¿GOLPE DE ESTADO O FIASCO?*
Immanuel Wallerstein**
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, estará suspendida de su cargo mientras esté sometida a juicio por parte del Senado. Si se le encuentra culpable será retirada del cargo, que es lo que se entiende en Brasil por enjuiciamiento. Todos los que han estado intentado seguir los úl- timos meses estas maniobras políticas, incluso los brasileños, pueden tener la excusa de estar algo confundidos por las tantas vueltas que ha dado el proceso.
¿Cuál es el punto aquí? ¿Es éste un golpe de Estado constitucio- nal, como le ha llamado en repetidas ocasiones la presidenta? ¿O es un acto legítimo que apela a la responsabilidad de la presidencia por las graves fechorías de ella y de miembros de su gabinete y asesores, como alega la oposición? Si es esto último, ¿por qué ocurre esto ape- nas ahora y no, digamos, durante el primer periodo de Rousseff en la presidencia, antes de que fuera electa con tanta facilidad en 2015 con un margen significativo?
Rousseff es parte del Partido dos Trabalhadores (PT), que ha sido encabezado durante mucho tiempo por su predecesor en el cargo, Luiz
* Este texto fue publicado en el diario mexicano La Jornada, el 16 de mayo de 2016. Dispo- nible en http://www.jornada.unam.mx/2016/05/21/mundo/018a1mun
Traducción: Ramón Vera Herrera
** Intelectual estadounidense. Ha sido profesor en la Binghamton University (SUNY) y director del Fernand Braudel Center for the Study of Economies
Inácio Lula da Silva (Lula). Un modo de ver estos eventos es como parte de la historia del PT –su llegada al poder y ahora su salida del poder (algo que es bastante probable).
¿Qué es el PT y qué ha representado en la política brasileña? El PT se fundó en 1980 como un partido opuesto a la dictadura que había gobernado Brasil desde el golpe de 1964. Era un partido socialista y anti-imperialista, que reunía a grupos marxistas, asociaciones civiles, como la Central Única dos Trabalhadores (CUT), el Movimento dos Tra- balhadores Rurais Sem Terra (Los Sin Tierra o MST) y movimientos católicos persuadidos de la teología de la liberación.
Desde el punto de vista tanto de los militares como de los tra- dicionales partidos del establishment en Brasil, el PT era un peligroso partido revolucionario, que amenazaba las estructuras conservadoras económicas y sociales del país. Estados Unidos consideró su anti-impe- rialismo como algo dirigido primordialmente a contrarrestar el papel dominante de Estados Unidos en la política de América Latina, lo que en realidad era así.
No obstante, el PT no buscó el poder a través de una insurrección guerrillera, sino más bien mediante elecciones parlamentarias sosteni- das y respaldadas por manifestaciones extra parlamentarias. Le llevó cuatro elecciones presidenciales el llevar finalmente a un candidato del PT (Lula) al cargo, lo que ocurrió en 2003. El establishment brasile- ño nunca esperó que esto ocurriera y nunca aceptó que posiblemente pudiera continuar. Y tal vez han empeñado todos sus esfuerzos desde entonces a derrocar al PT. Abrieron una brecha grande en 2016. Los his- toriadores del futuro podrán muy bien ver el periodo 2003-2016 como los 15 años de interludio del PT.
¿Qué ocurrió, de hecho, en este interludio? El PT en el cargo fue bastante menos radical de lo que sus oponentes temían, pero lo sufi- ciente radical como para hacerlos desear, implacables, su destrucción, no sólo como los detentadores del cargo presidencial, sino como un movimiento con un lugar legítimo en la política brasileña.
Si el PT fue capaz de llegar al poder electoral en 2003, fue debido a la combinación del creciente atractivo de su programa y su retórica, y de la caída de la fuerza geopolítica de Estados Unidos. ¿Y qué hizo el PT con su periodo en el cargo? Por un lado buscó socorrer a los estratos más pobres de Brasil mediante un programa redistributivo conocido como Fome zero (Hambre cero), que incluía la Bolsa familia (estipendio familiar), que de hecho mejoró el nivel del ingreso y redujo las enormes inequidades que sufría Brasil.
Además, la política exterior brasileña bajo el PT marcó un viraje significativo de la histórica subordinación de Brasil a los imperativos geopolíticos de Estados Unidos. Brasil asumió el liderazgo en la crea-
Immanuel Wallerstein
ción de estructuras autónomas latinoamericanas que incluían a Cuba y excluyeron a Estados Unidos y Canadá.
Por otra parte, las políticas macroeconómicas permanecieron bastante ortodoxas desde el punto de vista del énfasis neoliberal en las orientaciones de mercado de las políticas gubernamentales. Y las múltiples promesas del PT relativas a la prevención de la destrucción ambiental nunca se implementaron seriamente. El PT tampoco llevó a cabo sus promesas de una reforma agraria.
En resumen, su desempeño como movimiento de izquierda fue una bolsa mezclada. El resultado es que la deserción de grupos dentro del partido y en las más amplias alianzas políticas fue constante. Esto debilitó su posición e hizo posible que en 2015 los enemigos del PT ins- trumentaran un plan para destruirlo.
El escenario fue simple. Se centró en cargos de corrupción. La corrupción ha sido masiva y endémica de la política brasileña, y las figuras importantes del propio PT no estuvieron exentas, en modo al- guno, de estas prácticas. La única persona que no estuvo sujeta a tales cargos fue Dilma Rousseff. ¿Qué había que hacer? La persona que tomó a su cargo la conducción del proceso de enjuiciamiento, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (un cristiano evangélico), fue también retirado de su cargo al ser acusado de corrupción: ¡No impor- ta! El proceso continuó sobre la base de que Dilma Rousseff faltó a su responsabilidad de contener la corrupción. Esto hizo que Boaventura dos Santos Sousa resumiera la situación diciendo que una política ho- nesta era sacada del cargo por los más corruptos.
Rousseff ha sido suspendida del cargo y su vicepresidente, Michel Temer, asumió el cargo como presidente interino, y de inmediato desig- nó un gabinete de extrema derecha. Lo más probable es que Rousseff sea sometida a juicio político y se le retire permanentemente del cargo. Ella no es el objetivo real. El objetivo es Lula. Bajo la ley brasileña, ningún presidente puede seguir en el cargo por más de dos periodos su- cesivos. Ha sido la expectativa de todo el mundo que Lula sea de nuevo el candidato del PT en 2019.
Lula ha sido el político más popular de Brasil en mucho tiempo. Y aunque su popularidad se haya empañado en alguna medida por el escándalo de corrupción, parece mantenerse con la suficiente popula- ridad como para ganar las elecciones. Así que las fuerzas de la dere- cha, de hecho, intentarán acusarlo de corrupción y, por tanto, tornarlo inelegible para competir.
¿Qué pasará entonces? Nadie lo sabe de cierto. Los políticos de la derecha lucharán entre ellos por la presidencia. El ejército puede decidir una vez más tomar el poder. Lo que es seguro es que el PT está acabado. El PT buscó ejercer su poder como un gobierno centrista, ba-
lanceando su programa. Pero el serio déficit presupuestal y la caída de los precios mundiales del crudo y de otras exportaciones brasileñas ha desilusionado a un amplio espectro de sus votantes. Y como en muchos otros países de la actualidad, el descontento masivo conduce al rechazo de la política centrista normal.
Lo que podría hacer un movimiento sucesor del PT es retornar a sus raíces como un movimiento anti-imperialista consistente. Esto no será más fácil de lo que le fue al PT en 1980. La diferencia entre 1980 y ahora es el grado en que el sistema-mundo está en crisis estructural. La lucha es mundial y la izquierda brasileña puede jugar un papel central en él o deslizarse a la irrelevancia y la miseria nacional.
21 de mayo de 2016
EL RETORNO DE LA CLASE PRIVILEGIADA*
Leonardo Boff**
El principal problema brasileño, que atraviesa toda nuestra historia, es la monumental desigualdad social que reduce a gran parte de la pobla- ción a la condición de chusma.
Los datos son alarmantes. Según Marcio Pochman y Jesse Souza
– que reemplazó al primero en la presidencia de IPEA– son sólo 71.000 personas (el 1% de la población, que representa solo el 0,05% de los adultos), los multimillonarios brasileños que controlan prácticamente nuestras riquezas y nuestras finanzas y a través de ellas el juego político. Esta clase adinerada, que Jesse Souza llama la clase privilegiada, ade- más de ser socialmente perversa es muy hábil, pues se articula nacional e internacionalmente de manera que siempre consigue maniobrar el poder del Estado en su beneficio.
Estimo que su logro más reciente fue inclinar la orientación de la política de los gobiernos de Lula-Dilma hacia sus intereses económicos y sociales, a pesar de las intenciones originales del gobierno de practi- car una política alternativa, propia de un hijo de la pobreza y del caos social, como era el caso de Lula.
* Este texto fue publicado en sitio de la Agencia Latinoamericana de Información el 23 de mayo de 2016. Disponible en http://www.alainet.org/es/articulo/177628
** Teólogo brasileño.
Con el pretexto de asegurar la gobernabilidad y de evitar el caos sistémico, como se alegaba, esta clase privilegiada consiguió imponer lo que le interesaba: mantener inalterable la lógica acumuladora del capital. Los proyectos sociales del gobierno no obligaban a renunciar a nada, antes bien eran adecuados para sus propósitos. Llegaban a decir entre sí, que en lugar de que nosotros, la élite, gobernemos el país, es mejor que gobierne el PT, manteniendo intocables nuestros intereses históricos, con la ventaja de ya no tenemos ninguna oposición. Él firma nuestros proyectos esenciales.
Esta clase adinerada obligaba al gobierno a pagar la deuda pú- blica antes de responder a las demandas históricas de la población. Así quitaba la deuda monetaria con el sacrificio de la deuda social, que era el precio para poder hacer las políticas sociales. Estas, nunca antes habidas, fueron vigorosas e incluyeron en el consumo alrededor de 40 millones de pobres.
Los más críticos se dieron cuenta de que este camino era dema- siado irracional e inhumano para prolongarlo. Fue aquí donde se ins- taló una falla entre los movimientos sociales y el gobierno Lula-Dilma. Todo indicaba que con cuatro elecciones ganadas, a pesar de las limitaciones sistémicas, se consolidaba otro sujeto de poder, venido des- de abajo, de las grandes mayorías procedentes de las senzalas (viviendas de los esclavos) y de los movimientos sociales. Estas comenzaron a ocu- par los lugares y a utilizar los medios antes reservados a la clase media y a la clase privilegiada, que en el fondo nunca aceptó al obrero Lula y nunca se reconcilió con el pueblo, sino que lo despreciaba y humillaba.
Entonces los antiguos dueños del poder despertaron con rabia, pues a través del voto podrían no volver al poder nunca más.
Instaurada una crisis político-económica bajo el gobierno de Dil- ma, crisis cuyos contornos son globales, la clase privilegiada aprovechó la oportunidad para agravar la situación, y por la puerta de atrás, llegar a Planalto. Se creó una articulación nada nueva, ya probada contra Var- gas, Jango y Juscelino Kubischek, asentada sobre el tema moralista del combate contra la corrupción, salvar la democracia (la de ellos, que es de pocos). Para esto era necesario suscitar la fuerza de choque que son los partidos de la macroeconomía capitalista (PSDB, PMDB y otros), con el apoyo de la prensa empresarial, que era el brazo extendido de las fuerzas más conservadoras y reaccionarias de nuestra historia, con periodistas que se prestan a la distorsión, la difamación y directamente a la difusión de mentiras.
La historia es vieja, se sataniza al Estado como un antro de co- rrupción y se magnifica el mercado como lugar de las virtudes eco- nómicas y de la integridad de los negocios. Nada más falso. En los estados, incluso en los países centrales, existe la corrupción. Pero donde
Leonardo Boff
es más salvaje es en el mercado debido a que su lógica no se rige por la cooperación, sino por la competición donde casi todo vale, cada uno buscando tragarse al otro. Hay evasiones millonarias de impuestos y grandes empresarios esconden sus ganancias absurdas en cuentas en el extranjero, en paraísos fiscales, como recientemente ha sido denun- ciado por los Zelotes, Lava jato y los papeles de Panamá. Por lo tanto es pura falsedad atribuir las buenas obras al mercado y las malas al Estado. Pero este discurso, martilleado continuamente por los medios de comunicación ha conquistado la clase media. Jesse Souza dice con razón que “literalmente en todos los casos la clase media conservadora fue usada como fuerza de choque para derrocar al gobierno de Vargas, de Jango y ahora al de Lula-Dilma y dar el “apoyo popular” y la conse- cuente legitimidad a esos golpes, siempre en interés de media docena de poderosos” (El atontamiento de la inteligencia brasilera, 2015, p. 207). En la base está una mezquina visión mercantilista de la socie-
dad, sin ningún interés por la cultura, que excluye y humilla a los más pobres, robándoles tiempo de vida en transportes sin calidad, en bajos salarios y negándoles cualquier posibilidad de mejora, ya que carecen de capital social (educación, tradición familiar, etc.). Para asegurar el éxito en esta empresa perversa se creó una articulación que incluye a grandes bancos, FIESP, MP, la Policía Federal y la justicia. En lugar de bayonetas ahora trabajan jueces justicieros que no son reacios a llevarse por delante los derechos humanos y la presunción de inocencia de los acusados con prisiones preventivas y presión psicológica a la delación premiada con información confidencial divulgada por la prensa.
El actual proceso de impeachment a la presidenta Dilma cae dentro de este marco golpista, pues se trata de quitarla del poder no a través de elecciones, sino mediante la exageración de prácticas adminis- trativas consideradas delito de responsabilidad. Por errores eventuales (concedidos y no aceptados) se castiga con la pena suprema a una per- sona honesta a la que no se le reconoce ningún delito. La injusticia es lo que más lastima la dignidad de una persona. Dilma no merece este dolor, peor que el sufrido a manos de los torturadores.
23 de mayo de 2016
EL IMPEACHMENT COMO UNA ANTI-REVOLUCIÓN*
Leonardo Boff
Soy uno de los pocos que ha dicho y repetido que la ascensión del PT y de sus aliados al poder central del estado, ha significado la verdadera revolución pacífica brasilera que, por primera vez, ocurrió en Brasil. Florestan Fernandes escribió sobre La revolución burguesa en Brasil (1974) que representa la absorción por parte de la iniciativa empresarial poscolonial de un patrón de organización de la economía, la sociedad y la cultura, con la universalización del trabajo asalariado, con un orden social competitivo y una economía de mercado de base monetaria y capitalista (cf. en Intérpretes de Brasil, vol. 3, 2002: 1512).
Si miramos bien, no se produjo exactamente una revolución, sino una modernización conservadora que impulsó el desarrollo brasilero, pero no hizo lo que es decisivo para hablar de revolución, un cambio del sujeto de poder. Aquellos que siempre habían estado en el poder, de diversas formas continuaron y profundizaron su poder. Pero no hubo un cambio de sujeto del poder como ahora.
Esto es, en mi opinión, lo que ocurrió con la llegada del PT y aliados al elegir al presidente Lula. El sujeto no forma parte de los
* Este texto apareció en el sitio de la Agencia Latinoamericana de Información el 25 de mayo de 2016. Disponible en http://www.alainet.org/es/articulo/177698
dueños del poder, tradicional o moderno, siempre conservadores, sino que forma parte de los sin-poder: los provenientes de la Senzala, de las periferias, del Brasil profundo, del nuevo sindicalismo, los intelectuales de izquierda y la Iglesia de la liberación con sus miles de comunidades de base. Todos estos, en un largo y doloroso proceso de organización y articulación, consiguieron transformar el poder social que habían acumulado en un poder político de partido. Vía el PT realizaron analí- ticamente una auténtica revolución.
Superamos la visión convencional de la revolución como un pro- ceso de cambio vinculado a la violencia armada. Asumimos el sentido positivo dada por Caio Prado Jr. en su clásico libro La revolución brasi- leña (1966: 16): “transformaciones que reestructuran la vida de un país de manera en consonancia con sus necesidades y aspiraciones más ge- nerales y profundas, y las aspiraciones de la gran masa de su población que, en el estado actual, no son debidamente atendidas, algo que lleve la vida del país por un rumbo nuevo”.
Pues esto fue lo que realmente ocurrió. Se dio un nuevo rumbo al país. El presidente Lula tuvo que hacer concesiones a la macroeco- nomía neoliberal para asegurar el cambio de rumbo, pero se abrió al mundo de los pobres y marginados. Consiguió montar políticas socia- les, algunas inauguradas previamente en forma solo inicial, pero ahora oficiales como políticas de Estado. Ellas “atendieron a las necesidades más generales y profundas que no habían sido antes debidamente aten- didas” (Caio Prado Jr.).
Vamos a enumerar algunas conocidas por todos, como la Bolsa Familia, Mi Casa Mi Vida, Luz para Todos y numerosas universidades y escuelas técnicas, el FIES y los diversos sistemas de cuotas para el ac- ceso a la universidad. Nadie puede negar que el paisaje social de Brasil ha cambiado. Todo el mundo, incluso los banqueros y los ricos (Jesse de Souza) han salido ganando.
Lógicamente, herederos de una tradición perversa de exclusión y desigualdades, aún queda mucho por hacer, sobre todo en los campos de la salud y la educación. Sin embargo, hubo una revolución social.
¿Por qué nos referimos a todo este proceso? Porque está en marcha en Brasil un anti-revolución. Las viejas élites oligárquicas nunca aceptaron a un obrero como presidente. En relación con la crisis económica y política (que destruye el orden capitalista mun- dial), una derecha conservadora y rencorosa, aliada de los bancos y el sistema financiero, los inversores nacionales e internacionales, la prensa empresarial hostil, partidos conservadores, sectores del poder judicial, el FP y MP sin excluir la influencia de la política exte- rior norteamericana que no acepta una potencia en el Atlántico Sur vinculada a los BRICS, esta derecha conservadora está promoviendo
Leonardo Boff
la anti-revolución. El impeachment de la presidenta Dilma es un capítulo de esa negación. Quieren volver al estado anterior, a la de- mocracia patrimonialista, de espaldas al pueblo, para enriquecerse como en el pasado.
Además de defender la democracia y desenmascarar el impea- chment como un golpe parlamentario contra la presidenta Dilma, es importante asegurar la revolución brasileña, por la que esperamos desde hace siglos. Repito lo que escribí en un twitter: “Si los pobres supiesen lo que se está armando contra ellos, las calles de Brasil serían insuficientes para contener el número de manifestantes que protesta- rían en contra”.
25 de mayo de 2016
LOS GOLPISTAS MOSTRARON A QUÉ VINIERON*
João Pedro Stédile**
Bastaron algunas horas o días para que el gobierno provisorio de los golpistas asuman sus puestos para mostrar a que vinieron, con la compo- sición de ministerios, los planes anunciados y las declaraciones públicas. El Senado apartó sólo temporalmente a la presidenta Dilma Rousseff y le dio pose temporaria al señor Michel Temer. Según algu- nos juristas, al rigor, por la Constitución, el vice presidente no podría ni cambiar el ministerio. Apenas debería tomar los actos administrativos hasta que se juzgue el merito. Pero la última cosa que los golpistas y el cómplice STF (Supremo Tribunal Federal) están haciendo es respetar la Constitución. Ahora vale todo. Como dice Lula, es como “si tú fueras a viajar y dejas tu casa a los cuidados de alguien provisionalmente, y él
la vendiese y alterase todo allí dentro”.
El ministerio de los golpistas es una broma. Un verdadero festival de la ratería partidaria. Todos hombres, blancos, hipócritas y podridos. La Rede Globo hizo campaña intensa durante los últimos meses insi- nuando que la presidenta Dilma debería ser depuesta por los niveles de corrupción del gobierno. La pequeña burguesía en las calles clamaba la vuelta de la dictadura militar para acabar con los corruptos del PT.
* Este texto fue publicado en el sitio de la Coordinadora Latinoamericana de Organiza- ciones del Campo el 26 de mayo de 2016. Disponible en http://www.cloc-viacampesina.net/ index.php/es/component/content/article/2718-2016-05-26-00-15-34
** Dirigente del Movimiento Sin Tierra de Brasil (MST).
Pues bien, entre los actuales ministros de Temer, nada menos que siete está acusados en la Operación Lava Jato y en otros procesos de corrupción. Como dice el político Ciro Gomes, “entregaron el gobierno al sindicato de los ladrones” y nadie tuvo coraje de procesarlo.
Las medidas anunciadas o ya tomadas por el gobierno golpista son una tragedia para la vida y el futuro del pueblo brasileño. Pero son coherentes con su plan neo-liberal de reducir costos del trabajo, entregar nuestras riquezas, privatizar lo que pueden y destinar los re- cursos públicos que iban a la educación, salud y previsión social para los empresarios. Como advirtió el investigador y economista Márcio Pochmann, “¡está en juego la apropiación privada de 10% del PBI, en recursos públicos!”.
Enviaron una Medida Provisoria que prevé la posibilidad de pri- vatización de todas las empresas estatales, como la Petrobras, empre- sas de energía eléctrica, puertos y aeropuertos que aun quedaron para atrás. Probablemente, comenzaron por la energía eléctrica y por las reservas del pre-sal – nuevas reservas de petróleo en aguas profundas. Delante de eso, el próximo día 6 de junio habrá un acto nacional en Rio de Janeiro para denunciar ese ataque contra la soberanía nacional. En la previsión social, quieren imponer una jubilación con edad mínima de 65 años para hombres y mujeres del campo y de la ciudad, des- vinculada del salario mínimo. Será una tragedia para la clase trabajadora. En salud, anunciaron cortes en el SUS [Sistema Único de Salud]
y el fin del programa Más Médicos, que atiende 50 millones de brasi- leños pobres de nuestra periferia y grutas, locales donde nunca había llegado ningún chaleco blanco. Dicen hasta de cortar el SAMU [Sistema de Atención Móvil de Urgencia].
En relación a las tasas de interés, ninguna palabra sobre los R$ 500 mil millones destinados todos los años a los banqueros con el pago de intereses de la deuda interna. Para eso colocaron dos banqueros cuidando de el gallinero: el señor Henrique Meirelles (Ministro de Ha- cienda) y el señor Illan Goldfain (Banco Central), cuya familia vive en Israel por considerar a Brasil un país inseguro... Pobrecitos de nosotros, 210 millones de seres humanos que vivimos por aquí.
En agricultura y reforma agraria, además de las medidas socia- les descritas, que afectan a los más pobres del campo, no tuvieron nin- gún inconveniente en cerrar el Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) y sus programas que atendían a los campesinos.
Convengamos, el gobierno golpista fue didáctico. Dejó claro para el pueblo cuáles son sus intereses y sus formas de actuar.
Por eso, todos los movimientos populares y entidades que hacen parte del Frente Brasil Popular y del Frente Pueblo Sin Miedo, así como otras articulaciones, se unificaron en la palabra de orden “¡No al Golpe,
João Pedro Stédile
Fuera Temer!”.
Nadie aceptará ningún proceso de negociación o se sentará en la mesa con representantes de un gobierno golpista, ilegitimo y apátrida. Felizmente, la sociedad brasileña y la comunidad internacional entendieron rápidamente la naturaleza de ese gobierno ilegitimo. Y la voz del “¡No al Golpe, Fuera Temer!” hizo eco en innumerables eventos,
actos públicos y ceremonias.
En el exterior, acontecieron centenas de manifestaciones en las embajadas brasileñas. Los medios internacionales que aun siguen el manual de oír las dos lados desmoralizó a los medios locales, al defen- der en editoriales y noticias el carácter del golpe.
Personalidades de todo el mundo se manifestaron contra. El Papa Francisco llamó la atención a los golpes blancos en algunos países, aunque no tenga citado a Brasil directamente. El respetado pensador estadounidense Noam Chomsky, así como los ganadores del premio No- bel de la Paz, como Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchu, y hasta artista de Cannes se solidarizaron y denunciaron el golpe.
En Brasil, se multiplicaron los actos públicos de diversos sec- tores, como los estudiantes secundarios y los artistas e intelectuales, que ocuparon por primera vez en la historia más de 20 predios de la Fundación Nacional de Artes (Funarte) en todo el país, obligando a los golpistas a reinstalar el Ministerio de Cultura. La juventud volvió a las calles para protestar.
¿Y dónde están los que apoyaron del golpe? ¿Y los “verdes y amari- llos” contra la corrupción? Están avergonzados, en casa, pues ayudaron a entregar el queso a los Jucás, Padilhas, Gedeis y otros especialistas en recursos públicos. Desaparecieron.
Ciertamente, de ahora en adelante las movilizaciones populares aumentaran en tamaño y en cantidad de sectores comprometidos.
El Frente Brasil Popular organizó un calendario de movilizacio- nes y actividades en todo el país para los próximos meses. En el movi- miento sindical comienzan a sonar los tambores para la preparación de una huelga general, paralizando las actividades productivas contra las medidas del gobierno golpista.
Por otro lado, crece la solidaridad a la presidenta Dilma, a pesar de las varias críticas que hacemos en relación a los últimos años de su mandato. Ella será invitada para participar de las innumerables activi- dades de masa en Brasil, aparte de, en que diremos en alto y con buen sonido que 54 millones de electores –la mayoría del pueblo brasileño– la eligió para gobernar e país hasta diciembre del 2018.
24 de mayo de 2016
CRÓNICA DE UN GOLPE ANUNCIADO*
Elodie Descamps** Tarik Bouafia***
Para entender claramente lo que significa la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, tanto al nivel nacional como regional, conviene consi- derar las acusaciones formuladas en contra suya, así como quiénes son sus acusadores. Y en efecto, el golpe de Estado institucional que acaba de sufrir Brasil, aunque inédito, es un proceso que ni empezó el 17 de abril ni tampoco el día de la elección de la primera mujer en ocupar la presidencia del país, más bien ya se puso en marcha cuando la presi- dencia de Lula da Silva.
En adelante, las derechas, encabezadas por Michel Temer y asen- tadas en el poder, van a poder aplicar su programa neoliberal el cual llevará a Brasil a lo que era veinte años atrás.
PETROBRAS, ¿UN GIGANTE QUE ESTORBA?
Primero conviene recordar que quedan por demostrar esas acusaciones de corrupción dirigidas en contra de la presidenta Dilma Rousseff en el
* Este texto fue publicado en el sitio Investig’action el 27 de mayo de 2016. Disponible en http://www.investigaction.net/es/brasil-cronica-de-un-golpe-anunciado/
Traducción: Manuel Colinas para Investig’Action
** Periodista.
*** Corresponsal en Argentina de Investig’Action.
caso Petrobras ya que hasta hoy día éstas sólo estriban en meras supo- siciones. Dicho de otra manera, se alega que la presidenta debía estar enterada a la fuerza de las maniobras de la compañía petrolera debido a sus relaciones con ésta y debido al puesto que ocupara, anteriormente, en el ministerio de la energía. Pero no es una casualidad si la NSA ha indagado tantísimo sobre los casos Petrobras y Oderbrecht, dos compa- ñías nacionales indígenas.1 Y es que después del descubrimiento de las inmensas reservas submarinas de crudo Presal, a finales del 2007, Lula concedió el monopolio de su explotación a la compañía nacional Petro- bras, en perjuicio de las multinacionales norteamericanas y esa decisión asestó un durísimo golpe a la hegemonía norteamericana en la región. Pese a sus pocos años de existencia, “Petrobras ya es el mayor productor mundial de petróleo off-shore con en 23 % del mercado. A corto plazo, con la explotación de los yacimientos del presal, la empresa pudiera ser el primer productor mundial de crudo, delante de Exxon Mobil y de BP”.2 Pero la caída de Dilma Rousseff puede cambiar la situación. Según algu- nos analistas, es más que probable que el gobierno Temer intervenga a favor de una modificación de la legislación para abrirles más grande las puertas a las compañías petrolíferas internacionales.
LA OPERACIÓN “LAVA JATO”, O, DICHO DE OTRO MODO, CUANDO EL HOSPITAL SE MOFA DE LA CARIDAD
La operación “Lava-Jato” —que se puede traducir por “operación Kär- cher”— ha conducido a una investigación dirigida por Sergio Moro, “pe- queño juez de provincia”, adulado por los medios de Europa y cuyos discutibles métodos le han costado el ser declarado incompetente (a pe- sar de de no haber sido declarado competente) para instruir parte del caso. El objetivo principal de esas gestiones es desacreditar al ex presi- dente y también a Dilma Rousseff y con ambos a la totalidad del Partido de los Trabajadores de Brasil, la fuerza progresista del país. Dos años de investigaciones y de espionaje meticuloso llevado a cabo por la NSA no han bastado para tan amplio proyecto ya que ningún indicio de corrup- ción directa o indirecta ha sido hallado en contra de los dos dirigentes.
Claro está, eso no quiere decir que ningún miembro del Partido de los Trabajadores no esté implicado en el caso ni que la presidenta Dilma Rousseff sea irreprochable. Prueba de ello es la baja de su tasa de popularidad tras la nominación de un ministro de hacienda neoliberal y tras la puesta en marcha de políticas de austeridad que han empeorado la situación económica del país y del pueblo brasileño.
1 http://www.theguardian.com/world/2013/sep/09/nsa-spying-brazil-oil-petrobras
2 http://www.ieim.uqam.ca/IMG/pdf/mai_2011_final.pdf
Sin embargo, bien hay que constatar la poca fuerza de las acu- saciones que incriminan a los miembros de los diferentes partidos, principalmente a aquéllos que forman parte de la oposición y de la mayoría actual, o sea aquéllos mismos que han votado la destitución y que son directamente salpicados por asuntos de corrupción y en par- ticular en el caso Petrobras. Y no hablemos del silencio de los medios en lo que reza al papel del ministro de hacienda y más precisamente al papel del tesorero general de las finanzas ya que la contabilidad pública es su responsabilidad.
El segundo reproche que se le echa en cara a Dilma Rousseff y que está en el centro del impeachment es el “maquillaje de las cuen- tas públicas”. Este procedimiento, a menudo asimilado a corrupción por los medios de información, apuntaba a reportar ciertos gastos de un año al año siguiente y no ha granjeado ningún enriquecimiento personal. No todos los Cahuzac, Tapie, Lagarde y otros Sarkozy de Francia pueden pretender lo mismo. Pero aun siendo el argumento con el que se pretende legitimar la evicción de Dilma Rousseff es tanto menos convincente cuanto que es un procedimiento que han solido usar tanto los anteriores gobiernos de Brasil como los gobiernos de Europa y de Estados Unidos. Bien se sabe, por ejemplo, que lo han usado los presidentes Bush y Obama y no nos sorprendería lo más mínimo saber que muchos de nuestros dirigentes también se valen de ese mismo procedimiento.
Si a pesar de todo el crimen de responsabilidad es reconocido ¿no podríamos legítimamente plantear la posibilidad de presentar idénticas demandas de destitución de nuestros propios representantes? Es poco pensable, pero con el gran número de escándalos en los que están prin- gados nuestras élites políticas es lógico ponerse a soñar.
A la cabeza de los medios de información de Brasil están solo cuatro grandes familias
También es de subrayar el papel que han desempeñado los me- dios en la movilización popular en contra de la presidenta. No preten- demos que las clases medias o populares sean incapaces de expresar su propia opinión, al contrario, pero sí ponemos por delante el mono- polio de la producción de la opinión vigente en Brasil. En efecto, sólo 4 grandes familias se reparten casi por completo la totalidad del paisaje mediático del país.3 Entre esas cuatro familias, el grupo GLOBO es el número uno. Su telediario es visto por unos 60 millones de televidentes o sea el 70% de la población del país. Apodado “el mayor partido de Bra- sil”, GLOBO controla 5 diarios, 27 semanales, dispone de una amplia
3 http://www.inaglobal.fr/television/article/les-medias-audiovisuels-publics-au-bresil-un- defi-democratique-8508
red de televisión y de sitcoms emitidas en el mundo entero y además posee diversas explotaciones como derechos de transmisión de fútbol. Así es cómo quien apoyó el golpe de Estado militar en 1964 y confesó su error cuarenta años más tarde,4 es hoy día el portavoz de los pro-impeachment . Ese mismo medio que ya hizo campaña para desacreditar a Lula, el dirigente del Partido de los Trabajadores, cuan- do las elecciones del 2006, no ha cambiado su blanco; simplemente, ha
adaptado su estrategia a la situación presente.
Recordemos sin embargo que pese a la inaudibilidad de los medios públicos y de “izquierda”, los brasileños han sabido desarro- llar, en Internet, una de las mejores redes de información alternati- vas del mundo.
ENTRE MICHEL TEMER Y LA CIA, SÓLO DISTA UN PASO
Este viernes 13 de mayo, Wikileaks ha revelado los lazos directos entre el actual presidente interino, Michel Temer, y la CIA. Casi demasiado tópico para ser cierto y sin embargo…
Unos archivos desclasificados atestiguan que Michel Temer ha sido informador de la embajada norteamericana así como de las auto- ridades militares del Sur basadas en Miami, en lo tocante a “asuntos sensibles pero de uso oficial”.
Por ejemplo, en uno de los documentos con fecha del 16 de enero y del 21 de junio del 2006, Michel Temer evoca la situación en Brasil durante la presidencia de Lula y estima que “la desilusión del público para con el presidente Lula y el PT le da una oportunidad al PMDB para presentar a su propio candidato en las elecciones presidenciales del 2006”. Imagina un guión en el cual su partido, el Movimiento De- mocrático Brasileño, gana las elecciones y añade que la nominación de unos 10 ó 15 gobernadores hará de su partido el partido con mayor representación en el Sanado y en la Cámara de los Representantes… A consecuencia de ello, “quienquiera que gane las elecciones presidencia- les tendrá que entendérselas con nosotros para hacer cualquier cosa”.
DEMOCRACIA VS PLUTOCRACIA
Pero debido a una serie de derrotas electorales, la derecha brasileña no ha tenido más remedio que recurrir al impeachment como único modo de hacerse con el poder. El periodista norteamericano Gleen Greenwald nos explica por qué: “Lo que pasa es sencillísimo. El partido de Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores, (PT), ganó cuatro elecciones presidenciales seguidas (…) Desde hace mucho tiempo los plutócratas, los ricos de Brasil detestan al PT, pero no han conseguido vencerlo en
4 http://www.courrierinternational.com/article/2013/09/10/le-mea-culpa-d-o-globo
las urnas. Se han valido pues de la crisis económica y del furor popular para tirar abajo al PT con procedimientos antidemocráticos”.
Una de las razones del fracaso repetido de la oposición en las elecciones lo explica su proyecto económico ultraliberal. En efecto, la oposición proponía recortar los gastos sociales, privatizar los servicios públicos, firmar acuerdos de libre intercambio o también endeudarse con las instituciones financieras internacionales. Todas esas medidas ya las aplicaron, en los años 1990, los presidentes Fernando Collor de Melo y Fernando Henrique Cardoso. ¿Con qué resultados? La economía de Brasil se hundió. El déficit comercial cifró en 8 mil millones de dólares a principios de los años 2000; la industria nacional quedó arruinada.
El presupuesto dedicado a la educación pasó del 20,3%, en 1995, al 8,9% en el 2000. El trabajo negro era el sino diario para el 55 % de los brasileños.5 Es fácil imaginar que tras semejante balance tan ca- tastrófico el pueblo de Brasil no anhelaba que las derechas volvieran a gobernar. Por eso, durante 14 años, éstas van a conocer derrota tras derrota. En el 2002 y en el 2006, contra Lula, y luego, en el 2010 y en el 2014, frente a Dilma. De no poder llegar hasta el poder por la puerta, la oposición se ha colado por la ventana merced a un golpe de Estado institucional hábilmente orquestado por el poder político, económico, mediático y judicial.
Tan pronto como ha sido nombrado el presidente Michel Temer se ha apresurado en indicar lo que va a ser su política económica. Su ministro de la planificación, Romero Juca, ha declarado: “Nuestro obje- tivo es despedir a 4000 funcionarios antes de finales de año. Y si cons- tatamos que podemos despedir a un número aún mayor eso haremos”.6 Esta política de austeridad que el nuevo gobierna ansía aplicar corre peligro de aniquilar en serio los numerosos adelantos sociales conse- guidos por los trabajadores bajo los gobiernos del PT.
Semejante política de recortes del gasto público llevarán consigo, sin lugar a dudas, un aumento de la pobreza y del paro. Como el país padece gravemente la caída de los precios de las materias primas, las nuevas me- didas anunciadas por el gobierno sumirán al país aún más en la recesión.
Pero más allá de los aspectos económicos y geopolíticos que lo motivan, se puede considerar claramente este golpe de Estado contra Dilma Rousseff como la revancha de la élite blanca frente a un PT que les ha dado a los Negros la oportunidad de alcanzar cierta dignidad, por ejemplo merced a la discriminación positiva para acceder a la Uni- versidad de la que se han beneficiado.
5 https://wikileaks.org/plusd/cables/06SAOPAULO30_a.html#efmAJZAKWAKfAK- ARrASHAS1ATbCf0Cf9CgLCgZDOLDOVDWDDX7EGjEHl
6 http://www.telesurtv.net/analisis/Cuando-Brasil-era-neoliberal–20141009-0039.html
Aunque estos años pasados hubo avances innegables, la sociedad brasileña sigue siendo profundamente racista y no igualitaria. Y quie- nes forman el nuevo gobierno de Michel Temer no dejan de dar esta imagen, la de un país dominado por una oligarquía blanca ya que este gobierno no cuenta ni con un solo Negro ni con una sola mujer.
Según opina Marco Aurelio Garcia, dirigente del PT: “Este gobier- no nos vuelve a llevar veinte años atrás. Es un equipo formado por hom- bres blancos, ricos y además muchos de ellos están implicados en graves acusaciones de corrupción”.7 Por último, el ascenso de Michel Temer a la presidencia plantea un auténtico problema desde el punto de vista demo- crático. En efecto ¿cómo puede gobernar un individuo que sólo dispone de una tasa de 2 % de opiniones favorables en el país? ¿Cómo puede dirigir al país cuando más del 60 % de la población exige su dimisión?
Y por fin, ¿cómo se puede justificar que 55 senadores que han votado la destitución de Dilma Rousseff arrasen el voto de 54 millones de brasileños?
LAS CALLES, LAS ÚLTIMAS BARRICADAS CONTRA LA DERECHA
Brasil, como otros muchos países de Latinoamérica, ya conoció, en los años 1970-1980, las iras de la dictadura. Esa historia ha traído consigo una gran resistencia popular frente a la tortura, a las desapariciones y al terrorismo de Estado.
Brasil es también una larga historia de luchas sindicales, políti- cas, sociales, ecologistas que jamás cesaron, incluso durante las horas más sombrías de la dictadura militar.
Por eso, si las derechas piensan que han ganado la batalla, están equivocadas. La lucha, la verdadera lucha nunca tiene lugar en los sa- lones dorados del parlamento. No ; las luchas históricas por la eman- cipación de los pueblos siempre se desarrollan en las calles. Y otra vez en las calles será donde el pueblo de Brasil tendrá que pelear frente al nuevo poder a sueldo de Estados Unidos.
En las calles será donde los movimientos sociales, los estudian- tes, los trabajadores, los pobres tendrán que luchar para preservar sus derechos sociales y políticos.
Con la huelga general, las concentraciones, las ocupaciones de las fábricas, la ocupación de las plazas el pueblo de Brasil tendrá que luchar contra la violencia de los pudientes. Como lo subraya con tino el periodista Carlos Aznarez: “Los pobres de Brasil bien saben que si no se movilizan con ímpetu el gobierno de los ricos será el que termine por imponerse”.
7 http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/05/15/brasil-temer-ordena-despedir-a- 4-mil-empleados-publicos-para-reducir-gastos/
Por su parte, el dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), ha declarado: “El MST seguirá movilizado en pro de la defensa de la democracia y de los derechos sociales, al lado del Frente Brasil Popular y de los miles de trabajadores que no aceptan este golpe de Estado. Jamás abandonaremos la lucha contra los terra- tenientes y los patronos de la industria agroalimentaria, por la reforma agraria popular y por el derecho constitucional de todos los campesinos a poseer la tierra y una vida digna”.
Las derechas han ganado una batalla en el parlamento al echar a un lado a Dilma Rousseff, pero aún dista mucho hasta la victoria definitiva en esta guerra contra el pueblo.
LA NUEVA GEOPOLÍTICA LATINOAMERICANA
La toma del poder por las derechas en Brasil, sin lugar a dudas va a cambiar radicalmente el panorama político, económico y geopolítico de América Latina. En efecto, Brasil, desde el 2002, ha orientado de manera importante su política regional y ha reforzado sus alianzas con los demás países de izquierda de la región y más particularmente con Venezuela y Argentina.
Según opinión de Marco Aurelio García, este golpe de Estado vuelve a poner en tela de juicio la cooperación regional: “Nosotros (el PT), contribuimos justo con Argentina y el resto de los países de América del Sur, para que se construyera una fuerte unidad que iba más allá incluso de ideologías o idiosincrasias político-partidarias”.8
Muchos analistas han identificado acertadamente estos aconteci- mientos acaecidos en Brasil con un ataque indirecto de Estados Unidos contra los BRICS. Según el ex secratario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, Paul Craig: “en resumen, se trata de un movimiento de Washing- ton contra los BRICS. Washington está tratando de poner en el poder po- lítico a un partido de derecha que Washington controle con el propósito de poner fin a la creciente relación de Brasil con China y Rusia”.
Después de Argentina, en diciembre pasado, ahora le toca a Bra- sil volver al regazo de la Casa Blanca. Y no nos extrañemos si en los próximos meses constatamos que la administración de Estados Unidos se afana en derrocar, o al menos en desestabilizar de manera alarman- te, a Bolivia, a Ecuador y, sobre todo, a Venezuela.
Y es que hoy día, en América Latina, dos bloques se enfren- tan, dos bloques radicalmente opuestos en casi todos los niveles. A un lado, Brasil, Argentina y también Colombia y Perú, aliados de Estados Unidos, partidarios del tratado transpacífico de libre intercambio y del
8 http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/05/15/marco-aurelio-garcia-asesor-de-lula- y-dilma-en-brasil-se-formo-un-gabinete-de-hombres-blancos-y-ricos-que-atrasa-20-anos/
tratado comercial con la Unión Europea, fervientes defensores del neo- liberalismo y muy comprensivos con las multinacionales que actúan el su país. Al otro lado, Venezuela, Bolivia, Ecuador y también Nicaragua y Cuba, partidarios de una verdadera política de integración regional como aquélla con la que tanto había soñado Simón Bolívar. Todas estas naciones forman parte de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América, (ALBA), y abogan por la independencia económica y la so- beranía política. Luchan además a favor de un internacionalismo entre los países del Sur, en particular con las naciones de África.
Hoy día, América Latina se encuentra pues en una encrucijada. El continente vive fuertes convulsiones económicas y políticas y nadie sabe lo que va a pasar en los meses por venir.
Pero no cabe duda de que Washington no va a pararse en tan buen camino. La Casa Blanca está más que nunca determinada en aca- bar de una vez con las revoluciones que a su parecer ya duraron dema- siado. La reconquista de su hegemonía continental está definitivamente en marcha y sólo la resistencia encarnizada de los pueblos podrá frenar las ambiciones imperialistas en la región. Como bien lo apunta Paul Craig: “Los pueblos latinoamericanos continuarán siendo siervos de EEUU hasta tanto no elijan gobiernos con tan abrumadoras mayorías que estos puedan enviar al exilio a las traidoras oligarquías, cerrar las embajadas norteamericanas y expulsar a todas las corporaciones esta- dounidenses. Cada país latinoamericano que soporte la presencia nor- teamericana en su territorio no tiene otro futuro que la servidumbre”.9
27 de mayo de 2016
9 http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2119&lang=fr
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