negué ser militante del ftIR y me mantuve en que sólo había sido dirigente del
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ftovimiento Universitario de Izquierda (ftUI) de la Universidad Ca- tólica. Esto no podía negarlo, puesto que era conocido públicamente. El ‘Barba’, insistía que el ftUI era el brazo político del ftIR y pregunta- ba por una serie de camaradas. Yo mantuve no conocer a esas personas. Como su interrogatorio fue infructuoso decidieron llevarme al AGA. En esos momentos Fuentes ftorrison se presentó como el ‘Wally’ pre- cisando que su acompañante era ‘Velasco’; sin saber que yo conocía que ‘Velasco’ y el ‘Barba’ eran la misma persona”.
“Una vez que llegamos al AGA, sin aún saber dónde estaba, el ‘Wally’ le ordenó al ‘Barba’ que me llevara por un lado para que no me reconocieran los otros detenidos. A empujones me condujeron a unos subterráneos. Ahí me vendaron los ojos con un pedazo de género negro y me dejaron parado frente a un muro en un pasillo. Esa primera noche no me interrogaron, aunque estuve de pie toda el tiempo impidiendo de esta forma que durmiera”.
“Al día siguiente, alrededor de las 10:00 horas me llevaron a un interrogatorio. No es fácil precisar algunas partes, sólo recuerdo que las preguntas iban acompañadas de golpes y aplicación de corriente. En torno a mi había unas diez personas, lo deduzco por las diferentes voces que preguntaban de todo y de nada, para que me contradijera o entregara alguna pista que les permitiera seguir con la cadena de detenciones. Curiosamente, en las preguntas hubo algunas que se re- ferían a mis estudios, y no era raro, pues entre los interrogadores creí reconocer la voz de una persona de mi escuela, Andrés Terrisse, quién durante el año 1973 había sido uno de los ayudantes que tuve en los cursos de computación, el cual pertenecía a la organización ultradere- chista Patria y Libertad”.
“El interrogatorio terminó cerca de las 11:00 horas. fte dolía todo el cuerpo, pero había logrado evitar que los agentes llegaran al punto. Posteriormente, supe que los compañeros habían llegado, y al no encon- trarme se retiraron como estaba previsto, entendiendo que algo grave había ocurrido. Además habíamos convenido con mi enlace, que si no llegaba a la hora prevista, tenía que avisar que yo había sido detenido. Eran las reglas de la clandestinidad”.
“La tortura psicológica fue importante, porque trataba de minar la moral de los detenidos sobre la base del miedo. El ‘Wally’ insistente- mente me decía que ellos eran superiores, amenazando de entregarme a
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la DINA o diciéndome que me dejarían en la Embajada de Italia, alu- diendo al caso de Lumi Videla”.40
“Después de salir en libertad supe que el ‘Wally’, acompañado de otra persona fue a la casa de mis padres para comprobar el domicilio, puesto que mi cédula de identificación se encontraba roto al borde de la foto y pensaba que yo lo facilitaba a militantes clandestinos. A mi modo de ver, esto me ayudó, ya que mis padres supieron que me habían deteni- do y les motivó a presentar un recurso de amparo en mi favor”.
“Luego de ser liberado, se me efectuó seguimiento y control en mi domicilio. Dejé el país el 30 de abril de 1975, después de obtener una visa a Francia, lugar donde obtuve el refugio político y no pude volver a Chile hasta julio de 1985”.
En los años 90 Televisión Nacional de Chile emitió un reportaje sobre el “Barba” Schneider, donde aparecían varios ex prisioneros del AGA relatando como fueron detenidos por la Inteligencia de la FACH. Entre los entrevistados también estaba el “Barba”, quién sin ninguna ver- güenza o sentimiento de culpa por los daños que ocasionó su traición y conversión en agente de la dictadura, se refirió a que sólo había entre- gado a algunos de sus camaradas, negando su participación en los tratos crueles y degradantes que inflingió a los detenidos. Conocida la emisión de este programa Héctor Vásquez presentó una querella contra Leonar- do Schneider Jordán, alias el “Barba” o “Velasco”, como era conocido en la jerga del AGA, de forma que se hiciera pública su actuación durante la época de la represión de la dictadura.
Hoy el “Barba” es buscado por los Tribunales de Justicia para que declare por la desaparición de varios detenidos del ftIR en 1975 y 1976, cuando prestaba colaboración como analista y torturador en la DINA. Andrés Terrisse Castro fue agente de la División Informática de la DINA y posteriormente de la CNI. En la DINA fue asesor de Italo Sec- catore, Jefe de la Unidad de Computación. Participó en el diseño, orga- nización y manejo de la Unidad Computacional L-5, que funcionaba en un departamento del edificio ubicado en Vicuña ftackenna Nº 69. En el año 2005 Terrisse se desempeñaba en la Universidad UNIACC como Jefe de Sistemas, el 29 de abril de 2005 fue denunciado públicamente como ex-agente de la DINA en una funa realizada en el frontis de la
UNIACC.
40 Ver nota 36 en pág. 44
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Miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos

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